Regeneracionismo liberal: gobierno de canalejas (1910-1912)

2. Evolución política entre 1902 y 1914. La “revolución desde arriba”


Hasta 1912, y como una consecuencia más del “desastre del 98”, la tendencia principal de los gobiernos españoles estuvo marcada por los intentos de aplicar reformas regeneracionistas, aunque estos intentos se vieron mermados por las disputas internas entre los partidos y la corta duración de los gobiernos, salvo los presididos por Maura y Canalejas cuyas actuaciones políticas caracterizarán el regeneracionismo conservador y liberal, adoptando medidas reformistas en lo social, en la vida política y en la Administración del Estado. Sin embargo, todo esto no fue suficiente y la realidad del país fue poco a poco minando al sistema político.a) Los comienzos del siglo: un turnismo inestable, el problema de los nacionalismos y su choque con el militar:
La crisis de 1905-1906.

Alfonso XIII accedíó al trono en 1902 y entre este año y 1905 gobernaron los conservadores, y entre 1905 y 1906 los liberales; no obstante, en estos cinco años hubo cinco gobiernos conservadores y cinco liberales. Este hecho traduce las divisiones internas de ambos partidos, motivadas básicamente por la lucha por el liderazgo. Así, en los comienzos del reinado, debido a esta inestabilidad, se vieron frustradas las tentativas de regeneración de la vida política. Habrá que esperar al gobierno de Maura, que se puso en marcha en 1907, para que los planteamientos regeneracionistas constituyan la base de la política de los gobiernos. Paralelamente, el catalanismo empezaba a adquirir fuerza política. En 1901, se había fundado la Lliga Regionalista, partido liderado por Prat de la Riba y Francesc Cambó. De ideología conservadora, encontró un fuerte apoyo entre la burguésía catalana. Su crecimiento electoral fue rápido, y en 1905 ganó las elecciones municipales en Barcelona de forma aplastante. Mientras, las relaciones entre el Ejército y la prensa venían siendo tirantes. Días después de las elecciones municipales se produjo un grave incidente que demostraba la fuerza del poder militar dentro del Estado. En un semanario satírico catalán ¡Cu-cut! Se publicó un chiste antimilitarista, considerado ofensivo por muchos militares. Unos trescientos oficiales de la guarnición de Barcelona decidieron vengar lo que consideraban un ataque directo, asaltando y destruyendo las instalaciones del semanario ¡Cu-cut! Y el de la Veu de Catalunya, diario cercano a la Lliga Regionalista. Los autores de estos ataques recibieron el apoyo de las guarniciones del resto de España. La protesta fue más allá: el estamento militar exigíó al gobierno una ley de jurisdicciones, según la cual los delitos contra el Ejército y la Patria quedarían bajo control de los tribunales militares. El gobierno, entonces liberal, presidido por Segismundo Moret, accedíó a ello aprobándose esa ley en 1906. Con ella sufría un retroceso una de las carácterísticas de la Restauración de Cánovas: la primacía del poder civil sobre el militar.

B) El regeneracionismo de Maura (1907-1909)

Entre 1907 y 1912 se van a desarrollar las dos actuaciones del regeneracionismo desde dentro del sistema con la idea de enfrentarse a sus “males”, incorporando reformas políticas y sociales. Dos políticos, el conservador Antonio Maura (1907-1909) y el liberal José Canalejas (1910-1912), fueron los protagonistas de este impulso renovador, que al no verse completado no pudo evitarse el fin del sistema de la Restauración. En Enero de 1907 el rey nombró jefe de gobierno a Antonio Maura, ya líder del partido conservador. Sus intentos regeneracionistas quedarían expresados en la frase hagamos la revolución desde arriba o nos la harán desde abajo, con ello dejaba claro que  era necesaria una reforma en profundidad de la vida pública y la mejora de las condiciones de vida de las clases populares para evitar cualquier levantamiento popular que hiciera peligrar el sistema. Maura emprendíó un ambicioso programa de gobierno con medidas de inversión pública, aprobándose la Ley de Protección de la Industria Nacional. Para atender a las demandas sociales, en 1908 se establecíó el Instituto Nacional de Previsión, antecedente de la Seguridad Social. Con anterioridad se había regulado el descanso dominical y la jornada laboral de mujeres y niños. En el terreno político, Maura quiso acabar con el caciquismo. En esa dirección se aprobó la ley electoral de 1907; no obstante, la ley no pudo “descuajar” el caciquismo, algo tan arraigado en el sistema, pero también se opina que tuvo el efecto positivo de permitir una progresiva independización del electorado. Pero la más ambiciosa reforma de Maura era la nueva Ley de Administración Local, que daba autonomía a los municipios, y por la que se creaban las mancomunidades provinciales, asociaciones regionales de las Diputaciones, un primer paso para un autogobierno regional. Sin embargo, la Ley no terminaba de encajar suficientemente entre los mismos conservadores y liberales. Y seguía sin aprobarse cuando la inesperada Semana Trágica de Barcelona de 1909 va a hacer caer al gobierno Maura.

C) La Semana Trágica de Barcelona (1909)

En los primeros años del siglo, en Barcelona venía desarrollándose el regionalismo/nacionalismo, el crecimiento de las movilizaciones obreras y el republicanismo entre sectores de la pequeña burguésía y de la clase trabajadora. Entre las fuerzas republicanas destacaba el recién creado Partido Republicano Radical, dirigido por Alejandro Lerroux. Su programa, con fuerte apoyo electoral en Cataluña, era populista, anticlerical y “españolista”, es decir, anticatalanista. Precisamente, en una ciudad donde se respiraba un clima anticlerical y antimilitar, la movilización de los reservistas catalanes provocó la indignación popular. En efecto, la situación de Marruecos y los errores del gobierno van a provocar la crisis, un estallido de violencia, la llamada Semana Trágica de Barcelona. En Julio de 1909, los miembros de algunas cabilas próximas a Melilla atacaron a los trabajadores españoles de una de las compañías mineras. El gobierno Maura decidíó enviar al Ejército y aprovechar la ocasión para ensayar el plan de movilización de los reservistas. Ordenó la incorporación de éstos en Madrid y Barcelona. En ambas ciudades se produjeron fuertes protestas y manifestaciones protagonizadas por mujeres y madres de los alistados. En el puerto de Barcelona, durante el embarque, la multitud reunida para despedir a las tropas protestaban con gritos de “tirad los fusiles” y “que vayan los ricos a la guerra”.El 26 de Julio se iniciaba una huelga general en Barcelona, convocada por Solidaridad Obrera, integrada por sociedades obreras anarquistas, y que degeneró en una violenta insurrección revolucionaria, con más de 200 barricadas, paralización de la vida urbana, incendio de más de 50 conventos e iglesias. El paro fue total. El gobierno declaró el estado de guerra, mientras la huelga se extendía a las ciudades industriales vecinas. Entre el 26 de Julio y el 1 de Agosto se sucedieron asaltos y quemas de conventos, luchas callejeras, incendios y enfrentamientos entre huelguistas y miembros de la policía y el Ejército. Barcelona quedó aislada del exterior. El balance fue de más de un centenar de muertos, numerosos heridos y edificios destruidos. Luego llegaron las detenciones en masa y los juicios. El más grave fue el procesamiento irregular, condena y ejecución del pedagogo y anarquista Francisco Ferrer y Guardia, fundador de la Escuela Moderna. Hoy parece demostrado que no participó en los hechos. Su ejecución se produjo en medio de una oleada de protestas internacionales. Las consecuencias de la Semana Trágica fueron importantes. Provocó la caída de Maura, muy desprestigiado, que perdíó el respaldo del rey, dando el gobierno a los liberales. Propició la Conjunción republicano-socialista, una alianza electoral que en 1910 consiguió un gran éxito y otorgó el primer escaño en las Cortes a Pablo Iglesias. También trajo consigo la desaparición de Solidaridad Obrera, pero a cambio se constituirá, en 1910-1911, el sindicato anarquista Confederación Nacional del Trabajo, llamado a tener una gran fuerza en nuestro país.

D) El gobierno Canalejas, último intento regeneracionista (1910-1912)

Entre 1910 y 1912 dirigíó el gobierno José Canalejas, líder del partido liberal. Durante su mandato se suprimieron los impopulares consumos, siendo sustituidos por un impuesto progresivo sobre las rentas urbanas; se establecíó el servicio militar obligatorio, eliminándose la redención a metálico, no obstante, se introdujo la posibilidad de reducción del servicio militar a cinco o diez meses previo pago, para cada caso, de 2.000 o 1.500 ptas. En el plano laboral, se reguló el trabajo nocturno femenino. Las Cortes aprobaron también la “ley del candado”, por la que se prohibía durante dos años la instalación de nuevas comunidades religiosas. Se pretendía negociar en ese plazo un acuerdo con el Vaticano, pero nunca llegaría a ultimarse. Sobre la cuestión marroquí pudo darse el paso decisivo hacia el establecimiento del protectorado. Canalejas, en 1911, dio los pasos para la ocupación militar de la zona norte (el Rif), asignada a España para establecer su protectorado. Los límites quedaron definitivamente establecidos en 1912 con la firma con Francia, que correspondíó a Romanones al ser asesinado Canalejas, del Tratado que delimitaba las zonas de protectorado Franco-español en Marruecos. En 1912 Canalejas obténía también otro gran éxito cuando el Congreso aprobó la Ley de Mancomunidades, que permitía un inicio de autogobierno y que satisfacía a una parte de los catalanistas. Pero el jefe de gobierno no llegó a ver aprobada la ley en el Senado: el 12 de Noviembre caía asesinado en Madrid por los disparos de un radical anarquista. Con la muerte de Canalejas desaparecería el intento de renovación del país desde la óptica del regeneracionismo, al tiempo que volvía la división al seno del partido liberal (García Prieto o Romanones). Tras un corto gobierno de Romanones, el rey decidíó aplicar el “turno”. Llama, en efecto, a los conservadores y tras la negativa de Maura a formar gobierno lo hará otro líder de los conservadores: Eduardo Dato (1913). Con él se aprobaba la Ley de Mancomunidades, a la que se acogíó Cataluña (1914). Con ella se permitía establecer un órgano de coordinación de las cuatro Diputaciones provinciales. Su labor fue importante contribuyendo al fomento material y cultural de Cataluña.

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