Introducción: El Contexto de la Guerra Civil Española
Los numerosos problemas acumulados por la sociedad española del momento, sumados a la situación política de Europa, que vivía el auge de los totalitarismos, llevaron al estallido de la Guerra Civil Española, que concluiría con una dictadura de 40 años.
La Sublevación Militar y su Fracaso Inicial
Tras la victoria del Frente Popular y la formación de un gobierno de izquierdas, el general Mola comenzó a urdir un plan de sublevación junto a la derecha y las grandes fortunas. Tras los asesinatos del teniente Castillo y de Calvo Sotelo el 12 de julio, el plan se adelantó: el 17, la guarnición de Melilla se sublevó, y el 18, la Península y Marruecos. La sublevación fue un fracaso, pues parte de las fuerzas se mantuvieron fieles a la República. En Madrid, Fanjul se vio rodeado por sindicalistas armados y en Barcelona, Goded fue superado por las policías. Lo mismo ocurrió en Valencia y en otras ciudades. No obstante, el golpe triunfó en Canarias con Franco, en Sevilla con Queipo de Llano, en Navarra con Mola y en Zaragoza con Cabanellas. El golpe triunfó en el oeste peninsular, en parte de Aragón y en las islas, mientras que fracasó en el resto del territorio, incluyendo el centro y el este peninsular. Pese a que los generales esperaban una rápida victoria, la resistencia de los sindicatos, los milicianos y una parte de las fuerzas armadas hizo fracasar el golpe.
Balance de los Bandos Enfrentados: Fuerzas Militares y Apoyos
Capacidades Militares y Recursos
La zona republicana contaba con los fondos, la industria y las minas, mientras que la zona rebelde disponía de los campos de cultivo. Las tropas quedaron divididas: la República tenía más equipo, pero solo el 20% de los mandos intermedios, por lo que tuvo que nombrar nuevos oficiales de emergencia. En cuanto a hombres, la República contaba con 130.000, frente a los 145.000 sublevados, de los cuales unos 50.000 eran regulares con mayor disciplina. La República formó brigadas mixtas, compuestas por milicias voluntarias sumadas al ejército regular, lo que mermó la efectividad de estas unidades; los sublevados también absorbieron los requetés y las milicias falangistas bajo su ejército.
La Ayuda Internacional y el Pacto de No Intervención
El Pacto de No Intervención, firmado por muchos países para no ayudar a ningún bando, no sirvió de mucho. La ayuda internacional, importantísima para la República, que consistía en repuestos, material y tropas (las Brigadas Internacionales, con 40.000 voluntarios de muchos países dispuestos a luchar contra el fascismo, de los cuales muchos murieron), fue suministrada mayoritariamente por la URSS, y en menor medida por México o Francia. La ayuda al bando fascista provino de Alemania e Italia, que enviaron aviones y tropas, respectivamente, y que fue pagada en materias primas necesarias para la industria. Cabe destacar también las tropas voluntarias portuguesas e irlandesas.
Desarrollo del Conflicto Bélico (1936-1939)
El conflicto se desarrolló en varias fases clave:
Fase 1: La Guerra de Columnas (Julio-Diciembre 1936)
En las primeras semanas se libró una guerra de columnas de alta movilidad. El objetivo de los sublevados, Madrid, no fue alcanzado, pues las columnas formadas por Mola, que partían del norte, fueron contenidas por las milicias obreras. Con Mola fuera, Franco, tras cruzar el estrecho con ayuda alemana, llegó a Sevilla, desde donde partieron varias columnas que avanzaban por Extremadura para enlazar con el norte. Tras ocupar Talavera, Franco se desvió y liberó el Alcázar de Toledo, donde su compañero Moscardó estaba siendo atacado. Después de esto, Franco se consolidó como jefe del movimiento, tanto militar como político, el 1 de octubre. La conquista de la capital, que el gobierno republicano había abandonado, no se produjo, pues las milicias, ayudadas por las Brigadas Internacionales y los anarquistas, resistieron el ataque aéreo y terrestre. La maniobra envolvente franquista fracasó.
Fase 2: Etapa Central y Decisiva (Abril 1937-Noviembre 1938)
Franco renunció a Madrid y se centró en el norte, donde avanzó por la cornisa cantábrica con ayuda italiana y alemana. Mola murió en un accidente. Se produjo el bombardeo de Guernica y cayó Bilbao, seguida de Santander y Asturias, por último, en octubre. La República respondió con ofensivas en Brunete y Aragón. Una nueva ofensiva sobre Madrid en 1938 fue abortada por el ataque republicano en Teruel, donde se tomó la ciudad, para después perderla en febrero. Franco se centró entonces en dividir la República en dos, llegando al Mediterráneo: se tomó Lérida y se avanzó hacia Valencia, pero la Batalla del Ebro obligó a desviar fuerzas. Murieron más de 60.000 republicanos, y la mayoría de las reservas se perdieron. La batalla concluyó el 15 de noviembre, dejando unos 90.000 muertos.
Fase 3: Última Etapa de la Guerra (Noviembre 1938-Marzo 1939)
Franco inició la ofensiva sobre Cataluña, que sin las Brigadas Internacionales cayó en bloque. Negrín asumió el mando de la zona republicana con el objetivo de resistir, pero el agotamiento y las luchas internas hacían mella. El coronel Casado depuso a Negrín, quien abandonó el país. Se intentó negociar una paz, pero Franco había promulgado la Ley de Responsabilidades Políticas, lo que imposibilitaba cualquier acuerdo. El 28 de marzo, Franco entró en Madrid y el resto del país cayó en tres días, siendo la última ciudad Alicante, donde 15.000 personas fueron hechas prisioneras. El 1 de abril, la guerra terminó.
Evolución Política Durante la Guerra Civil
España quedó dividida entre los sublevados, una facción de corte fascista compuesta por aristócratas y burgueses, y los republicanos, partidos de izquierda donde había socialistas, comunistas y anarquistas. El pueblo quedó dividido por motivos políticos y religiosos: muchos católicos se alinearon con el bando sublevado.
El Bando Republicano: Gobiernos y Conflictos Internos
Con el estallido de la guerra, el gobierno de Quiroga dimitió, al igual que el posterior de Martínez Barrio al día siguiente. El tercer gobierno, el de José Giral, integrado por la izquierda, armó a los milicianos. El 5 de septiembre, Largo Caballero formó un gobierno que integraba muchas fuerzas, entre ellas a los anarquistas. Cuando Madrid se vio amenazada, el gobierno se trasladó a Valencia, donde acometió numerosas reformas. Todo esto se complicó debido a las luchas internas entre anarquistas y comunistas, que se materializaron en los enfrentamientos de Barcelona y obligaron al gobierno a dimitir. El siguiente en formar gobierno fue Negrín, en mayo de 1937. Negrín intentó negociar sin éxito bajo sus Trece Puntos, lo mismo que le ocurrió posteriormente al coronel Casado.
El Bando Sublevado: Consolidación del Poder Franquista
En la España sublevada se construyó un estado bajo la figura exclusiva de Franco, tras la muerte de los generales Mola y Sanjurjo. La Junta de Defensa Nacional lo nombró jefe supremo del ejército y del Estado el 1 de octubre. Con el Decreto de Unificación, absorbió la Falange y a los carlistas, asumiendo así el mando del partido único. En enero de 1938 se formó el primer gobierno, compuesto por militares, falangistas, tradicionalistas, etc. Una carta del obispado al mundo terminó de legitimar el golpe.
Consecuencias de la Guerra Civil Española
Se calcula que la cifra de muertos es de alrededor de 500.000 personas, bajas militares y políticas incluidas; así como se habla de 400.000 emigrantes, de los que unos 100.000 volvieron en la posguerra. Hubo más de 250.000 prisioneros enviados a cárceles o a campos de trabajo. Se produjo una «limpieza» en los sectores públicos, y una catástrofe económica al perderse reservas, infraestructuras y viviendas. Las consecuencias políticas incluyen el fin del proceso modernizador en España y la represión de los derechos fundamentales durante cerca de 40 años. La guerra es un capítulo oscuro en la historia de España, cuyas consecuencias aún se perciben hoy en día.