La Península Ibérica: De la Protohistoria a la Reconquista

La Protohistoria en la Península Ibérica

La protohistoria en la Península Ibérica coincide con la aparición de las primeras civilizaciones y la llegada de pueblos colonizadores.

Los Tartessos

Los Tartessos, considerada la primera civilización de la Península, se localizaron en el sudoeste. Su economía se basaba en la agricultura, la ganadería y, sobre todo, la minería de metales preciosos (ejemplificado por el Tesoro del Carambolo), lo que los convirtió en un importante enclave comercial. Su sistema de gobierno era la monarquía, destacando una aristocracia de tipo militar.

Pueblos Indígenas: Celtas, Celtíberos e Íberos

• Celtas y Celtíberos: Tras los Tartessos, llegaron pueblos euroasiáticos como los celtas y celtíberos (incluyendo astures, lusitanos, carpetanos, galaicos y vascones). Se dedicaban a la ganadería, pesca y recolección. Vivían en castros y se organizaban en tribus. Estos pueblos se localizaban en el interior y la costa atlántica. Su manifestación artística más importante fueron Los Toros de Guisando.
• Íberos: Los íberos se localizaban en el sur y en la costa mediterránea. Recibieron influencia de otros pueblos. Su economía se basaba en la agricultura y el comercio, y su sociedad era aristocrática. Sus manifestaciones artísticas más importantes fueron las Damas de Elche.

Pueblos Colonizadores: Fenicios, Griegos y Cartagineses

• Fenicios: Procedentes de Tiro, los fenicios establecieron sus colonias en Malaca y Gadir. Eran grandes comerciantes y buscaban riqueza minera. Trajeron aspectos religiosos y el torno alfarero, pero lo más importante fue la introducción del alfabeto.
• Griegos: Los griegos, procedentes de Focea, se localizaron en Rhode y Emporion. Desde el punto de vista económico, buscaban lo mismo que los fenicios. Nos dejaron el olivo, la vid, la gallina, el asno y, lo más importante, la moneda.
• Cartagineses: Los cartagineses ocuparon territorios fenicios y, a través de la fuerza militar, conquistaron las Islas Baleares, destacando ciudades como Cartago Nova y Ebusus. Aparecieron en la Primera Guerra Púnica, en la que fueron derrotados por los romanos, buscando riqueza y materias primas. Su principal influencia fue religiosa (culto a Tanit).

La Reconquista Cristiana en la Península Ibérica

La Reconquista fue el avance cristiano sobre los territorios musulmanes desde el siglo VIII hasta el siglo XV (1492), justificada como una cruzada y como herederos de los visigodos. Constó de cuatro fases principales.

Orígenes de la Resistencia Cristiana: El Núcleo Cantábrico

Los primeros núcleos de resistencia surgieron en la Cordillera Cantábrica, una zona poco romanizada y con escasa población. Allí vivían astures y cántabros, a quienes se sumó población visigoda huida. Pelayo, un noble de origen visigodo, protagonizó la Batalla de Covadonga en el 722. Este evento es importante porque fue el primer símbolo de resistencia por parte de los cristianos.

Más tarde, Alfonso I se extendió hacia el oeste y hacia el este, estableciendo su capital en Cangas de Onís. Después, Alfonso II estableció su capital en Oviedo y recuperó las instituciones visigodas, extendiéndose por Galicia y creando el condado de Castilla. Finalmente, Alfonso III estableció la frontera en el Valle del Duero y permitió fijar la capital en León.

Los Núcleos Pirenaicos

En el Núcleo Pirenaico, donde la presencia musulmana fue más fuerte y dificultó el desarrollo de los territorios cristianos, hubo tres focos de resistencia disputados entre musulmanes y francos. Estos últimos establecieron la Marca Hispánica.

• Navarra: El primer foco fue Navarra, que se convirtió en un reino independiente con Iñigo Arista. En el siglo X, hubo un cambio de dinastía y pasó a reinar la familia Jimena. Su rey más importante fue Sancho III el Mayor, quien controló también Aragón y Castilla.
• Aragón: El segundo foco de resistencia fue Aragón, territorio bajo control franco hasta que Aznar Galíndez creó el condado independiente con capital en Jaca. Este condado se unió a Navarra, y tras la muerte de Sancho III, este dejó Aragón a su hijo Ramiro I, convirtiéndolo en reino.
• Condados Catalanes: Por último, los Condados Catalanes, donde los francos fueron conquistando una serie de territorios como Gerona o Barcelona. Cataluña estaba formada por diferentes condados que dependían del rey de los francos, siendo el más importante el de Barcelona. En el siglo IX, el Conde de Barcelona Wifredo el Velloso unió todos los Condados, pero fue Borrell II quien dejó de depender de los francos.

Fases de la Reconquista

La Reconquista, justificada como cruzada y herederos de los visigodos, constó de 4 fases:

1. Primera Fase (Siglos VIII-X): Los cristianos tuvieron que resistir a los musulmanes, alcanzando el Valle del Duero y la Cataluña Vieja.
2. Segunda Fase (Siglo XI): Los reinos de taifas permitieron el avance cristiano. Castilla y León avanzaron hasta Toledo, Aragón hasta Huesca, y los condados catalanes hasta Tarragona. Los almorávides frenaron este avance.
3. Tercera Fase (Siglo XII): Los segundos reinos de taifas volvieron a permitir el avance cristiano. Aragón conquistó Zaragoza, Portugal Lisboa, y Castilla Cuenca. Los almohades frenaron el avance.
4. Última Fase (Siglo XIII): La Batalla de las Navas de Tolosa permitió una gran conquista de numerosos territorios. Castilla avanzó por Andalucía y Murcia, mientras que Aragón lo hizo por Valencia y Baleares.

Modelos de Repoblación

En la repoblación de los territorios reconquistados hubo dos fases principales:

• Aprisio o Presura (Siglos VIII-X): Se ocupaban tierras sin dueño y se ponían en cultivo.
• Segunda Fase (Siglos XI-XIII): Se produjo un crecimiento económico y demográfico al ocuparse tierras más fértiles.

Se distinguen tres tipos de poblamientos:

• Concejil: El rey concedía a un concejo unos privilegios a través de un fuero, y el concejo poseía un alfoz (territorio bajo su jurisdicción).
• Órdenes Militares: Por su labor en las batallas, recibieron latifundios dedicados a la ganadería.
• Repartimiento: Consistía en la entrega de donadíos (tierras), especialmente a los nobles, por su ayuda en la conquista.