La Segunda Guerra Mundial: Un Conflicto Global
1. Orígenes y Configuración de los Bandos
1.1 Causas del Conflicto
La Segunda Guerra Mundial, que se extendió desde 1939 hasta 1945, fue una continuación de la Primera Guerra Mundial, pero con características de una guerra total que involucró a casi todos los rincones del mundo. Las causas fueron complejas, incluyendo la urgencia de la reconstrucción posbélica, que coincidió con una fase económica de bonanza general, y el arbitraje diplomático ofrecido por la Sociedad de Naciones. Sin embargo, la Gran Depresión socavó los precarios equilibrios europeos y abrió la vía a un nuevo conflicto bélico.
La Gran Guerra dejó conflictos latentes en los países vencidos (Alemania, Austria y Hungría). Algunos países vencedores también quedaron descontentos. Italia estaba insatisfecha con las ganancias territoriales, mientras que Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia temían por la seguridad de sus fronteras y desconfiaban de Alemania. También influyó la posición de la URSS en el mundo. En el Extremo Oriente, surgió un movimiento antiimperialista que cuestionaba la legitimidad colonial europea. El proyecto imperialista japonés desafiaba a los imperios británico, francés y holandés, así como al imperialismo estadounidense.
Entre 1931 y 1939, se configuraron dos bandos que acabarían enfrentándose: el bando de las potencias del Eje (Alemania, Italia, Japón) y el bando de las potencias aliadas (Reino Unido, Francia y, más tarde, la URSS y Estados Unidos).
1.2 Potencias del Eje
Las Potencias del Eje fueron Alemania, Italia y Japón. Alemania emprendió un rearme militar masivo y la revisión de las fronteras europeas por la vía de la negociación, la intimidación o el uso de la fuerza. Italia, bajo el régimen fascista de Mussolini, inició una política imperialista y expansionista que la llevó a abandonar la equidistancia entre la Entente Franco-británica y Alemania. Ya había invadido Abisinia y buscaba más expansión. La colaboración con Alemania en España, Austria y Checoslovaquia fue seguida de la anexión de Albania por las tropas italianas.
Japón, una monarquía liderada por Hirohito, consideraba que el pueblo japonés era racialmente superior a todos sus vecinos del este asiático. El imperio militarizado japonés comenzó con la ocupación de la provincia de Manchuria en 1931. En 1937, invadió una región costera de la China central. Japón, Alemania e Italia abandonaron la Sociedad de Naciones tras la condena de sus iniciativas expansionistas. El Pacto de Acero entre Alemania e Italia supuso un reforzamiento mutuo tras la ocupación de Albania.
1.3 Bando de los Aliados
Los Aliados eran las grandes democracias occidentales: Francia y Reino Unido. Eran los garantes del *statu quo* europeo en su calidad de vencedoras de la Primera Guerra Mundial. Inicialmente, intentaron evitar la guerra cediendo a las demandas de los países totalitarios con su política de apaciguamiento. Sin embargo, en 1939 comprendieron que sus enemigos no eran apaciguables mediante concesiones y que solo podían ser contenidos por la fuerza de las armas. Se comprometieron a dar apoyo militar a Polonia en su disputa fronteriza con Alemania por el corredor de Danzig. La Entente Franco-británica sumó más de medio centenar de países a medida que eran atacados, invadidos o amenazados por las fuerzas del Eje. Los únicos países neutrales fueron Suecia, Suiza, Irlanda, España y Turquía, ya sea por el temor a las consecuencias que tendría para su seguridad alinearse con uno de los bandos, por la división interna de su opinión pública o por la voluntad de preservar su posición neutralista incondicional.
2. Desarrollo del Conflicto
2.1 Iniciativa Estratégica Alemana
El 3 de septiembre de 1939, Francia y Reino Unido declararon la guerra a Alemania. Ni Italia ni Japón asumieron compromisos bélicos en ese momento, adoptando una posición semi-neutral. La URSS no tomó parte inicial en el conflicto debido a su pacto de no agresión con Alemania. Estados Unidos permaneció neutral debido a su política de aislamiento. Inicialmente, la guerra pareció estancarse, sin grandes movimientos de tropas ni batallas terrestres, aéreas o navales.
La situación cambió en 1940 con las ofensivas alemanas de *guerra relámpago* (Blitzkrieg). En tres meses, consiguieron conquistar Noruega y Dinamarca, asegurándose el dominio del Báltico. Forzaron a Francia a romper su alianza con Reino Unido y pedir el armisticio. Francia entregó toda su fachada atlántica al dominio alemán. Italia, bajo el liderazgo de Mussolini, decidió salir de su no beligerancia para alinearse con Alemania, atacando a los británicos en Egipto desde sus colonias de Libia, Etiopía y Somalia. Winston Churchill decidió resistir al expansionismo ítalo-germano. Como respuesta, Alemania preparó la invasión de Inglaterra, que exigía inutilizar sus defensas aéreas y cortar sus vitales suministros navales.
2.2 Batalla de Inglaterra y Guerra Naval en el Atlántico
El ataque a Inglaterra se complementó con las primeras operaciones de la Batalla del Atlántico, que enfrentó a las flotas de submarinos alemanes (U-boats) y británicos. La Batalla de Inglaterra se inició con masivos bombardeos aéreos sobre ciudades y centros industriales. Sin embargo, los alemanes no pudieron doblegar la resistencia aérea británica (la Royal Air Force, RAF) y tuvieron que cancelar la invasión por falta de medios. No fue posible el desembarco de tropas, y así Hitler cosechó su primera derrota estratégica. Reino Unido seguía asediado y aislado.
La guerra en el Atlántico fue un combate a muerte por el control de los transportes mercantes que abastecían a Reino Unido. Roosevelt consiguió del Congreso de EEUU la aprobación de la Ley de Préstamo y Arriendo (*Lend-Lease Act*), que proporcionó ayuda material crucial a los Aliados. Los reveses italianos en África forzaron a Hitler a acudir en ayuda de su nuevo aliado, con el envío del *Afrikakorps* bajo el mando del general Rommel. El escenario de la guerra se había extendido considerablemente.
2.3 La Guerra en el Este
En 1941, Hitler ordenó poner en marcha la *Operación Barbarroja*, que era la invasión de la Unión Soviética. Para ello, constituyó tres grandes cuerpos de ejército de la *Wehrmacht*. El objetivo era conquistar en poco tiempo las ciudades de Leningrado, Moscú, Kiev y Stalingrado. Sin embargo, las tropas soviéticas no se rindieron y mostraron resistencia y voluntad de contraataque. El general Invierno paralizó las tropas alemanas y les impidió conquistar sus objetivos. El Ejército Rojo no colapsó.
La paralización de la ofensiva alemana y la estabilización del Frente Oriental supusieron grandes fracasos militares para Hitler y acabarían generando las condiciones para la derrota final de Alemania en la guerra.
2.4 El Frente del Pacífico
En 1941, la aviación japonesa atacó Pearl Harbor, la principal base estadounidense en el Pacífico Central. Este ataque provocó la entrada de Estados Unidos en la guerra. Japón invadió y ocupó territorios británicos de Malasia, Singapur, parte de Birmania, las Filipinas estadounidenses, Indochina francesa, etc. Estados Unidos puso su potencial económico, humano y bélico del lado de los Aliados.
A mediados de 1942, Estados Unidos consiguió detener la expansión japonesa, con lo que la guerra empezó a cambiar a favor de la coalición aliada a un ritmo lento pero constante. Las tropas estadounidenses iniciaron una campaña de recuperación de territorios perdidos, ocupando isla tras isla y derrotando sistemáticamente a las tropas imperiales niponas.
3. El Camino Hacia la Victoria Aliada
3.1 La Lenta Victoria Aliada
Con la extensión del nuevo frente, la guerra se convirtió en un conflicto mundial. Los tres países centrales, EEUU, la Unión Soviética y Reino Unido, concertaron sus estrategias para acabar con sus enemigos mediante campañas militares coordinadas. Los países del Eje, por su parte, se prepararon para resistir esos asaltos. En 1943 comenzaba una nueva fase de la guerra, donde los aliados emprendieron una ofensiva estratégica general que los llevaría a la victoria, aunque con más lentitud y costes de los inicialmente esperados.
3.2 Contienda Decisiva
La gran tenacidad del ejército soviético permitió derrotar a los alemanes en las batallas de Stalingrado y Kursk. La primera, en enero de 1943, contempló la rendición del VI Ejército alemán al mando del general Friedrich Paulus, con cientos de miles de soldados que cayeron prisioneros. La segunda, Kursk, en agosto de 1943, se considera una de las mayores batallas de tanques de la historia, con medio millón de soldados alemanes atacantes y un millón de soldados soviéticos defendiéndose. Acabó en una derrota mortal para el Tercer Reich.
A finales de 1942 se había abierto un nuevo frente terrestre con el desembarco anglo-norteamericano en el norte de África: la *Operación Torch*. En mayo de 1943, el norte de África quedó en manos de los aliados y abrió el camino de la conquista de Sicilia. Los aliados invadieron Sicilia en julio, lo que provocó la caída del régimen fascista y la detención de Mussolini. Desembarcaron en el sur de la península italiana; el nuevo Gobierno italiano firmó un armisticio con los aliados. Los alemanes les hicieron frente y el país se dividió: (sur) Gobierno proaliado y (norte) Gobierno fascista, la República de Saló, controlado por los alemanes y presidido por Mussolini.
Las victorias aliadas se fueron consolidando y se inició una campaña sistemática de bombardeos aéreos sobre Alemania. Esto provocó la paralización de la industria bélica, la destrucción de infraestructuras y el desplome moral de la población germana.