Crisis de la Conciencia Obrera
En el último tercio del siglo XX, una de las características de las sociedades occidentales ha sido el paso de una economía de producción a una de consumo. Esto fue provocado por el desarrollo económico de este periodo, que posibilitó que la mayor parte de la sociedad tuviera acceso a los bienes de consumo. De esta manera, el estilo de vida de esta sociedad consumista se caracterizó por su estandarización. Las clases sociales quedaron difuminadas y las distinciones vinieron marcadas por los diferentes niveles de consumo. Así, más que hablar de los derechos de las personas, se comenzó a hablar de los derechos del consumidor. El ciudadano se convirtió ante todo en un consumidor, y todo lo que le rodeaba se orientó en esa dirección.
Los sindicatos, en lugar de luchar por un cambio radical en la transformación de la sociedad de clases, se centraron más en logros dentro de la propia sociedad de consumo. En los años 80, la tendencia general fue el debilitamiento del movimiento sindical europeo. Se produjo una ofensiva antisindical muy agresiva por parte del gobierno de Thatcher. Ya en los años 90, con el auge del neoliberalismo, la fragmentación de la clase obrera, el hundimiento de los países del Este y la crisis de la izquierda, se entró en una fase de crisis de los sindicatos europeos, con pérdida de prestigio y de afiliados y, en consecuencia, de su capacidad para transformar la sociedad.
Para concluir, podemos señalar como principales rasgos internos de los sindicatos que llevaron a la pérdida de su capacidad de presión y de movilización:
- Una profunda especialización en lo laboral, que los llevó a limitarse exclusivamente al ámbito de trabajo y a lo relacionado con este (lucha salarial, relaciones laborales, etc.).
- El abandono de los problemas sociopolíticos de la clase obrera.
Feminismo en los Años 60
Fueron los partidos políticos de izquierda los que adoptaron, en cierta forma, esta mentalidad feminista. Para esta fecha, las mujeres ya habían conseguido el derecho a voto (excepto en algunos países islámicos y Suiza). El nuevo feminismo, que duró desde los años 60 hasta finales de los 70, fue denominado la Segunda Ola Feminista o el Renacer del Feminismo.
En la Primera Ola Feminista, que se dio desde finales del siglo XIX hasta la llegada del siglo XX, las feministas buscaban romper con la desigualdad legal, como el sufragio femenino. Sin embargo, en esta Segunda Ola Feminista, lo que buscaban era ir más allá del ámbito legal. Estas lucharon por la igualdad privada, es decir, la igualdad en la familia, en el empleo, en los derechos de reproducción (como el aborto) y en la sexualidad. Concretamente, en la publicidad, ellas se habían convertido en la mujer objeto.
En esta Segunda Ola, aumentó el número de mujeres que accedió a la educación superior, además de incorporarse al mercado laboral en puestos que tradicionalmente habían sido para hombres. El 40% de la banca y gestión de finanzas, y el 30% de las profesiones intelectuales, eran ejercidas por mujeres, lo cual supuso un avance enorme. Este avance fue mucho más lento en profesiones manuales.
Pero, como hemos dicho, no solo se pedían cambios legales y en los modos de trabajo: las mujeres exigían independencia con respecto a sus maridos y se rebelaron contra los roles tradicionales. Un ejemplo de esta discriminación se puede observar en las películas de la época. Un caso claro es Los hombres las prefieren rubias, una película dirigida por Howard Hawks y protagonizada por Marilyn Monroe. En ella se puede ver perfectamente cómo la protagonista (de 1953) representa el rol de la mujer de aquella época: sumisa, mujer objeto, ama de casa.
El Macartismo en Estados Unidos
El macartismo en la política estadounidense fue un episodio que se desarrolló entre 1950 y 1956. La Guerra Fría se encontraba en un momento tenso, ya que la URSS experimentaba con la bomba atómica (1949). Además, Mao Zedong llegaba al poder ese mismo año, y la Guerra de Corea comenzaría tan solo un año después, en junio de 1950. Dada esta situación, los estadounidenses pedían una política enérgica y ofensiva contra el bloque soviético.
En febrero de 1950, Joseph McCarthy intervino denunciando una conspiración comunista en el seno del Departamento de Estado. De esta manera, se dio comienzo a una caza de brujas consistente en expurgar a los ‘rojos’, los cuales se revelaron como adversarios políticos. Una de las cazas más famosas fue la del matrimonio Rosenberg, acusados de haber entregado a la URSS el secreto de la bomba atómica; fueron ejecutados en junio de 1953.
Eisenhower fue elegido en el momento de máxima influencia de McCarthy (1952). Como resultado de dicha influencia, Oppenheimer fue expulsado de la Comisión de Energía Atómica. La decisión de McCarthy de atacar al ejército fue la gota que colmó el vaso; así pues, la gente se levantó contra el macartismo y sus excesos. El Senado tomó cartas en el asunto y le dio un voto de censura (1954). Esta pérdida de popularidad e influencia llevó a McCarthy a refugiarse en el alcohol y morir en 1957.