Cronología del Siglo XIX en España

LOS ENEMIGOS DEL SISTEMA

Carlistas

Tras su derrota en la III Guerra Carlista, se dividieron en dos grupos, tradicionalistas e integristas. Los primeros respondieron con una adaptación de su forma de pensar a la sociedad, creando un sistema más coherente; mientras que los segundos todavía seguían planteando la terminología política desde la teocracia y la unidad Iglesia-Estado bajo la concepción de que el rey es una figura casi divina, no elegida por los hombres sino por Dios

Republicanismo

Era el extreme más radical y experimentó un fraccionamiento entre corrientes políticas y doctrinales diferentes tras la experiencia gubernamental de 1873. Pi y Margall reconstruyó el Partido Federal y trató de incorporarse dentro del sistema Canovista; mientras que Castelar conseguirá con su formación, Partido Republicano Histórico, integrarse en el sistema permitiendo un mayor control del extremismo de izquierdas más radical. Finalmente en 1903 se formará la unidad republicana más fuerte de la Restauración, la Uníón Republicana.

Movimiento obrero

No es capaz de atraer grandes masas sociales y sólo las nacientes formaciones del PSOE y de la UGT fueron capaces de agrupar ideales políticos y apoyo social. Aunque los verdaderos enemigos fueron los anarquistas que manténían un planteamiento “bélico” contra el sistema, y serán ellos precisamente quiénes empiecen a desmontarlo al iniciar toda una serie de acciones directas que afectaron al desarrollo del sistema canovista, siento la más destacable el asesinato de Cánovas del Castillo, que dejó al Partido Conservador sin guía, a la Restauración sin padre y a una Regente sin la persona más influyente de España.
Se destacan distintos grupos de movimiento obrero, entre los que destacan la Federación Regional Española (FRE) y la Federación de Trabajadores de la Regíón Española (FTRE). Frente a este movimiento obrerista caracterizado por la desarticulación de la acción reivindicativa y la acción directa; el socialismo plasmado en la UGT y el PSOE, nos muestran una mayor organización sindical y partidista, con un mayor centralismo, con un reglamente, disciplina y moderación lo que les permitíó asentarse a finales del siglo XIX como un movimiento obrero plenamente desarrollado y consolidado.


Cataluña

El catalanismo político cristalizó durante los años ochenta del Siglo XIX arrancado con un triple referente:
· Profundas transformaciones sociopolíticas producidas en Cataluña
· Renacimiento cultural (Renaixensa) que reivindica los elementos más significativos de la historia, la lengua y la tradición catalanas
· Visible fracaso de la política colonial de Madrid articulada por el sistema de la Restauración
El proceso catalán arrancó con la figura de Valentín Almirall, que basándose en el precedente federalista de Pi y Margall, dotó de un cuerpo doctrinal al catalanismo dirigido hacia un federalismo regional, pero dónde el pacto entre regiones dentro del Estado no existía.
Destaca el proceso de formación de asociaciones y agrupaciones catalanistas entre la que destaca la llamada LLiga en 1887 y la presentación del documento de las “Bases de Manresa” dónde recoge las carácterísticas generales del nacionalismo catalán, destaca la influencia de Josep Torras i Bages con su documento “La Tradició Catalana”. Aunque esto no era compartido por todos los catalanistas, fue la principal corriente ideológica hasta llegar al Siglo XX.

El País Vasco

El nacionalismo vasco también se vinculó a las transformaciones económicas, sociales y políticas conocidas por el País Vasco en las últimas décadas del Siglo XIX, pero hay que reséñar la importancia de la abolición de los fueros vascos una vez finalizada la III Guerra Carlista, por la cual quedaron eliminados los restos de la foralidad vasca.
También cabe destacar otros factores o elementos de creación del nacionalismo vasco:
· La ruptura del orden social debido a la reestructuración económica que sufríó el País Vasco tras la III Guerra Carlista
· Llegada de inmigrantes que transformaron el modo social dentro de los núcleos urbanos que se enfrentaba abiertamente al modelo social y cultural vasco
· Establecimiento de un discurso nacionalista de carácter integrista, fanático y racista que buscaba su fundamento en la tradición
· Para fortalecer todo lo anterior llegó incluso al terreno de lo racista
Por lo tanto lejos de parecerse al catalanismo, el nacionalismo vasco plantea un discurso mucho más agresivo basado en una crítica al capitalismo y un violento españolismo, un rechazo al maketo (inmigrante no vasco) y por su puesto la erradicación de cualquier antisocialismo.

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