El reinado de Fernando VII dejó como herencia un enfrentamiento entre liberales y
Tradicionalistas que se resolvíó finalmente a favor de los primeros. Ello supuso la definitiva
Disolución del Antiguo Régimen y la construcción de un nuevo sistema político.
-El carlismo era una ideología tradicionalista y antiliberal que recogía la herencia de Movimientos similares anteriores, como los malcontents y los apostólicos. Los carlistas Eran defensores de la legitimidad dinástica de don Carlos, de la monarquía absoluta, del Predominio social de la Iglesia y de la conservación de un sistema foral particularista en Navarra y las provincias vascas, con el que se comprometíó el pretendiente Carlos. Entre quienes dirigían el carlismo destacaban el clero regular y la pequeña nobleza agraria, Respaldados en muchas zonas rurales por pequeños propietarios empobrecidos, artesanos Arruinados y arrendatarios de por vida, que desconfiaban de la reforma agraria y temían ser Expulsados de sus tierras. -La causa isabelina contó con una parte de la alta nobleza y con los funcionarios, así Como con un sector de la jerarquía eclesiástica. Pero ante la necesidad de ampliar esta base Social, la regente se vio obligada a buscar la adhesión de los liberales, que a cambio exigían El fin del absolutismo y del Antiguo Régimen. Don Carlos recibíó el apoyo exterior de Rusia, Prusia y Austria, mientras Isabel II contó Con el de Gran Bretaña, Francia y Portugal. Las primeras partidas carlistas se levantaron en Las regiones montañosas de Navarra y el País Vasco, el Maestrazgo y el Pirineo. Las Guerrilas se convirtieron pronto en un verdadero ejército organizado por el general Zumalacárregui, que en su afán de salir del ámbito rural atacó Bilbao, donde encontró su Muerte, quedando los carlistas sin su mejor estratega. Más tarde la guerra se decantó hacia El bando liberal a partir de la victoria del general liberal Espartero en Luchana (1836. Los Carlistas, faltos de recursos, realizaron la Expedición real en 1837, la cual partíó de Navarra Hacia Cataluña y se dirigíó a Madrid con la intención de tomar la capital, pero las fuerzas Carlistas fueron incapaces de ocupar la ciudad. Finalmente en 1839 el general carlista
Maroto acordó la firma del Convenio o Abrazo de Vergara con el general Espartero. El acuerdo establecía la integración de la oficialidad Carlista en el ejército real. En cuanto a los fueros, algunos se derogaron, como la Organización municipal, la exención de quintas y las aduanas propias, pero vascos y Navarros mantuvieron la autonomía fiscal y administrativa de sus provincias.
La oposición al liberalismo: guerras carlistas y cuestión foral
Tras la proclamación de Isabel II a finales de 1833, en toda la España del norte partidas Armadas se pronunciaron a favor de su tío Carlos María Isidro, confiando en él la defensa Del absolutismo y de la sociedad tradicional. Se iniciaba así una Guerra Civil, que enfrentaría A los defensores del Antiguo Régimen con los partidarios de iniciar un proceso reformista De carácter liberal:-El carlismo era una ideología tradicionalista y antiliberal que recogía la herencia de Movimientos similares anteriores, como los malcontents y los apostólicos. Los carlistas Eran defensores de la legitimidad dinástica de don Carlos, de la monarquía absoluta, del Predominio social de la Iglesia y de la conservación de un sistema foral particularista en Navarra y las provincias vascas, con el que se comprometíó el pretendiente Carlos. Entre quienes dirigían el carlismo destacaban el clero regular y la pequeña nobleza agraria, Respaldados en muchas zonas rurales por pequeños propietarios empobrecidos, artesanos Arruinados y arrendatarios de por vida, que desconfiaban de la reforma agraria y temían ser Expulsados de sus tierras. -La causa isabelina contó con una parte de la alta nobleza y con los funcionarios, así Como con un sector de la jerarquía eclesiástica. Pero ante la necesidad de ampliar esta base Social, la regente se vio obligada a buscar la adhesión de los liberales, que a cambio exigían El fin del absolutismo y del Antiguo Régimen. Don Carlos recibíó el apoyo exterior de Rusia, Prusia y Austria, mientras Isabel II contó Con el de Gran Bretaña, Francia y Portugal. Las primeras partidas carlistas se levantaron en Las regiones montañosas de Navarra y el País Vasco, el Maestrazgo y el Pirineo. Las Guerrilas se convirtieron pronto en un verdadero ejército organizado por el general Zumalacárregui, que en su afán de salir del ámbito rural atacó Bilbao, donde encontró su Muerte, quedando los carlistas sin su mejor estratega. Más tarde la guerra se decantó hacia El bando liberal a partir de la victoria del general liberal Espartero en Luchana (1836. Los Carlistas, faltos de recursos, realizaron la Expedición real en 1837, la cual partíó de Navarra Hacia Cataluña y se dirigíó a Madrid con la intención de tomar la capital, pero las fuerzas Carlistas fueron incapaces de ocupar la ciudad. Finalmente en 1839 el general carlista
Maroto acordó la firma del Convenio o Abrazo de Vergara con el general Espartero. El acuerdo establecía la integración de la oficialidad Carlista en el ejército real. En cuanto a los fueros, algunos se derogaron, como la Organización municipal, la exención de quintas y las aduanas propias, pero vascos y Navarros mantuvieron la autonomía fiscal y administrativa de sus provincias.