Historia de España: Del Sexenio Democrático (1868-1874) a la Restauración Borbónica (1874-1902)

El Sexenio Democrático (1868-1874): Un Intento Fallido de Democracia

El Sexenio Democrático fue el primer intento de establecer una democracia que integrara diversas ideologías y a las masas populares dentro del Estado, pero que fracasó irremediablemente. A lo largo del periodo se ensayaron diversas fórmulas políticas y sociales, desde una monarquía constitucional democrática (como la de 1869) hasta una República fallida. Sin embargo, el caos político, la oposición de los sectores conservadores y de algunos radicales, provocaron el retorno a un sistema monárquico más conservador durante la Restauración.

La Revolución de 1868 y el Reinado de Amadeo I de Saboya

Durante el reinado de Isabel II (1833-1868), los sectores más progresistas (como Prim, demócratas y republicanos), así como las masas populares (el movimiento obrero y el campesinado), habían sido marginados de las decisiones políticas en beneficio de los políticos y sectores más conservadores. A ello se unió la crisis económica que produjo un gran malestar entre el conjunto de la población, cada vez menos favorable a la reina.

En 1866, en el Pacto de Ostende, un grupo de demócratas y progresistas exiliados firmaron un acuerdo para derrocar a Isabel II. En septiembre de 1868, liderado por los generales Prim, Serrano y Topete, se produjo un pronunciamiento militar en Cádiz contra la reina. La insurrección se extendió rápidamente y surgieron Juntas Revolucionarias lideradas por demócratas. Isabel II cayó y se exilió a Francia.

Tras el triunfo de la insurrección, se creó un Gobierno Provisional presidido por Serrano y Prim, que convocó elecciones a Cortes Constituyentes. Las elecciones de 1869 fueron las primeras con sufragio universal masculino directo, y de ellas salió vencedora la coalición de unionistas, progresistas y demócratas que apoyaban al gobierno.

Características de la Constitución de 1869

La tarea fundamental de las Cortes fue redactar y aprobar la Constitución de 1869, la más liberal y democrática aprobada hasta entonces. Entre sus contenidos destacan:

  • La soberanía nacional, a la que debía someterse la monarquía (aunque aún se buscaba un rey).
  • Una clara división de poderes: legislativo (en unas Cortes bicamerales), ejecutivo (en el rey, controlado por las Cortes) y judicial (en los jueces y tribunales de justicia).
  • El gobierno debía contar con el Parlamento para llevar a cabo sus propuestas, y las Cortes eran elegidas por sufragio universal masculino.
  • Un amplio reconocimiento de derechos y libertades (prensa, reunión, expresión, asociación).
  • Se reconocía la religión católica como oficial, pero se permitía la libertad de cultos.

Una vez proclamada, y hasta encontrar un nuevo monarca no vinculado a ninguna dinastía que hubiera reinado en España, el general Serrano fue nombrado regente y Prim presidente del gobierno.

La Regencia de Serrano (1869-1870)

La Regencia de Serrano (1869-1870) tuvo que afrontar una serie de problemas, como las sublevaciones republicanas en Cataluña, Valencia y Andalucía; los motines de subsistencia contra las quintas y las huelgas industriales. También destacaron los problemas de la Hacienda, para los que Laureano Figuerola aplicó los principios del librecambismo: reducción de aranceles, desamortización del subsuelo (venta de las minas) y creación de la peseta. Sin embargo, el principal problema, junto al económico, era la búsqueda de un nuevo rey. Se pensó en varios candidatos, pero finalmente se eligió a Amadeo de Saboya, hijo de Víctor Manuel II, rey de Italia, con el apoyo de Prim.

Problemas del Reinado de Amadeo I (1871-1873)

Durante su reinado, Amadeo I de Saboya (1871-1873) tuvo que enfrentarse a varios y graves problemas que le hicieron imposible la tarea de reinar:

  • La mayoría de partidos políticos lo rechazaron por considerarlo un intruso, lo que le granjeó pocos apoyos políticos y sociales.
  • El asesinato de su principal valedor, Prim, poco antes de su acceso al trono.
  • El estallido de la Tercera Guerra Carlista en Cataluña, Valencia, Navarra y País Vasco, y las insurrecciones en Cuba contra el gobierno.
  • La disgregación de la coalición de gobierno tras la muerte de Prim, provocando inestabilidad política y rivalidades dentro del Partido Progresista.

Finalmente, frustrado y ante la falta de apoyos e incapaz de establecer un turno de partidos que proporcionara estabilidad, en febrero de 1873, Amadeo I se vio obligado a abdicar, proclamándose la Primera República Española.

La Primera República Española (1873-1874)

El 11 de febrero de 1873, las Cortes votaron la creación de una República, presidida por Estanislao Figueras en colaboración con los radicales (Pi y Margall y Castelar). Después de las elecciones, se creó un gobierno presidido por Pi y Margall, que inició la elaboración de un proyecto de Constitución Federal de 1873, que no llegaría a aprobarse.

Además, la nueva República Federal fue desbordada por la izquierda: por un lado, con movimientos sociales que promovieron huelgas en fábricas y conflictos en el campo andaluz; y por el otro, con la sublevación cantonal. Los republicanos más intransigentes impulsaron un movimiento espontáneo que pretendía establecer de forma inmediata y directa el Estado federal y llevar a cabo medidas de carácter social. Este movimiento, conocido como cantonalismo, se caracterizó por la formación de cantones o municipios autónomos con su propia constitución y moneda. Se extendió por Valencia, Andalucía y, sobre todo, Cartagena. Este cantón, liderado por Antonete Gálvez, resistió durante seis meses el asedio de las tropas del gobierno central. Para sofocar el movimiento cantonalista, la República dio un giro hacia la derecha, apoyándose en el ejército y aplastando duramente la rebelión, bombardeando la ciudad de Cartagena desde el puerto.

Por su parte, el proyecto de Constitución de 1873 contemplaba la soberanía popular, la creación de un Estado federal y una separación radical entre Iglesia y Estado.

Entre septiembre de 1873 y enero de 1874, Emilio Castelar asumió la presidencia. Hizo frente al problema cubano, al nuevo levantamiento carlista, al cantonalismo y al levantamiento en el campo andaluz, gobernando de forma autoritaria. El 3 de enero de 1874, el general Manuel Pavía dio un golpe de Estado y disolvió las Cortes sin apenas resistencia. El poder pasó al general Serrano, quien se proclamó presidente de la República y preparó el advenimiento de la monarquía, gobernando dictatorialmente hasta diciembre de 1874. Finalmente, el 29 de diciembre de 1874, en Sagunto, el general Arsenio Martínez Campos dio un nuevo pronunciamiento militar y proclamó a Alfonso XII como rey de España, poniendo fin así al Sexenio y a sus esperanzas democráticas.

En conclusión, el Sexenio Democrático finalizó, tras ensayar todas las fórmulas políticas posibles, con el retorno a una monarquía más conservadora, abriendo un largo periodo conocido como la Restauración Borbónica. En este nuevo sistema, frente al pluralismo político y los intentos de establecer una democracia, predominaron el bipartidismo, el fraude electoral, la marginación de las clases populares y un liberalismo más doctrinario y conservador. A pesar de su fracaso inmediato, durante el Sexenio se sentaron las bases para el desarrollo del movimiento obrero, el federalismo, el republicanismo y la consolidación de la idea de democracia representada por el sufragio universal.

La Restauración Borbónica (1874-1902): Estabilidad y Bipartidismo

Tras el fracaso de la experiencia democrática del Sexenio, la Restauración Borbónica (1874-1902) se consolidó como el sistema de gobierno más duradero del siglo XIX. Este régimen garantizó la estabilidad política mediante el retorno a la monarquía y la alternancia pactada de dos grandes partidos, pero excluyendo a amplios movimientos contrarios y a las masas populares de las decisiones políticas, y utilizando el fraude electoral, la corrupción y el caciquismo.

Fundamentos del Sistema Canovista: Constitución de 1876 y Turno de Partidos

La Restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II, se produjo mediante un pronunciamiento militar protagonizado por el general Martínez Campos desde Sagunto el 29 de diciembre de 1874. Sin embargo, el verdadero artífice del sistema político de la Restauración fue Antonio Cánovas del Castillo, quien hizo firmar a Alfonso XII el Manifiesto de Sandhurst, donde se comprometía a restaurar la monarquía y el orden en España. Así, Alfonso XII regresó del exilio y fue proclamado rey de España (1875-1885).

Antonio Cánovas del Castillo era un político conservador cuyos principales logros fueron:

  • Atraer a las élites sociales y políticas contrarias a los excesos de la República y el Sexenio.
  • Crear una alternancia pacífica en el gobierno de dos partidos dinásticos (de derecha e izquierda, pero liberales y moderados).
  • Contar con el apoyo de Alfonso XII como árbitro del sistema y encargado de controlar al ejército.

Pero el funcionamiento de este sistema se basaba también en la exclusión de partidos y agrupaciones considerados antimonárquicos, antiliberales y antinacionales, así como de las masas populares, mediante la manipulación del voto y el fraude electoral.

Elementos Clave del Sistema de la Restauración

Los principales elementos del sistema de la Restauración fueron:

  • Una constitución interna o una serie de principios básicos incuestionables (libertad, derecho a la propiedad, monarquía, dinastía, poder compartido entre rey y Cortes), que todos los partidos se encargaban de defender sin cuestionarlos.
  • La Constitución de 1876, que sustituyó a la democrática de 1869 y estuvo en vigor hasta 1931. Tenía un carácter ecléctico pero muy conservador.
  • Establecía un modelo centralista del Estado: soberanía compartida entre el rey y las Cortes, catolicismo como religión oficial con tolerancia al resto de cultos.
  • No había una clara división de poderes: el rey compartía el poder ejecutivo (elegía gobierno, disolvía Cortes, mandaba en el ejército y era árbitro del sistema).
  • Las Cortes eran bicamerales: Senado con sufragio restringido y Congreso con sufragio censitario hasta la aprobación definitiva del sufragio universal en 1890.
  • Incluía un reconocimiento de derechos y libertades amplias, pero limitadas por leyes posteriores.

El Turno de Partidos

El turno de partidos, elemento clave del sistema ideado por Cánovas, requirió la articulación de dos fuerzas políticas que aceptaban las reglas del juego y se alternaban pacíficamente en el gobierno:

  • El Partido Conservador, liderado por Cánovas del Castillo (derecha dinástica). Su base social incluía a terratenientes, industriales, financieros, clases altas y medias urbanas, militares de alta graduación y la jerarquía eclesiástica.
  • El Partido Liberal, liderado por Práxedes Mateo Sagasta (izquierda dinástica). Su base social incluía a militares de baja graduación, clases medias urbanas y bajas.

El turno pacífico de ambos garantizaba el orden social y la estabilidad del sistema político. Era arbitrado por el rey y no por la voluntad popular.

Mecanismo del Turno y Fraude Electoral

El candidato a presidente de gobierno debía ser designado por el rey y contar con una mayoría sólida en las Cortes para formar gobierno. En caso contrario, el rey podía disolver las Cortes, convocar elecciones y lograr la mayoría. El funcionamiento del sistema de gobierno era el siguiente:

  • El rey convocaba a uno de los dos líderes para formar gobierno, asegurando que su partido ganara las elecciones.
  • El ministro de la Gobernación elaboraba una lista con los nombres de cada uno de los distritos electorales y colocaba en cada casilla el nombre del candidato elegido para ser diputado (encasillado).
  • Para asegurar un resultado electoral favorable, se recurría a una amplia red de clientes o amigos políticos que, para obtener el máximo número de votos, compraban o presionaban a los electores y a los poderes locales (jueces, gobernadores civiles, Guardia Civil, alcaldes), falseando listas electorales o manipulando el voto (pucherazo).
  • En las áreas rurales, más apolíticas, los caciques controlaban las elecciones en pueblos y municipios a través de la coacción y la amenaza. En las áreas urbanas era más difícil.

Tras la muerte prematura de Alfonso XII en 1885, su viuda, María Cristina de Habsburgo-Lorena, asumió la regencia (1885-1902). Cánovas y Sagasta firmaron el Pacto del Pardo para perpetuar la alternancia de partidos.

La Tarea de Gobierno y el Fin de Siglo

Los gobiernos de la Restauración adoptaron diversas medidas a lo largo del periodo:

  • En 1876, se puso fin a la Tercera Guerra Carlista con la supresión de los fueros e instituciones vascas, imponiendo el centralismo y alimentando así el nacionalismo vasco reivindicativo.
  • También se puso fin a la Guerra de Cuba, si bien rebrotó en 1895, culminando en la guerra con Estados Unidos y la independencia de la isla en 1898 (el Desastre del 98).
  • Durante su etapa de gobierno, el Partido Liberal de Sagasta introdujo una gran cantidad de derechos individuales y sociales: libertad de prensa e imprenta, de expresión, de asociación, lo que permitió el desarrollo del movimiento obrero y la aparición de partidos y sindicatos como el PSOE y la UGT, y la implantación definitiva del sufragio universal masculino en 1890.
  • El Partido Conservador, por su parte, triunfó con la aplicación de medidas proteccionistas (arancel de 1891) para proteger la industria catalana y vasca y el cereal castellano.

En conclusión, la Restauración Borbónica fue el régimen más estable y duradero de todo el siglo XIX y buena parte del siglo XX. Sin embargo, a pesar de que se mantuvo la estabilidad política y el orden, se agudizó la corrupción y la exclusión de los grupos y movimientos contrarios al sistema, como los republicanos, los nacionalismos periféricos y el movimiento obrero. El retorno de la monarquía no supuso el retorno de la democracia, y las esperanzas puestas durante el Sexenio se vieron truncadas durante la Restauración. No obstante, durante los periodos de gobierno del Partido Liberal de Sagasta, se adoptaron importantes medidas sociales que permitieron el surgimiento y fortalecimiento del movimiento obrero organizado.

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