Adquisición de la propiedad derecho romano

1.- El proceso de romanización


En el año 218 a. C., los romanos desembarcaron en Ampurias en el contexto de la Segunda Guerra Púnica. Desde entonces comenzó un proceso de conquista que se extendíó durante dos siglos y que prolongó la presencia de Roma en la Península Ibérica. La conquista se realizó en varias etapas: ·

1ª etapa (218-197):

se produjo dentro del escenario general de la segunda guerra púnica entre Roma y Cartago. Los romanos, con el fin de impedir el paso hacia Italia de Aníbal, jefe del ejército cartaginés, enviaron a la Península dos ejércitos que desembarcaron en Emporion el año 218 a.C. Hacia el 197 lograron expulsar a los cartagineses y dominar la costa mediterránea y el sur peninsular. ·

2ª etapa (197-133):

comportó la conquista de la meseta, que se caracterizó por la feroz resistencia que opusieron los pueblos indígenas, sobre todo lusitanos y celtíberos. La oposición a Roma de los celtíberos se prolongó hasta que el asedio y destrucción de Numancia terminó con su resistencia en el año 133 a.C. La resistencia de Lusitania se mantuvo largo tiempo encabezada por un caudillo llamado Viriato, quien dirigíó la resistencia desde 155 a.C hasta la traición que provocó su asesinato en 139 a. C. ·

3ª etapa (29-19):

ya en época del emperador Augusto, fueron sometidas las tribus de cántabros y astures (año 19 a. C.), con lo que se dio por finalizada la conquista de la península. La conquista de la Península Ibérica estuvo unida al proceso de romanización desde el primer momento. La romanización consistíó en el proceso por el que las sociedades indígenas prerromanas adoptaron la cultura (lengua, instituciones, derecho, religión…) y las formas de vida de los romanos. Supuso un fenómeno de aculturación, es decir, de integración cultural de los habitantes de la Península y las Baleares en el mundo romano.
Sin embargo, el proceso no fue homogéneo en todo el territorio ya que las áreas mediterráneas y el sur peninsular se vieron más profundamente afectadas que el interior y el noroeste, que conservaron en mayor medida las costumbres y formas de vida prerromanas.

Podemos destacar dos elementos que contribuyeron a la romanización de la península: el ejército y los colonos. El ejército romano desempeñó un papel primordial no sólo por su presencia continua en el territorio, sino por el influjo de los veteranos que se asentaron en las tierras hispanas. Por otra parte, la llegada de colonos supuso el desplazamiento de población civil que acudíó a explotar los recursos económicos y contribuyó a la difusión de la romanización. En este proceso de expansión de la civilización romana se vio favorecida por:


a.– la administración provincial: la provincia fue la unidad administrativa utilizada por Roma para controlar los territorios conquistados fuera de la península italiana. Estas provincias eran administradas por magistrados que eran enviados anualmente desde la metrópoli, y estaban obligadas a pagar tributos.

En un primer momento, Hispania quedó dividida en dos provincias, la Citerior en el norte, con capital en Tarraco, y la Ulterior en el sur, con capital en Corduba. En el 27 a.C, con la creación del Imperio, Augusto dividíó Hispania en tres provincias: Tarraconense (capital Tarraco), Lusitania (capital Emérita Augusta) y la Bética (con capital en Corduba). En el siglo III, Diocleciano impuso una importante reestructuración y dividíó la Tarraconense en tres provincias: la Gallaecia (con capital en Bracara Augusta), la Cartaginense (capital Catago Nova) y la Baleárica (capital en Palma). Además el Imperio pasó a organizarse en diócesis que englobaban varias provincias, siendo una de ellas la diócesis hispana formada por las provincias antes mencionadas más la Mauritana Tingitana, situada en el norte de África.

b. – El sistema urbano: con la romanización las ciudades aumentaron y se convirtieron en el centro administrativo, jurídico, político y económico de Hispania. Estas se organizaron según las reglas del urbanismo romano y se llenaron de edificaciones (foros, acueductos, templos, circos, anfiteatros). Las urbes estaban gobernadas por un Senado Local (Curia) elegido por los ciudadanos entre la oligarquía local. Los miembros de esta Curia recibían el nombre de decuriones.

c.- Avanzado sistema de infraestructuras: los romanos crearon una excelente red viaria basada en las calzadas. Esta red se diseñó con la finalidad de organizar el territorio, asegurar su control militar y administrativo, y unir las distintas ciudades.Entre los principales ejes de comunicación encontramos la vía Augusta, la vía de la Plata y la vía Transversal. También crearon sistemas de abastecimiento de aguas (acueductos) y de alcantarillado para evacuar las aguas residuales.

d.- El latín: se difundíó como lengua de prestigio para la literatura, la ciencia, el derecho y la política. Su difusión le permitíó imponerse sobre las lenguas autóctonas que, no obstante, no desaparecieron totalmente. Algunos relevantes autores latinos fueron: Marcial, Séneca, Lucano.

e.- El derecho romano se extendíó por toda la península. Sirvió para cohesionar la sociedad y difundir los principios de justicia y convivencia. Todavía hoy es uno de los fundamentos del derecho occidental.

f.- Las creencias religiosas se difundieron por la Península. Se respetaron las creencias locales pero era obligado el culto al emperador y a los tres dioses que simbolizaban el poder de Roma: Júpiter, Juno y Minerva (la llamada Tríada Capitolina). Más tarde, a partir del siglo III d. C., se difundiría también el cristianismo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *