La Transición a la Segunda República y la Constitución de 1931
El documento analizado es una fuente primaria de carácter político: el discurso de despedida de Alfonso XIII, jefe de Estado entre 1902 y 1931, publicado en el periódico «ABC». El autor, Alfonso XIII, hijo de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo, buscaba explicar al pueblo español las razones de su actitud. Su reinado coincidió con la decadencia del sistema de la Restauración, marcado por la crisis política y social, la oligarquía, el caciquismo y el intervencionismo del monarca, acciones que culminaron en el desastre de Annual (1921) y el eventual colapso del sistema.
Para intentar preservar la monarquía y los privilegios de la oligarquía, Primo de Rivera dio un golpe de Estado en 1923. Tras un periodo de estabilidad, la dictadura cayó, llevándose consigo a Alfonso XIII. Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 vieron la victoria republicana en las principales ciudades, lo que provocó una movilización popular espontánea y pacífica que forzó la marcha del rey.
Alfonso XIII justificó su abandono del trono por la falta de apoyo popular, optando por el exilio para evitar una guerra civil. Reconoció errores, pero argumentó que siempre buscó el bien público, incluso en momentos críticos como la Semana Trágica (1909), la crisis de 1917 y el desastre de Annual. En las dos primeras, se alineó con quienes defendían el orden social y los intereses de la oligarquía. En el caso de Annual, se le vinculó con la política colonial de fuerza y prestigio.
El monarca renunció al uso de la fuerza contra las manifestaciones, consciente de la posible división del ejército y el riesgo de una guerra civil. Se marchó sin abdicar, expresando su deseo de regresar si recuperaba el apoyo popular. Definió su salida como una «suspensión» de su poder real, reconociendo la soberanía nacional al afirmar que la nación era «única señora de sus destinos».
El 14 de abril de 1931, Niceto Alcalá Zamora proclamó la Segunda República en Madrid, formando un gobierno provisional con representantes regionalistas, republicanos y socialistas. Este gobierno implementó medidas para asegurar el apoyo popular y prevenir el retorno monárquico. Enfrentó la oposición del ejército monárquico y nacionalista, la oligarquía económica y la Iglesia, esta última contraria al laicismo republicano. La beligerancia eclesiástica fue utilizada como justificación para la quema de conventos en mayo de 1931.
Las elecciones a Cortes Constituyentes se celebraron el 28 de junio de 1931, con sufragio universal. Triunfaron las izquierdas republicanas, siendo el PSOE el partido más votado. Se formó un gobierno de coalición dirigido por Manuel Azaña, con Niceto Alcalá Zamora como Presidente de la República. El gobierno inició un ambicioso plan de reformas para transformar la estructura social y económica del país, generando fuerte resistencia de las oligarquías.
La Constitución de 1931
La Constitución de 1931 buscaba establecer una República Democrática y un Estado Social de Derecho. La falta de consenso con la derecha, especialmente en temas de estructura estatal y religiosos, dotó a la Constitución de una marcada ideología izquierdista.
Características Principales:
- Amplio reconocimiento de derechos:
- Derechos Individuales, basados en las teorías del liberalismo (artículo 2).
- Derechos Nacionales, que posibilitaban la creación de Comunidades Autónomas, reconociendo su identidad cultural y lengua (artículos 1 y 4).
- Derechos Sociales, Económicos y Culturales, referentes a la familia, educación y trabajo (novedad).
- Rígida separación de poderes:
- Poder Legislativo: Cortes unicamerales (Congreso de los Diputados), elegidas cada cuatro años por sufragio universal (mayores de 23 años).
- Poder Ejecutivo: Presidente elegido por 6 años, encargado de promulgar leyes y disolver las Cortes. El Jefe de Gobierno era elegido por el Presidente y rendía cuentas al Parlamento (artículo 67).
- Poder Judicial: Correspondiente a los tribunales.
- Anticlericalismo y Estado Laico:
- Rígida separación Iglesia-Estado (artículo 3).
- Supresión del presupuesto del clero y culto católicos.
- Limitaciones a las órdenes religiosas, prohibiendo el ejercicio de la enseñanza.
Reformas del Bienio Progresista (1931-1933)
Además de la Constitución, el gobierno republicano emprendió varias reformas clave:
A) Reforma Religiosa
Se implementaron leyes para reducir el poder de la Iglesia:
- Ley de Congregaciones: Regulación de órdenes y sus actividades económicas.
- Supresión del presupuesto para el clero.
- Disolución de la Compañía de Jesús y confiscación de sus bienes.
- Promoción de una sociedad civil laica mediante el matrimonio civil, la secularización de cementerios y la ley del divorcio.
Esta política generó la oposición de la Iglesia, que se convirtió en un referente del movimiento antirrepublicano.
B) Reforma Agraria
La Ley Agraria de 1932 buscaba eliminar el latifundismo y fomentar la pequeña propiedad para modernizar la agricultura. Se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA) para expropiar latifundios subexplotados y repartirlos entre campesinos sin tierra. Sin embargo, la aplicación de la reforma enfrentó dificultades:
- Oposición de los propietarios.
- Falta de presupuesto para indemnizaciones.
- Divisiones internas entre los republicanos.
- Lentitud burocrática.
Estas dificultades provocaron sublevaciones en Andalucía y Extremadura, además de problemas con los arrendamientos tradicionales en Galicia y Cataluña.
C) Reforma Militar
Se buscaba un ejército leal a la República y más profesional:
- Retiro voluntario para militares monárquicos.
- Creación de la Guardia de Asalto.
- Reducción de mandos para aumentar la eficacia.
Estas medidas generaron malestar en el ejército y fueron utilizadas por la propaganda antirrepublicana para acusar al gobierno de querer destruirlo.
D) Reformas Sociales
Se impulsó legislación favorable a los trabajadores, bajo la dirección de Largo Caballero (Ministro de Trabajo). Se llevó a cabo una importante reforma educativa para fomentar la alfabetización, ampliando el número de escuelas y maestros. Se extendió el sufragio a las mujeres.
E) Autonomías
- Cataluña: Tras la proclamación de la República Federal Catalana por Maciá en abril de 1931 y la redacción del Estatuto de Nuria, se aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña en septiembre de 1932, impulsado por la asonada militar de Sanjurjo. Se estableció un gobierno autónomo de ERC dirigido por Francesc Maciá.
- País Vasco: El Estatuto de Estella, elaborado por nacionalistas y carlistas, fue rechazado por las Cortes por considerarse demasiado tradicionalista. La autonomía se conseguiría en 1936.
- Otras aspiraciones autonomistas (Galicia, Valencia, Aragón, Baleares, Andalucía) se vieron frenadas por el inicio de la Guerra Civil.