Historia de España: Un Viaje por la Península Ibérica desde la Antigüedad hasta los Austrias

Época Antigua: Pueblos Prerromanos y Romanización

Pueblos Prerromanos y Colonizaciones Mediterráneas

Antes de la llegada de Roma, la Península Ibérica estaba habitada por dos grandes grupos indígenas: los íberos, que ocupaban la costa mediterránea, y los célticos, situados en la zona atlántica y cantábrica. En el interior, se encontraban los celtíberos, una mezcla de ambos grupos. Los íberos presentaban un cierto desarrollo político (monarquías locales) y una economía agrícola y comercial. Destaca Tartesos, un pueblo íbero muy avanzado gracias a su minería, comercio y metalurgia del bronce.

Desde el siglo IX a.C., los íberos contactaron con los fenicios, y desde el siglo VIII a.C., con los griegos, que fundaron colonias en la costa. Estos intercambios impulsaron el desarrollo de los íberos, quienes se beneficiaron de las influencias del Mediterráneo Oriental.

La Hispania Romana: Conquista y Romanización

La conquista romana de la Península comenzó en el siglo III a.C. durante las guerras contra Cartago, y se completó en el 19 a.C. bajo Augusto, cuando se sometió a los pueblos del norte. Hispania pasó a formar parte del Imperio Romano.

Durante cinco siglos, se produjo un profundo proceso de romanización, mediante el cual la Península adoptó las estructuras sociales, económicas (como la economía monetaria, esclavista y exportadora) y administrativas romanas. Hispania se dividió en tres provincias: Baetica, Lusitania y Tarraconensis. Las obras públicas, especialmente las urbanas y la red de calzadas, facilitaron la integración. El legado romano incluye el idioma, el derecho, la religión y el arte, que dejaron una profunda huella en la cultura peninsular.


Edad Media: Al-Ándalus y Reinos Cristianos

Al-Ándalus: Evolución Política

Tras la conquista musulmana (hacia 720), casi toda la Península se integró en el Imperio Islámico como emirato dependiente del califa de Damasco. En 756, Abderramán I estableció el Emirato Independiente, separado políticamente pero no religiosamente del islam oriental. Con Abderramán III, en 929, se proclamó el Califato de Córdoba, logrando independencia religiosa y mayor centralización del poder.

La crisis interna del Califato llevó a su desintegración en 1031, dando paso a los reinos de taifas, más débiles y fragmentados. Esto facilitó la Reconquista cristiana, lo que provocó la intervención de los almorávides y después de los almohades, integrando Al-Ándalus en sus respectivos imperios. Tras la derrota almohade en Las Navas de Tolosa (1212), surgieron las terceras taifas, que fueron cayendo en manos cristianas, excepto el Reino Nazarí de Granada, que sobrevivió hasta el siglo XV como vasallo de Castilla.

Al-Ándalus: Economía, Sociedad y Cultura. El Legado Judío

La economía se basó en una agricultura de regadío muy avanzada, con nuevos cultivos y mejora de los ya existentes. La ganadería ovina y equina, la artesanía de gran calidad, la producción minera y la construcción naval fomentaron una activa red comercial.

La sociedad fue plural y tolerante, aunque con predominio musulmán: cristianos (mozárabes) y judíos debían pagar impuestos para practicar su fe. La cultura andalusí destacó por su ruptura con la tradición hispánica anterior, abarcando todas las ciencias y las artes y extendiéndose por buena parte de la población.

Los judíos tuvieron un papel destacado en la vida cultural y científica de Al-Ándalus. Su legado permaneció tras la caída del dominio musulmán, aunque en 1492 fueron expulsados, con la imposición de la intolerancia religiosa cristiana.

Los Reinos Cristianos: Evolución de la Conquista y Organización Política

La Reconquista comenzó desde los núcleos cristianos del norte y culminó con la aparición de Castilla, Navarra y la Corona de Aragón. Esta expansión se debió a la debilidad de Al-Ándalus y al impulso religioso (cruzada), económico (tierras) y político (restauración del orden godo).

Cada reino tuvo un modelo político distinto:

  • Castilla: monarquía autoritaria; el rey tenía poder absoluto y las Cortes tenían escasa capacidad legislativa.
  • Aragón: monarquía pactista; el rey necesitaba el acuerdo de las Cortes para legislar y su intervención municipal era limitada.
  • Navarra: bajo influencia francesa hasta su integración en Castilla con Fernando el Católico.

La Baja Edad Media en las Coronas de Castilla y Aragón y en el Reino de Navarra

En los siglos XIV y XV, Castilla y Aragón consolidaron sus territorios tras la victoria cristiana en Las Navas de Tolosa (1212).

  • Castilla (Fernando III): conquistó el valle del Guadalquivir, Sevilla (1248) y Murcia (1266); el Reino de Granada pasó a ser su vasallo.
  • Aragón (Jaime I): conquistó Baleares (1229) y Valencia (1245).

Posteriormente, Castilla amplió su influencia hacia el Atlántico y el norte de África, mientras que Aragón se expandió por el Mediterráneo, dominando Sicilia, Cerdeña y Nápoles.

Navarra mantuvo su independencia bajo tutela francesa hasta su integración en Castilla con Fernando el Católico. Estos reinos dejaron una profunda huella cultural y política que marcaría el futuro de la Península.


Edad Moderna: Reyes Católicos y Austrias

Los Reyes Católicos: Unión Dinástica, Instituciones y la Guerra de Granada

Los Reyes Católicos formaron una unión dinástica sin unificación política real, ya que Castilla y Aragón mantuvieron sus propias leyes e instituciones. Buscaron la cohesión a través de la religión y el territorio: instauraron el Tribunal de la Inquisición (1478), expulsaron a judíos (1492) y musulmanes (1499), y lograron la unidad territorial con la conquista de Granada (1492) y la anexión de Navarra (1512). Castilla conservó instituciones como la Chancillería, el Consejo de Castilla y las Cortes. Aragón mantuvo sus Cortes, el Consejo de Aragón y los virreyes. La Guerra de Granada comenzó en 1482 y concluyó en 1492 con la toma de la Alhambra y la firma de unas capitulaciones que no se respetaron.

Exploración, Conquista y Colonización de América (Siglo XVI)

Tras el descubrimiento de América en 1492, Colón realizó tres viajes más, explorando el Caribe y América Central. La conquista fue paralela: Cortés sometió el imperio azteca y Pizarro el inca en la primera mitad del siglo XVI. Después se exploraron regiones como el interior argentino y el suroeste de Norteamérica. La colonización comenzó con los conquistadores y más tarde se reguló mediante la Casa de Contratación. La economía se basó en plantaciones para exportación y haciendas para consumo interno. Para regular el trabajo indígena se instauró la encomienda y se promulgaron leyes como las de Burgos (1512), las Nuevas (1542) y las de Indias (1580).

Los Austrias del Siglo XVI: Política Interior y Exterior

Carlos I (1516-1556) gobernó un gran imperio y usó los recursos hispanos para financiar su política exterior, lo que causó revueltas internas como las Comunidades en Castilla y las Germanías en Aragón. Una vez sofocadas (1521), centró su política en tres frentes: guerra con Francia, defensa del catolicismo en el Imperio y freno al islam. Felipe II (1556-1598) impulsó una política autoritaria para lograr unidad peninsular, lo que provocó conflictos como la rebelión morisca (1568) y las alteraciones de Aragón (1591). En el exterior, destacó la lucha contra Inglaterra (Armada Invencible, 1588), la Guerra de Flandes y la victoria en Lepanto contra el islam (1571).

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