Manifiesto de Manzanares 1854: Origen de la Revolución y el Bienio Progresista Isabelino

EL MANIFIESTO DE MANZANARES: FUENTE HISTÓRICA CLAVE

El interés del documento que nos ocupa como fuente histórica de carácter político reside en conocer las demandas del manifiesto del pronunciamiento de la Vicalvarada de 1854, encabezado por Dulce y O’Donnell. Este evento marca el origen de la Revolución de 1854, que puso fin a la Década Moderada del reinado de Isabel II y dio paso a la etapa del Bienio Progresista (1854-1856).

La Idea Central del Manifiesto

La idea principal del Manifiesto de Manzanares, redactado en esta localidad el 7 de julio de 1854 por un joven Cánovas del Castillo y firmado por el general O’Donnell, es la justificación política del pronunciamiento de O’Donnell y sus seguidores. El objetivo era lograr una regeneración liberal de la nación, sustituir al gobierno moderado y buscar la comprensión y el apoyo para el triunfo de la Vicalvarada.

Demandas y Reformas Propuestas

Otras ideas defendidas en el manifiesto incluían:

  • Mantenimiento de la monarquía sin camarillas.
  • Reformas progresistas como la desamortización.
  • Descentralización.
  • Libertad de comercio.
  • Libertades civiles, de prensa y de opinión.
  • Ampliación del censo electoral.
  • Restablecimiento de la Milicia Nacional.
  • Elección directa de los alcaldes.
  • Autonomía de las Cortes.
  • Supremacía del Congreso sobre el Senado.
  • Rebaja de impuestos.

Contexto Histórico: El Fin de la Década Moderada

El contexto histórico se sitúa en los diferentes problemas de España al finalizar la Década Moderada del reinado de Isabel II (1844-1854). Tras ser proclamada reina con solo 14 años, Isabel II gobernó tras las regencias de su madre María Cristina y Espartero. Los moderados mantuvieron el poder durante diez años, pero la inestabilidad se acentuó debido a:

  • Subida de impuestos indirectos.
  • Aumento del precio del grano.
  • Falta de libertad de expresión de la prensa.
  • La influencia de la “camarilla” (Sor Patrocinio y el padre Claret) sobre Isabel II.

Además, puritanos, progresistas y demócratas estaban descontentos con el gobierno moderado. Tras la caída del gobierno de Bravo Murillo en 1852, se sucedieron tres gobiernos corruptos.

La Vicalvarada y el Pronunciamiento

Los acontecimientos de 1854 se iniciaron con un conflicto parlamentario entre el Senado y el gobierno del conde de San Luis, que fue derrotado en el Senado por las denuncias de corrupción relacionadas con la Ley de Ferrocarriles. El gobierno disolvió las Cortes y destituyó magistrados, lo que radicalizó la oposición. Ante esta situación, se pronunciaron los generales Dulce y O’Donnell.

El enfrentamiento militar tuvo lugar en Vicálvaro el 30 de junio contra el ejército isabelino, de ahí el nombre de “Vicalvarada”. El combate terminó en tablas, y los sublevados se retiraron a Manzanares. Allí, el general Serrano sugirió un giro civil, y encargaron a Cánovas del Castillo la redacción del “Manifiesto del Manzanares”, documento que reivindicaba los principios para una regeneración liberal: trono sin camarilla, ley de imprenta, ley electoral, rebaja de los impuestos de consumos, descentralización municipal y una nueva Milicia Nacional.

El pronunciamiento clásico derivó en una revolución, un reflejo tardío de la revolución europea de 1848.

El Bienio Progresista (1854-1856)

Le siguieron las Jornadas de Julio, una fase popular con levantamientos y barricadas en Madrid, Barcelona, Valladolid y Valencia, impulsada por progresistas y demócratas, y la formación de Juntas. O’Donnell fundó en este contexto la Unión Liberal.

El nuevo gobierno obligó a Isabel II a nombrar primer ministro al general progresista Espartero, quien pactó con O’Donnell, aceptando este la cartera de Guerra. El Bienio Progresista (1854-1856) fue un intento de mejorar la vida política bajo Isabel II, con Espartero y O’Donnell al frente de los gobiernos. Entre las reformas destacaron:

  1. Un proyecto de Constitución non nata de 1856 que no llegó a entrar en vigor.
  2. La Desamortización General de Madoz en 1855 (que afectaba a bienes de propios y comunes, del Estado, la Iglesia, Órdenes Militares, etc., subastados públicamente en lotes y cobrados en metálico para financiar el ferrocarril).
  3. La Ley de Ferrocarriles de 1855 y la Ley de Sociedades Anónimas de Crédito.

Gran parte del programa político no pudo llevarse a cabo debido a la corta duración de la etapa y al enfrentamiento entre progresistas y unionistas. Esto culminó cuando O’Donnell rodeó con las tropas el Congreso y disolvió el Parlamento en 1856. Cayó Espartero, y O’Donnell impuso una política de represión contra sus partidarios, estableciendo la censura y reestableciendo la Constitución de 1845.

Conclusión

Se produjo una vuelta al moderantismo, con predominio de la Unión Liberal de O’Donnell, etapa que finalizaría en 1868 con la Revolución Gloriosa y la caída de Isabel II.

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