Crisis del Siglo XVII: Felipe III, Felipe IV y Carlos II

24) Impacto de América en España

El descubrimiento y posterior colonización de América tuvo inevitablemente un gran impacto económico en
España, que trato de sacar el máximo beneficio de aquellas tierras mediante las medidas siguientes: la
explotación sistemática de las minas americanas, especialmente de las de plata de Zacatecas (México) y Potosí
(Perú). El monopolio del comercio que debía ser registrado en la Casa de Contratación, que tenía su sede en
Sevilla, y pagar a la Corona los impuestos correspondientes. España enviaba a América a través de la flota de
Indias alimentos y mercancías diversas y traía metales preciosos y productos agrarios. El oro y la plata eran
acunados en la Casa de la moneda en Sevilla; una parte era para la Corona (quinto real) y otra se destinaba al
pago de las mercancías enviadas a América. La explotación española de América tuvo que enfrentarse al
contrabando y al ataque de flotas de guerra enemigas, piratas y corsarios. La llegada de metales preciosos
favorecíó el aumento de la circulación monetaria que, unido a una mayor demanda por el crecimiento de la
población, dio lugar a un alza sostenida de los precios tanto en España como en Europa. Sin embargo, el
monopolio comercial con América fue desaprovechado por España, que empezó a quedar relegada como
potencia económica, puesto que gran parte del oro y la plata se destinaron al pago de la deuda contraída por la
Corona con la banca extranjera para financiar la política exterior y al pago de las mercancías extranjeras enviadas
a América, ya que España no podía producirlas ni competir con otros países europeos por su mentalidad
conservadora y anti burguesa (se admiraba a la nobleza rentista y se despreciaban los negocios y el trabajo
artesano).

25)El Imperio de Carlos V. Conflictos internos: Comunidades y Germánías

Carlos I, hijo de Juana de Castilla y Felipe el Hermoso, heredó numerosos territorios: Por parte de Maximiliano
de Austria los territorios de Austria, por parte de María de Borgoña los Países Bajos y el Franco condado, por
parte de Fernando el católico la Corona de Aragón y sus territorios, y por parte de Isabel la Católica la Corona
de Castilla, con Navarra y América. Además, en 1519 consiguió, gracias al apoyo de la familia Fugar,la Corona
imperial de Alemania, pasando a ser Carlos I de España y V de Alemania. En los primeros años de mandato
se produjeron 2 importantes conflictos. La revuelta de las comunidades de Castilla y la de las Germánías en
Valencia. En las principales ciudades castellanas, durante los años 1520 y 1521, se produjo un conflicto de
confuso contenido político (en protesta por la presencia de extranjeros en los altos cargos, el aumento de
contribuciones y el menoscabo de las cortes castellanas) y decidido contenido anti señorial, liderado por Padilla,
Bravo y Maldonado, que fue finalmente derrotado en Villalar (1521). Durante esos mismos años y en Valencia se
produjo un movimiento de marcado carácter anti nobiliario, que también fue reprimido por la corona.
La principal
consecuencia fue la alianza entre monarquía y nobleza (conservadurismo social y económico) en detrimento del
carácter innovador de la burguésía, lo que llevó a una etapa posterior de bloqueo al desarrollo, al contrario que en
otros países europeos.

26)La monarquía hispánica de Felipe II. La uníón dinástica


El reinado de Felipe II, hijo y heredero de Carlos I, se extiende desde 1556 a 1598. La monarquía católica hispana
es la potencia hegemónica en Europa y los territorios bajo su domino se extienden por los 5 continentes, ya
que con la excepción de los territorios austriacos y de la corona imperial alemana heredó todos los territorios
de su padre e incorporó el reino de Portugal y su Imperio. Los rasgos distintivos de su política interior fueron
el absolutismo, la intolerancia religiosa y la importancia de Castilla como centro de su gobierno (en 1561 fijó la
capital en Madrid). Los principales conflictos exteriores a los que tuvo que hacer gente derivaron de la posición
hegemónica de la monarquía hispana y de la defensa de la ortodoxia católica, que acabó precipitando el
enfrentamiento con Francia, con el Imperio Turco, con Inglaterra y con los Países Bajos, cuyas siete provincias
del norte (Provincias Unidas) se independizaron de hecho de la monarquía hispánica. La unidad ibérica se
produjo tras la muerte del rey de Portugal, Don Sebastián, sin descendencia. Felipe II, como hijo de Isabel de
Portugal presentó su candidatura al trono. Su fuerza frente al resto de los pretendientes estaba sobre todo en
su ejército, ya que el clero y el pueblo portugués no le apoyaban. Ante la negativa de las cortes portugueses a
declarar a Felipe II como heredero al trono portugués en 1280, el rey español se apoderó de Portugal. Las cortes
de Tomar le juraron rey en 1581. La uníón duraría hasta mediados del XVII (1668).

27)El modelo político de los Austrias. La unidad Ibérica


Se puede definir el modelo político de los Austrias como una monarquía que gobernaba diferentes reinos
mediante un sistema descentralizado, bajo la primacía de la corona castellana. El modelo fue heredado de los
RRCC, aunque a partir de la segunda mitad del XVI los reyes se hicieron sedentarios al fijar la capital en Madrid
y se rodearon de una administración profesionalizada que se superpónía a las administraciones de cada reino.
El fortalecimiento del poder real se hizo por 3 medios: La consolidación de una red diplomática de embajadores,
el aumento de la presencia de los secretarios de los consejos (el secretario personal del rey era, al mismo
tiempo, secretario del consejo de estado) y la burocratización de las acciones administrativas. Desde el punto
de vista de la administración central se habla de un gobierno mediante consejos (polisinodial) entre los que
cabe destacar: El consejo de estado, presidido por el rey; los consejos territoriales de Castilla, Aragón, Indias,
Flandes, Italia y Portugal; los consejos técnicos (inquisición, órdenes militares, hacienda y guerra). La función de
los consejos era doble: elevar informes al monarca y resolver los asuntos de su jurisdicción. Desde el punto de
vista de la administración territorial, cada territorio manténía sus propias instituciones, y sus asuntos se hablaban
en los correspondientes consejos. Entre sus instituciones están los virreyes, que sustituían al monarca en los
territorios no castellanos, las cortes y las audiencias. En el ámbito local, los municipios siguieron controlados por
las oligarquías locales y por los corregidores nombrados por el rey. En Castilla se generalizó la venta de cargos
municipales, mientras que en el reino de Aragón se generalizó la insaculación.

28)Economía y sociedad en la España del SXVI

La península ibérica uníó durante el XVI una etapa de crecimiento económico con un aumento de la producción
de cereales. Ello dio lugar a un aumento de excedentes que permitieron el crecimiento de ciudades como Sevilla
o Madrid. No obstante, la ganadería trashumante continuó siendo la gran protagonista de la economía castellana,
mientras que las actividades artesanales continuaron siendo escasas. El crecimiento económico se tradujo en un
alza de precios alentada por la llegada de metales preciosos de América. Estos metales preciosos contribuyeron,
junto con la fiscalidad soportada por Castilla (impuestos directos: servicios e impuestos indirectos: alcabala,
aduanas, almojerifazgo, contribuciones del clero bajo autorización papal: tercias reales y excusado, quito real
(procedente de todo lo obtenido en América), servicios de los millones: financiado con la sisa) a costear la política
exterior. Pero con frecuencia los monarcas hipotecaron la economía de sus dominios a vaqueros alemanes, lo
que tuvo como resultado la sucesión de bancarrotas en tiempos de Felipe II. Para hacerlas frente, el rey recurríó a
la venta de tierras de realengo, de tierras baldías de los concejos y de cargos municipales, así como a la emisión
de juros (títulos de deuda pública). La estructura social mantuvo la división estamental de la Edad Media, pero en
la cúspide de la nobleza Carlos I instituyó un reducido grupo, conocidos como Grandes de España. Otro rasgo
carácterístico fue la obsesión ir la hidalguía, que llevó a un gran desprestigio social de las actividades artesanales.
Finalmente hay que destacar la progresiva intolerancia religiosa permitíó la consolidación de la diferencia entre los
cristianos viejos y los cristianos nuevos y, al final del reinado de Felipe II, se exacerbó la vigilancia de la ortodoxia
católica.

29) Cultura y Mentalidades en la España del Siglo XVI. La Inquisición


En el Siglo XVI, la cultura Español se movíó entre el espíritu humanista del Renacimiento y la Ortodoxa Católica
de la Contrarreforma. Se consideran grandes humanistas Españoles a Juan Luis Vives y Juan Valdés. Las
ideas humanistas entraron por las universidades, entre las que destaca la de Alcalá de Henares, fundada por el
Cardenal Cisneros, mientras que las universidades tradicionales, como la de Salamanca, dieron un gran impulso
a la Teología, al derecho y a la política económica, disciplinas en las que destacaron Francisco de Vitoria que
sentó a las bases del derecho internacional, Domingo de Soto o Martín Azpilicueta, que fue el primero en formular
la Teoría Cuantitativa del dinero. Asimismo, hay que destacar el avance de las ciencias ligadas al conocimiento
de nuevas tierras (Geografía Botánica, Química, C.Naturales…) A mediados del Siglo XVI se produjo un cambio
de mentalidad, que coincidíó con el ascenso al trono de Felipe II. Al ambiente de tolerancia intelectual y religioso,
de la primera mitad del XVI, sucedíó una segunda mitad caracterizada por la intolerancia, una vez que se produjo
el triunfo de la reforma protestante en Europa. A la vanguardia de la defensa del Catolicismo se colocaron los
teólogos españoles asistentes al concilio del Talento (1345-1563): Alfonso de Salmerón, Diego Laínez y Melchor
Cano, así como una nueva Orden Religiosa, la compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Layona. Entre las
manifestaciones Artísticas y culturales hay que citar en arquitectura el paso gótico al plateresco y al meridiano, en
escultura hay que mencionar a Pedro Berruguete y Juan de Juní y en pintura al Greco. En literatura sobresalen
San Juan de la cruz, Fray Luis de León. También hay que citar el Lazarillo de Tormes. Por otra parte, la actuación
de la Inquisición (Tribunal eclesiástico establecido para inquirir y castigas los delitos de Fe). Aumentó su actividad
con la represión protestante y morisca a partir de 1560. Asimismo Felipe II reformó la intolerancia religiosa al
publicar un índice de libros prohibidos o con la prohibición de estudiar universidades extranjeras.
30) Los Austrias del XVII.

Gobierno de validos y conflictos internos



Felipe III, Felipe IV y Carlos II reinaron durante el Siglo XVII una España que seguía siendo un conjunto de reinos
con instituciones y leyes diferentes a los que solo la corona daba cohesión. Los intentos que se hicieron para
unificarlos y crear una monarquía unitaria, fracasaron por la oposición tanto de las clases dirigentes como de
los propios reinos. La principal novedad fue la introducción del valido. Un personaje, casi siempre noble, al que
el rey entregaba las principales decisiones de gobierno. Los validos fueron, en general, criticados porque se les
acusaba de alejar al rey de los problemas de estado y de amasar grandes fortunas. Destacaron el duque de
Lerma con Felipe III, el conde duque de Olivares con Felipe IV y Valenzuela, el duque de Medinaceli, el padre
Nithard con Carlos II. El principal conflicto fue la expulsión de los Moriscos (musulmanes obligados a convertirse
al catolicismo) de Valencia y Aragón en 1609. Entre los motivos de si expulsión se adujeron razones religiosas y
de seguridad interna (se consideraron aliados de turcos y franceses). Su expulsión ocasiónó la despoblación de
muchos territorios y una grave crisis agraria. Con Felipe IV los problemas estuvieron relacionados con el proyecto
de su valido el Conde-Duque de Olivares de unificar los distintos territorios de la colonia. Pretendíó que, tanto a
la aportación de soldados como de gastos militares fueran sufragados equitativamente por todos los territorios
de la corona y no solo por Castilla. Esta política fue tachada de centralizadora y provocó protestas tanto en los
territorios de la corona de Aragón como en Flandes, Portugal o las Indias. Durante la minoría de edad de Carlos II
los conflictos vinieron del enfrentamiento entre la nobleza, sobre todo aragonesa, y los validos de la reina regente
Mariana de Austria, por sus intentos centralizadores

31) La Crisis de 1640


La crisis de 1940 fue provocada por la actitud centralizada del conde duque de Olivares, valido de Felipe IV,
que a través de la uníón de armas pretendía crear un ejército permanente integrado por soldados procedentes
de todos los reinos de la monarquía, en proporción a su población y riqueza; y por la enorme presión fiscal que
soportaron los súbditos de la monarquía Española para afrontar la Guerra de los treinta años. Se manifestó a
través de diversas revueltas que se iniciaron en Cataluña y Portugal, pero que acabaron afectando en los años
siguientes a los territorios: Andalucía Nápoles y Sicilia. En Cataluña, que tras la entrada de Francia en la guerra
se convirtió en frente militar. La presencia de tropas Castellanas acentuó la tensión y propició una revuelta
campesina en Junio (El corpus de Sangre). Que derivó en una motín general en el que fue asesinado el virrey.
Por su participación en el mismo de los seguidores se conoce como Guerra dels Segadors. Ante el envío de un
ejército desde Madrid, los catalanes solicitaron la protección de Francia, a la que juraron fidelidad. Finalmente
en 1652, se iniciaron a las tropas de Felipe IV comandadas por Juan José de Austria (hijo bastardo del rey) con
la condición de que respetaran sus antiguos fueros. En Portugal además del descontento por la uníón de armas,
llevaba mucho tiempo soportando la invasión holandesa de sus colonias sin que hubiera ayuda algunas por parte
Castellana, no veían pues ninguna ventaja en continuar bajo la soberanía Española y proclamaron su propio rey
en la figura del duque de Braganza, Juan IV,que España no reconocíó hasta 1868, ya en el reinado de Carlos II.

32) El ocaso del Imperio español durante el Siglo XVII


La crisis del Imperio Español coincidíó con la crisis general del Siglo XVII (Depresión económica, radicalización
religiosa, crisis del estado absolutista). Se desarrolló en dos etapas: una primera etapa coincide con el reinado de
Felipe IV y la intervención Española de la guerra de los treinta años, que empezó siendo una guerra de religión
entre católicos y calvinistas, y acabó convirtiéndose en una guerra general donde se decidía la Hegemonía
Europea entre los Hamburgo y los Borbones. A los primeros éxitos de los Habsburgo siguió una estrepitosa
derrota española frente a la Francia del cardenal Richelieu en Rocroi (1643). Por la Paz de Westfalia (1648),
España reconocíó la independencia de Holanda, pero continuó la guerra contra Francia en un intento por
recuperar Cataluña y Portugal y mantener de alguna forma sus prestigio, tras la derrota de las dunas, Felipe IV
firmó la Paz de los pirineos (1659), que sanciónó la preponderancia política y económica de Francia a la que
entregó el Rosellón, la Cerdaña, la Regíón de Artois. Así mismo reconocíó la supremacía marítima de ingleses y
holandeses, es decir, que esta paz viene a ser como el reconocimiento a la pérdida de la hegemonía española
en Europa. Una segunda etapa coincide con el reinado de Carlos II, en que España, agotada económicamente y
militarmente reconoce la independencia de Portugal en 1668 y se debe enfrentar a la poderosa Francia de Luis
XIV. Este enfrentamiento se saldó para España con la pérdida de numerosas ciudades fronterizas de los países
bajos como Lille (paz de Aquisgrán 1668) o el Franco condado (paz de Nimega,1678). Las derrotas prosiguieron
hasta la Paz de Ryswick, 1697; supusieron la pérdida del prestigio internacional de España que, además debe
prestarse a dar una solución al problema sucesivo de Carlos II.

33) Evolución Económica y social en la España del Siglo XVII


El Siglo XVII fue para España un siglo de crisis económica debido a los motivos siguientes: el descenso de las
remesas de plata procedentes de América; las numerosas guerras en las que España estaba implicada, que
generaban cuantiosos gastos; la disminución de la producción agraria, debido en gran parte a la reducción de la
mano de obra por el retroceso demográfico (epidemias, la expulsión de los moriscos, aumento de la emigración,
aumento de la mortalidad debido a las guerras, aumento de los clérigos); la crisis de la industria textil Castellana,
provocadas por la competencia extranjera; por extranjeros del comercio con América; la mentalidad de la época
que consideraba poco rentables las inversiones productivas. El endeudamiento de la Hacienda Real dio lugar a
seis bancarrotas a lo largo del siglo. La búsqueda de nuevos ingresos fue una constante, incluso se realizaron
alteraciones monetarias, como la acuñación de monedas, que dieron lugar a una gran subida de precios. La crisis
económica fue especialmente grave en la meseta y Andalucía, en tanto que la costa mediterránea y cantábrica.
Experimentaron una recuperación e incluso expansión económica en el último tercio de siglo. En cuanto a la
sociedad española, se caracteriza en el Siglo XVII por la acentuación de las desigualdades económicas y jurídicas
entre los estamentos privilegiados que vieron aumentado su poder y número (el aumento de nobles se debíó a la
venta de títulos nobiliarios por parte de la corona para obtener ingresos, mientras que el aumento del clero a la
búsqueda de un medio de subsistencia en Tiempos de crisis) y los componentes del tercer estado, obligados a
pagar impuestos y que en muchos casos se empobrecieron. La consecuencia fue el momento del bandolerismo
en el campo de pícaros y mendigos. En las ciudades, como ha quedado plasmanado en la literatura y el arte del
siglo de Oro.

34) El esplendor cultural del Siglo de Oro


La extraordinaria producción artística y literaria española convirtió los primeros sesenta años del Siglo XVII
en una auténtica edad de oro cultural. Esta explosión cultural se produjo en un ambiente intelectual complejo
dominando, a un tiempo, por la religiosidad propia de la Contrarreforma y por la literatura crítica de la decadencia,
con su aguda reflexión de los males que aquejaban a la monarquía. La cultura del Siglo XVII se enmarca dentro
de la corriente denominada barroca, cuyas manifestaciones reflejan la visión de una época conflictiva y de
crisis general. Por otra parte, la monarquía y la iglesia se sirvieron de la cultura barroca como instrumento de
dominación ideológica del pueblo, especialmente a través del arte y teatro, principales medios de comunicación
de la época. De esta forma la cultura barroca exaltaba los valores de quiénes controlaban el poder, estaba
dirigida a las masas y su mensaje era emocional y sencillo. En el campo de la literatura destacan Miguel
de Cervantes con El Quijote, que refleja las perplejidades del Siglo XVII; Calderón de la Barca, cuyos autos
sacramentales constituyen una expresión literaria de extrema religiosidad; Lope de Vega, que en sus obras
transmite los valores dominantes en la sociedad española; Quevedo, que con su historia de El Buscón muestra la
dura realidad a la que se tienen que enfrentar sus personajes. Este esplendor literario tiene también su paragón
en el campo del arte: En escultura tuvo gran difusión la imaginería barroca con tallas de madera policromada de
un gran Realismo (Gregorio Fernández, Martínez Montañés y Alonso Cano). También los pintores produjeron
obras de gran Realismo, la mayoría de carácter religioso y usando la técnica del claro-oscuro (Ej. José Ribera,
Zurbarán y Esteban Murillo). Pero sin duda, el gran pintor del Barroco fue Velázquez. Su obra Las Meninas
está considerada como una obra maestra de todos los tiempos. En arquitectura hay que destacar la profusión
decorativa del estilo churrigueresco. Sin embargo, la vitalidad cultural del Siglo XVII no alcanzaba el ámbito
científico ya que se temía que la aplicación del Racionalismo al desarrollo científico pudiera poner en peligro las
bases ideológicas en que se sustentaba la ortodoxia católica.

35) La Guerra de Sucesión y el sistema de Utrecht


Al morir Carlos II sin hijos, dos príncipes: Felipe de Anjou, de Francia y el archiduque Carlos, de Austria,
aspiraban al trono. Aunque Carlos II había declarado heredero del trono español a Felipe, las potencias europeas
temieron que Francia y España pudieran estar gobernadas por miembros de la misma familia, los Borbones, y
que una alianza entre ellas puede llegar a ser un poder hegemónico en Europa. Para evitarlo, los principales
estados europeas constituyeron la Alianza de la Haya, 1701, formada por Inglaterra, Austria, Países Bajos y
Portugal, y declararon la guerra de Francia, iniciándose La Guerra de Sucesión española. Fue un conflicto que
tuvo escenarios paralelos en Europa y en la Península. Al principio fue favorable a la coalición liderada por
Inglaterra y el Archiduque Carlos, que contaron con el apoyo de los Reinos de Aragón, pero tras la batalla de
Almansa (1707) con victoria de Felipe y el nombramiento del Archiduque Carlos como emperador de Austria, la
mayor parte de los estados europeos perdieron interés por el conflicto. La guerra de terminó con la Paz de Utrecht
(1713) aunque en la península continuo hasta 1714 cuando las tropas borbónicas ocuparon Barcelona. Con la
Paz de Utrecht se inicia una política de equilibrio en las relaciones internacionales europeas, con Gran Bretaña
(dueña de los mares) como árbitro de ese equilibrio. Para España significó perder sus posesiones europeas:
Sicilia pasó a Saboyá; Los Países Bajos y Milán, Nápoles y Cerdeña a Austria (Austria cedíó Cerdeña a Saboyá a
cambio de Sicilia). A Gran Bretaña se le cedíó Gibraltar y Menorca, además de importantes ventajas comerciales
en las colonias españolas de América como el asiento de negros y navíos de permiso.

36) Cambio dinástico. Los primeros Borbones


El tratado de Utrecht ratificó la llegada a España de la dinastía borbónica de origen francés, en la persona de
Felipe V. Con la nueva dinastía se inicia la construcción de un nuevo modelo de estado centralizador. El objetivo
era reforzar el poder real y conseguir un estado más racional y eficaz. Para ello era necesario reformar las
instituciones, intervenir en la economía y controlar el poder de la iglesia. Los Borbones impulsaron el absolutismo
político, tratando de imitar el modelo francés de Luis XIV, por el cual el monarca se consideraba dotado de
poderes ilimitados frente a sus súbditos y reinaba controlando todos los poderes del estado. No obstante, el
poder del rey estaba limitado en la práctica por los privilegios, derechos y jurisdicciones de ciertos estamentos
y corporaciones. Los primeros Borbones fueron Felipe V (1700-1746) y los hijos de su primer matrimonio con
María Luisa de Saboyá; Luis I (Enero-Agosto de 1724) y Fernando VI (1746-1759); y Carlos III, hijo de Isabel de
Farnesio (segunda esposa). Felipe V inició reformas en la administración territorial, con los decretos de nueva
planta, y en la administración central. Durante el reinado de Felipe VI hubo intentos de reformar la Hacienda Real.
Se trató de unificar y racionalizar el sistema impositivo, y para ello se llevó a cabo el Catastro de Ensenada en
1749 en Castilla, pero el proyecto fracasó por la oposición de los privilegiados. Por otro lado, la nueva dinastía
intensificó la política regalista, buscando la supremacía de la corona sobre la iglesia. Las principales medidas
fueron el establecimiento de un mayor control de la Inquisición y, sobretodo, la expulsión de la Compañía de
Jesús, adoptada por Carlos III en 1776. Otro aspecto a destacar fue la modernización del ejército mediante el
establecimiento de un ejército permanente y la revitalización de la marina. Carlos III destacó por sus reformas
ilustradas tendentes reformas y modernizar la economía y la sociedad.


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