Vocabulario de la revolución francesa

 

Godoy:


a)Clasificación y naturaleza del texto

Se trata de una fuente secundaria, pues es un fragmento de las memorias de Manuel Godoy, redactadas después de los hechos a los que se refiere. Es un texto histórico-literario, público y de carácter político. Su autor fue primer ministro de Carlos IV en dos períodos entre 1792-1798 y 1801-1808, y la persona con mayor responsabilidad y poder de la monarquía española en la época de la Revolución Francesa e Imperio Napoleónico, considerado el primer “dictador” de la edad contemporánea. Su figura ha sido muy controvertida por el modo en que alcanzó esta posición, la forma de mantenerse en él y la política que siguió, convirtiéndose en el hombre más odiado de España. Las “Memorias” editadas en París en 3 tomos son una justificación de la propia obra de Godoy. Son las primeras memorias políticas escritas por un primer ministro de España.B)Ideas principales

 La idea es el impacto sobre España y los reyes Carlos
IV y María Luisa de Parma de los acontecimientos franceses, contexto en el que alcanzó su privanza el propio Manuel Godoy. La revolución radicalizada que llevó a la guillotina a los monarcas franceses Luis XVI y Mª Antonieta en 1793 angustiaba a los reyes españoles, por estar emparentados con aquellos, y además por la vecindad de los dos países que amenazaba con contagiar la revolución de uno a otro. Se refiere a la indecisión y el baile constante de ministros en el gobierno, y retrata a sus antecesores como ministros principales procedentes del equipo ilustrado que había gobernado con Carlos III, Floridablanca y el conde de Aranda, como “viejos”; el primero “irresoluto” y el segundo “quería arriesgarlo todo”. C)Contexto histórico


El reinado de Carlos IV,1788, se vio sacudido por el impacto de la revolución en Francia.Carlos IV mantiene su confianza en el grupo de ministros ilustrados heredados de su padre, encabezados por Floridablanca,denominado “golilla” continuador del despotismo ilustrado, centralista y representado por funcionarios de mérito que aspiran a desplazar del gobierno a la nobleza. Floridablanca se horroriza ante la toma de la Bastilla, y para evitar el contagio a España de la revolución adopta un “cordón sanitario” en los Pirineos, para impedir la entrada de propaganda revolucionaria, y se pone en contacto con otras cortes europeas y con los realistas franceses para establecer un frente común contra la revolución. A medida que ésta va avanzando en Francia, la agresividad y las presiones francesas contra Floridablanca crecen, hasta que el embajador francés en Madrid, Jean-Françoís Bourgoing consigue la destitución del primer ministro en 1792 y su sustitución por el conde de Aranda. Éste representaba al partido “Aragónés”, compuesto por nobles ilustrados, algunos de ellos de origen Aragónés, y más radicales en sus deseos de reformas. Aranda en un principio buscó una política conciliatoria con Francia a la vez que intentó acelerar la reforma del gobierno para hacerlo más eficaz frente a la revolución. Pero su corto gobierno coincidíó con el momento de mayor exasperación revolucionaria en Francia: el derrocamiento de la monarquía y la detención de la familia real francesa, por lo que Aranda se inclínó a la guerra contra la recién nacida república francesa. Carlos IV desconfiaba de las reformas de Aranda, que recordaban demasiado a las ideas impuestas por la revolución francesa .En esta situación de temor a la revolución francesa y desconcierto ante la política a seguir, se alza como solución la figura de Manuel Godoy, basada casi exclusivamente en el favor y la confianza de la pareja real. Godoy era solo un noble extremeño de bajo rango que había ingresado en la guardia de corps y llamado la atención, sobre todo, de Mª Luisa de Parma, siendo ésta aún princesa de Asturias. Cuando Carlos IV se convierte en rey en 1788, la estrella de Godoy no deja de crecer: antes de ser nombrado primer ministro en sustitución de Aranda en Noviembre de 1792, ya había logrado los nombramientos de mariscal de campo, gentilhombre de cámara, consejero de Estado, superintendente de Correos y Caminos, y duque de Alcudia con grandeza de España. Tan rápido y sorprendente ascenso se atribuyó a sus relaciones con la reina y ello, junto a su actuación política llevó a la oposición de sectores cada vez más extensos de la sociedad española: la nobleza por verlo como un advenedizo; la Iglesia por su irreligiosidad y la expropiación de sus bienes; y el pueblo por su ostentosa riqueza, inmoralidad y la creciente fiscalidad y ruina económica. Además, se ganó la animadversión del príncipe Fernando, aupado por todos como salvador y alternativa al propio Godoy y a Carlos IV. Todos estos rencores acabaron triunfando en el Motín de Aranjuez de Marzo de 1808, que acabó con la “dictadura” de Godoy y obligó a la abdicación de Carlos IV en Fernando VII.

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