Etapas Clave de la Historia de España: De Roma a los Borbones

1. Romanización en la Península Ibérica

Tras la Segunda Guerra Púnica (218 a.C.), Roma comenzó la conquista de Hispania, completada bajo Augusto tras las guerras cántabro-astures (29–19 a.C.). La romanización fue más intensa en la costa mediterránea y más leve en el interior y el norte. El territorio se dividió inicialmente en dos provincias: Ulterior (capital Corduba) y Citerior (capital Tarraco), y más tarde en siete. La sociedad era jerárquica, con privilegios para los ciudadanos romanos. La ciudad fue el eje de la romanización, que se consolidó con el latín, la moneda, una economía basada en la explotación de recursos locales y una religión que pasó del politeísmo al cristianismo como religión oficial del Imperio en 380 con Teodosio. Artísticamente, Hispania adoptó los estilos imperiales, con obras como el Puente de Alcántara o el Teatro de Mérida.

2. Monarquía Visigoda

Tras la caída del Imperio Romano en 476, los visigodos fundaron un reino en el sur de la Galia y, posteriormente, se asentaron en Hispania, donde establecieron su reino con capital en Toledo (507–711). Su monarquía era electiva, factor que generó inestabilidad política. El gobierno se apoyaba en los Concilios de Toledo, el Aula Regia y el Oficio Palatino. Mantuvieron la división provincial romana, ahora con circunscripciones llamadas ducados. Leovigildo logró la unificación territorial al conquistar el reino suevo y los enclaves bizantinos. Su hijo Recaredo impulsó la unidad religiosa al convertirse al catolicismo en 589, lo que favoreció la cohesión política y reforzó el papel de la Iglesia en el reino.

3. Al-Ándalus

Tras la batalla de Guadalete (711), los musulmanes y bereberes ocuparon la Península, que pasó a llamarse Al-Ándalus, con capital en Córdoba y bajo control del valí (gobernador). En un primer momento fue un Emirato dependiente del Califato Omeya de Damasco (711–756), hasta que Abd al-Rahman I instauró el Emirato independiente (756–929), con autonomía política. Su sucesor, Abd al-Rahman III, se proclamó califa en 929, iniciando el Califato de Córdoba (929–1031), etapa de máximo esplendor. La disolución del Califato en 1031 dio paso a los Primeros Reinos de Taifas (1031–1085). Los almorávides reunificaron el territorio (1085–1145), pero tras su caída surgieron los Segundos Reinos de Taifas (1145–1195). Los almohades volvieron a unificar Al-Ándalus (1195–1212), pero fueron derrotados en la batalla de las Navas de Tolosa. Se instauraron los Terceros Reinos de Taifas (1212–1248), sobreviviendo solo el Reino Nazarí de Granada hasta su conquista por los Reyes Católicos en 1492.

4. El Medievo Cristiano Peninsular: Modelos de Repoblación y Estructuras de Propiedad

La repoblación fue un proceso ligado a la Reconquista, mediante el cual los reinos cristianos asentaban población en tierras conquistadas para asegurar su control. Entre los siglos VIII y X se usó el sistema de presura, por el cual campesinos ocupaban tierras y se convertían en propietarios, creando minifundios (especialmente en Galicia y el valle del Duero). En los siglos XI y XII se aplicó la repoblación concejil, mediante fueros y cartas puebla, formando propiedades medianas. Desde el siglo XIII, por falta de población, se recurrió a las órdenes militares, lo que dio lugar a grandes latifundios entre el Duero y el Tajo. Ya en los siglos XIII a XV, se implantó el sistema de repartimientos, por el que se otorgaron grandes extensiones de tierra a nobles y guerreros en el sur peninsular. Este modelo originó los grandes latifundios del sur, cuya estructura de propiedad persiste en gran medida hasta hoy.

5. Los Reyes Católicos: Unión Dinástica e Integración Peninsular

La configuración del Estado Moderno en la Península Ibérica comenzó con el matrimonio de Isabel y Fernando, dando origen a la Monarquía Hispánica como una unión dinástica, ya que Castilla y Aragón conservaron sus propias leyes e instituciones. No fue un estado plenamente centralizado, pero los Reyes Católicos impulsaron una monarquía autoritaria fortaleciendo el poder real. En el ámbito territorial, lograron la incorporación del Reino Nazarí de Granada (1482-1492) y del Reino de Navarra en 1512. También impulsaron la expansión hacia el norte de África y las Islas Canarias. En 1492 se produjo además el Descubrimiento de América. Frente a conflictos internos y externos, utilizaron las instituciones existentes y nuevas herramientas administrativas para afianzar su autoridad. Establecieron también alianzas internacionales mediante matrimonios estratégicos con otras casas reales europeas.

6. Expulsión de Judíos (1492) y Moriscos (1609)

La expulsión de judíos en 1492 y de moriscos en 1609 marcó un punto clave en la política de homogeneización religiosa de la Monarquía Hispánica. En 1492, los Reyes Católicos ordenaron la expulsión de los judíos que no se convirtieran al cristianismo; aproximadamente 100.000 personas abandonaron los reinos, lo que supuso una gran pérdida económica. Aunque muchos se convirtieron (conversos), la presión social se mantuvo. En 1609, Felipe III decretó la expulsión de los moriscos, descendientes de la población musulmana, tras más de un siglo de intentos fallidos de asimilación. Entre 1609 y 1613 fueron expulsadas aproximadamente 300.000 personas, afectando especialmente a regiones donde eran mano de obra esencial. Estas expulsiones buscaban reforzar la unidad religiosa y la centralización del poder. Se consolidaba así el proyecto iniciado por Isabel y Fernando de uniformidad religiosa en la península.

7. Conquista y Colonización de América: Las Leyes de Indias

El Descubrimiento de América ocurrió en 1492 durante el reinado de los Reyes Católicos, quienes financiaron los viajes de Cristóbal Colón, creyendo haber llegado a Asia. Bajo Carlos I comenzó la exploración y conquista, destacando Hernán Cortés en México y Francisco Pizarro en Perú. Entre 1540 y 1550 gran parte del continente ya había sido explorado. Paralelamente, se inició la colonización mediante fundación de ciudades, establecimiento de una administración y evangelización. La Corona reguló estas nuevas tierras con las Leyes de Indias, como las Leyes de Burgos (1512), que reconocían ciertos derechos a los indígenas pero permitían las encomiendas, lo que llevó a abusos denunciados por figuras como Fray Bartolomé de las Casas. En respuesta, se promulgaron las Leyes Nuevas (1542) para intentar mejorar su situación. La autoridad colonial recayó inicialmente en gobernadores y posteriormente en virreyes.

8. Política Exterior de la Monarquía Hispánica de Felipe II

Felipe II, hijo de Carlos I e Isabel de Portugal, reinó entre 1556 y 1598, convirtiendo a España en la principal potencia europea. Durante su mandato, se enfrentó a Francia, logrando victorias como las de San Quintín (1557) y Gravelinas (1558), firmando luego la Paz de Cateau-Cambrésis (1559). También luchó contra el Imperio Otomano, logrando la victoria en Lepanto (1571). En 1568 comenzó la sublevación en los Países Bajos, que terminó dividiendo el territorio entre las provincias del sur (católicas) y las del norte (calvinistas). En 1581 anexó Portugal a la Monarquía Hispánica. En 1588 intentó invadir Inglaterra con la Armada Invencible, que resultó un fracaso. A pesar de los conflictos, fue el monarca con más territorios del mundo, lo que dio origen a la famosa frase: “En mi imperio nunca se pone el sol.”

9. El Conde-Duque de Olivares, la Rebelión de Cataluña y la Independencia de Portugal

Tras la muerte de Felipe II, sus sucesores delegaron el poder en validos, siendo el más influyente el Conde-Duque de Olivares, durante el reinado de Felipe IV. Su gobierno autoritario buscó centralizar el poder y reforzar la Monarquía. En 1638 promovió la Unión de Armas, un proyecto para igualar las cargas fiscales y militares entre los territorios de la monarquía, lo que provocó revueltas. En Cataluña, el descontento por el alojamiento forzoso de tropas llevó al levantamiento conocido como el Corpus de Sangre (1640). La guerra, que contó con apoyo francés, duró hasta 1652. Ese mismo año, Portugal también se rebeló, proclamando al duque de Braganza como rey, lo que supuso su independencia definitiva.

10. Decretos de Nueva Planta y el Centralismo Borbónico

Tras la Guerra de Sucesión Española, Felipe V impulsó una reforma administrativa inspirada en el modelo absolutista francés. Para consolidar su poder, promulgó los Decretos de Nueva Planta, que abolieron los fueros e instituciones de los reinos de Aragón y Valencia en 1707, y más tarde de Mallorca (1715) y Cataluña (1716), por haber apoyado al Archiduque Carlos de Austria. Estos territorios pasaron a regirse por el derecho castellano. Solo Navarra y las provincias vascas conservaron sus fueros por su lealtad a Felipe V. Los decretos marcaron el inicio del centralismo borbónico y la unificación administrativa bajo el control del rey.

11. Carlos III y el Despotismo Ilustrado

Carlos III, durante su reinado (1759-1788), introdujo el Despotismo Ilustrado en España, inspirándose en los modelos franceses. Impulsó reformas administrativas y urbanísticas, mejorando el pavimento, el alumbrado y la limpieza en las ciudades. Bajo su gobierno se construyeron importantes obras como la Casa de Correos, el Templo de San Francisco el Grande, y fuentes monumentales como la Cibeles y Neptuno. En economía, promulgó el Reglamento de Libre Comercio, eliminando monopolios y promoviendo manufacturas reales como la de tapices y porcelana. En infraestructura, estableció una red de carreteras con Madrid como centro. Culturalmente, fundó el Real Gabinete de Historia Natural (precursor del Museo del Prado) y el Jardín Botánico. Sin embargo, la oposición de ciertos sectores, incluida parte de la nobleza, generó conflictos, como el Motín de Esquilache de 1766, que resultó en la expulsión de ministros extranjeros. Aunque introdujo reformas, el poder absoluto del monarca y los privilegios de la nobleza y el clero permanecieron en gran medida intactos, ejemplificando la frase “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.

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