El Régimen Fascista de Mussolini
El régimen fascista de Mussolini instauró un sistema dictatorial totalitario. Se ilegalizaron los partidos y sindicatos opositores, y Mussolini concentró todos los poderes en su persona bajo el título de Duce. El PNF controló todas las instituciones del Estado, implementando la fascistización del Estado. Se creó la OVRA, una policía secreta para perseguir a la oposición. Mussolini acercó al régimen a la Iglesia Católica mediante los Pactos de Letrán (1929), que reconocieron la soberanía del Vaticano y establecieron la confesionalidad del Estado, ganando apoyo católico.
La política exterior agresiva se centró en la creación de un imperio italiano, con la remilitarización de Italia y la conquista de Abisinia (Etiopía) y Albania.
El objetivo principal fue una política autárquica, buscando autosuficiencia económica. Se redujeron importaciones y el Estado intervino en sectores clave como electricidad, siderurgia, naval y militar. También se impulsaron obras públicas y la industria armamentística. El nivel de vida de los obreros descendió por la ausencia de derechos laborales y los bajos salarios.
El régimen controló todos los aspectos sociales mediante el adoctrinamiento de la población. Se controlaron los medios de comunicación y se ejerció censura. Se crearon organizaciones como la Opera Nazionale Balilla para los niños y la Opera Nazionale Dopolavoro para los adultos. Además, se promovió una política demográfica para aumentar la natalidad.
El régimen instauró un sistema corporativista, donde trabajadores y empleadores discutían los problemas laborales bajo la supervisión del PNF.
El Régimen Nazi
El régimen nazi, establecido por Hitler en 1933, instauró un sistema dictatorial eliminando todos los partidos políticos, salvo el NSDAP. El Estado fue nazificado y Hitler concentró todos los poderes en su figura como Fürer. Se eliminó a la oposición interna, como en la Noche de los Cuchillos Largos (1934), y se reprimió a disidentes a través de la Gestapo y las SS.
En política exterior, el régimen fue expansionista y buscó la conquista de un espacio vital para la raza aria, incumpliendo el Tratado de Versalles y buscando la creación de un Gran Reich.
Las políticas económicas se centraron en el desarrollo industrial y la lucha contra el paro. Se promovió la autarquía económica, se realizaron obras públicas como autopistas y se fomentó la industria pesada y el armamento. Como resultado, el paro desapareció y Alemania se convirtió en una potencia industrial, pero hubo un desequilibrio entre la industria pesada y la de consumo.
El régimen instauró un sistema totalitario con control sobre la sociedad. Se utilizó la propaganda, controlaron los medios y crearon organizaciones como las Juventudes Hitlerianas para adoctrinar a la juventud. En el ámbito laboral, se prohibieron los sindicatos de clase y se creó un único sindicato controlado por el partido.
Se implementó una política racial para asegurar la pureza aria, persiguiendo a judíos, gitanos, homosexuales y discapacitados. En 1935, se promulgaron las Leyes de Nuremberg, despojando a los judíos de su ciudadanía y derechos. En 1938, fueron forzados a portar la estrella de David y se desató la Noche de los Cristales Rotos. La «Solución Final» resultó en el exterminio de más de 6 millones de judíos.
El Ascenso del Fascismo en Italia
Tras la Primera Guerra Mundial, Italia vivió una crisis económica con inflación, paro y una caída del nivel de vida, lo que generó una fuerte conflictividad social, como huelgas y ocupaciones de tierras. La clase media y la burguesía temían una revolución comunista, mientras que el descontento con la Paz de París alimentó el ultranacionalismo. En este contexto, los gobiernos liberales eran débiles y no lograban estabilidad, lo que favoreció la emergencia de movimientos radicales.
Benito Mussolini fundó en 1919 los Fasci di Combattimento, un grupo paramilitar que utilizaba la violencia contra la izquierda. En 1921, fundó el Partido Nacional Fascista (PNF), defendiendo el ultranacionalismo, el militarismo y la propiedad privada, y se presentó como el freno al comunismo. El PNF ganó apoyo del ejército, empresarios y parte de la clase media, y creció rápidamente con símbolos propios como el fascio y el saludo romano, destacándose por su ideología autoritaria y su rechazo al sistema democrático.
En 1922, Mussolini organizó la Marcha sobre Roma para presionar al gobierno, que, ante la amenaza de violencia, no reaccionó, permitiéndole tomar el poder. Inicialmente gobernó en coalición, pero en 1924, ganó las elecciones con fraude y violencia. Tras el asesinato del diputado Matteotti, instauró un régimen totalitario, eliminando la oposición, suplantando las instituciones democráticas y controlando el Estado.
El Ascenso del Nazismo
El ascenso del nazismo en Alemania fue un proceso que se desarrolló en el contexto de la inestabilidad de la República de Weimar, que surgió tras la Primera Guerra Mundial. El país enfrentaba graves problemas económicos, sociales y políticos, lo que provocó un creciente descontento popular. En este escenario, el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP), liderado por Adolf Hitler desde 1921, ganó apoyo al mezclar un discurso nacionalista con promesas de cambio social, y crear las SA, un grupo paramilitar que atacaba a la izquierda y a los judíos.
Tras un fallido golpe de estado en 1923, Hitler fue encarcelado, donde escribió Mein Kampf, su ideario político. En la década de 1930, la Gran Depresión de 1929 favoreció al Partido Nazi, que se presentó como la solución a la crisis económica y al miedo al comunismo. En 1932, los nazis fueron el partido más votado, pero sin mayoría absoluta. En 1933, Hitler fue nombrado canciller y, tras el incendio del Reichstag, utilizó la crisis para eliminar libertades democráticas y consolidar su poder.
En las elecciones de marzo de 1933, los nazis obtuvieron una victoria decisiva, y poco después Hitler asumió la presidencia, convirtiéndose en dictador absoluto tras la muerte del presidente Hindenburg en 1934. De este modo, la República de Weimar terminó, y comenzó el régimen totalitario del Tercer Reich.
Características Generales de los Fascismos
El fascismo es un movimiento político totalitario que surgió en Europa durante el periodo de entreguerras, con ejemplos como la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler. El Estado controla todos los aspectos de la vida, incluyendo la educación, la juventud y el trabajo, utilizando propaganda y organizaciones como las juventudes hitlerianas.
Rechaza los principios liberales y democráticos, defendiendo un gobierno de élite y un Estado fuerte que se impone sobre los derechos individuales, eliminando la pluralidad política y permitiendo solo un partido único. El fascismo se caracteriza por un líder carismático, como el Fürer o el Duce, que concentra todo el poder y controla el partido, el gobierno y el país.
Su ultranacionalismo se alimenta del resentimiento hacia los tratados de paz que siguieron a la Primera Guerra Mundial, buscando restaurar la grandeza de la nación, como en el caso del Imperio Romano en Italia, y promoviendo una política expansionista.
El militarismo, con énfasis en valores como la jerarquía, disciplina y obediencia, se refleja en desfiles y uniformes. El fascismo también es anticomunista, viéndose a sí mismo como la única fuerza capaz de frenar el avance del comunismo.
Además, rechaza el racionalismo y promueve una visión irracional de la sociedad, exaltando el fanatismo, la obediencia ciega y la violencia. En el nazismo, el racismo es central, defendiendo la idea de una raza aria superior y persiguiendo a quienes son considerados «inferiores», como judíos y gitanos.
El Totalitarismo Soviético
El totalitarismo soviético bajo Stalin se caracterizó por un control absoluto del poder, la eliminación de cualquier oposición y el uso del terror para mantener la autoridad.
Medidas políticas: Stalin consolidó su poder personal, controlando tanto el Partido Comunista (PCUS) como el Estado. La propaganda y el culto a su figura fueron fundamentales, presentándolo como un líder infalible. El PCUS era el único partido permitido, y las elecciones eran solo una formalidad, ya que todas las candidaturas provenían de él. Además, se creó una clase privilegiada, la nomenklatura, que ocupaba puestos clave en la administración. El terror, con purgas y gulags, fue una herramienta esencial para eliminar a los opositores, incluyendo dentro del propio partido y el ejército. Las purgas más graves ocurrieron durante los Procesos de Moscú, donde miles de personas fueron acusadas de traición y ejecutadas tras juicios amañados, creando un ambiente de desconfianza y miedo.
Medidas económicas: En lo económico, Stalin implementó una colectivización forzosa de la agricultura, que buscaba centralizar la producción, pero causó hambrunas y crisis. A partir de 1928, se instauraron los Planes Quinquenales para industrializar la URSS, centrados en la industria pesada, la energía y las infraestructuras. Aunque la URSS se convirtió en la tercera potencia industrial del mundo en 1939, la calidad de vida de la población empeoró debido a la escasez de bienes de consumo y las pésimas condiciones laborales. El régimen impuso una rígida planificación económica y coerción, ignorando las necesidades básicas de la población a cambio de la rápida industrialización.