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Tema 6 – Felipe II: Política interior y política exterior


Carlos I consciente de los graves problemas que le ocasiónó la persecución de la herejía protestante en Alemania, quiso liberar a su hijo de estos de conflictos, por lo que cedíó a su hermano las posesiones de Austria y, con ellas, los derechos a aspirar a la Corona imperial alemana.
Felipe II no heredó estos territorios pero tras la muerte sin descendencia del rey de Portugal en 1580, recibíó esta Corona y todo su Imperio marítimo, ya que como hijo de Isabel de Portugal era el candidato con más derechos. A partir de ese momento, la monarquía hispánica alcanza su máxima extensión. No obstante, Felipe II residíó en España la mayor parte de su reinado, y al establecer en 1561 la capital en Madrid acabó con el carácter itinerante de la Corte. Los nobles, terratenientes y comerciantes lo aceptan y se crearon las Cortes de Tomar en 1581.
Felipe II refuerza su posición en el Atlántico frente a Inglaterra y los Países Bajos y mantuvo el monopolio comercial de metales preciosos de América y especias de Oriente.
Felipe II heredó los enemigos de su padre al intentar mantener la hegemonía en Europa y la defensa del catolicismo, y ganó nuevos enemigos por motivos religiosos y económicos. En el interior del país los principales problemas fueron las sucesivas bancarrotas, los problemas con la rebelión de los moriscos de la Alpujarra y las llamadas alteraciones de Aragón.
Felipe II crecíó solo ya que su padre estaba ausente y su madre murió siendo niño. Fue un hombre profundamente religioso, un rey trabajador que se ocupó personalmente de la burocracia y los documentos.
Tuvo problemas con su primer hijo, Carlos, un muchacho desequilibrado y enfermo al que acabó encerrando y que más tarde murió. Tuvo cuatro matrimonios hasta conseguir un heredero varón, Felipe III.
En la Leyenda negra, Guillermo de Orange le acusó de asesinar a su hijo y a su esposa, Antonio Pérez, del asesinato de Escobedo, se usa la obra de Bartolomé De Las Casas para acusarle de los sufrimientos de los indios de América, los protestantes le acusaron de ser despiadado y cruel, fanático y despótico y defensor de la inquisición.
Fue víctima de los saqueos de los tercios españoles en Flandes. Su política interior se apoyó en dos bases:
El absolutismo y la intolerancia religiosa.
Establecíó su capital en Madrid, los principales problemas internos fueron la rebelión de las Alpujarras, las alteraciones de Aragón, la uniformidad religiosa y los problemas financieros Felipe II adoptó una serie de medidas para preservar a España de la herejía:

extinción de las comunidades protestantes muy minoritarias castigadas a través de autos de fe, prohibición a los estudiantes de cursar estudios en universidades no católicas y de importar libros extranjeros, publicación de un índice de libros prohibidos y la necesidad de licencia del Consejo de Castilla para editar libros religiosos. El apoyo a la Inquisición persiguió a los conversos, a los moriscos, a los sospechosos de heterodoxia y a las comunidades protestantes.
Los moriscos eran protegidos por los señores en Aragón y Valencia, estaban muy dispersos en Castilla y fueron acusados de colaborar con piratas berberiscos. Además estaban molestos por la subida de impuestos sobre la seda y la expropiación de tierras y las presiones de las cuales eran víctimas fueron deteriorando sus relaciones con la comunidad cristiana.A ello se le añadió un decreto real que les prohibía el uso de su lengua y de sus costumbres. El malestar se fue extendiendo y estalló una rebelión que se extendíó con especial intensidad en la sierra de las Alpujarras.

La revuelta duró dos años y fue sangrientamente sofocada. Para evitar un nuevo brote se decretó la dispersión de los moriscos granadinos de toda Castilla. Hubo enfrentamientos nobiliarios en los que el Príncipe de Éboli propónía un arreglo pacífico del conflicto en los Países Bajos y declarar la guerra a Inglaterra.
Antonio Pérez, secretario del rey, pertenecíó a este grupo. El duque de Alba propónía la guerra hasta la rendición de los Países Bajos y la paz con Inglaterra. Antonio Pérez acusó a D.
Juan de Austria de traición ante Felipe II. D. Juan de Austria envió a Juan de Escobedo a dar explicaciones al rey y a explicar lo que necesitaba en los Países Bajos.
Antonio Pérez convencíó al rey para ordenar el asesinato de Escobedo, que finalmente fue asesinado.
A la muerte de D. Juan de Austria, Felipe II descubríó el engaño de Antonio Pérez y ordenó apresarlo.
Juzgado y condenado, huyó de Madrid y se refugió en Aragón. Estando en Aragón huyó a Zaragoza, donde pidió protección de los fueros. Felipe II usó la Inquisición para apresarlo en Aragón, pero fue protegido por Juan Lanuza. El rey violó los fueros de Aragón y envió un ejército a Zaragoza, ajustició a Lanuza y aprésó a Antonio Pérez, que huirá en su traslado a la cárcel de la Inquisición y difundíó la Leyenda Negra en Francia. Hubo problemas financieros debidos a un desequilibrio entre los ingresos y los gastos. Los ingresos se dividían en ordinarios:
Impuestos, servicios de las Cortes, rentas pontificias, remesas de oro y plata de América y venta de esclavos; y en extraordinarios:
Venta de juros, venta de propiedades y préstamos de particulares. Los gastos se dividían de la misma manera siendo gastos ordinarios la Casa Real, el Gobierno, el Ejército y los intereses de los préstamos y extraordinarios las guerras. El conflicto se produjo por el poder en Europa y guerras de religión.
Francia no se hizo con la victoria de San Quintín en 1557 lo que conllevó la construcción de El Escorial. Dos años después se firma la Paz de Cauteau-Cambresis por Inglaterra, Francia y España. Más tarde Felipe II se casó con Isabel de Valois, hija de Enrique II. Felipe II dio su apoyo a los católicos franceses frente a los calvinistas en las guerras de la religión. Durante este conflicto se produjo la conversión de Enrique IV al catolicismo y la Paz de Vervins y se inician de nuevo hostilidades en la guerra de los Treinta años. El conflicto con los Países Bajos se produjo por la economía, la religión y apetencias de Francia e Inglaterra.
Hubo una división religiosa entre el sur católico y el norte calvinista. Estalló una rebelión en 1566 liderada por los condes de Horn y Egmont y Guillermo de Nassau. Felipe II luchó contra el norte y designó gobernadora con derecho a sucesión a su hija Isabel Clara Eugenia, pero el problema continuará hasta el Siglo XVII. El conflicto con los turcos los cuales se apoderaron de Chipre y Túnez se produjo por el dominio del Mediterráneo.
Hubo ataques berberiscos y tuvo lugar la victoria de Lepanto con un ejército formado por Felipe II, el Papado y Venecia. El conflicto con Inglaterra fue causado por el dominio del Atlántico y las colonias americanas.
Hubo un intento de acuerdo y matrimonio con María Tudor, que fracasó por la ausencia de hijos. El enfrentamiento con Isabel I, partidaria del anglicanismo, favorecíó la piratería en el Caribe y apoyó a los rebeldes de los Países Bajos. Se produjo también la derrota de la Armada invencible en 1588. Podemos concluir que la máxima expansión del Imperio español se produjo desde la anexión de Portugal hasta 1640. Felipe II tuvo enemigos que difundieron la Leyenda negra sobre él y su política causados por su defensa de la ortodoxia católica, la hegemonía en Europa y el monopolio comercial con América. Su sistema de gobierno fue complejo y tendente al absolutismo. Tuvo problemas financieros muy graves por las guerras permanentes y un deficitario sistema de impuestos y recaudación.

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