Participación de la sociedad civil en los planes nacionales Venezuela

LA CREACIÓN DEL ESTADO FRANQUISTA. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS Y APOYOS SOCIALES (1839-1975)

La victoria de general Franco en la Guerra Civil dio paso a la creación de un régimen dictatorial liderado por el propio Franco, hasta su muerte en Noviembre de 1975. El franquismo fue siempre un régimen antidemocrático, aunque sus instituciones fueron evolucionando. La dictadura pudo prolongarse tanto tiempo gracias a la constante represión de los opositores al régimen, a los apoyos de las clases dirigentes españolas y a la complicidad de las potencias del mundo occidental.   

1.FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS. UN RÉGIMEN DICTATORIAL. El franquismo fue un sistema político-social que evoluciónó para garantizar su continuidad y permanencia. Los escasos cambios vinieron forzados por las presiones extranjeras y las transformaciones de la sociedad española. Una dictadura personal que suprimíó derechos y libertades, represora y sin una ideología elaborada, que se dotó de símbolos, leyes e instituciones fascistas; un régimen militar en el que siempre estuvo presente el recuerdo de la Guerra Civil y la victoria. Nacíó en ese momento  debido a la necesidad de los militares sublevados de dotarse de un mando único, una estructura administrativa paralela a la República, una legislación y un poder ejecutivo antiparlamentario y antidemocrático. Finalizada la Guerra, Franco pretendía construir un régimen político “regenerador de España”, que desterrase toda idea de democracia liberal. Ese nuevo Estado franquista se caracteriza por: 

-Concentración de poderes en la persona de Franco , que adoptó el título de Caudillo. Era jefe del Estado, y durante muchos años también presidente de Gobierno, Generalísimo de los tres ejércitos y jefe nacional del partido único. 

-Totalitarismo inspirado en los regíMenes fascista italiano y nacionalsocialista alemán. Se suprimíó la Constitución de 1931, y con ella las libertades y los derechos democráticos. Solo se permitíó el partido y el sindicato oficial. 


-Carácter unitario y centralista del Estado. Se abolieron los estatutos de autonomía y se fomentó la marginación de la lengua y la cultura propias de Cataluña, País Vaco y Galicia. 

-Constante represión a la oposición.

-Control y censura de los medios de comunicación.   

El régimen pretendíó darse legalidad jurídica y se elaboraron unas Leyes Fundamentales para cubrir esa falta de legitimidad democrática. 

Las LEYES FUNDAMENTALES fueron: 

-Ley del Fuero del Trabajo (1938). Principios del Nacionalsindicalismo (inspirado en la Falange). Era un sindicato único que agrupaba de forma obligatoria a obreros y empresarios, prohibía las huelgas y estaba al servicio del régimen.   

-Ley Constitutiva de las Cortes (1942). Creaba las Cortes como órgano legislador, pero no tenía poder  para tomar decisiones y estaba supeditado a Franco.   

-Fuero de los Españoles (1945). Declaración de Derechos, pero subordinados y limitados a la obediencia de los principios del régimen y sin garantías de poder ejercerlos. 

-Ley de Referéndum Nacional (1945). Franco podía someter a consulta popular las cuestiones que considerase oportunas. 

-Ley de Sucesión (1947). Definía a España como reino y dispónía que Franco podía nombrar a un futuro rey sin establecer plazo alguno. 

-Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958). El partido único, recogía el ideal de Falange: Patria, familia y religión.  Todos los altos cargos civiles o militares pasaron a ser considerados miembros natos del Movimiento y los funcionarios públicos quedaron obligados a jurar sus principios fundamentales.  

-Ley Orgánica del Estado (1966). Pretendía dotar al régimen de una especie de constitución y un cambio de imagen ante las presiones de los países


democráticos. 

Las Cortes “órgano superior de participación del pueblo español en las tareas del Estado”, no tenían ninguna representación democrática y todos sus miembros, los PROCURADORES, eran designados desde el poder. Se trataba de una representación corporativa por TERCIOS: el sindical, los ayuntamientos y diputaciones, y el tercio familiar, elegidos estos últimos mediante sufragio por los cabezas de familia. A este sistema se le llamó DEMOCRACIA ORGÁNICA. En el plano territorial, el gobierno ejercía su poder mediante los gobernadores civiles de cada provincia, que además eran jefes provinciales del Movimiento. Además en cada provincia había un gobernador militar como prueba de la dualidad de poder (civil y militar).  Se organizaron también los SINDICATOS VERTICALES (organizaciones profesionales), inspirados en el modelo corporativo italiano, que establecía que empresarios y trabajadores se integrarían en un mismo sindicato por ramas de producción.     

2. APOYOS SOCIALES, ACTITUDES Y LAS FAMILIAS DEL RÉGIMEN.  El ejército fue el apoyo más destacado del régimen. Se configuró como un instrumento de represión política y participó en el poder, ya que una buena parte de los ministros y gobernadores civiles fueron militares.  Falange Española Tradicionalista y de las JONS se convirtió en el partido único. Ejercíó el control de los medios de comunicación y propaganda.  Para lograr mayores apoyos se crearon cuatro organizaciones de masas: Frente de Juventudes (para adoctrinar la juventud), Sección Femenina (para formar a la mujer con sentido cristiano y según los principios del régimen franquista), el Sindicato Español  Universitario (para controlar a los universitarios) y la Central Nacional Sindicalista (que integraba a patrones y obreros).  Otro apoyo fundamental fue de la Iglesia católica, a cambio obtuvo grandes beneficios económicos, en 1939 se restablecíó el presupuesto del culto y clero. Tuvo también una gran influencia en el sistema educativo y la imposición de valores y la moral católica.  En cuanto a las actitudes sociales, se han clasificado tres: apoyo, pasividad y rechazo. El franquismo contó con el apoyo de las clases altas,


que recuperaron la influencia que habían perdido, y también de buena parte de los pequeños y medianos propietarios agrícolas del Norte de España.

A pesar de que la mayoría de la clase media rechazaba la dictadura, el trauma de la Guerra les atemorizó y desarrollaron una actitud  pasiva. Si bien la mayoría de los sectores de la población se consideraban perdedores en la guerra y sufrieron las más duras represiones, el miedo y el control policial también provocaron cierres políticos. La participación política estaba limitada a los grupos que habían mostrado su apoyo incondicional al Caudillo, muchos de los cuales acabaron en Falange. Pero dentro del franquismo existieron diferentes “familias” que rivalizaban por tener el máximo poder. La Iglesia también influyó en la vida política a partir de diversos grupos de presión de inspiración católica, como la Asociación Católica Nacional de Propagandistas y a partir de 1960 con el Opus Dei. Pronto surgiría una rivalidad entre falangistas y católicos.  

3. LA CONSOLIDACIÓN Y EVOLUCIÓN DEL FRANQUISMO .  La política exterior. Con el comienzo de la guerra, la política exterior del régimen apostaba por integrase en el bloque de las potencias fascistas. En 1940, Hitler y Franco se reunieron en Hendaya para discutir el papel de España en la Segunda Guerra Mundial. Pocos meses después se reunieron Franco y Mussolini en Bordighera para sondear de nuevo la entrada, aunque sin éxito. Aunque se declaró la neutralidad, el gobierno de Franco mostraba sus simpatías hacia las potencias del Eje. Posteriormente, España pasó de ser neutral a «no beligerante» y decidíó enviar a la División Azul a luchar contra el comunismo. Cuando Alemania empezó a perder, España se declaró de nuevo neutral en 1943 y retiró la División Azul, pero mantuvo la ayuda.  La victoria de los aliados obligó al Caudillo a disimular los rasgos fascistas de su política, y el régimen celebró como una victoria personal de Franco su habilidad para resistir a las presiones del Eje. Se abandonó la simbología fascista y acercó la Falange a las democracias occidentales. Se quería presentar como un régimen católico, conservador y anticomunista, cuyo objetivo era evolucionar hacia una monarquía


en el momento adecuado. Ante su tardanza, Don Juan de Borbón publicó el Manifiesto de Lausana en 1945, señalando la ilegalidad del régimen.  A partir de 1945 empezaba la peor etapa para el franquismo por el aislamiento, el rechazo y la condena internacional. En 1946 España quedaba excluida de las Naciones Unidas, se retiraron los embajadores y Francia cerró la frontera. Además tuvo un enorme coste económico al quedar excluida del programa de ayuda estadounidense, Plan Marshall y de la OTAN.  A partir de 1947, el enfrentamiento entre URSS y EEUU alteró la situación internacional. La «Guerra Fría» constituyó la mejor ayuda para Franco, España fue admitida en diversos organismos  internacionales. El definitivo reconocimiento vino con la firma de los acuerdos con EEUU, que instaló en España una serie de bases militares a cambio de ayuda económica y militar, así como un Concordato con el Vaticano. Poco a poco se daría paso a la aceptación internacional del régimen. Paralelamente, el régimen remodeló su Gobierno para facilitar su acercamiento a las potencias occidentales. Una nueva etapa caracterizada por el predominio del nacionalcatolicismo,

Economía. De la autarquía al desarrollismo. Franco trató de alcanzar la autosuficiencia económica tras la exclusión de la ONU y el aislamiento del régimen. Para ello se sustituyó el libre mercado por la intervención del Estado en la economía. El Estado reguló toda actividad económica, especialmente el comercio exterior. Esta política se caracterizó por: 

-Control del comercio exterior, redujo las importaciones a lo imprescindible, provocando la subida de los precios y desabastecimiento. 

-Fomento de la industria nacional. Sobre todo la de interés estratégico para asegurar la independencia militar y política del Estado. En 1941 se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) con el fin de fomentar y nacionalizar la industria.

-Regulación estatal de la comercialización y de los precios. Los bajos precios oficiales de los productos de primera necesidad provocaron un descenso de la producción. 

Esta política autárquica llevó al país a un estancamiento económico.


Debido al intervencionismo se encarecieron los productos, elevando la inflación y frenando el crecimiento. La disminución de la producción agrícola provocó una escasez de alimentos. La población rural y urbana se empobrecíó alcanzando niveles de pobreza extremos, incremando la tasa de mortalidad, por lo que el régimen utilizó el Auxilio Social. La escasez de alimentos obligó al gobierno a distribuir entre la población cartillas de racionamiento. El desabastecimiento propició la aparición de un mercado negro, enriqueciendo a unos pocos. La agricultura fue la más perjudicada, ya que recibíó pocas ayudas. En la década de los cincuenta se pusieron en marcha planes para mejorar la situación social del campo español.  En 1957 la economía estaba al borde del colapso. La nueva orientación económica vino con el fin del aislamiento y quedó plasmada en el plan de estabilización de 1959. Puso fin a la autarquía y abríó las puertas al liberalismo económico. Las medidas tuvieron en principio un efecto inmediato negativo pero pronto empezaron a percibirse sus ventajas. A cambio de incorporar la economía española a los mercados internacionales, diversos organismos internacionales concedieron préstamos a España.  Al gobierno se incorporaron una nueva generación de políticos (más técnicos y mejor preparados) conocidos como tecnócratas que impulsaron un desarrollismo económico. En 1962 se creaba la Comisaría del Plan de Desarrollo, dirigida por López Rodó, y se pusieron en marcha unos planes de desarrollo económico y social. Centraron su atención en el sector industrial y en zonas muy concretas. El crecimiento económico se debíó a que los países desarrollados utilizaron mano de obra española y proporcionaron turismo e inversión. Se triplicó la renta nacional.  El “milagro español” de los años 60 se debíó a la vinculación de la economía al mercado internacional y al aprovechamiento de la ola de expansión económica que vivíó Europa. Los recursos financieros para salvar la economía española vinieron del exterior: el envío de dinero de los emigrantes españoles, la moneda extranjera de los turistas y las inversiones de empresas extranjeras. De este modo la próspera economía europea de la década de 1960 salvó de la quiebra a la economía española y posibilitó su posterior crecimiento y desarrollo. 


Cambios políticos y sociales, La política internacional del régimen se transformó con el cambio de actitud de los Estados Unidos, que vieron en Franco un aliado por su anticomunismo. Junto a las presiones de los países latinoamericanos y árabes, posibilitaron que en 1950 la Asamblea General de la ONU revocase la condena de 1946. Se había roto el aislamiento. El régimen fue evolucionando: Franco dio entrada a ministros reformistas y se rodéó de hombres de confianza como Carrero Blanco o Muñoz Grandes, pero aunque se simulaba cambios, todo seguía igual. Un reformismo político pero sin libertades. Pero la sociedad iba cambiando: aumentaron las huelgas y las manifestaciones estudiantiles, y se produjeron graves enfrentamientos entre falangistas y estudiantes. Franco nombró un nuevo gobierno en 1957, que contaba con la entrada de los tecnócratas del Opus Dei, aperturistas en materia económica y conservadores en temas político-sociales.  El ministro López Rodó impulsó la modernización de la administración. Se puso fin a la política autárquica y desde 1957 se establecieron medidas liberalizadoras. Se eliminaba la censura previa;  se rompía el monopolio de la religión católica, y la Ley General de Educación de 1970. Carrero Blanco lo presiónó para que nombrase a don Juan Carlos de Borbón como su sucesor con título de Rey en 1969.  En los sesenta y primeros setenta se produjo un proceso migratorio, el éxodo rural hizo que el campo perdiera población en beneficio de las ciudades, que crecieron de forma desordenada y con pocos servicios. Dos millones de españoles marcharon a Europa en busca de mejores trabajos, contribuyendo con las divisas que mandaban al país a financiar su desarrollo.  La sociedad española se modernizó y adoptó un nuevo modelo urbano, donde aparecíó una nueva clase obrera con mayor poder adquisitivo y más cualificada y las clases medias ganaron peso. Aumentó la población escolarizada, se modernizaron las relaciones familiares y el papel de la mujer. Hubo un proceso de laicización  y poco a poco se generalizó el consumismo. 

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