La Construcción del Estado Liberal en España (1808-1874): Conflictos, Regencias y Revoluciones

Guerra y Revolución Liberal (1808-1814)

Este periodo comienza con el reinado de Carlos IV.

El Impacto de la Revolución Francesa

El estallido de la Revolución Francesa hizo que España se enfrentara a los revolucionarios, pero fueron derrotados por la Convención Francesa.

La derrota provocó un cambio de estrategia: Napoleón le ofreció a Godoy ser el rey del Algarve portugués a cambio de que las tropas francesas pudieran pasar por España para invadir Portugal (el único país que no respetó el bloqueo naval contra Gran Bretaña). Esta alianza se ratificó con el Tratado de Fontainebleau.

La Ocupación Francesa y el Levantamiento

Napoleón comenzó a ocupar España y puso al mando de las tropas a su cuñado. El pueblo español, indignado, se sublevó contra Godoy y Carlos IV, incitados por Fernando VII. Esto provocó el Motín de Aranjuez, que consistió en que Carlos IV abdicó a favor de su hijo Fernando VII y Godoy dimitió.

Napoleón convocó a los miembros de la Familia Real para una reunión en Bayona. Intentando raptar al último miembro de la Familia Real que se había quedado en Madrid, el infante Francisco de Paula, el pueblo de Madrid se sublevó contra los franceses (2 de mayo de 1808).

En Bayona, Napoleón obligó a Carlos IV y Fernando VII a renunciar a la corona española y a sus derechos al trono para poder poner de rey a su hermano, quien reinaría en España como José I Bonaparte (conocido popularmente como «Pepe Botella»).

Desarrollo de la Guerra

Los ejércitos franceses vencieron con facilidad a los españoles, pero en su avance hacia el sur, los franceses sufrieron su primera derrota significativa en la Batalla de Bailén. Esta derrota obligó a Napoleón a regresar a España, ya que su hermano huyó de Madrid.

Napoleón consiguió una victoria en Somosierra y después reconquistó España, resistiendo Cádiz y usando la técnica de Guerra de Guerrillas, que consistía en atacar a las tropas por sorpresa y evitando el enfrentamiento cuerpo a cuerpo.

El Carlismo y las Guerras Dinásticas

Los Borbones tenían como tradición la Ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres. El rey Fernando VII tuvo dos hijas, Isabel II y Luisa Fernanda, por lo que el trono le correspondía a su hermano Carlos María Isidro.

Para conseguir que su hija Isabel II (la mayor) reinara, Fernando VII derogó la Ley Sálica mediante la Pragmática Sanción.

Con el inicio de la regencia de María Cristina (esposa de Fernando VII) en 1833, se produjo la primera sublevación carlista.

Ideología Carlista

Los carlistas apoyaban el Antiguo Régimen y los privilegios de los reinos. Su apoyo social residía en la nobleza rural, parte del clero y del campesinado.

Las Guerras Carlistas

  1. 1833-1839 (Primera Guerra Carlista): Los carlistas no consiguieron tomar ninguna ciudad importante. Destaca como figura militar del Carlismo Zumalacárregui. Este conflicto terminó con el Acuerdo de Vergara entre los generales Maroto y Espartero.
  2. 1846-1848 (Segunda Guerra Carlista o Guerra de los Matiners): Conocido como el conflicto de los Martiners y se focalizó en A Coruña.
  3. 1872-1876 (Tercera Guerra Carlista): Comenzó en el Sexenio Revolucionario aprovechando el destronamiento de Isabel II. Continuará con el reinado de Alfonso XII.

El Reinado de Isabel II (1833-1868)

Comienza la instauración del Estado Liberal, dividido en tres periodos principales:

1. Regencia de María Cristina (1833-1840)

Al morir Fernando VII, ocupa el trono como regente María Cristina (su esposa), quien se apoyará en los Liberales Moderados. Se promulgó el Estatuto Real, pero la oposición Progresista (que dio lugar a levantamientos como el Motín de la Granja en 1836) hizo que en 1837 tuvieran que elaborar una nueva Constitución de carácter progresista.

Reformas Progresistas

  • Reformas de carácter progresista que pretendían acabar con el Antiguo Régimen.
  • Se eliminaron los fueros, los aranceles y los privilegios de la Mesta.
  • Se promovió la Desamortización de los bienes de la Iglesia para mejorar la situación de ruina de la Hacienda Pública. Por ello, se subastaron tierras y edificios que se expropiaron de la Iglesia. El promotor fue Juan Álvarez Mendizábal.

2. Regencia del General Espartero (1840-1843)

En 1837, los Moderados tomaron el poder. Esto produjo un movimiento de oposición progresista que dio lugar a la abdicación de María Cristina. Nombraron como regente al General Espartero por un golpe de Estado.

Espartero adoptó medidas librecambistas que desprotegían la industria nacional frente a la extranjera. Esto provocó un fuerte movimiento de oposición que acabó con la renuncia de Espartero y el adelanto de la mayoría de edad de Isabel II (a los 13 años).

3. Década Moderada (1844-1854)

Se promulgó una Constitución Moderada en 1845 que restringía mucho el voto y recortaba libertades, ya que la soberanía estaba compartida entre las Cortes y la Corona.

Medidas Principales

  • Se restablecieron alianzas con la Santa Sede mediante la firma de un Concordato (1851).
  • Se creó un sistema de instrucción pública.
  • En 1844 se creó la Guardia Civil, que vela por la seguridad en las zonas rurales y en los caminos.

El Bienio Progresista y la Crisis Final (1854-1868)

El Bienio Progresista (1854-1856)

Este periodo se inició con el pronunciamiento de la Vicalvarada, liderado por el General O’Donnell y Antonio Cánovas del Castillo (futuro presidente de la Restauración). La reina Isabel II otorgó el gobierno a los progresistas, que recurrieron de nuevo a Espartero para gobernar. Hubo una nueva Constitución en 1856 que no se llegó a aprobar.

Reformas Llevadas a Cabo

  1. Ley de Ferrocarriles: Se concedió a compañías extranjeras construir líneas ferroviarias en territorio español. Estas compañías construyeron las vías según sus intereses, de forma que comunicaban las principales provincias con el centro de España, pero quedaron incomunicadas muchas localidades entre las provincias.
  2. Ley de Minas: Los yacimientos quedaron bajo explotación extranjera.

Descomposición del Sistema (1856-1868)

Este periodo comienza con una crisis que provoca la caída de Espartero y la subida al poder de un nuevo partido, La Unión Liberal, creada por el General O’Donnell, que pretendía ser una opción de unión entre Progresistas y Moderados.

Este partido se alternaba en el poder con el Moderado, que será presidido por el General Narváez. En este periodo de gobierno se procedió a expediciones en el extranjero, como las de México, Marruecos e Indochina.

La crisis económica y la manera autoritaria en que se gobernó (como, por ejemplo, la ejecución de los soldados y oficiales que se rebelaron en el cuartel de San Gil) provocaron la caída de la monarquía con la Revolución de Septiembre de 1868, protagonizada por los generales Serrano, Prim y el almirante Topete.

Entre las fuerzas opuestas a Isabel II en esta etapa final surgen los Socialistas, los Demócratas y los Republicanos.

El Sexenio Democrático (1868-1874)

Tras la Revolución del 68, conocida como «La Gloriosa», los generales Prim, Serrano y Topete crearon un gobierno provisional en el que el jefe del Estado fue Serrano y el jefe de Gobierno, Prim.

Su principal función fue convocar unas Cortes Constituyentes que dieron lugar a la Constitución de 1869, donde se recuperó la soberanía nacional y se estableció el sufragio universal masculino.

La Búsqueda de un Rey

La siguiente medida fue buscar un candidato al trono de España. Tras buscar que fuese un miembro de la familia Hohenzollern y rechazar los alemanes esta posibilidad, se buscó que fuera un miembro de la familia italiana Saboya.

Problemas del Gobierno Provisional

Los principales problemas que encontró el gobierno de Prim y Serrano fueron:

  • Estalló la 3ª Guerra Carlista.
  • Cuba se rebeló e intentó independizarse (Guerra de los Diez Años).
  • Los republicanos presionaron para el establecimiento de una República.
  • Se produjo una grave crisis económica derivada de los conflictos anteriores.

En 1870, el General Prim fue asesinado justo antes de la llegada de Amadeo, quien se convertiría en Amadeo I de España.

Amadeo tuvo que resolver los problemas del gobierno anterior, pero la gran oposición que encontró por parte de los partidos de la vuelta de Isabel II, los Carlistas y los Republicanos, junto al hecho de que fuera un rey extranjero, lo cual le acarreaba gran impopularidad, favoreció su abdicación en 1873.

La Primera República y el Inicio de la Restauración

La Primera República (Febrero de 1873 – Enero de 1874)

Tras la abdicación de Amadeo I en febrero de 1873, las Cortes decidieron proclamar la República. A pesar de esta decisión, la mayoría de los diputados eran monárquicos.

Esto, además de la situación que arrastraba España, sumó la división de los republicanos entre los federalistas (que buscaban una república federal con un gobierno descentralizado) y los unitarios (que buscaban una república centralizada).

Todo esto provocó una gran inestabilidad en el gobierno, de forma que en 11 meses se sucedieron 4 presidentes:

  1. Estanislao Figueras
  2. Francisco Pi y Margall
  3. Nicolás Salmerón
  4. Emilio Castelar

El fenómeno más característico de este periodo fue el Cantonalismo, es decir, la proclamación de repúblicas independientes en determinados territorios de España, siendo el más famoso el Cantón de Cartagena o el hecho de que Jumilla le declarase la guerra a Murcia.

Por otro lado, las monarquías comenzaron a conspirar para el regreso de la monarquía, que se esperaba restaurar en el hijo de Isabel II, Alfonso XII.

Dadas las circunstancias de caos existente, se produjo en enero de 1874 un pronunciamiento por parte del General Pavía, que disolvió las Cortes.

La Restauración Borbónica (1874)

En diciembre de 1874, Alfonso XII iniciaba la restauración de la monarquía borbónica.

El Sistema Canovista

Antonio Cánovas del Castillo era un político conservador que aspiraba a una monarquía constitucional que garantizara el orden social, sin pronunciamientos militares ni revueltas. Él fue el ideólogo de la restauración borbónica.

Uno de los primeros objetivos fue la pacificación del país. De este modo, en 1876 se puso fin a la Guerra Carlista. Para garantizar la estabilidad, se proclamó la Constitución de 1876, que proponía la monarquía constitucional con soberanía compartida entre las Cortes y el Rey. Era un texto moderado pero flexible, y cada gobierno podía modificarlo según sus necesidades sin necesidad de proclamar una nueva constitución.

Para impedir los pronunciamientos militares de etapas anteriores, el ejército quedó subordinado al poder civil.

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