Régimen franquista resumen

BLOQUE 11

11.1. La creación del Estado franquista: Grupos ideológicos y apoyos sociales. Etapas de la dictadura y principales carácterísticas de cada una de ellas El contexto internacional: del aislamiento al reconocimiento exterior.

La naturaleza del Estado franquista surgido tras el final de la guerra civil ha provocado controversias entre los historiadores. No hubo elecciones libres, ni libertades políticas; hubo, asimismo, presos políticos y represión de toda discrepancia.

Ha habido autores que han definido el franquismo como una dictadura fascista basándose en la existencia de símbolos fascistas, de un partido único o de un líder. Sin embargo, el partido no tuvo el poder real, pues quedó reducido a ser un organismo que suministraba los miembros de la administración; por otra parte, el líder no se basó en un carisma claro. Otros autores han hablado de una dictadura militar por el peso del Ejército. Este, sin duda, fue el sostén de la dictadura, sus miembros gozaban de prestigio e influencia y de ciertas ventajas económicas. Sin embargo, a diferencia de la dictadura de Primo de Rivera, tampoco fue la institución gobernante. Finalmente, se ha hablado de una dictadura eclesiástica. La Iglesia convirtió la Guerra Civil en una cruzada y respaldó en todo momento a Franco. Tuvo un gran peso ya que controlaba la censura y las costumbres, pero no monopolizó el poder.

De ahí que en los últimos años se prefiera hablar de una dictadura personalista en la que Franco reuníó todo el poder y marcó la evolución política, como demuestra que tras su muerte su régimen político no le pudiera sobrevivir.

Durante la Guerra Civil el bando franquista había estado integrado por diversos grupos, lo que marcó una variedad ideológica, con predominio de unos sectores u otros según el momento. En todo caso, predominó una ideología anticomunista, nacionalista y centralista que identificaba España con la tradición y el catolicismo.

Los apoyos sociales del régimen se encontraron en las clases altas que había visto peligrar sus propiedades durante la II República. De hecho, una de las primeras medidas del franquismo fue la contrarreforma agraria que anuló


 lo hecho por la república en el campo, manteniendo el latifundio tradicional. Junto a ellos, la Iglesia y los sectores más católicos y el Ejército también sostuvieron el sistema. El mantenimiento del régimen franquista dependíó del conformismo de una población impactada por el trauma de una guerra que no se deseaba repetir.

La evolución política después de la Guerra Civil se caracterizó por una dura represión. Coincidiendo con los primeros años de la Segunda Guerra Mundial predominaron los rasgos fascistas.
En esa fase tuvo gran influencia el cuñado de Franco Serrano Súñer, que era Germánófilo, y existíó un predominio de la FET de las JONS y de los militares. Se apoyó a Alemania con el envío de la División Azul a Rusia y con la entrega de suministros. Sin embargo, a medida que Alemania e Italia comenzaron a ser derrotadas desde 1943 se produjo un alejamiento y un giro político. El régimen proclamó su nacional-catolicismo.

La propaganda defendíó de forma creciente el anticomunismo y buscó dotarse de una apariencia de sistema político con instituciones permanentes, lo que dio lugar a la aprobación de varias leyes fundamentales: así se daba la apariencia de tener una Constitución. Entre esas leyes destacaron: la ley de las Cortes, por la que se creaba una especie de parlamento; el Fuero de los españoles, que concedía algunos derechos, pero no los garantizaba; la Ley de Referéndum que prevéía convocarlos para que el pueblo español decidiese en algunos asuntos; la Ley de Sucesión, que creaba una monarquía sin rey, que sería propuesto en un futuro por Franco, quien actuaba como regente.


Tras la guerra España quedó aislada internacionalmente porque era el único país superviviente del bando perdedor de la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, fue condenada por la ONU como país fascista y no se benefició de las ayudas económicas del Plan Marshall dado por los EEUU a los demás países europeos. Sin embargo, la situación de Guerra Fría  tras la Segunda Guerra Mundial alivió esa soledad. La posición estratégica española animó a Estados Unidos a apoyar a Franco, para evitar que un cambio político pudiese llevar al país al comunismo. El anticomunismo del régimen franquista supuso una baza para ser aceptado en el exterior. En ese proceso resultó clave la firma de un Concordato con el Vaticano y de los Acuerdos con Estados Unidos. Por otra parte, España concedíó la independencia a Marruecos, aunque conservó Guinea y el Sáhara Occidental. Desde el punto de vista político en la década de 1960, el régimen cambió. Si bien se mantuvo la dictadura estaba fue mucho menos represiva que en las décadas anteriores y, por ejemplo, ya no hubo fusilamientos masivos.
El franquismo se desprendíó de algunos rasgos que recordaban al fascismo: por ejemplo, el partido único FET de las JONS cambió su nombre por el de Movimiento Nacional y se propiciaron elecciones para las Cortes. Asimismo, el régimen dejó de basar su legitimidad en la cruzada y la victoria en la Guerra Civil y pasó a hacerlo en los logros económicos y la estabilidad  y se aprobó en referéndum la sucesión de Franco por Juan Carlos de Borbón cuando aquél muriese. Franco mantuvo el poder absoluto manteniendo el equilibrio entre las diferentes familias del régimen, cuyas enemistades se hicieron evidentes en momentos. Fue el caso del Escándalo MATESA en 1969 que desprestigió al franquismo. Este asunto ocultó una lucha de poder entre Falange y el OPUS que se saldó con el triunfo de estos últimos pues Franco cambió el gobierno sacando a los ministros falangistas, como Fraga Iribarne.


11.2 Política económica del franquismo: de la autarquía al desarrollismo. Transformaciones sociales: causas y evolución

La década de los 1960 representa un cambio esencial en el franquismo, que consigue alcanzar una elevada aceptación social. Esta tuvo que ver con la mejora económica conseguida en esa década.

1957 supuso un punto de inflexión en la España de Franco por el fracaso de la política económica autárquica.
La autarquía,  se vio favorecida por el aislamiento a que fue sometido el país por las demás naciones occidentales; pero también respondíó al ideal del fascismo, que entendía que un país no podía ser una potencia militar si dependía económicamente de sus vecinos.
Según los economistas, es muy difícil lograr una  autarquía, ya que hay actividades para las cuales la economía de un lugar no está preparada. Por tanto, muchos productos son muy caros y otros escasearán. Eso fue lo que ocurríó en la España de la postguerra: persistíó durante años la escasez, el racionamiento y la carestía. La mala situación explicó que, pese a la fuerte represión, se incrementara el malestar e incluso hubiera algunas huelgas. El temor del franquismo, que fue un régimen que supo actuar con relativa flexibilidad  en muchos momentos, a que el malestar provocase su caída aceleró un cambio concretado en un nuevo gobierno que acabó aprobando el Plan de Estabilización de 1959.

En ese Gobierno predominaba el OPUS DEI, un grupo de elite, muy vinculado a la Iglesia católica, de carácter tecnócrata. Su política consistía en aumentar la libertad económica, manteniendo la dictadura política y el control de la moral según pautas católicas. Dicho grupo impulsó el Plan de Estabilización que defendíó el fin de la autarquía, la apertura al comercio exterior y una menor intervención del Estado. Este último aspecto supónía que muchas empresas sostenidas por ese Estado dejarían de estarlo con lo cual aumentaría el paro y el Estado reduciría los gastos a fin de contener la inflación.


El resultado del Plan fue positivo gracias a una uníón de circunstancias: en primer lugar, la apertura española coincidíó con el fuerte crecimiento de Europa que necesitaba mucha mano de obra. Eso fomentó la emigración española al Norte de Europa: con ello se redujo el paro y aumentaron las remesas de los emigrantes en divisas. En segundo lugar, el crecimiento y la mejora del nivel de vida europeos permitíó la aparición de un turismo de masas que buscaba el sol y los bajos precios españoles. Con ello el país recibíó muchas divisas, además de que se crearon muchos puestos de trabajo. En tercer y último lugar, España disfrutó de una renta de situación.

Además desde el Gobierno se impulsó un cierto intervencionismo, guiado por criterios desarrollistas y de ayudas a ciertas regiones para crear polos de desarrollo y generalizar el desarrollo industrial. Como consecuencia se produjo un importante crecimiento industrial y una mejora general del nivel de vida. Sin embargo, pese a las políticas de polos de desarrollo la industria siguió concentrada en Cataluña, el País Vasco y también Madrid; asimismo, fue una industria descompensada con fuerte peso de actividades básicas necesitadas de mucha energía y poco desarrollo tecnológico.

La sociedad española se vio afectada por estos cambios. Se produjo una mejora del nivel de vida y España se convirtió en una sociedad de consumo, símbolo del bienestar. Entre ellos destacaron el SEAT 600, la TV,  y el acceso general a la vivienda en propiedad; también aparecíó el turismo interior.

Tales mejoras supusieron un crecimiento de la clase media que rompíó la tradicional polarización de la sociedad española. No obstante, persistieron las desigualdades y muchos sectores de la población española mantuvieron un bajo nivel de vida.


El país cambió porque el desarrollo industrial  disparó el éxodo rural. En las periferias de Madrid, Barcelona o Bilbao y en los pueblos próximos se produjo un espectacular crecimiento de población. Tal fenómeno estuvo acompañado de situaciones de chabolismo y de falta de servicios.

Por último, se debe señalar que estos cambios sociales propiciaron la apertura de la sociedad española. La emigración a las ciudades y la llegada de turismo extranjero intensificó la secularización; es decir, se redujo el peso de la Iglesia en las costumbres; también fue más difícil reprimir a los españoles por cosas que hacían los turistas extranjeros. Por otra parte, aumentó el conformismo de los españoles respecto al régimen franquista.

11.3 La oposición a la dictadura: principales grupos y su evolución en el tiempo. La crisis del franquismo desde 1973 a la muerte de Franco.

OPOSICIÓN al RÉGIMEN


El exilio fue la salida forzosa para muchos de los derrotados en la guerra. La mayoría se refugió en Francia y de allí algunos acabaron en la URSS o en Latinoamérica; otros lucharon en la resistencia contra los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. En los años 1950-1960 muchos regresaron a España, aunque otros tuvieron que esperar a la muerte de Franco en 1975.

La oposición había quedado muy debilitada tras la Guerra Civil en 1939 por la derrota y la fuerte represión. El protagonismo recayó en el PCE, que durante la década de 1940 practicó una táctica guerrillera. Sin embargo, aunque incluyó un intento de invasión por el valle de Arán y fue activa en Asturias y Cataluña, acabó siendo abandonada por su evidente derrota; tras eso buscó organizar de nuevo el movimiento obrero de forma clandestina. Por su parte, el PSOE, la CNT y los republicanos apenas desplegaron ninguna actividad pues habían quedado muy debilitados.


Hasta los años 1960 no hubo una actividad más intensa, como se puede comprobar por el aumento de las huelgas, explicadas en tre otros motivos por el aumento de la industrialización. En esas luchas el papel esencial recayó en un sindicato nuevo, las Comisiones Obreras, ligado al PCE.

Junto al mundo obrero, el otro foco de oposición se encontró en la Universidad, masificada desde esa década por la entrada de los hijos de la clase media.

En ese contexto aparecieron o se recuperaron otros grupos políticos. El PSOE se renovó con una nueva generación de políticos que llevó a la jefatura a Felipe González tras el Congreso de Suresnes. Otros grupos fueron el Felipe, centrado en la Universidad, los demócratas cristianos y los nacionalistas vascos y catalanes, quienes demandaron la recuperación de las libertades y la autonomía  de sus territorios. También funcionaron desde finales de los 1960 grupos que preconizaron la lucha armada. Entre ellos, sobresalíó la ETA y algunos grupos de extrema izquierda; asimismo, aparecíó una incipiente oposición militar que no prosperó al ser muy reprimida.

Entre 1969 y 1975 se produce la crisis del régimen franquista.
Esta tuvo como motivos:
En primer lugar, la pérdida de la base ideológica del régimen que se había hallado desde sus orígenes en el mundo rural y católico, erosionado por el crecimiento urbano del país y por su consiguiente secularización. En segundo lugar, a diferencia de lo ocurrido en los años anteriores, España era una anomalía en un continente europeo democrático, donde ese tipo de sistema político se había impuesto en los países del sur de Europa, como Grecia o Portugal tras la llamada “revolución de los claveles”. A esto se sumó la suavización de la Guerra Fría; es decir, Estados Unidos no necesitaba ya la alianza con España porque su papel


estratégico era menor; además esto coexistía con el temor a que el mantenimiento indefinido de la dictadura propiciase una  radicalización. De esta manera, Estados Unidos y países como Alemania presionan  para que haya un cambio político.

Al igual que le había ocurrido anteriormente a Primo de Rivera, también fue un factor el agotamiento físico del dictador, esencial en una dictadura personalista como la franquista. Esta situación se vio agravada por el asesinato por la ETA en 1973 del seguro sucesor, el almirante Carrero, hombre muy leal a Franco y al franquismo.

La crisis colonial


España poseía dos territorios africanos, consolidados en el primer tercio del Siglo XX: Guinea Ecuatorial y el Sáhara Español. Si al primero se le dio la independencia a finales de la década de 1960, en el segundo existían intereses mineros pues era un territorio muy rico en fosfatos. La negativa a dar la independencia propició el estallido de una rebelión. Esto se complicó a la altura de 1975 cuando el régimen franquista totalmente en crisis finalmente accedíó a dar la independencia a los saharauis, organizados en el Frente POLISARIO, cumpliendo el mandato de la Organización de las Naciones Unidas. Marruecos, también rico en fosfatos, reivindicó el territorio como propio y organizó la Marcha Verde, una manifestación de civiles que se dirigíó a la frontera del Sáhara a fin de realizar una “invasión pacífica”. El temor de España a verse envuelta en una guerra en eses momento, precipitó la firma de los Acuerdos de Madrid. España cedíó el territorio a Marruecos y  a Mauritania, ignorando a los saharauis y abriendo la puerta a un conflicto vigente todavía.

Tampoco era buena la situación económica por la crisis mundial de 1973, llamada del petróleo, que afectó a España al cerrar la posibilidad de la emigración a una Europa también en crisis, provocar la reducción de las inversiones extranjeras y


causar la crisis de industrias muy consumidoras de energía y esenciales en la economía española, como la siderurgia y la naval. La crisis acentuó el malestar social por el aumento del paro. Esto unido a la previsible muerte del dictador y a la presión internacional convirtió los últimos años del franquismo en un periodo inestable.

BLOQUE 12

12.1 La Transición: alternativas políticas tras la muerte de Franco. El papel del rey y el gobierno de Adolfo Suárez. El restablecimiento de la democracia: las elecciones de Junio de 1977. La Constitución de 1978. El Estado de las Autonomías. El terrorismo durante la Transición.

El concepto de Transición (1975-1977) hace referencia al paso del franquismo al actual sistema de democracia parlamentaria. Éste se caracteriza porque las leyes son hechas por un parlamento elegido, del que sale también el Gobierno de la nacíón; y por la existencia de amplias libertades y derechos garantizados por ley.

La Transición se basó en un pacto entre el sector moderado del franquismo y la oposición antifranquista. Los primeros tenían la conciencia de que tras la muerte de Franco y los cambios internos y externos el régimen era inviable. Ese sector estuvo encabezado por el propio rey Juan Carlos, que se alejó del franquismo de forma gradual, y el presidente del Gobierno Adolfo Suárez, nombrado por el monarca.

En cuanto a la oposición política, si bien había aumentado su capacidad de influencia y movilización, y había iniciado algunas tentativas de uníón era consciente de su incapacidad para derribar al franquismo. Una situación que no puede ser obviada, porque hasta su final el franquismo había mantenido apoyos sociales, a lo que se juntaba el temor de parte de la población, afectada por el trauma del recuerdo de la Guerra Civil, al cambio y el conformismo de otro sector que había visto mejorado su nivel de vida.


La Transición fue respaldada desde el exterior. Existía un clima democrático tras el triunfo de regíMenes democráticos en el Europa Sur con lo que llegó un momento en que España era el único país dictatorial europeo occidental , lo que se unía a su atraso respecto a los países vecinos. También existía un deseo de lograr soluciones moderadas y evitar un posible éxito de los comunistas, que en ese momento eran la principal fuerza de la oposición.

El proceso de la Transición fue difícil por diversos motivos

1. Existía un sector partidario de mantener el franquismo a ultranza, representado en los primeros gobiernos de Juan Carlos. Pese a ser poco numeroso, tenía mucha influencia en el Ejército y la policía y recurríó, a veces, al terrorismo, como ocurríó en la matanza de abogados de CCOO en Atocha en 1977

2. En ese periodo se acrecentó el terrorismo de la ETA y de la extrema izquierda. Se multiplicaron los atentados con el objetivo de desestabilizar: se pretendía una espiral de violencia que acabase provocando un Golpe de Estado militar con la idea de que la represión posterior acabaría empujando a la gente a hacer una revolución.

3. El país vivía una grave crisis económica, manifestada en un fuerte aumento del paro y una elevada inflación

El proceso de apertura  del régimen se desarrolló entre 1976 y 1977 con el nombramiento de Adolfo Suárez y culminó con un referéndum por la reforma política, aprobado mayoritariamente por el pueblo español. Los resultados del pacto de la Transición incluyeron la legalización de todos los partidos. No obstante, hubo una serie de aspectos no negociables:

El primero fue el mantenimiento de la monarquía, lo que empujó al PSOE y al PCE a abandonar sus posiciones 


republicanas.
En segundo lugar, no se pondría en cuestión la unidad de España, lo que implicó el rechazo al federalismo, es decir un país constituido por diversos estados. El parlamento se dividiría en dos cámaras, con un Senado donde las zonas rurales, más conservadoras, tendrían mayoría. De esa forma se garantizaba que no hubiera cambios muy radicales
. Por último, se impuso una política de olvido; es decir, no habría ajuste de cuentas ya que las personas que habían prosperado gracias al franquismo no se verían importunadas en ningún momento.

Las elecciones de Junio de 1977 dieron lugar a un mapa político que se ha mantenido más o menos hasta épocas recientes. Aparecieron dos fuerzas dominantes situadas cerca del centro político. En este caso fueron la UCD, que bajo el liderazgo de Suárez, incluía a los reformistas del franquismo y a la  oposición de demócratas cristianos y liberales; junto a él se encontraba el PSOE. Ambos grupos, compuestos por políticos jóvenes supónían a ojos de la población la superación de la Guerra Civil y del pasado. Eso explica que otros dos grupos, el PCE, que había sido hegemónico en la oposición durante el franquismo, y Alianza Popular, formado por los franquistas que habían acabado aceptando la democracia, y que estaban más ligados con el pasado tuvieran resultados no superiores al 10 %. Finalmente en Cataluña y el País Vasco los partidos nacionalistas obtuvieron grandes resultados

El consenso entre los partidos continuó para garantizar la supervivencia de la democracia y tuvo dos resultados tangibles:


1)
Los Pactos de la Moncloa (1977), acuerdos económicos que buscaron contener la inflación y equilibrar la  balanza de pagos. A tal efecto, se congelaron salarios y se facilitaron los despidos. Esos acuerdos permitieron una paz social, es decir que no se multiplicaran los conflictos; también apuntaron a la construcción de un estado del bienestar.     


2)
Aprobación de la actual CONSTITUCIÓN (1978). Un texto considerado moderno, que establecía un sistema democrático, con derechos sociales, una monarquía parlamentaria en la que el rey, a diferencia del último monarca Alfonso XIII, tenía un papel simbólico; y se fundaba el Estado de las autonomías que, al incluía las llamadas históricas, pero también al resto del país; en parte para debilitar a las históricas.

La democratización del país se completó con unas elecciones municipales, por las que se eligieron alcaldes y concejales, y que dieron el triunfo a las izquierdas.

En esos años la inestabilidad persistíó por la intensidad de la crisis económica, por el golpismo militar, con un ejército todavía muy vinculado al franquismo, como quedó demostrado en los intentos de golpe militar de la Operación Galaxia (1978) y, sobre todo, del golpe del 23 F en 1981. A eso se sumó  un poderoso terrorismo de ETA que en esos años cometía un atentado cada dos días y la crisis del partido del gobierno, la UCD, que había sido un partido de aluvión, formado muy deprisa en torno a Suárez, y que se vio desagarrado por luchas internas por el poder.

La dimisión de Suárez, sin apoyos, llevó a unas nuevas elecciones que serían ganadas por el PSOE

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