Manifiesto de Primo de Rivera (1923): Análisis y Contexto
Texto histórico de contenido político, fragmento del manifiesto que el general Primo de Rivera lanzó al país y al ejército con motivo de la sublevación que protagonizó en la capitanía general de Barcelona para justificar la acción llevada a cabo. Su autor, Miguel Primo de Rivera (1870-1930), fue un militar prestigioso que se formó en las colonias. Su carrera militar contrasta con la tosquedad de sus planteamientos ideológicos: consideraba necesaria la regeneración del país a través de un régimen militar temporal.
Se publica el 13 de septiembre de 1923, tras producirse el golpe militar en Barcelona. España estaba atravesando desde 1917 una fuerte crisis política, social y económica que se manifiesta tanto en los cambios continuos de gobierno como en las protestas obreras y campesinas a través de las huelgas. Es este malestar generalizado el que sirve de excusa al militar para dar el golpe de Estado.
Ideas Principales del Manifiesto
La idea fundamental del texto es la justificación del golpe porque el clamor popular lo pide: “ha llegado el momento de recoger las ansias, atender el clamoroso requerimiento… otra salvación… y el pueblo sano demanda e impone” (primeras líneas del primer párrafo y primera línea del cuarto párrafo).
Otras ideas relevantes:
- Ataque a la clase política de la Restauración como responsable de todos los males de España: “libertarla de los profesionales de la política… designan la sucesión”.
- Descripción de todos los problemas sociales (huelgas, terrorismo, inseguridad), políticos (nacionalismos y comunismo, problema de Marruecos), económicos (gastos excesivos, inadecuada política arancelaria): “asesinatos de prelados… descarada propaganda separatista”.
- La solución a estos problemas es el golpe de estado y la constitución de un gobierno militar para salvar al rey y al país: “pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades… Por España y por el Rey”.
La Reforma Agraria de Manuel Azaña: Un Análisis Histórico
Se trata de un texto histórico de carácter político y con claro contenido económico escrito por Manuel Azaña, líder del partido de izquierda Acción Republicana. Manuel Azaña fue jefe de gobierno durante el bienio reformista y presidente de la República desde mayo de 1936. El texto fue escrito en 1939, al final de la Guerra Civil española, pero hace referencia a la reforma agraria llevada a cabo por socialistas y republicanos durante sus periodos de gobierno, el bienio reformista (1931-1933) y el Frente Popular (1936) y durante la guerra civil en aquellos lugares donde seguía vigente este sistema político.
Manuel Azaña explica la necesidad de llevar a cabo la reforma agraria debido a la lamentable situación campesina con la que se encontró este gobierno al llegar al poder. “Con socialistas ni sin socialistas, ningún régimen que atienda al deber de procurar a sus súbditos unas condiciones de vida medianamente humanas, podía dejar las cosas en la situación en que las halló la República” y la justifica, en el primer párrafo, porque la República tenía esa obligación ya que fue elegida por la mayoría de los españoles para “satisfacer las exigencias más urgentes del pueblo”, es decir, la República tenía la obligación moral de atender las demandas de los sectores marginados de España. En el segundo, tercer, cuarto y primera parte del quinto párrafo nos recuerda la situación de desigualdades existentes tanto en el campo como en la ciudad, pero marcadas aún más en el campo español.
Contexto Histórico de la Reforma Agraria
La situación del campo español se intenta solucionar en el siglo XIX. Los gobiernos liberales intentaron liberar la propiedad y crear una clase media campesina propietaria y competente que impulsara el desarrollo agrícola del país. Estos objetivos planteados por Mendizábal y Madoz consiguieron desamortizar la propiedad, pero no consiguieron que se repartiera justamente, debido a la venta pública. A principios del siglo XX España seguía teniendo grandes latifundios en el sur y minifundios en el noroeste, pues no daban para alimentar a una familia. Esta es la situación que desea arreglar el gobierno republicano.
Los últimos gobiernos de la monarquía fueron incapaces de dar respuesta a los problemas sociales y económicos. Para dar salida a la situación se convocan elecciones municipales para el doce de abril. El gobierno salido de las elecciones se compromete a hacer un programa de reformas que modernice la sociedad española. En el gobierno provisional Largo Caballero recibió el Ministerio de Agricultura con el cometido de mejorar las condiciones de los campesinos. Para ello procedió a promulgar una serie de decretos: Decreto de términos municipales y el decreto de laboreo forzoso.
En diciembre de 1931 diferentes agrupaciones patronales agrarias habían constituido la Unión Económica Nacional para la defensa de sus intereses. La oposición a la República sería mayor en 1932 cuando quedó aprobada la ley de reforma agraria, aprovechando el fracaso del golpe de estado de Sanjurjo. El contenido básico de la ley de reforma agraria era expropiar las tierras pertenecientes a los grandes de España y asentar en ellas a campesinos que las explotaran. A pesar de sus grandes pretensiones faltó dinero y eficacia política para llevarlo a cabo. Además, su puesta en marcha fue lenta por el descontento del dominio del latifundismo, que provocó la reacción de los campesinos y sus duras protestas sociales. Una de ellas, la protesta de Casas Viejas en Cádiz.
La reforma agraria se paralizó durante el bienio derechista y volvió tras la victoria del Frente Popular en 1936. En julio comienza la Guerra Civil española y el proyecto reformista agrario solo se llevará a cabo en la parte española que queda republicana. En la España nacional la reforma agraria se suspende. Concluida la guerra civil e instaurada la dictadura de Franco la reforma agraria queda definitivamente suspendida con la publicación de una ley que abolía esta reforma.