Organización política de la Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra al final de la Edad Media
La Corona de Castilla
La Corona de Castilla era unitaria y con monarquía hereditaria. Esto, unido al poco poder que tenían los nobles, fue la causa por la que Enrique de Trastámara (un noble) entró en una guerra civil con Pedro I. La dinastía Trastámara subió al trono y recompensó al resto de nobles (mercedes enriqueñas).
Se unieron las Cortes de Castilla y León. Nacen nuevas instituciones como la Audiencia (órdenes judiciales, tribunal de justicia), la Contaduría (hacienda), el Condestable (quien gobernaba el ejército real) y el Consejo Real, formado por legistas (que asesoraba al rey). Se dividió el territorio en merindades.
Se establecieron los regimientos (regidores que controlaban el ayuntamiento, con cargo vitalicio) y los corregidores (representantes reales en los municipios, con cargo temporal).
La Corona de Aragón
La Corona de Aragón estaba formada por reinos y condados, cada uno con sus propias cortes independientes y su virrey. Pedro III firmó el Privilegio General, lo que obligaba al rey a consultar a las cortes antes de tomar decisiones. Esto mejoró las relaciones entre reyes y nobles.
Surgieron las diputaciones, que controlaban el cumplimiento de lo acordado en las cortes, por ejemplo, la Generalitat. Se creó el cargo de Justicia de Aragón que defendía los fueros de los reinos.
Las oligarquías urbanas (patriciado urbano) controlaban el consejo municipal, lo que provocó choques con los artesanos (conflicto de la Biga y la Busca).
El Reino de Navarra
El Reino de Navarra era unitario, con cortes y la Cámara de Comptos (tribunal de cuentas) que limitaba el poder real. No pudo avanzar en la Reconquista, por lo cual se acercó a Francia, y esto provocó la entrada de dinastías francesas, hasta su anexión a Castilla.
Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno
Enrique IV de Castilla muere en 1474, lo que desencadenó una guerra entre Isabel, casada con Fernando, príncipe de Aragón, y Juana, hija de Enrique IV, casada con Alfonso V de Portugal. Los Reyes Católicos ganan y Fernando asciende al trono de Aragón tras la muerte de su padre, Juan II, uniendo dinásticamente los territorios (Concordia de Segovia, 1476), aunque cada reino mantuvo sus propias leyes e instituciones.
Establecerán las bases para un Estado moderno. Lo primero que hicieron fue reforzar el poder real frente a los nobles y crear un ejército permanente. Impusieron a la Iglesia el derecho de presentación.
En la Corona de Aragón, existía un virrey en cada reino y el Consejo de Aragón (que asesoraba al rey en asuntos de la Corona de Aragón). Fernando introdujo el sistema de insaculación (sorteo) para la elección de cargos municipales, reduciendo así el poder de las oligarquías urbanas. Existían audiencias en cada reino, pero debido a la pervivencia de los señoríos y los fueros, era difícil unificar la administración de justicia.
En la Corona de Castilla, el Consejo Real pasó a ser el Consejo de Castilla, con consejos especializados (De Indias, de Hacienda, etc.). Había dos Chancillerías (tribunal supremo) y dos Audiencias (tribunales de justicia).
El único órgano común a ambos reinos fue la Inquisición, cuyo objetivo era la unidad religiosa y la ortodoxia católica.
Isabel muere en 1504. Tras la muerte de Felipe de Austria (marido de Juana), Castilla quedó bajo el poder de Fernando. Tras la muerte de Fernando, el poder pasó a Carlos I, unificando así ambos reinos bajo un mismo monarca.
El significado de 1492: La Guerra de Granada y el Descubrimiento de América
El Reino Nazarí de Granada perduró durante mucho tiempo debido a su defensa natural, el apoyo del norte de África y los conflictos internos de los reinos cristianos. Tras la guerra civil castellana, los Reyes Católicos decidieron conquistar el Reino Nazarí. Serían los nobles junto a la Santa Hermandad quienes lucharían. La guerra comenzó en 1481, aprovechando la toma de Zahara por parte nazarí.
Tras la conquista de Málaga y Almería, Boabdil, el último rey nazarí, pactó con los Reyes Católicos la rendición del reino a cambio de unas capitulaciones (que incluían la tolerancia religiosa inicial). Los Reyes Católicos estaban muy cerca de su doble objetivo: la unificación territorial y religiosa. Esta última la consiguieron tras la expulsión de los judíos en 1492 y la conversión forzosa de los musulmanes en 1502 (promovida por el Cardenal Cisneros).
Cristóbal Colón solicitó financiación para su proyecto de alcanzar las Indias navegando hacia el oeste por el Atlántico. Tras la finalización de la Guerra de Granada, los Reyes Católicos aceptaron, temiendo un posible monopolio portugués en la ruta oriental. A Colón se le concedieron las Capitulaciones de Santa Fe (títulos de almirante, virrey y gobernador de las tierras descubiertas, además del 10% de las riquezas encontradas).
El 12 de octubre de 1492 llegó a la isla de Guanahaní (San Salvador). Realizó tres viajes posteriores. Para asegurar sus derechos sobre los territorios descubiertos, acudieron al Papa Alejandro VI (Bula Inter Caetera, 1493).
El Tratado de Alcaçovas (1479) había establecido zonas de influencia en el Atlántico. Tras el descubrimiento, para evitar conflictos con Portugal, se recurrió al arbitraje papal (Bula Inter Caetera, 1493), que fijó una línea divisoria. Portugal mostró su desacuerdo con la línea papal. Para resolver el conflicto, se firmó el Tratado de Tordesillas (1494), que desplazó la línea divisoria 370 leguas al oeste de Cabo Verde, lo que posteriormente permitiría a Portugal reclamar Brasil.
Colón murió creyendo haber llegado a las Indias Orientales, sin saber que había descubierto un nuevo continente.