1. La Revolución de Septiembre de 1868: El inicio del Sexenio Democrático
El 19 de septiembre de 1868, el almirante Topete se subleva en Cádiz. Los generales Serrano y Prim se unen a él, extendiendo rápidamente la sublevación. El 29 de septiembre, los sublevados vencen en la decisiva batalla de Alcolea. Ante la derrota, el gobierno dimite y la reina Isabel II se exilia, marcando el inicio del periodo conocido como *La Gloriosa*.
Las Juntas Revolucionarias y el Gobierno Provisional
En las ciudades, las clases trabajadoras formaron Juntas revolucionarias que reclamaban:
- Libertad y derechos fundamentales.
- Separación Iglesia-Estado.
- Supresión de quintas y consumos.
- Sufragio universal y, en muchos casos, la República.
Los dirigentes unionistas y progresistas, sin embargo, frenaron este movimiento popular. Nombraron un Gobierno provisional, designaron a Serrano como regente y paralizaron todo intento de cambio revolucionario profundo.
La Constitución de 1869
Las elecciones a Cortes Constituyentes, las primeras celebradas bajo sufragio universal masculino, dieron la victoria a los partidos de *La Gloriosa*. En junio de 1869, se acordó la nueva Constitución, cuyas características principales fueron:
- Amplio régimen de derechos y libertades: Incluía manifestación, reunión, asociación, libertades personales, de enseñanza y religiosa.
- Soberanía nacional y estricta separación de poderes.
- Monarquía parlamentaria como forma de gobierno.
Prim, jefe de gobierno, se encargó de buscar un nuevo rey en un clima económico y político difícil, marcado por la oposición de republicanos y carlistas.
Frustración Popular y Nuevas Ideologías
El nuevo régimen frustró algunas de las principales demandas populares: la República, la separación Iglesia-Estado y un cambio en la estructura social. Los campesinos demandaban el reparto de tierras, y los obreros exigían mejoras salariales y laborales, rebajas de precios y el fin de las quintas. Junto a los republicanos, comenzaron a aparecer ideas anarquistas y socialistas, inspiradas por la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT, fundada en 1864).
2. El Reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873)
Dado que la Constitución de 1869 era monárquica, fue necesario buscar un rey. Tras valorar diversas opciones, se eligió a Amadeo de Saboya (de origen italiano), un joven de talante democrático. Sin embargo, Amadeo se quedó sin su principal valedor, el general Prim, quien fue asesinado días antes de su llegada a España.
La Oposición al Monarca
Desde el primer momento, Amadeo I contó con escasos apoyos y con numerosas fuerzas en contra:
- La Nobleza: Lo veían como un advenedizo.
- Parte del Ejército.
- Los Moderados (Alfonsinos): Por el excesivo liberalismo del rey.
- La Iglesia: Obligada a jurar la Constitución.
- La Oligarquía: Por leyes progresistas como la abolición de la esclavitud en Cuba o la regulación del trabajo infantil.
- Los Carlistas: Sublevados en 1872 (Tercera Guerra Carlista).
- Republicanos y Clases Populares: Aspiraban a un cambio político y social más profundo.
En julio de 1872, el monarca sufrió un atentado.
Crisis y Abdicación
Además de la oposición política, el reinado se enfrentó a problemas estructurales como la crisis económica permanente, la rebelión cubana (iniciada con el «Grito de Yara» en 1868) y la desintegración constante de la coalición de gobierno. Ante esta situación insostenible, el Ejército le propuso cerrar las Cortes y gobernar de modo autoritario. Amadeo I no aceptó esta propuesta y renunció al trono el 11 de febrero de 1873.
3. La Primera República Española (1873-1874)
El mismo 11 de febrero de 1873, por amplia mayoría, las Cortes proclamaron la República. Figueras fue nombrado presidente. La República fue recibida con recelo en Europa, y por las clases altas y el Ejército en España, pero con gran entusiasmo por las clases populares, que veían la oportunidad de cambiar a fondo la estructura social.
Movilizaciones y Divisiones Políticas
Se formaron nuevos ayuntamientos y comenzaron movilizaciones a favor del reparto de tierras y el aumento de salarios. El gobierno reprimió las revueltas y convocó elecciones, que dieron una gran mayoría a los republicanos. Sin embargo, estos estaban profundamente divididos:
Facciones Republicanas
- Federales: Defendían un Estado federal construido de arriba abajo, reformas moderadas y respeto a las leyes.
- Intransigentes: Defendían un modelo cantonal construido de abajo arriba, con reformas radicales.
- Moderados: Conservadores, centralistas y partidarios del uso de la fuerza contra las revueltas.
El 7 de junio de 1873, se proclamó la República federal, con Pi i Margall como presidente. Aunque planeó reformas profundas que apenas se desarrollaron, consiguió abolir la esclavitud y el sistema de quintas en el Ejército. Se proyectó una Constitución (que no llegó a aprobarse) similar a la de 1869 en derechos y libertades, pero con una estructura federal del Estado: 17 estados autónomos con su propia constitución. El poder central se reservaba competencias exclusivas como la defensa nacional o la política exterior.
Conflictos que Afrontó la República
La Primera República tuvo que afrontar simultáneamente varios conflictos armados:
- El Conflicto Carlista: Extendido por zonas rurales de Cataluña y el País Vasco (Tercera Guerra Carlista).
- El Conflicto Cubano: La sublevación iniciada en 1868 seguía creciendo.
- El Cantonalismo: Fue el conflicto más importante. Consistió en la rebelión de localidades que se proclamaron soberanas. Mezcló dos tendencias: el autonomismo a ultranza (llevando al extremo la idea federal «de abajo arriba») y la revolución social, con ideas anarquistas que tomaron fuerza entre los asalariados y artesanos.
En julio, muchas ciudades del Sur y Levante proclamaron cantones independientes, destacando la rebelión de Cartagena, que se hizo con la Escuadra y resistió varios meses.
La Sucesión Presidencial y el Fin del Proyecto Federal
Pi i Margall, al no querer usar la fuerza para reprimir las revueltas, dimitió y fue sustituido por Salmerón, quien en poco tiempo fulminó militarmente el cantonalismo (excepto Cartagena). El Ejército, visto como un elemento del pasado y alejado del régimen republicano, fue el que garantizó «el orden». Al negarse a firmar unas sentencias de muerte, Salmerón dimitió a su vez.
El 8 de septiembre de 1873, Castelar fue proclamado nuevo presidente. Se trataba de un hombre mucho más conservador y defensor del uso de la fuerza, que acabó con la República federal e instaló un modelo unitario. Cerró las Cortes y gobernó de modo autoritario, marcando el fin de las reformas y del proyecto federal. Los líderes de las otras facciones republicanas esperaban la reapertura de las Cortes para destituirlo.
4. El Golpe de Pavía y la Transición a la Restauración
El 3 de enero de 1874 se reabrieron las Cortes, y pronto se presentó una moción de censura que hizo caer el gobierno de Castelar. Ante la amenaza de que volviera a formarse un gobierno federal y de signo izquierdista, el general Pavía entró en las Cortes y las disolvió mediante un golpe de Estado.
La Dictadura de Serrano y el Retorno Borbónico
Durante todo el año 1874, la República siguió existiendo oficialmente, pero en realidad se estableció un Gobierno provisional, una dictadura encabezada por el general Serrano, de carácter conservador. Este gobierno preparó el camino para la vuelta de los Borbones al trono, no en la persona de Isabel II, debido a su desprestigio, sino en la de su hijo Alfonso (a quien había cedido los derechos).
El 1 de diciembre de 1874, Alfonso firmó el *Manifiesto de Sandhurst*, redactado por el artífice del régimen posterior (la Restauración), el político conservador Cánovas del Castillo. El hijo de Isabel II se comprometió a ser «Buen español, buen católico y buen liberal», lo que ayudó a definir el carácter del nuevo sistema político.
Finalmente, el 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos se pronunció y proclamó rey a Alfonso XII, en contra del deseo de Cánovas, que esperaba que las Cortes lo eligieran para que la monarquía tuviera una base legal indiscutible.