15.1 La creacion del estado franquista: fundamentos ideologicos y apoyos sociales. Evolucion politica y coyuntura exterior. Del aislamento al reconocimiento internacional. El exilio

15. LA DICTADURA FRANQUISTA
15.1  La creación del Estado franquista:
Fundamentos ideológicos y apoyos sociales. Evolución política y coyuntura exterior. Del aislamiento al reconocimiento internacional.
El exilio.

   La España de 1939 era una nación arrasada. El nuevo Estado defendió los intereses de la iglesia, el ejército y la oligarquía tradicional. Se caracterizó por la persecución de cualquier oposición pero supo adaptarse a los vaivenes de la política internacional.  El régimen franquista pasó del aislamiento internacional al reconocimiento por parte de los países occidentales, especialmente Estados Unidos, en el contexto de Guerra Fría posterior a la Segunda Guerra Mundial. El desarrollo de los años sesenta y el mayor contacto con Europa permitió la entrada de movimientos culturales e ideológicos que activaron la oposición contra la dictadura, aunque ésta subsistió hasta la muerte del dictador.
Fundamentos ideológicos y apoyos sociales
   Franco mantuvo a lo largo de toda la dictadura un gobierno personalista, que se manifiesta en imágenes, símbolos y actos de exaltación del Caudillo, de clara inspiración fascista. No tiene una idea clara sobre la organización política del nuevo Estado. Es un militar, su sentido del orden y la jerarquía  y su visión tradicionalista  marcan su actuación política.
  Los rasgos ideológicos del régimen pueden resumirse en: Anticomunismo, que incluía a cualquier opositor al Régimen; antiparlamentarismo, la democracia es un modelo político débil; nacionalcatolicismo, la iglesia ejerce el control de la vida social, que se organiza según una estricta moral católica; tradicionalismo, identificación de la patria con un pasado glorioso cuyos pilares son la Reconquista y la época del Imperio; rechazo a los nacionalismos, por ser contrarios a la unidad de la patria;   y militarismo, presencia del ejército en la vida cotidiana.
 
Se prohibieron los partidos políticos, excepto Falange, que empezó a ser denominada Movimiento Nacional, pero  Franco contó con el apoyo de diferentes grupos, las familias del régimen: falangistas, militares, católicos y monárquicos.

   Las bases sociales del Régimen estaban formadas por aquellos sectores que se vieron respaldados por las medidas de la Dictadura: La oligarquía terrateniente, industrial y financiera; las clases medias rurales; y los pequeños y medianos empresarios. La oposición a la  dictadura desapareció por la dura represión que se llevó a cabo durante años. El bienestar a partir de los años sesenta llevó a un sector de la clase trabajadora a aceptar, e incluso apoyar, el franquismo.
Evolución política y coyuntura internacional
Terminada la guerra, Franco acentuó su poder a través de la aprobación de Decretos que le permitían gobernar sin limitación alguna. En los primeros años se aprueban las Leyes fundamentales del Estado, las Leyes Orgánicas: El Fuero del Trabajo (1938), La Ley de Constitución de las Cortes (1942), El Fuero de los Españoles (1945), la Ley de Referéndum Nacional (1945)  y la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1946).
La situación de posguerra era la de un país destrozado donde buena parte de la población vivía en la absoluta miseria. Para paliar el hambre se crearon las cartillas de racionamiento y se desarrolló una política económica intervencionista. Se defiende el modelo económico fascista de la autarquía. El estraperlo permitió a algunos sectores sobrevivir a la escasez y generó grandes riquezas entre la oligarquía,  que acaparaba la mayor parte de los recursos agrícolas e industriales para venderlos  a precios no intervenidos en el mercado negro.
   La represión se prolongó durante años. Miles de personas fueron encarceladas o sometidas a trabajos forzosos. Igualmente se ejecutaron entre treinta y cincuenta mil sentencias de muerte en aplicación de la Ley de responsabilidades políticas de 1939. El clima de terror fue especialmente duro en algunas zonas de Andalucía, Madrid y las cuencas mineras asturianas. Las “depuraciones” en la enseñanza y la administración retrasaron la recuperación del país.
   La evolución política del régimen se adaptó a la situación internacional.  En 1939, cuando el avance de las tropas de Hitler parecía imparable, Franco manifestó abiertamente su apoyo al bloque fascista. Este apoyo se materializó en la entrevista entre Franco y Hitler en Hendaya, en octubre de 1940. Aunque las diferencias entre ambos hicieron fracasar un acuerdo de intervención de España en la guerra, el apoyo se materializó en el envío de voluntarios para luchar contra el comunismo, la División Azul.
    Desde 1942, cuando la situación de la guerra empieza a empeorar para Alemania,  se suavizan las manifestaciones de carácter fascista. Terminada la guerra, con el triunfo de los aliados, se produce la condena de la ONU (febrero de 1946) al régimen franquista. Esto supuso la retirada de los embajadores occidentales y el aislamiento político y económico de España, acentuando la situación de hambre y miseria de posguerra. A partir de entonces se intenta mejorar la imagen de la dictadura en el exterior y se aumenta el número de ministros, el gobierno se rodea de miembros de la iglesia y se inician conversaciones con los monárquicos (Manifiesto de Lausana).
En 1948, el contexto de Guerra Fría va a permitir levantar las restricciones al régimen de Franco y comienza el restablecimiento de relaciones con los países occidentales. La ONU recomienda, en 1950, la entrada de España en los organismos internacionales. En 1953, se firman los Acuerdos con Estados Unidos, por los cuales se instalarán en España cinco bases militares norteamericanas y comenzará a llegar ayuda económica que, sin ser excesivamente generosa, va a permitir poner fin a la escasez de la década anterior. Ese mismo año se firma un Concordato con el Vaticano y en 1956, siguiendo las recomendaciones de la ONU, se independiza Marruecos y se inician los procesos de descolonización. Finalizaba así una década de  aislamiento internacional.
El exilio
   Tras la guerra, unos 500.000 españoles marcharon al exilio. El primer lugar de acogida fue Francia, pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial  dispersó a buena parte hacia América Latina, especialmente Méjico, donde se instaló el gobierno de la República en el exilio. Miles fueron entregados a las autoridades franquistas por los alemanes y otros se unieron a la resistencia contra los nazis. Muchos comunistas se marcharon a la URSS y se enrolaron en el Ejército Rojo.
   El reconocimiento internacional del régimen franquista fue debilitando las esperanzas del gobierno republicano, cada vez más distanciado de los grupos que, desde el interior, se oponían a la Dictadura.  

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