Las Internacionales Obreras: Origen, Evolución y Rupturas Históricas

La Primera Internacional (AIT): Origen y Principios Fundacionales

A partir de la década de 1850, el número de trabajadores, organizaciones obreras y pensadores socialistas era ya importante. La conciencia de formar parte de una misma clase, más allá de los Estados y las fronteras, les llevaría a la constitución de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). Fue creada en Londres en 1864 por delegados de asociaciones obreras inglesas, francesas y emigrantes polacos, italianos y alemanes. Posteriormente se incorporaron otros grupos y personalidades.

La AIT se organizó en secciones nacionales y tenía un Consejo General dirigido por Karl Marx, quien redactó los estatutos y el manifiesto inaugural. En este documento se establecieron los principios básicos de la Internacional: la emancipación de los trabajadores debía ser obra de los propios trabajadores, quienes debían conquistar el poder político para acabar con la sociedad burguesa e implantar el socialismo.

Los primeros congresos de la organización se celebraron en Ginebra, Lausana y Bruselas. En ellos se adoptaron acuerdos para impulsar las movilizaciones obreras y se definieron una serie de reivindicaciones clave:

  • Reducción de la jornada laboral.
  • Supresión del trabajo infantil.
  • Desaparición de los ejércitos permanentes.
  • Socialización de los medios de producción.
  • El recurso a la huelga como el medio más eficaz para conseguir estos objetivos.

La Segunda Internacional: Consolidación y Nuevos Desafíos

La Segunda Internacional se fundó en París en 1889. A diferencia de la primera, solo incorporó partidos socialistas y se organizó como una confederación de partidos nacionales autónomos, sin un consejo general que centralizara la acción. En 1900 se creó un Buró Socialista Internacional, con sede en Bruselas, encargado de dar continuidad a la organización entre la celebración, cada tres años, de los congresos de la Internacional.

Las resoluciones adoptadas en el congreso fundacional reclamaban leyes para la protección de los trabajadores, la jornada laboral de ocho horas y la abolición del trabajo infantil. En los siguientes congresos, se debatió y estableció una serie de principios que se mantendrían a lo largo del siglo:

  • La extensión de la democracia.
  • La evolución pacífica hacia la toma del poder político.
  • La regulación del mercado laboral.
  • El fin de la discriminación sexual y de las demás desigualdades.

Asimismo, condenó el colonialismo, como una forma más de explotación capitalista, y las guerras, consideradas un producto del enfrentamiento entre los Estados capitalistas que debían impedirse y frenarse por medio de la huelga general y la movilización revolucionaria.

La Segunda Internacional creó algunos de los símbolos del movimiento obrero, como su himno y la celebración del 1 de Mayo, el Día Internacional de los Trabajadores. Agrupaba a millones de trabajadores y sus debates tuvieron una notable repercusión.

Figuras Clave y Conflictos Internos: Marx, Bakunin y la Comuna de París

Karl Marx fue un filósofo, historiador y economista alemán, considerado el padre teórico del socialismo científico y del comunismo. Fundó la Primera Internacional y fue su miembro más activo. Por otro lado, tenemos a Mijaíl Bakunin, que nació en Rusia en el seno de una familia aristocrática y fue detenido y encarcelado por sus actividades revolucionarias. Fundó la Alianza Internacional de la Democracia Socialista, que preconizaba sus ideales anarquistas.

En el seno de la AIT, las discrepancias entre marxistas y bakuninistas se convirtieron en irresolubles. Eran dos concepciones diferentes y enfrentadas sobre:

  • Cómo organizar el movimiento obrero.
  • Cómo conseguir la destrucción del orden capitalista.
  • Qué sociedad debía construirse tras la desaparición del capitalismo.

En 1870, la Guerra Franco-Prusiana originó un elemento más de crisis. El conflicto acabó con la derrota de Francia. El pueblo de París se negó a la capitulación y protagonizó una insurrección popular: la Comuna de París.

La Comuna intentó poner en marcha muchos de los ideales del pensamiento socialista y democrático, pero su carácter espontáneo, al margen de la propia AIT, y su falta de conexión con el resto del proletariado francés y europeo, condujeron a su fracaso. Fue reprimida por las tropas alemanas y francesas unidas contra sus principios.

La Ruptura de la Primera Internacional

A pesar de los acuerdos, existían profundas discrepancias. La más importante fue el enfrentamiento entre Marx y Bakunin, es decir, entre las ideas del socialismo marxista y las del anarquismo. Bakunin acusaba a Marx de controlar la Internacional y de que gran parte de los acuerdos de la AIT reflejaban las posiciones marxistas. Bakunin se oponía a la conquista del Estado y del poder político, propugnaba su abolición y se mostraba hostil a cualquier autoridad política.

Las delegaciones de los países más industrializados apoyaban las tesis de Marx, y los países más atrasados las de Bakunin. Este enfrentamiento provocó la ruptura de la organización en 1872.

La derrota de la Comuna ahondó en la crisis del internacionalismo. Marx y sus seguidores se mostraron convencidos de la necesidad de crear partidos políticos nacionales fuertes y organizados, capaces de dirigir en un futuro la revolución.

Ello se aprobó y ratificó en el Congreso de La Haya de 1872, en el que, además, se expulsó a Bakunin y a sus seguidores, disconformes con la línea adoptada.

La AIT se trasladó a Estados Unidos y se disolvió al poco tiempo (1876). A partir de entonces, marxistas y anarquistas siguieron caminos separados.

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