Como estudia la sociedad la teoría marxista

El movimiento obrero es la actividad política y social de los obreros y campesinos para mejorar su situación y defender sus derechos, se opuso frontalmente a todo el sistema. En España adquiríó madurez y extensión organizativa a partir del sexenio democrático (1868-1873). Las dos corrientes que encontraron eco en España fueron los marxistas y los anarquistas. Fue sobre todo la anarquista, por medio de la visita que Giuseppe Fanelli, discípulo de Bakunin, realizó a España, la que adquiríó mayor difusión. Creó en Madrid y Barcelona la sección española de la AIT (Federación Regional Española), en 1870. La corriente marxista se aglutinó en torno a un núcleo madrileño que entró en contacto con Paúl Lafargue, yerno de Marx, en 1871. La corriente anarquista significaba la separación del mundo obrero de la política oficial, como consecuencia de la deslealtad de los políticos para cumplir las promesas de mejora social hechas en la revolución de 1868. El área geográfica de este anarquismo coincidía en general con la del movimiento cantonal de 1873, esto es, el tercio mediterráneo de la Península, desde los Pirineos al Guadalquivir, y en especial Barcelona, Zaragoza y las provincias de la Baja Andalucía. Los conflictos y las revueltas agrarias fueron una constante en la historia española durante todo el Siglo XIX. El aumento de la población agraria asalariada, sin una relación entre los recursos y el trabajo provocó un grave problema social, sobre todo en Andalucía. El jornalerismo era mayoritario y los años de malas cosechas provocaban situaciones de hambre crónica y sumían en la miseria a miles de campesinos. La represión gubernamental consiguiente y, sobre todo, las luchas internas debilitaron la organización, de forma que a finales de Siglo XIX el movimiento obrero anarquista español, como el del resto de Europa, se encontraba sin salida y limitado a grupos terroristas incontrolados que llevaban a efecto «la propaganda por el hecho». En respuesta a tal situación, se iba a producir con el cambio de siglo una reforma doctrinal y práctica, el anarcosindicalismo, por la que se dejaba de lado la acción revolucionaria, para aceptar una acción colectiva encuadrando al proletariado en una organización sindical. La otra tendencia del movimiento obrero, fue la socialista, que en 1874 estaba limitada a unos reducidos núcleos de seguidores de las ideas de Marx, para quienes la Asociación de Arte de Imprimir, convertida en sociedad de resistencia al entrar en la clandestinidad, servía de refugio. En Mayo de aquel año, Pablo Iglesias fue llamado a presidir la Asociación, que contaba con cerca de 250 miembros. Su aire era netamente marxista y resaltaba la necesidad de la participación política de la clase trabajadora, de la formación de un partido obrero capaz de enfrentarse con el régimen político y con el sistema económico vigente. El 2 de Mayo de 1879 fue fundado el PSOE por Pablo Iglesias. El PSOE propónía tres bases como condiciones imprescindibles para el triunfo del proletariado: 1. Reunía lo esencial de la teoría de clases marxista: la posesión del poder político por la clase trabajadora y la transformación de la propiedad privada de los instrumentos de trabajo en propiedad colectiva, social o común. 2. La abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores dueños del fruto de su trabajo. 3. La pugna por los derechos de asociación y de reuníón, libertad de prensa, sufragio universal, jornada de ocho horas de trabajo, salario igual para los trabajadores de uno y otro sexo, etc. El socialismo iba a tener más peso en Extremadura, Castilla la Mancha y especialmente en Madrid. Desde aquí se extendería a los núcleos mineros e industriales de la periferia asturiana, vizcaína y valenciana. Desde sus inicios el PSOE quedó confirmado como un partido de clase, un partido exclusivamente obrero, que pretendía enfrentarse a los partidos burgueses en la lucha por el poder a través de las elecciones. La salida de El Socialista a la calle en 1886 como periódico oficial del PSOE fue de enorme importancia, porque durante muchos años iba a ser el único instrumento de interrelación entre los diversos grupos socialistas del país. La crisis económica de 1887, que trajo consigo cierre de fábricas, incremento del paro, etc, llevó al Partido Socialista a crear una organización capaz de proceder de forma coordinada contra el capital. El resultado fue la fundación en Agosto de 1888, en Barcelona, de la Uníón General de Trabajadores (UGT). El fin de la U.G.T. Era puramente económico: la mejora de las condiciones de vida y de trabajo de los obreros, y los medios para obtener las reivindicaciones precisas serían la negociación, las demandas al poder político y la huelga. Con unos mismos planteamientos ideológicos, el partido sería el instrumento de la acción política y el sindicato (UGT) el instrumento de las exigencias laborales cotidianas. A partir de 1891 el PSOE concentró sus esfuerzos en la política electoral y no admitíó ninguna alianza con los partidos burgueses. Tras obtener escasos resultados, a principios del Siglo XX se inició la colaboración con los republicanos. En 1910 se formó la conjunción republicano-socialista que produjo un importante crecimiento numérico en sus filas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *