Al-Ándalus al reino de Castilla

Carlomagno creó la Marca Hispánica al sur de los Pirineos y fue gobernada por condes dependientes del emperador. A principios del siglo IX navarros y aragoneses se independizaron de los francos y se creó el Condado de Aragón y en el 830 nacíó el Reino de Pamplona. En el Siglo X los condados catalanes se independizaron de los francos. La fragmentación política de Al-Ándalus fue aprovechada por los reinos cristianos para atacar las tierras andalusíes. A lo largo de los siglos XI y XII, los cristianos conquistaron los valles del Tajo y del Ebro. La gran expansión se produjo en el Siglo XIII sobre todo tras la derrota de los almohades tras la Batalla de las Navas de Tolosa (1212). Jaime I de Aragón conquistó Mallorca y el Reino de Valencia. Fernando III de Castilla conquistó Jaén, Córdoba y Sevilla, y Portugal ocupó el Algarve. Tras la reconquista de un territorio era necesario repoblarlo para asegurar el dominio cristiano. La repoblación de los territorios conquistados tuvo diversas modalidades:
real (cuando el rey se encargaba de repoblar), señorial, monástica o concejil (cuando los nobles, los monasterios y los concejos ocupaban las tierras) o repoblación por presura que (ocupación espontánea de la tierra)
. Los reyes concedían títulos de propiedad pasados unos años. También hubo repoblación de órdenes militares en los valles del Tajo y el Guadiana y en el maestrazgo Aragónés. Por último en el Levante, Murcia y el valle del Guadalquivir se utilizaron los repartimientos por los que los reyes distribuían las tierras conquistadas según la condición social y los méritos de los conquistadores. 2.5. Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y sociedad estamental. En la Edad Media los monarcas se creían elegidos por Dios para gobernar sus reinos que se consideraban patrimonio del monarca. Los reyes medievales podían declarar la guerra, convocar al ejército, dictar leyes, impartir justicia y acuñar moneda. A su alrededor organizaron una corte de consejeros que acabó convirtiéndose en el Consejo Real. También existía la curia (tribunal de justicia), la cancillería (encargada de la administración) y la tesorería (las finanzas). En la Corona de Castilla el rey dispónía de poderes más amplios, mientras que en la Corona de Aragón el arraigo de las estructuras feudales y el poder nobiliario impulsaron el pactismo. El ejercicio del poder real se basaba en un equilibrio entre el poder del rey y las instituciones, y el monarca estaba sometido al control de la nobleza a través de las Cortes. La sociedad estamental se caracterizaba por su jerarquización y la acumulación o carencia de privilegios. Los estamentos eran el nobiliario, el eclesiástico y los no privilegiados (comerciantes, artesanos y campesinos). Los señoríos podían ser de realengo que pertenecían al monarca, eclesiásticos que eran de la iglesia, y señoriales que pertenecían a la nobleza. Éstos podían ser de dos tipos: solariegos (los señores cobraban rentas a sus habitantes por el uso de la tierra) y jurisdiccionales (el señor cobraba impuestos y administraba justicia, entre otras prerrogativas). 2.6. Organización política de la Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra al final de la Edad Media. En Castilla, Enrique II entronizó la dinastía Trastámara en 1369. El rey creó una nobleza de servicios formada por sus fieles partidarios en la Guerra Civil a la que enriquecíó con las mercedes enriqueñas. Para reforzar el poder real se limitaron las funciones de las Cortes y desde 1396 solo votaban los subsidios para la corona.
También se impulsó el desarrollo de las instituciones reales como la Audiencia y el Consejo Real. En Aragón, los Trastámara llegaron al poder mediante el Compromiso de Caspe (1412). Intentaron reforzar la autoridad monárquica y adoptaron disposiciones contrarias a las leyes tradicionales aragonesas, lo que llevó a la oposición de las clases privilegiadas. En el reinado de Juan II se produjo una Guerra Civil que enfrentó a las clases dirigentes con el rey. Fernando el Católico en las Cortes de Barcelona (1480-1481) establecíó un pactismo moderado que obligaba al rey a jurar fidelidad a las leyes, pero también le otorgaba capacidad de intervenir en las instituciones aragonesas: la Generalitat y el Consell del Cent. Navarra se aproximó a Francia desde el Siglo XIII y estuvo gobernada por dinastías francesas aunque el reino conservó su independencia. En el reinado de Carlos II (1349-1387), Navarra inició su desvinculación de Francia. El rey impulsó las instituciones propias y confió los principales cargos de la administración a funcionarios navarros. En el Siglo XV hubo una Guerra Civil y en 1512 Fernando el Católico incorporó Navarra al Reino de Castilla.

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