Sociedad ilustrada

La Restauración Borbónica (1874-1902). Los nacionalismos catalán y vasco, y el regionalismo gallego. El movimiento obrero y campesino.
Desde mediados del Siglo XIX se produjeron en Europa diversos movimientos sociales en los que se asociaron las ideas liberales con el sentimiento nacional. La recuperación de las tradiciones nacionales generará una corriente patriótica que va a tener como principal vehículo de expresión a un nuevo movimiento cultural: el Romanticismo. El sentimiento patriótico se manifestará especialmente en las naciones sin Estado o subyugadas a viejos imperios, en las que se producirán insurrecciones nacionales. Un nacionalismo que alcanzará su cénit con las unificaciones de Italia y Alemania. En España, estas corrientes se manifestarán en Cataluña, País Vasco y Galicia, iniciándose como una reivindicación más cultural que política derivada del regionalismo hasta el nacionalismo. En la primera mitad del Siglo XIX predominaron posiciones que defendían como señas de identidad propia el régimen foral, lo que se manifestó durante las guerras carlistas. Sin embargo, el firme apoyo de los gobierno liberales de Isabel II y la expansión del comercio y la industria atrajo al bando liberal a la burguésía de Cataluña y el País Vasco. La industrialización fue muy intensa en el último tercio del Siglo XIX, atrayendo a una incesante oleada de inmigrantes desde otras regiones españolas, lo que hizo variar la estructura social. El temor de ser asimilados por la cultura castellana predominante provocó como reacción la recuperación y la exaltación de los elementos de identidad propia (el idioma, las tradiciones, el folklore), que inspirarán el sentimiento nacional.

El nacionalismo catalán

Comenzó exprésándose en el movimiento cultural conocido como la Reinaixença, y posteriormente se fueron incluyendo las reivindicaciones políticas para que se reconociese la identidad catalana, el llamado «hecho diferencial». Durante la primera República se proclamó el Estat Catalá, y fueron los representantes catalanes Figueras y Pi i Margall los principales defensores de la República federal. Una vez abolida la República, durante el régimen de Restauración, las posiciones políticas se vieron forzadas a moderarse, surgiendo dos tendencias:  La regionalista o foralista, que pretendía la recuperación del modelo foral.  La autonomista, que aspiraba a la autonomía política. En 1891 se propuso la Uníó Catalanista, una unificación en torno a una burguésía nacionalista, ilustrada y conservadora, firmándose un año después el primer programa del catalanismo como proyecto de Estatuto de autonomía. En 1901, Prat de la Riba fundó la Liga Regionalista, de carácter conservador y burgués, que acabó con la organización de la izquierda catalanista en el grupo Estat Catalá (Ezquerra Republicana), cuyo planteamiento era abiertamente soberanista y que proclamaría la República catalana independiente durante la 2a República española.

El nacionalismo vasco

Tiene su origen en los movimientos foralistas que apoyaron al carlismo y que fueron evolucionando hacia posiciones nacionalistas. La derrota carlista de 1876, supuso la abolición de los fueros históricos, y generó una gran frustración en la sociedad vasca. El desarrollo industrial y minero del País Vasco a finales del Siglo XIX produjo la llegada masiva de inmigrantes no vascos (llamados maketos), reavivando la oposición entre el mundo urbano e industrial «españolizado» y la sociedad rural depositaria de los valores vascos tradicionales: la lengua y la cultura. Sabino Arana, defendiendo este planteamiento, fundó en 1894 el PNV (Partido Nacionalista Vasco) de raíz carlista y conservadora, pero con aspiraciones igualmente soberanistas: la creación de un Estado propio (Euskadi).

El regionalismo gallego

Su desarrollo fue más lento y de menor arraigo social debido al carácter rural de la población gallega y a su dispersión por el territorio. Su origen está vinculado al movimiento literario ROMántico conocido como O Rexurdimiento, del que formó parte Rosalía de Castro en defensa de la lengua gallega. Su marido fundaría la Asociación Regionalista Gallega en 1889. A partir de 1918, se inició un proceso nacionalista que daría lugar a la creación del Partido Nacionalista Gallego, liderado por Castelao, pero de escasa implantación.

El movimiento obrero en España

El origen del movimiento obrero se remonta al reinado de Isabel II. A partir de 1830 surgieron los primeros intentos de asociaciones obreras de carácter mutualista formándose en Cataluña y Madrid. Los asociados cotizaban para proteger a los trabajadores que sufrían un accidente o se quedaban en el paro. También hubo una tímida penetración de las ideas del Socialismo Utópico, pero acabó demostrándose que ese sistema nunca funcionaría. Sin embargo, el auge del movimiento obrero surgíó en 1860, con la fundación en Londres de la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores), con la intención de coordinar a todos los trabajadores del mundo. Su principal artífice fue Karl Marx. Junto a este pensamiento marxista, aparecieron otras corrientes con una misma raíz, lo que supónía que el movimiento obrero no estaba tan unificado. Bakunin, quien aspiraba a una sociedad sin gobierno ni Estado, rechazando la creación de partidos obreros, creó el anarquismo. Tras la Revolución Gloriosa se intensificaron las reivindicaciones obreras, llegando a conseguir el derecho de asociación en la Constitución de 1869, que permitíó crear en 1870 la FRE (Federación Regional Española), que se declaraba anarquista, colectivista y atea. En 1871 llegó a Madrid Lafarge con la intención de reconducir hacia el marxismo a los internacionalistas españoles. La escisión en el movimiento obrero se materializó tras el Congreso de La Haya de 1872, al ser expulsados los anarquistas de la AIT.
Nuevamente, las divisiones del movimiento obrero se hicieron más potentes, surgiendo varias tendencias.:  Tendencia marxista: los pequeños grupos fueron el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) en 1879, liderado por Pablo Iglesias, impulsando en 1888 la creación de la UGT (Uníón General de Trabajadores), con el fin de mejorar las condiciones laborales de los trabajadores.  Tendencia anarquista: ejercíó gran influencia entre el campesinado andaluz, Aragónés y los obreros catalanes. Se dividieron en dos organizaciones: o Grupos de acción directa, como la Mano Negra, partidarios de la violencia terrorista para conseguir el
cambio político (atentado en el Teatro del Liceo, Barcelona 1893). O Grupos de acción sindical, que propónía la huelga general revolucionaria como instrumento de transformación social. En 1881 se creó la FTRE (Federación de Trabajadores de la Regíón Española), de tendencia anarco-sindicalista, sustituida en 1910 por la CNT (Confederación Nacional de Trabajo).

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *