Historia de los partidos políticos en España

EL SISTEMA CANOVISTA

A lo largo de 1874 Cánovas del Castillo trabajaba para restaurar la monarquía constitucional.
Con este objetivo creó el partido
Alfonsino y presiónó a la reina para que abdicase en su hijo. Hizo publicar el Manifiesto de Sandhurst con el que prometía al futuro rey establecer en España un verdadero régimen constitucional.

El general Martínez Campos se pronunció en Sagunto a favor de Alfonso VII y Cánovas se hizo con el poder constituyendo el Ministerio-Regencia.

Tres problemas amenazaban a la nacíón: la pacificación interna del país, el levantamiento de los carlistas en el norte y la guerra de Cuba.

Solucionados los problemas bélicos, solo faltaba dotar al estado de un régimen político estable.

Carácterísticas y funcionamiento del régimen canovista

Cánovas era consciente de los problemas que había tenido el moderantismo para alumbrar y consolidar un régimen constitucional en España. Por ello, se propuso crear un sistema político integrador, que permitiese gobernar tanto a los moderados como a los liberales.

Un hecho más preocupaba al político: el ejército debería volver a los cuarteles y cumplir el mandato constitucional. La desmesurada intervención de los militares en la política durante el reinado de Isabel II había sido una de las causas de la inestabilidad de los diferentes gobiernos.

Con todo ello Cánovas ideó un nuevo régimen. Este se basaba en la alternancia en el poder de dos partidos: conservador y liberal. Esta concedería posteriormente a sus dirigentes el derecho de disolver las cortes a fin de alcanzar la mayoría en las mismas. Las elecciones representaban de esta forma un mero trámite con el que se pretendía dotar la decisión del rey de cierta legitimidad popular.

El partido conservador tuvo su origen en el partido Alfonsino y se integró de antiguos moderados y unionistas. El partido liberal era un grupo más fragmentado y heterogéneo. En él se integrarían diferentes personalidades de la izquierda; algunos radicales, republicanos moderados etc. De esta manera surgíó el partido fusionista que acabó convirtiéndose en el partido liberal, cuyo líder indiscutible fue Sagasta.

El sistema tendíó a la moderación en exceso aunque recibíó el apoyo de la mayor parte de la población, en especial de los cuatro grupos sociales predominantes: los grandes empresarios, los terratenientes, el ejército y la Iglesia.


La constitución de 1876

El proceso de redacción de la constitución se realizó al margen de las cortes. Para lo cual Cánovas convocó una asamblea de notables.

El título  establecía los derechos y los deberes de los españoles. La Declaración de Derechos se caracterizó por su sobriedad y, además, su regulación se remitía a las leyes ordinarias.

En lo que respecta a la división de poderes, el texto recoge un verdadero equilibrio constitucional, pero con predominio efectivo del rey. Este, titular del ejecutivo, nombraba a los ministros.

En cuanto al poder legislativo residía en el Rey y en las Cortes. Además el rey gozaba del derecho de veto sobre cualquier iniciativa legislativa. Las cortes eran bicamerales y el congreso sosténía primicia sobre el senado en asuntos tributarios.

Los miembros del congreso de los diputados eran elegidos siguiendo el modelo elaborado en la constitución de 1845. El país se dividía pues, en distritos uninominales. En los primeros años de la restauración, el sufragio se mantuvo restringido. El poder judicial residía en los tribunales de justicia.

Para que el texto constitucional pudiera entrar en vigor debía ser sometido a votación popular. La ley electoral vigente en ese momento contemplaba el sufragio universal y Cánovas optó por convocar elecciones a cortes de acuerdo con esta legislación. El resultado de las elecciones celebradas no defraudó las expectativas de Cánovas y las cortes aprobaron sin ningún problema el texto constitucional que el mismo había diseñado.

El caciquismo

Es el rasgo más carácterístico del nuevo régimen político. Consistía en  una relación de poder y dominio que se establecía entre los caciques, en su mayoría grandes terratenientes, y los campesinos.

Sobre esta estructura de tipo clientelar se instauró el sistema electoral. Los caciques locales fueron los instrumentos utilizados por los partidos políticos para organizar las elecciones y controlar sus resultados. El cacique era un personaje representativo de la oligarquía rural con poder sobre aquellos que lo detentaban.

El ministro de la Gobernación formaba el encasillado y los gobernantes civiles y los alcaldes actuaban para conseguir que cada uno de ellos fuera elegido. El pacto entre los partidos dinásticos garantizaba su turno en el ejercicio del poder sin necesidad de lucha real.

De este modo, el cambio de Gobierno se realizaba por la decisión del Rey de entregar el poder a uno de los partidos alternantes, que entonces convocaba elecciones y garantizaba su mayoría. Este falseamiento de las elecciones se lograba tanto con sufragio censitario como con sufragio universal.

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