La Guerra de Sucesión Española y el Reinado de los Austrias

La Guerra de Sucesión Española y el Tratado de Utrecht

La muerte sin descendencia de Carlos II provocó el enfrentamiento entre las dos candidaturas al trono: el archiduque Carlos y Felipe de Anjou. De acuerdo con el testamento de Carlos III, Felipe fue proclamado rey. Sin embargo, la ocupación francesa de varias plazas en los Países Bajos y la negativa a aceptar la renuncia a una futura unificación de Francia y la corona española llevaron a Inglaterra, Austria y los Países Bajos a firmar en 1701 la Alianza de La Haya. A esta coalición se sumarían Portugal y otros estados europeos. Así tuvo lugar la Guerra de Sucesión.

Al principio, fue favorable a la coalición liderada por Gran Bretaña, ya que en 1704 los británicos tomaron Gibraltar y en 1705 se produjo la conquista de los reinos de la Corona de Aragón. El rumbo de la guerra cambió, y en 1707 se produjo la batalla de Almansa, que permitió a Felipe V recuperar los reinos de Valencia y Aragón. En Italia y los Países Bajos, la guerra fue desfavorable para los Borbones y Luis XIV se estaba planteando abandonar la guerra cuando el archiduque Carlos se convirtió en emperador. Sus aliados, alarmados por la posibilidad de que acumulara el Imperio español, ofrecieron entonces abrir negociaciones con Luis XIV.

El Tratado de Utrecht puso fin a la guerra europea y significó el reconocimiento de Felipe V a cambio de la separación de las coronas de Francia y España. En Cataluña, la guerra se prolongó. Los catalanes temían las represalias de Felipe V y la imposición de un sistema político centralizado. Las tropas borbónicas, tras ocupar toda Cataluña, cercaron Barcelona tras una larga resistencia.

La Centralización: Los Decretos de Nueva Planta

Felipe V, en su política, siguió el sistema francés caracterizado por su centralización, con la existencia de diferentes reinos, leyes e instituciones. Los Decretos de Nueva Planta eliminaron los consejos respectivos. Se suprimieron las fronteras que separaban los reinos entre sí y con Castilla y se impuso el castellano como lengua oficial. El sistema de impuestos fue sustituido por otro de carácter general, el catastro. Así, todo el territorio quedó uniformizado según el modelo de Castilla. Solo en las provincias vascas se conservaron los fueros. Pero también hubo algunas concesiones en Cataluña, en parte por las protestas, pero sobre todo por la desconfianza que había tras la conquista en la lealtad de los catalanes.

Las Reformas Administrativas

Los ministros del rey introdujeron una serie de cambios de carácter administrativo y económico, con el fin de reforzar el Estado y volver a convertirlo en una potencia europea. El gobierno quedó en manos de 5 secretarios de Despacho, de modo que el sistema de gobierno perdió el control del gobierno. La administración territorial se transformó. El país se dividió en provincias, al frente de las cuales se situaba la autoridad judicial, la militar y la civil y económica. El ejército también se transformó. Los tercios fueron sustituidos por regimientos y se separaron las diferentes armas. Además, se introdujeron los grados de oficiales, jefes y generales modernos. Uno de los mayores esfuerzos fue la recuperación de la marina de guerra. Se construyeron arsenales y nuevos astilleros y, al final del reinado, la armada comenzaba a tener un volumen importante. Por último, se promocionó la industria y el comercio. Se produjo la supresión de las aduanas estatales y se añadió un decreto que permitía la libre circulación de productos. También se ratificaron las medidas mercantilistas y se fundaron las primeras reales fábricas.

La Lucha contra Inglaterra y la Armada Invencible

Tras María Tudor, subió al trono Isabel I, protestante. Desde entonces, las relaciones entre Inglaterra y la monarquía española se fueron tensando en torno a dos cuestiones básicas: América y los Países Bajos. Respecto a América, Inglaterra y Francia habían rechazado el Tratado de Tordesillas que daba el monopolio de la explotación del continente a españoles y portugueses. En los Países Bajos, los ingleses apoyaron desde el principio a los protestantes rebeldes, pero no se atrevieron a enviar tropas. Se limitaron a dar dinero. Fue tras la conquista de Portugal y la toma de Amberes por Farnesio en 1585, que Isabel I decidió intervenir en los Países Bajos y Felipe II tomó la decisión de invadir Inglaterra. En 1588, la Armada Invencible zarpó hacia el Canal de la Mancha. Nadie dudaba de su éxito en suelo inglés. Pero pronto se comprobó que la operación era imposible. La armada fue batida por los barcos ingleses, produciéndose graves daños y obligándose a retirarse rodeando las islas británicas. El desastre de la Invencible golpeó el prestigio español. Lo peor no era la pérdida de barcos, sino los miles de marineros, pilotos y soldados muertos.

La Intervención en Francia y el Fin del Reinado

Estalló una guerra civil en Francia entre católicos y protestantes. En ella, Felipe II suministró armas y dinero a los católicos, que finalmente fueron derrotados. Felipe II mantenía a sus ejércitos en guerra en tres frentes: contra los holandeses en los Países Bajos, contra Inglaterra y contra Francia. En 1598, firmó la Paz de Vervins con Francia, por la cual Felipe II se comprometía a retirar las tropas. El archiduque Alberto se casaba con la hija del rey, Isabel Clara Eugenia, y Felipe II cedió a ambos el gobierno de los Países Bajos. Se negó a reconocer la independencia de los estados holandeses. En 1598, Felipe II moría en el palacio del Escorial.

La Crisis Agraria

Se produjo el descenso de la producción agrícola. Hubo una sucesión constante de ciclos de malas cosechas que se sucedieron cada 8 o 10 años y que provocaron la falta de alimentos y la subida de los precios de los cereales y el hambre entre la población. Solo a partir de la década de 1680 se inicia una recuperación agrícola, más intensa en aquellas zonas en las que se había emprendido una cierta especialización de cultivos. También hubo una fuerte caída de la producción lanar. La cabaña ganadera de la meseta pasó de 3 a 2 millones de cabezas a lo largo del siglo XVII. Aunque en la segunda mitad del siglo la producción aumentó, no llegó a alcanzar las cifras del siglo XVI.

La Crisis de la Producción Artesanal

La crisis tuvo como consecuencia la pérdida de empleo, atraso en la tecnología y la dependencia de productos extranjeros. La producción de paños de las ciudades de la meseta experimentó una caída progresiva desde finales del siglo XVI. La producción minera y la fabricación de hierro mantuvieron su prosperidad. La competencia extranjera y la falta de desarrollo técnico disminuyeron la producción y muchas ferrerías desaparecieron. En cuanto a la producción naval, los precios se dispararon. Además, se siguieron construyendo enormes galeones, los comerciantes preferían los barcos más ligeros y rápidos.

La Administración de los Austrias y los Válidos

La monarquía era un conjunto de reinos con instituciones y leyes diferentes. La principal novedad fue la introducción del válido. Se trataba de un personaje, casi siempre miembro de la aristocracia, en el cual el rey depositaba su confianza, entregándole las principales decisiones de gobierno. Todos los reyes del siglo XVII tuvieron este tipo de consejeros. Desde el poder apartaban a sus enemigos y colocaban en los puestos más altos a hombres de su confianza. La corrupción aumentó y los más atrevidos aprovecharon el apoyo del rey para controlar la concesión de cargos, pensiones y mercedes de todo tipo, que canalizaron hacia sus familias y favoritos. Los válidos fueron criticados. La oposición a los válidos la encabezaron los letrados y los miembros de la aristocracia que eran apartados de la corte. Otra novedad fue la venta de cargos como la fórmula para conseguir dinero rápido en situaciones de emergencia. Se vendían sobre todo cargos de regidores de las ciudades.

El Reinado de Felipe III


Desde el principio opto por confiar los asuntos del estado al duque de Lerma. La confianza del rey en el valido fue en aumento y llego a dictar una instruccion para q todos los consejos obedecieran las ordenes del duque como si fueran firmadas por el propio soberano. Sin embargo, Lerma dedico sus esfuerzos a promover sus intereses personales. La politica exterior del reinado estuvo presidida por la pacificacion. La guerra contra Inglaterra estaba bloqueada, ni españoles ni ingleses estaban en situacion de derrotar al enemigo. En 1604 el tratado de Londres puso fin a veinte años de guerra. En 1609 se firmo la tregua de los 12 años, lo q significaba el reconocimiento del estado holandes. Esta paz permitio poner en marcha la expulsion de los moriscos. Lerma mantuvo una actitud calmada frente a los reinos. Los virreyes exigieron el pago atrasado de los impuestos y se enfrentaron al problema del bandolerismo. El escandalo y la oposicion al valido llevaron a felipe III en 1618 a prescindir e lerma q fue sustituido por su hijo el duque de uceda.
la expulsion ed los moriscos
en 1609 felipe III decreto la expulsion de los moriscos de los reinos peninsulares. El aislamiento el mantenimiento de sus costumbres su crecimiento demografico y las sospechas de su contacto con los piratas berberiscos fueron agitando el odio y preparando el terreno. El decreto se ejecuto primero en el reino de valencia, en donde estaban mas concentrados. Luego se extendio al de aragon,para finalmente aplicarse a los demas reinos. De nada sirvieron sus protestas. En valencia se produjeron dos intentos de rebelion q fueron aplastados. Las repercusiones fueron muy escasas. Ya q la mayoria eeran campesinos.La nobleza protesto por la perdida de una mano de obra habil y docil.

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