Introducción: El Reinado de Alfonso XIII y el Contexto de la Dictadura
El reinado de Alfonso XIII se inició en un clima político y social marcado por el espíritu regeneracionista surgido tras la crisis de 1898. Los primeros gobiernos propusieron el revisionismo, pero las reformas implementadas no fueron suficientes para apaciguar el descontento. Este descontento social desencadenó la crisis general de 1917, un periodo en el que a la inoperancia de los gobiernos se sumaron la creciente oposición política al régimen, una elevada conflictividad social y el desastre militar en Marruecos.
Ante esta situación de inestabilidad, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado con el objetivo de restablecer el orden y la estabilidad. Este acto llevaría a la implantación de una dictadura que se extendió desde 1923 hasta 1930, y que se dividiría en dos fases principales: el Directorio Militar y el Directorio Civil.
El Golpe de Estado de 1923: Causas y Apoyos
El 13 de septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad constitucional, exigiendo que el poder pasara al ejército. Finalmente, el rey Alfonso XIII le encomendó la formación de un nuevo gobierno, integrado exclusivamente por militares, sin encontrar resistencia significativa en un primer momento. Sin embargo, republicanos, socialistas y sindicatos respondieron con huelgas que fueron rápidamente disueltas por el ejército.
La dictadura se presentó como la solución autoritaria a una situación que se consideraba insostenible. Sus causas principales radicaban en la profunda crisis del sistema político de la Restauración, evidenciada por la crisis de 1917, y los continuos fracasos militares en Marruecos. En este sentido, el golpe de Estado triunfó gracias al apoyo clave de diversos sectores:
- El ejército, especialmente los militares africanistas.
- El propio monarca Alfonso XIII, que vio en Primo de Rivera una oportunidad para salvar la Corona.
- Gran parte de la burguesía catalana, que anhelaba estabilidad y orden social frente a la conflictividad obrera.
El Directorio Militar (1923-1925): Primeros Pasos y Éxitos
Una vez en el poder, Primo de Rivera llevó a cabo una serie de acciones contundentes para restablecer el orden público y consolidar su autoridad. Entre sus primeras medidas destacaron:
- La suspensión de la Constitución de 1876.
- La disolución de las Cortes.
- La implantación del estado de guerra.
La política de represión se concretó en el recorte de las libertades individuales, la prohibición de reuniones y asociaciones, la censura de la prensa y la persecución de los anarquistas. Además, se sustituyeron los gobernadores civiles por militares y, para acabar con el caciquismo, se disolvieron los Ayuntamientos, que fueron sustituidos por juntas de vocales afines al régimen.
En el ámbito exterior, a partir de 1925, se inició una política de colaboración con Francia para poner fin al conflicto en Marruecos. Fruto de esa colaboración fue el exitoso Desembarco de Alhucemas (1925), una operación militar clave que se saldó con la derrota definitiva de las fuerzas rifeñas. Tras varias derrotas, Abd-el-Krim se rindió, marcando el fin de la Guerra del Rif. Este fue el mayor éxito del dictador, ya que satisfizo la demanda generalizada de acabar con la guerra y elevó, al mismo tiempo, el prestigio de los militares africanistas.
El Directorio Civil (1925-1930): La Búsqueda de Perpetuación en el Poder
Una vez resueltos los problemas más acuciantes, especialmente el de Marruecos, Primo de Rivera tuvo la oportunidad de retirarse y permitir el retorno a la normalidad constitucional. Sin embargo, a finales de 1925, demostró su intención de perpetuarse en el poder al proponer la renovación de su régimen mediante la sustitución del Directorio Militar por un nuevo Directorio Civil. Para ello, necesitaba transformar la dictadura en un nuevo régimen institucionalizado, cuyas bases serían:
- La creación de un partido propio, la Unión Patriótica. Este partido carecía de un programa ideológico definido y su misión principal era proporcionar apoyo social a la Dictadura.
- La formación de una Asamblea Nacional Consultiva en sustitución de las viejas Cortes, con funciones meramente consultivas.
- La elaboración de un proyecto de Constitución, presentado en 1929, que nunca llegó a aprobarse.
Política Económica y Social de la Dictadura
La dictadura de Primo de Rivera buscaba un alto grado de autarquía y defendía fervientemente la producción nacional. De este modo, el Estado intervino activamente en la economía de distintas formas:
- Protección de la actividad privada: Se destinó una parte significativa de los presupuestos del Estado a subvencionar industrias, especialmente compañías ferroviarias y navieras.
- Establecimiento de monopolios: Se crearon monopolios estatales en sectores clave de la economía, como el petrolero con CAMPSA y el telefónico con la Compañía Telefónica Nacional de España.
- Programa de obras públicas: Se puso en marcha un ambicioso programa de infraestructuras, que incluyó la construcción de carreteras, pantanos y redes eléctricas.
En definitiva, lo que la dictadura pretendía era favorecer el desarrollo de un capitalismo nacional financiado por el Estado, lo que a largo plazo aumentaría considerablemente la deuda pública.
En cuanto a la política social, la Dictadura implementó un modelo de regulación del trabajo que pretendía eliminar los conflictos sociales. Este modelo buscaba la integración de los sectores moderados del movimiento obrero, como la UGT, y la represión de las organizaciones más radicales, como la CNT. Con este fin, se creó la Organización Corporativa Nacional, cuya misión principal era la reglamentación de los salarios y de las condiciones de trabajo, buscando la paz social a través del control estatal.
Oposición al Régimen y la Caída de Primo de Rivera
La oposición a la Dictadura estuvo integrada por diversos sectores de la sociedad que cuestionaban la falta de libertades, la arbitrariedad y la censura del régimen. Entre los principales grupos opositores se encontraban:
- Los políticos de los antiguos partidos del turno dinástico, que exigieron a Alfonso XIII el restablecimiento de la Constitución de 1876 y la convocatoria de elecciones.
- Los republicanos, que organizaron la llamada Alianza Republicana, aglutinando fuerzas contra la monarquía y la dictadura.
- Los anarquistas, que crearon la FAI (Federación Anarquista Ibérica), intensificando su actividad clandestina.
- El PSOE, que, tras un periodo de colaboración inicial con la Dictadura en el ámbito social, rechazó los intentos continuistas del régimen y se pronunció abiertamente a favor de la República.
- Importantes intelectuales como Valle-Inclán, Antonio Machado o Miguel de Unamuno, quienes sufrieron la censura y el exilio, lo que se unió al cierre de las Universidades en Madrid y Barcelona, focos de disidencia estudiantil.
En Cataluña, las medidas represivas de Primo de Rivera, como la prohibición del uso público del catalán y de la sardana, o la clausura del FC Barcelona, provocaron la pérdida del apoyo inicial de la burguesía catalana y fomentaron el desarrollo de los partidos nacionalistas.
Ante la creciente y diversificada oposición a la Dictadura, Alfonso XIII optó por retirar su confianza al dictador, quien finalmente dimitió en enero de 1930, marcando el fin de su régimen.
El Efímero Retorno a la Monarquía Parlamentaria y la Proclamación de la República
Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII decidió intentar restablecer el viejo sistema parlamentario de la Restauración. Sin embargo, los dos gobiernos que se sucedieron, el del general Dámaso Berenguer (conocido como la «Dictablanda») y el del almirante Juan Bautista Aznar, fueron incapaces de resucitar lo que ya era un verdadero cadáver político.
En este contexto de debilidad monárquica, los partidos de la oposición establecieron el Pacto de San Sebastián en agosto de 1930. Este pacto, integrado por republicanos, autonomistas gallegos y catalanes, socialistas y algunos anarquistas, tenía claros objetivos:
- La supresión de la monarquía.
- La proclamación de la República.
- La creación de un gobierno provisional que convocara unas Cortes Constituyentes encargadas de aprobar una nueva Constitución y un estatuto de autonomía para Cataluña.
Finalmente, la caída de la monarquía fue precipitada por su rotunda derrota en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. La victoria aplastante de la Conjunción Republicano-Socialista en las principales ciudades españolas determinó la decisión de Alfonso XIII de abandonar España. El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española y se formó un gobierno provisional, marcando el fin de la monarquía borbónica y el inicio de una nueva etapa en la historia de España.
Conclusión: El Legado de la Dictadura y el Fin de la Monarquía
La dictadura de Primo de Rivera fue, una vez más, un intento fallido por parte del ejército de poner solución a la compleja vida política española. Aunque el régimen autoritario no fue un fenómeno excepcional dentro del panorama internacional de la época, ya que en numerosos países como Italia (con Mussolini), Portugal (con Salazar), Alemania (con Hitler) o Grecia, también triunfaron regímenes dictatoriales, su fracaso en España tuvo consecuencias trascendentales.
Primo de Rivera consiguió, sin duda, considerables éxitos iniciales, como el fin de la costosa Guerra de Marruecos, un notable crecimiento económico impulsado por la intervención estatal y una relativa pacificación social. Sin embargo, su régimen también acabó con cualquier intento de implantar un sistema democrático que superara el turnismo y el caciquismo del sistema de la Restauración.
Finalmente, el fracaso dictatorial arrastró consigo también a Alfonso XIII y a la propia monarquía. Tras unas elecciones municipales que se convirtieron en un plebiscito sobre la forma de Estado, el 14 de abril de 1931, se proclamó la Segunda República, abriendo un nuevo capítulo en la historia contemporánea de España.