Comentario texto regionalismo y nacionalismo movimiento obrero

TEMA 15: LA OPOSICIÓN AL SISTEMA: LOS NACIONALISMOS PERIFÉRICOS


1. INTRODUCCIÓN:


Los grandes movimientos sociales, como el movimiento obrero, por un lado, y los regionalismos y nacionalismos, por otro, quedaron fuera del sistema político de la Restauración y acabaron destruyéndolo debido a su incapacidad para integrarlos. Precisamente el origen de estos regionalismos y nacionalismos como movimientos políticos debe buscarse en la negativa por parte del sistema a asumir otros intereses que no fueran los de la oligarquía agraria, financiera e industrial que actuaba en Madrid. Algo similar a lo que ocurrió con el movimiento obrero, muy desarrollado ya en Europa occidental, al que aquí se intentó ignorarlo y, en el peor de los casos, combatirlo de la manera más brutal.

2. LAS FUERZAS DE OPOSICIÓN: REPUBLICANISMO Y CARLISMO (por fotocopias aparte)

3


LA EMERGENCIA DE REGIONALISMOS Y NACIONALISMOS

Los grandes movimientos sociales, como el movimiento obrero y los regionalismos y nacionalismos, por otro, quedaron fuera del sistema político de la Restauración y acabaron destruyéndolo debido a su incapacidad para integrarlos.

3.1

El catalanismo

Ya desde los años treinta, en el contexto de Romanticismo, se había iniciado en Cataluña el movimiento literario y cultural conocido como Renaixença, de recuperación de la lengua y cultura catalanas.

El momento culminante de lo que todavía era simplemente un movimiento de carácter cultural llegó con la restauración de los Juegos Florales en 1859.

Aunque durante el Sexenio Democrático el sector más intransigente de los republicanos federalistas trató de implantar un Estado catalán, en realidad no se puede hablar de catalanismo hasta la Restauración.

El primer manifiesto fue Lo Catalanisme, en el que Almirall, antiguo republicano federalista, apostaba por un catalanismo que luchara por una autonomía política y por la defensa de las señas de identidad de Cataluña.

Poco después, apareció la versión más conservadora, en la que se apreciaba cierta vinculación al carlismo.

Pero el más activo ideólogo y organizador del catalanismo fue Prat de la Riba, miembro de la burguesía católica e industrial, y uno de los inspiradores de la Lliga Regionalista Catalana.
En 1892, él y otros destacados catalanistas realizaron las conocidas bases manresas.

La Lliga nació en 1901. Era un partido conservador, que aspiraba a la autonomía de Cataluña. Su base social estaba en las clases medias y altas y los vinculados a la industria local. Durante las dos primeras décadas del siglo xx fue el principal partido de la vida política catalana, después cedería protagonismo a ERC (Esquerra Republicana de Cataluña).

3.2. El nacionalismo vasco

El nacionalismo vasco no podía tener su origen, como el catalán o el gallego, en la recuperación y defensa de una cultura propia, ya que el euskera, limitado al ámbito rural, carecía por completo de tradición literaria. Su aparición en el último cuarto del siglo se debió a otras causas, de las cuales destacamos dos:

a) La rápida industrialización de Vizcaya, como consecuencia del desarrollo de la industria siderometalúrgica, que estaba transformando radicalmente la economía, la estructura social y la cultura tradicionales, sobre todo por la llegada masiva de inmigrantes no vascos.

B) La abolición de sus fueros históricos tras la última guerra carlista (1876)

A partir de una idealización de su pasado y de la sociedad tradicional vasca (católica y rural), el nacionalismo vasco rechazó la <<españolización>>, traída en gran medida por los trabajadores procedentes de fuera. Como reacción a la <<agresión española>>, se sublimó todo lo considerado genuinamente vasco y se reivindicó un Estado propio.

Por otra parte, el fuerte arraigo de la tradición carlista confería a este nacionalismo un componente violento.

Con estos elementos ideológicos, en 1894 Sabino Arana fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV)
, de raíces carlistas y claramente conservador; su lema era <<Dios y ley vieja>>.

Al principio, su apoyo social fue escaso debido a su radicalismo antiespañol e independentista, su rancio tradicionalismo agrario y su limitación al entorno vizcaíno. Por ello, desde comienzos del siglo xx, evolucionó hacia posiciones más moderadas para extender su influencia.

3.3. El regionalismo gallego

El nacionalismo gallego se desarrolló de modo mucho más lento y con menor arraigo social, debido esencialmente al atraso económico de la región y a una burguesía reducida.

De modo semejante a lo ocurrido en Cataluña, a mediados de siglo surgió el movimiento O Rexurdimento, de carácter cultural.

Rn 1889 Murguía, esposo de Rosalía de Castro, fundó la Asociación Regionalista Galega, de tendencia tradicional y menor implantación política que los otros nacionalismos. Con ella el galleguismo político inició su andadura, al que se unió Alfredo Brañas. También se iniciaron algunos regionalismos como el valencianismo de Blasco Ibáñez o el andalucismo de Blas Infante.

4. EL MOVIMIENTO OBRERO Y CAMPESINO


Desde 1874, tras la prohibición de Serrano, las asociaciones obreras se desarrollaban en la clandestinidad.

Desde 1881, con el primer Gobierno liberal de Sagasta, el clima se distendió y las organizaciones obreras empezaron a salir a la luz, hasta su legalización definitiva en 1887.

Al mismo tiempo, con la progresiva industrialización creció la importancia social y numérica de a clase obrera.

Por otra parte, en sintonía con la división del movimiento obrero internacional, en España los socialistas y los anarquistas se fueron organizando por separado. Y, a partir de 1879, aparecieron también las organizaciones católicas, canalizadas por los jesuitas.

4.1. El movimiento anarquista hasta finales de siglo

El anarquismo fue la corriente mayoritaria dentro del movimiento obrero español. Sus principales focos estaban en el campo andaluz y en el proletariado urbano catalán.

Los anarquistas rechazaban toda acción política por vía parlamentaria, pero además, dentro de sus filas, empezó a ganar adeptos, la táctica propuesta por Kropotkin, partidario de la violencia terrorista.

Los años noventa fueron ricos en esta práctica, dentro de un círculo vicioso: atentado, represión con fusilamientos, nuevo atentado como represalia anarquista y nueva represión.

Uno de los atentados anarquistas de mayor resonancia fue el que acabó con la vida del entonces jefe de Gobierno, Cánovas del Castillo, en 1897.

4.2. El movimiento socialista hasta finales de siglo

En 1879 un reducido grupo madrileño de tipógrafos, con Pablo Iglesias, fundó en la clandestinidad el Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
, cuyas aspiraciones declaradas eran: <<la abolición de clases, la emancipación completa de los trabajadores; la posesión del poder político por la clase trabajadora>>. Y en 1888 se creaba la Unión General de Trabajadores (UGT).

En 1889 se fundó la Segunda Internacional.
El PSOE asistió desde el principio a todos los congresos.

En el año 1890 la Segunda Internacional estableció el 1 de mayo como día del obrero para reivindicar la jornada laboral de ocho horas. El PSOE convocó mítines y manifestaciones en Madrid, Barcelona y Bilbao el día 4 de mayo, lo que provocó el despido de cinco mineros bilbaínos. Esto desencadenó una huelga general en Bilbao y supuso una importante victoria para los obreros: jornada promedio de diez horas, abolición de la obligación de residir en los barracones.

En cualquier caso, tanto el PSOE como la UGT fueron hasta inicios del siglo xx grupos minoritarios, en comparación con los anarquistas.

5. CONCLUSIONES


 Durante el período de la Restauración, la verdadera perjudicada del turno pacífico fue la oposición real (republicanos, carlistas, socialistas y nacionalistas) que no consiguieron nunca obtener un número suficiente de diputados para formar gobierno o para contar con una minoría parlamentaria suficiente para ejercer de verdadera oposición. Con todo, fue mucho mejor la situación de los grupos minoritarios republicanos y carlistas, puesto que pudieron moverse en la legalidad (ambos muy mermados por sus disensiones internas), justo lo contrario que los movimientos obreros y nacionalistas que en la mayoría de los casos lo hicieron en la clandestinidad, siendo a menudo objeto de persecución sus líderes.


De todas formas, el crecimiento de esta oposición fue mayor a medida que el régimen de la Restauración se descomponía y ya en los primeros años del siglo XX, tanto el republicanismo como el movimiento obrero, irán alcanzando un mayor protagonismo en el Parlamento y entre los ciudadanos. 

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