Reinos cristianos en la Edad Media

Cuando en Noviembre de 1975 fue proclamado Rey de España Juan Carlos I, pocos confiaban en que su reinado pudiera traer un cambio democrático al país. Sin embargo, en relativamente poco tiempo, se produjo ese cambio desde la legalidad franquista a un régimen democrático similar al de cualquier otro Estado de la Europa occidental. De todas formas, ese camino, el que llamamos Transición, en general pacífico y pactado, no estuvo exento de problemas entre las fuerzas políticas franquistas y la oposición, que presentaban alternativas diferentes a la nueva realidad española. Veamos esas alternativas:
1.1.- LA ALTERNATIVA DE LOS FRANQUISTAS
Ya en los años inmediatamente anteriores, pero sobre todo a la muerte de Franco, dentro del Franquismo se habían producido graves disensiones internas entre las distintas familias políticas:
1. El sector aperturista, encabezado por Manuel Fraga, se mostraba a favor de adaptar el Régimen a la sociedad española de los años 70. Aquí podemos situar también a Adolfo Suárez y a Torcuato Fernández Miranda. Esta será la opción que acabe imponiéndose.
2.Los inmovilistas del Búnker, entre los que destacó Girón de Velasco, pretendían mantener intacto el Régimen nacido de la guerra civil.
3.Situados entre los dos extremos, los conservadores, entre los que destacó Arias Navarro: eran partidarios de hacer reformas, pero sin alterar los «principiosfundamentales».
1.2.- LA ALTERNATIVA DE LA OPOSICIÓN DEMOCRÁTICA
En el interior y en el exilio, estaba dividida ideológicamente. La podemos clasificar así:
a) La derecha democrática se situaba en torno a grandes personalidades, como don Juan, padre del Rey Juan Carlos, que reclamaba el trono de España. No tuvieron nunca demasiada fuerza.

b) El PSOE optaba mayoritariamente por una línea nueva y distinta a la tradicional, renunciaba expresamente al ideario marxista y, en 1974, en el Congreso de Suresnes (Francia), elegía a Felipe González como su Secretario General. Cuando murió Franco, en 1975, su influencia era todavía escasa en la sociedad, pero con las nuevas libertades de la Transición crecerá rápidamente.

C)El Partido Comunista de España (PCE) había sido en el interior el principal protagonista en la lucha contra la dictadura y, de hecho, se había convertido en la fuerza más importante de la oposición. Dirigido por Santiago Carrillo desde su exilio de París, renunció expresamente a la revolución y se comprometía a respetar las normas de la democracia. Su capacidad de movilización de masas lo convirtió en partido clave.
d) En cuanto al ámbito sindical, la fuerza principal fue Comisiones Obreras (CC.00.), cuya táctica de infiltración en las estructuras del sindicato vertical franquista le había permitido ser el protagonista de la lucha obrera. UGT comenzaba lentamente a recuperar su fuerza


perdida, y otros sindicatos, como USO y la anarquista CNT, iban afiliados.
e) En lo relativo a las fuerzas nacionalistas destacaron sobre todo en Cataluña, donde se antepuso la reivindicación del restablecimiento de la autonomía a cualquier otra cosa, y País Vasco. En este último territorio el nacionalismo conocerá una doble vertiente, el de la actividad terrorista de ETA – con la que simpatizaba parte de la población y el del PNV, que aunque rechazaba la violencia, no condenaba los atentados.

EVOLUCIÓN POLÍTICA Al-Ándalus

En su evolución política podemos distinguir en Al Ándalus una serie de etapas históricas, que resumidamente describimos a continuación.

1.- La conquista musulmana (711 – 718). Los musulmanes ocuparon en tan solo siete años casi toda la Península Ibérica, derrotando a los visigodos, que se encontraban en guerra civil entre los partidarios del nuevo rey don Rodrigo y los del aspirante al trono Agila. Precisamente la debilidad interna de la Monarquía Visigoda y el ímpetu expansionista del Islam explican la rapidez de la conquista.
2.- El Emirato Dependiente (714 – 756). Antes incluso de que finalizara la conquista, y dado que el tamaño de lo conquistado en tan poco tiempo era tan grande, el Califa de Damasco acordó la formación de una provincia (=emirato en árabe) en la Península Ibérica. Esta provincia recibíó el nombre de Al Ándalus. Nace de esta forma el primer Estado andalusí, una provincia gobernada desde Damasco por un califa de la dinastía Omeya, a través de un emir o gobernador, también de la misma familia. Pero en el año
750 los Omeya fueron depuestos violentamente del por la dinastía Abasí, que los persiguió y asesinó, hasta acabar con todos; o casi todos, porque el príncipe heredero, Abderramán, consiguió huir y llegar al sitio más alejado de Damasco: Al Ándalus.
3.- El Emirato Independiente (756 – 929). El Príncipe Omeya Abderramán I, huyendo de los asesinos de su familia, llegó a Al Ándalus en el año 755 y después de derrotar al emir que los abasíes habían situado aquí, se proclamó emir en el año 756. Nacía así el Emirato Independiente; y realmente era independiente, aunque manténía la ficción de que se sometía a la autoridad religiosa del Califa. Desde Córdoba Abderramán I y sus sucesores, con plena libertad de actuación política y económica, mejoraron la administración del territorio, la explotación de los recursos y la recaudación de impuestos, que a su vez permitíó formar un potente ejército mercenario y permanente, que garantizaba el orden en el interior y la seguridad en las fronteras. Además se realizaron frecuentes aceifas o razias (expediciones militares de castigo) contra los reinos cristianos del norte. Es en esta época cuando verdaderamente se consolida el poder del Islam en la península. A principios del Siglo X llegó al poder el último de los emires de Córdoba, Abderramán Ill, gobernante decidido, inteligente y fuerte que en 929 acabó proclamándose califa.
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4.- El Califato (929 – 1031). El Califato de Córdoba, que duró muy poco más de cien años, constituye la época de mayor esplendor de Al Ándalus. Los califas fortalecieron sólidamente la estructura del nuevo Estado, con un Califa todopoderoso (máxima autoridad, política, legislativa, judicial, militar, religiosa), auxiliado por un Hachib o Primer Ministro y éste a su vez por los Visires (secretarios o ministros). Los impuestos ordinarios, los botines de guerra y el cobro de parias a los reinos del norte le permitieron mantener un potente ejército mercenario y someter a sus enemigos internos y externos.

Pero poco antes del año 1000 comienza una grave crisis. Es la época del hachib Almanzor y del califa Hisham Il. Cuando Hisham era un niño, se le había asignado como preceptor a Almanzor; cuando el niño fue proclamado califa, Almanzor fue nombrado hachib, y, habiendo anulado la voluntad de Hisham, concentró en sus manos todo el poder político y militar. Fue una época de esplendor para Al-Ándalus, pero también de muchas tensiones; y por eso, a la muerte de Almanzor, en el año 1002, comenzó una Guerra Civil entre las principales familias del reino por controlar el poder. Esta guerra terminó en el año 1031 y acabó desintegrando Al Ándalus en multitud de pequeños reinos llamados Taifas.
5.- Las Taifas y las invasiones bereberes o norteafricanas (1031- 1244). La desintegración del califato dio lugar a una veintena de pequeños Estados independientes, llamados taifas. Éstos con frecuencia se hallaban enfrentados entre sí y eso facilitó el avance de los reinos cristianos, que aprovecharon para ir intimidando a las taifas y cobrarles tributos, creando un orden estable durante algún tiempo.
a) Los Almorávides (1086 – 1144). Pero en el año 1085 el Rey de León y Castilla, Alfonso VI el Bravo, tomó la taifa de Toledo. Alarmadas, las taifas fue ponerse de acuerdo para solicitar ayuda militar a los almorávides, unos monjes-guerreros instalados en el Magreb, que en el año 1086 cruzaron el estrecho y derrotaron a los cristianos en Sagrajas (cerca de Badajoz). Poco después reunificaron las taifas bajo una estricta ortodoxia religiosa. Reaparecía Al Ándalus como único Estado. Pero progresivamente el orden almorávide fue diluyéndose y Al Ándalus volvíó a romperse en el año 1144. Nacían las Segundas Taifas.
b) Los Almohades (1146 – 1244). No pasó mucho tiempo, sólo dos años, para que un nuevo poder islámico, esta vez el de los almohades, también monjes-guerreros norteafricanos, entraran en la Península; y de nuevo reunificaron el territorio bajo la ortodoxia religiosa. El Estado almohade sucumbíó en 1212, cuando fueron derrotados por la coalición cristiana en la gran batalla de las Navas de Tolosa (en la actual provincia de Jaén). A partir de ahí comienzan las terceras taifas, que fueron desapareciendo bajo el empuje de los reinos cristianos; excepto la taifa de Granada, que subsistíó hasta 1492.


Monarquía VISIGODA

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