Causas revolución 1868 España

La agricultura y las transformaciones agrarias


  Al ser la actividad económica más importante del AR era la única que podía contribuir a la industrialización. Llevó a cabo una serie de reformas:       -La reforma de la propiedad: lo fundamental fue en España, la desamortización, consolidó la estructura latifundista de la propiedad agraria y no creó ninguna clase media. Para haber un crecimiento económico era necesario que el capital generado se destinara a la industria perono ocurríó.

  • Las innovaciones técnicas, de gestión y cultivos: el crecimiento de la producción agraria española se basó en el aumento de la superficie cultivada. La mejora en la articulación del mercado nacional permite una cierta especialización, el aceite, el vino y los cítricos eran los más exportados. A final del siglo, hubo una crisis provocada por la llegada a España de productos más baratos que los nacionales, las consecuencias fueron: aumento del proteccionismo aduanero, incremento de la inmigración y el comienzo de una progresiva reconversión del sector.
  • Recursos mineros y fuentes de energía: antes de la Ley de Minas (1868) los recursos mineros españoles apenas se exportaban debido a la falta de mano de obra y capital. Esta ley permitíó la llegada de capital extranjero. Los minerales eran 1/3 de las exportaciones españolas, parte de este beneficio se reinvertía en España. Alrededor de las minas surgieron numerosas industrias y redes de ferrocarriles. El carbón era escaso, caro y de baja calidad, su extracción estaba protegida por aranceles.
  • La industria y el proceso industrializador: para algunos la revolución industrial en España fue un fracaso para otros, un proceso lento y tardío. Las causas que lo explicarían: bajo nivel de vida, ausencia de una agricultura próspera, escasez de inversiones… Los sectores claves de la Revolución industrial británica fueron el textil algodonero y el siderúrgico, también se desarrollaron en España. No obstante otras industrias de consumo también crecieron.

El sector textil algodonero:


su área de expansión fue Cataluña donde existía antes del s.XIX una cultura manufacturera y artesanal basada en la lana. Este sector se desarrolló en esta regíón gracias a la protección arancelaria. Aunque la producción se mecanizó sus posibilidades de crecimiento fueron limitadas debido a la incapacidad de atraer al sector bancario y a la industria de bienes de equipo. Entre 1842 y 1851, Cataluña se coloca en cuarto lugar del mundo en producción textil.

La siderurgia:


hierro y carbón, España contaba con estos yacimientos pero en zonas separadas por lo que requería la presencia del transporte. La siderurgia española iba atrasada y perjudicó el proceso industrializador global. Vivíó 3 etapas: la andaluza (1830-1860), la asturiana (1860-1880) y la vizcaína (convertidos Bessemer). En 1892 se fundieron tres de estas empresas creando “Altos hornos de Vizcaya”, el desarrollo de la siderurgia vasca propició el de otras ramas como las navieras o las construcciones metálicas.

Otras industrias:


como la alimentaria, la química, la corchotaponera y la eléctrica.

  • Transportes y comunicaciones: la red de transportes era vital para las actividades económicas.

El ferrocarril:


fue decisivo para la creación de un mercado nacional y para su consolidación, la construcción se aceleró a partir de la Ley de ferrocarriles 1855. Se distinguen tres periodos: en el primero (1844-1855) se apoya en la real orden de Diciembre de 1844, facilitó la especulación y el negocio sucio. Se establecíó un ancho de vía superior al europeo, que nos aisló. Se construirán las líneas con capital español y con subvenciones del Estado, la primera fue BNC-Mataró. El segundo periodo (1855-1865) se apoya en la Ley de ferrocarriles, la ley facilitaba la formación de sociedades anónimas ferroviarias, prevéía el pago de las subvenciones y facilitaba la importación de materiales ferroviarios. Provocó una gran inversión de capitales. Destacan la compañía MZA, el ferrocarril del norte y ferrocarriles andaluces. El último periodo estuvo marcado por una crisis, la crisis de 1866. Esta crisis frenó el ritmo de construcción, además se unieron las causas de una crisis internacional con la depresión interna. Tras esta crisis hubo un auge, se duplicó la longitud de la red nacional y se incrementa la presencia de capital español.

La construcción del ferrocarril fue importante pero se renunció a muchos otros objetivos. Entre las consecuencias de la ley de ferrocarriles destacan: las principales concesiones se otorgaron a compañías extranjeras que importaban material de fuera, el escaso capital español no se invirtió en la industria, muchas compañías quebraron y arrastraron a bancos y a sociedades de crédito.

Los efectos positivos fueron: se facilitó el intercambio de personas y mercancías contribuyendo al mercado interior.

  • Comercio, financiación y empresariado: el comercio interior tenía importantes condicionamientos geográficos. El estado liberal abolíó las trabas del AR. Las inversiones permitieron mejorar el comercio interior pero aún se estaba lejos de conseguir un mercado único y articulado.

En cuanto al comercio exterior se ven dos etapas definidas por el antes y el después del fin del Imperio colonial. Tras la independencia fue poco a poco aumentando el volumen del comercio pero con una balanza comercial deficitaria. Se exportaban a Europa materias primas y productos semielaborados y se importaban productos industriales. Durante todo el siglo se dio una pugna entre proteccionismo y librecambismo, en España los proteccionistas eran: fabricantes catalanes, grandes productores de cereal e industriales siderúrgicos vascos. Los librecambistas: comerciantes y compañías ferroviarias. La política arancelaria fue muy proteccionista a excepción del Arancel Figuerola 1869, era menos proteccionista.

En cuanto a la financiación y en relación con la Hacienda, hay que resaltar la creación de presupuestos. La reforma más importante fue la de Mon-Santillán 1845 que asentó las bases de una hacienda moderna. Pero no alcanzó la equidad al primar los impuestos indirectos, ni la suficiencia en los ingresos, que fue el principal problema. El presupuesto siempre fue deficitario. Y como las necesidades del Estado se incrementaron hubo que emitir deuda pública, que se vinculó con las desamortizaciones.

Se modernizó el sistema monetario con la implantación de una sola unidad monetaria, 1868 la peseta.

También hubo un nuevo sistema bancario. En 1844 se crea el Banco de Isabel II que podía emitir billetes lo que provocó la oposición del Banco de San Fernando. En 1856, se fusionan y crean el Banco de España y en 1874 obtuvo el monopolio de emisión de billetes. El Bienio permitíó la creación de bancos de emisión pero la mayoría se hundíó con la crisis del 66.

Con una balanza comercial deficitaria la única forma de equilibrarla era con la entrada de capitales extranjeros. Los principales inversores fueron Francia y GB. El capital extranjero fue muy importante porque financió los gastos del Estado, compensó el volumen de las importaciones y contribuyó a la industrialización.

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