En 1881 canovas dimitió y dejó paso al primer gobierno del partido liberal

12. 6 La regencia de María Cristina de Habsburgo y el turno de partidos. La oposición al sistema. Regionalismo y nacionalismo

Cuando en 1885 murió Alfonso XII, los dos partidos firmaron el Pacto del Pardo, que estableció una rotación en el poder que se mantendrá hasta la I Guerra Mundial. Cuando el partido en el poder se veía sometido a fuertes presiones internas, el Rey llamaba a formar gobierno al otro partido y se preparaban nuevas elecciones que eran manipuladas para que el resultado respaldara al nuevo gobierno, pero respetando al partido que pasaba a la oposición.

La representación en el Parlamento se distribuía entre una mayoría para el partido de gobierno, la presencia de todos los jefes de tendencia del partido de oposición y un número de diputados minoritario para el resto de los partidos.

Así el funcionamiento del sistema se basaba en:

1. La actuación de la Corona como árbitro entre los dos partidos. Garantizaba la estabilidad pero impedía la auténtica expresión de la voluntad nacional

2. El falseamiento electoral, a través del encasillado y del pucherazo. Mediante el primero se distribuían los distritos electorales y los escaños. El pucherazo era un fraude electoral, en caso de que no funcionase el encasillado. Compra de votos, intimidación, nombres de electores fallecidos…eran algunos de los recursos empleados.

La implantación del sufragio universal en 1890 tampoco llegó a implantar la democracia, la manipulación electoral continuó y adquirió mayor protagonismo la figura del cacique, jefe local de uno de los partidos dinásticos que controlaba la administración y hacía uso no legal de las instancias estatales a favor de sus clientes. Actuaba a nivel local, comarcal o provincial. El caciquismo era la relación político-social entre el cacique y sus clientes, en las que se intercambiaban votos por favores.

Mª Cristina siempre respetó las decisiones de los gobiernos, pero el Pacto del Pardo contribuyó a agudizar la corrupción política y a falsear la voluntad popular, cada vez más ajena al régimen parlamentario.

_ Entre 1885 y 1890 gobernó el partido Liberal y Sagasta puso en marcha un programa político bastante aperturista: Se restableció la libertad de cátedra y amplió la libertad de prensa, lo que permitió un gran desarrollo de la prensa escrita en los años finales del siglo. Se restableció también la libertad de asociación, facilitando la expansión del movimiento obrero. En 1888 se promulgó el Código Civil, que consagraba un orden social basado en la primacía de la propiedad y en 1890 una nueva Ley electoral establecía el sufragio universal masculino.

_ Entre 1890 y 1892 gobernaron los conservadores. La medida más importante de este periodo es la Ley de aranceles (1891) que establecía una rígida política proteccionista en un momento de crisis económica en toda Europa.

En 1890 Sagasta abandona el gobierno a causa de la división interna del partido liberal.

_ Los liberales volvieron al gobierno desde finales de 1892. Lo más destacado de su mandato fue el proyecto de reforma de la administración y el gobierno de Cuba, que fue retirado por la oposición cerrada de los intereses indianos. Meses después, en febrero de 1895, estallaba la insurrección que daría lugar a la guerra de Cuba.

El partido conservador gobernó entre 1890-92 y 1895-97 respetando las decisiones de gobierno de los liberales, que gobernarán hasta 1895 y 1897-99. En esta década surgirán nuevos problemas: la situación de la colonias, la cuestión social y el auge de los nacionalismos.

La oposición al sistema

Este sistema político, pues, supuso la marginación de amplios sectores políticos y sociales de la población, aunque hasta 1902 la oposición no plantearía una alternativa seria al régimen.

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Carlistas

La derrota con la que finalizó la 3ª guerra carlista no supuso su desaparición como opción política, pero sí su desorganización y división interna, que se consumó en 1888 con la escisión de los integristas, partidarios de no participar en la vida política; frente a ellos, los neocatólicos intentaron adaptarse a la situación participando en el sistema y dando lugar a la Unión Católica, que participaría en algunos gobiernos conservadores

Republicanos

El republicanismo, tras el fracaso de la I República, tardó en reorganizarse y en constituir una alternativa al sistema. En gran medida esto se debió a la fragmentación del movimiento por razones ideológicas (organización centralista o federal del Estado o estrategia a seguir para alcanzar el poder) y personales (los partidos republicanos eran partidos de notables).

Hasta 1903 no se creará la Unión Republicana, yaunque seguirán surgiendo nuevos movimientos republicanos, no llegarán a convertirse en una alternativa hasta bien entrados los años 20 del siglo XX.

El movimiento obrero

Tras la Restauración el movimiento obrero pasó a la clandestinidad escindido ya en dos corrientes, socialista y anarquista. El anarquismo se reorganizó con la fundación en 1881 de la Federación de Trabajadores de la Región Española.

Con una implantación notable en Cataluña, Aragón, Andalucía y Valencia, dividieron sus fuerzas a finales de los ochenta entre los que se inclinaron hacia un activismo sindical y reivindicativo y, una minoría, que optó por la “acción directa” huelga violenta o atentado, que desencadenaría una dinámica de acción-represión.

Tras la represión de 1874 el socialismo madrileño se reorganizó en torno al núcleo de tipógrafos y fundaron en 1879 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE)

, del que Pablo Iglesias se convertirá en el líder principal. Su programa se basó en la abolición de clases y la emancipación de los trabajadores, la transformación de la propiedad privada en propiedad colectiva y la conquista del poder político por la clase obrera.

En 1888 se fundó en Barcelona la Unión General de Trabajadores (UGT).

Su creación marcará la línea divisoria entre el partido (PSOE), con objetivos políticos, y el sindicato (UGT), cuya función era la defensa de los trabajadores en la sociedad capitalista.

El movimiento socialista se implantará fundamentalmente en Madrid, Vizcaya y Asturias.

Nacionalismo y regionalismo

Hasta la Restauración, la reivindicación foralista o nacionalista se había canalizado a través del republicanismo federal y del carlismo. Debilitadas ambas corrientes, surgen en este periodo movimientos que reivindican la cultura y los derechos históricos catalanes, vascos, valencianos, gallegos y andaluces. Este movimiento fue más fuerte y surgió antes en Cataluña y el País Vasco.

En Cataluña el nacionalismo surgió en torno a intelectuales como Valentí Almirall o Prat de la Riba. En 1892 crearon la Unió Catalanista, cuyo programa fundacional –Las Bases de Manresa- constituyó la base del nacionalismo catalán. Movimiento esencialmente burgués, planteaba una propuesta de sistema federal en el que las regiones obtuvieran un régimen de autogobierno con instituciones propias. El movimiento se extendió durante los años 90 y adquirió gran importancia en las instituciones catalanas.

En 1901 se creó la Lliga Regionalista, con Prat de la Riba y Cambó. Este partido representaba la opción conservadora y moderna de las clases medias catalanas que sólo condenaban el centralismo.

En 1895 Sabino arana fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV)

en torno a un grupo de reivindicación foral vizcaíno, con unos planteamientos en principio muy radicales (secesión de España y defensa de la integridad étnica y cultural vasca) que fue moderando poco a poco para ganar adeptos en Vizcaya. Pronto arraigó en pequeños propietarios rurales y en clases medias urbanas, que veían con temor el crecimiento de la industria, la sociedad capitalista y el movimiento obrero vasco.

Más débiles, los nacionalismos gallego, valenciano y andaluz adquirirán carácter político ya a comienzos del siglo XX.

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