Regencia de María Cristina estatuto real

1. CarácterÍSTICAS GENERALES

· Durante el reinado de Isabel II se implanta el Estado liberal en España (parlamentarismo, constitución, partidos políticos, etc.) gracias, en buena parte, al contexto internacional (oleadas revolucionarias de 1830 y 1848) pero de una forma un tanto precaria; la reina intervendrá de forma directa en el juego político, no como mediadora, sino favoreciendo generalmente a los moderados y excluyendo a buena parte de la población del sistema político, lo que poco a poco irá creando un descontento que se materializará en la creación de nuevas ideologías (republicanos, demócratas).

· Es conflictivo:
Empieza con una Guerra Civil (carlista) y acabará con una revolución (la Gloriosa), y en todo su desarrollo estará lleno de conflictos políticos, golpes de estado, pronunciamientos, etc., fruto del enfrentamiento entre moderados y progresistas y de la escasa representación de las clases populares en la política.

· Aparecen agrupaciones políticas.
Las más destacadas fueron:

– Moderados

“personas de orden” (Narváez, Bravo Murillo…). Eran terratenientes, comerciantes, antigua nobleza y alto clero. Querían el sufragio censitario, la soberanía compartida (rey/cortes), la confesionalidad del Estado, y limitar derechos como prensa, opinión, reuníón, asociación, etc.

– Progresistas

“defensores de la libertad” (Espartero, Mendizábal, Prim…). Eran la pequeña y mediana burguésía, oficiales del ejército, clases populares urbanas, etc. Propónían la soberanía nacional (predominio de las Cortes), ampliar el sufragio censitario, limitar el poder de la iglesia, aumentar el poder local, ampliar los derechos colectivos, la reforma agraria, etc.


– Uníón Liberal (1854): mezcla de ambos (O´Donnell, Serrano), partido de centro. Su lema: “crear sin destruir”.

– Demócratas

Escisión de los progresistas. Representaban, sobre todo, a las clases populares. Querían la soberanía popular, el sufragio universal masculino, una única cámara electiva, la ampliación de libertades y la libertad de culto.

– Republicanos

Surgen por el desprestigio de la reina, que no cesa de inmiscuirse en la vida política.

·
Presencia permanente de los militares entre los gobernantes e incluso en la vida sentimental de la reina (Narváez, Espartero, O´Donnell, Serrano). Será el ejército quien, con frecuencia, establezca la orientación del gobierno (moderado o progresista)
A través de golpes y pronunciamientos.·

Falseamiento electoral

Pucherazo, caciquismo, amaño electoral, serán hechos frecuentes en este reinado donde siempre primó el sufragio censitario masculino.·
Presencia exclusiva en la vida parlamentaria de partidos burgueses (moderados y progresistas), lo que supuso una exclusión de la vida política de la mayoría del país que, a la larga, provocará la caída de la reina en la Revolución Gloriosa.


3. LA ÉPOCA DE LAS REGENCIAS (1833-1843)

EL PROBLEMA SUCESORIO

Fernando VII tiene como único descendiente a su hija Isabel, pero su acceso al trono era imposible por la Ley Sálica establecida en 1713. Ante ello, el rey aprueba en 1830 la Pragmática Sanción, que permite reinar a la descendencia femenina. Los sectores absolutistas no aceptan la nueva ley, apoyando en la sucesión al hermano del rey, Carlos María Isidro. Al fallecer el rey en 1833, los absolutistas apoyan a Carlos, mientras que los liberales hacen lo propio con la nueva reina, Isabel II. Al ser esta menor de edad, asume la regencia su madre, María Cristina, y estalla una Guerra Civil. En el fondo es más un conflicto político que sucesorio.

LA PRIMERA GUERRA CARLISTA (1833-1840)

El carlismo era una ideología tradicionalista y antiliberal que defendía la monarquía absoluta, la sociedad estamental, el poder de la Iglesia y el mantenimiento de los fueros (lema: “Dios, Patria y Fueros”). El carlismo contó con apoyos en las regiones forales, que temían el centralismo liberal, y de pequeños campesinos, en las que la influencia del clero pro-absolutista era muy fuerte.

En frente, los isabelinos tienen sus principales apoyos en las zonas urbanas y de predominio jornalero. Apoyo por parte de la alta nobleza y del alto clero, funcionarios y búsqueda del apoyo de los liberales.

Los carlistas eran tradicionalistas y antiliberales, y querían mantener el Antiguo Régimen. Su lema era: “Dios, Patria y Fueros”. El Clero, la baja nobleza agraria, los pequeños propietarios, los artesanos arruinados, etc. Eran sus partidarios. Se hicieron fuertes al norte del Ebro.

Los isabelinos contaban con el apoyo de la alta nobleza, del clero, de los funcionarios y, sobre todo, de la burguésía y sectores populares urbanos donde habían calado las ideas liberales. Serán estos en los que se apoye la regente Mª Cristina para ganar la guerra a cambio de imponer un fuerte programa de reformas.

DESARROLLO DEL CONFLICTO. Ante la falta de un ejército regular, los carlistas optan por la formación de “partidas” (grupos guerrilleros) y, en los primeros momentos (1833-35), avanzan por el norte, pero son incapaces de hacerse con una gran ciudad (Sitio de Bilbao). A partir de entonces (36-40) toman la iniciativa los liberales (victorias de Espartero, Expedición Real de 1837), que provoca la división de los carlistas (transaccionistas e intransigentes). La guerra acaba con el Abrazo o Convenio de Vergara (1839) entre Espartero y Maroto, en el que se recogía el respeto a los fueros vasco-navarros. En el Maestrazgo continúa la lucha guerrillera hasta la derrota de Cabrera en 1840.

DIMENSIÓN INTERNACIONAL. Apoyo al bando carlista por las potencias absolutistas (Rusia, Prusia y Austria) y al bando isabelino por las liberales (Gran Bretaña, Francia y Portugal).


LA REGENCIA DE MARÍA Cristina (1833-1840)

En 1834, la regente aprueba el Estatuto Real, carta otorgada basada en la ideología moderada, lo que lleva al descontento de los progresistas, que terminarán dando un Golpe de Estado (Juntas Revolucionarias, Pronunciamiento de la Granja) que los lleva al poder. Una vez en el poder, los progresistas llevan a cabo una labor reformista:
Constitución progresista de 1837 y la Desamortización de Mendizábal de 1836 (expropiación y subasta de los bienes de la iglesia).

Constitución de 1837: predominio de la ideología progresista (soberanía nacional, amplia declaración de derechos individuales, división de poderes, aconfesionalidad del Estado) pero haciendo concesiones a los moderados (Cortes bicamerales, amplios poderes de la Corona, financiación de la Iglesia Católica por el Estado).

De manera casi inmediata, los moderados recuperan el poder con el apoyo de la regente, habiendo un creciente papel de los militares en la vida política.

LA REGENCIA DE Espartero (PROGRESISTA)

Durará desde 1840 hasta 1843, y se caracterizará por el aislamiento del general y su forma de gobernar autoritaria dirigida por él y por una pequeña camarilla de militares afines conocidos como los Ayacuchos. Su gobierno apostará claramente por el librecambismo, lo que abrirá las puertas al textil inglés, arruinando parte de la industria barcelonesa y provocando un levantamiento en Cataluña (bombardeo de Barcelona) que acabará con el propio regente tras el pronunciamiento de los generales Narváez y O´Donnell.

5. DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA

En los últimos años del reinado de Isabel II se van a ir alternando en el poder los Unionistas y los moderados.

Los primeros, presididos por O´Donnell, buscarán el equilibrio entre el moderantismo y el progresismo. Se caracterizan por una cierta estabilidad política y desarrollo económico. Amañan las elecciones, pero siempre dejando una minoría opositora. Buscan el prestigio internacional en política exterior (expedición a Indochina, intervención en México y Marruecos). Con la ruptura de la coalición, O´Donnell dimitirá.

Los moderados llegarán con Narváez, que impondrá el moderantismo de forma autoritaria. La represión llevará a muchos al exilio desde donde conspirarán (Pacto de Ostenden)
. La Corona se irá desprestigiando, y el malestar político se mezclará con las crisis de subsistencia y económica que harán estallar numerosas revueltas (Cuartel de San Gil: demócratas y progresistas). En 1868, estallará una nueva revolución:
La Gloriosa, que acabará con el reinado de Isabel II.


4. REINADO DE Isabel II

DÉCADA MODERADA (1844-1854)

Habrá sucesivos gobiernos encabezados por el líder de los moderados, el general Ramón María Narváez.
Durante este periodo, se produce la institucionalización del régimen liberal (Constitución de 1845), la normalización de las relaciones Iglesia-Estado (Concordato de 1851) y la reforma de la Administración Pública.

La Constitución de 1845 es el prototipo de constitución moderada: Soberanía conjunta de la Corona y las Cortes (bicamerales: Congreso electivo y Senado por designación), amplias prerrogativas de la Corona (nombramiento de ministros, disolución de las Cortes, sanción de leyes y designación del Senado), los derechos individuales tendieron a limitarlos: control gubernamental de la prensa, sufragio muy censitario, etc.., confesionalidad católica del Estado…

El Concordato de 1851 supone el fin de la ruptura entre el Estado Liberal y la Iglesia provocada por la Desamortización. Se ratifica la desamortización a cambio de la confesionalidad del Estado, el control de la enseñanza y la financiación y protección estatal.

Reformas administrativas


Se tiende al centralismo político-administrativo: en las provincias (establecidas en 1833) se nombra un gobernador civil, en los ayuntamientos (Ley de Aytos de 1845) los alcaldes serán por designación (Reforma Tributaria de Mon), creación del Banco de España, Código Penal de 1848, creación de la Guardia Civil en 1844 en sustitución de la Milicia Nacional.

BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)

El pronunciamiento del centrista O´Donnell en Vicálvaro y las insurrecciones progresistas obligan, en 1854, a Isabel II a llamar a Espartero al gobierno. Pronto inician una serie de reformas:

Constitución no nata de 1856 (progresista).

Desamortización de Madoz de 1855 (expropiación y subasta de los bienes del clero secular y de los Ayuntamientos -propios y comunes-).

Reformas económicas liberalizadoras (Ley de ferrocarriles, Ley de minas y sociedades de crédito).

Sin embargo, la inestabilidad social lleva a la sustitución de Espartero por O´Donnell en 1856, volviendo de nuevo los moderados al poder.

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