El conde Lucanor completo

1. Las causas

Entre las causas del Golpe de Estado del general Primo de Rivera del 13 de Septiembre de 1923, hay que encontrarlas en el auge del movimiento obrero y del nacionalismo y en el fracaso de los intentos de regeneración del sistema de la restauración llevados a cabo por los partidos dinásticos. Pero el detonante estuvo en un agravamiento de la situación militar en Marruecos y la perduración de los efectos del desastre de Annual.

El Golpe de Estado lo protagonizó, el 13 de Septiembre de 1923,  el general Primo de Rivera, en Barcelona. La proclama golpista era lo bastante abierta como para no suscitar demasiados temores, y la población estaba agotada por la crisis permanente.

Primo de Rivera contaba con el apoyo del rey, de la mayoría del ejército y del empresariado catalán

2. Objetivos y primeras realizaciones

En principio, no se trataba más que de un paréntesis que no cuestionaba el mantenimiento en el futuro del sistema parlamentario. Sus objetivos prioritarios consistían en emplear autoridad y eficacia para acabar con el caciquismo, imponer el orden público, poner orden en Marruecos y controlar la expansión de los nacionalismos.
Para ello se formó un directorio militar compuesto por ocho generales y un almirante, presidido por el general Primo de Rivera, un hombre imbuido de un espíritu regeneracionista ingenuo y superficial.

Para combatir el caciquismo se disolvieron los ayuntamientos y diputaciones provinciales, y se persiguió la corrupción. No se consiguieron grandes cosas, ya que los caciques se adaptaron a la nueva situación poniéndose de lado del nuevo régimen.

Para imponer el orden social, la dictadura puso en marcha medidas de fuerza, disolviendo la CNT, en profunda crisis. El PCE, debíó pasar a la clandestinidad. Por toda España se extendieron los somatenes, una milicia armada para mantener el orden social.

Para controlar la agitación nacionalista, se optó por la represión.
Quedó prohibido el uso del catalán en actos públicos y se prohibíó toda bandera que no fuera la nacional. El PNV y los partidos nacionalistas catalanes fueron ilegalizados.

Por lo que respecta a


Marruecos, Primo de Rivera debíó afrontar la proclamación por Abd-el-Krim de la “República del Rif”. Abd-el-Krim cometíó el error de extender su revuelta a la zona de Marruecos controlada por Francia, quien propuso a España una respuesta conjunta. El desembarco de Alhucemas se produjo en 1925 y en 1926 Abd-el-Krim se rindió. La guerra de Marruecos había acabado en 1927, erigíéndose en el principal triunfo de la Dictadura.

3. La institucionalización del régimen

En 1925 el general Primo de Rivera disolvíó el directorio militar y nombró un gobierno civil.
Este Consejo de Ministros contó con un poder casi absoluto, al estar suspendidas las garantías constitucionales y estar disueltos el Congreso y el Senado.

El dictador fundó un la Uníón Patriótica, con la finalidad de aglutinar los apoyos del régimen y proyectarse sobre la opinión pública. No consiguió tener un programa o ideología coherentes, ni evitar que las redes del caciquismo se integraran en su estructura.

En 1927 reuníó una Asamblea Nacional Consultiva.
Estaba controlada por el gobierno, y en ella estaban representados la Uníón Patriótica y personalidades de las distintas actividades de la vida nacional. El cometido de esta Asamblea debía ser redactar una nueva constitución, que no se llevó a la práctica.

4. La política económica y social

Junto al éxito de la guerra de Marruecos, la legitimación de la dictadura se basó en la consecución de logros económicos y sociales.
En 1926 se desplegó un programa desarrollista, basado en el fomento de obras públicas.

La política económica desarrollista estuvo presidida por el intervencionismo estatal y el nacionalismo económico


En materia social se consiguió una notable pacificación, mediante la represión del anarquismo y la puesta en marcha de un buen número de medidas de reforma social. Para ello contó con la colaboración de los socialistas.
Los socialistas participaron en el Consejo de Trabajo y en el Consejo de Estado. También participaron en los modelos de solución de conflictos laborales. La UGT se consolidó y se aplicaron medidas que mejoraron la condición de los obreros.


5. Hacia el fin de la dictadura

Los principales levantamientos y acciones contra la dictadura fueron la  intentona insurreccional en el Prat de Molló (anarquistas y catalanistas), y la “sanjuanada” (24 de Junio de 1924), patrocinada por los presidentes del Congreso y del Senado (disueltos por el dictador) Melquiades Álvarez y el conde de Romanones. Fue un completo fracaso.

La insatisfacción por la prolongación de la dictadura, y las alarmas por su intento de perpetuarse, fue en aumento. Los intelectuales críticos con la Dictadura fueron deportados.
Los socialistas se negaron a participar en los proyectos institucionales del régimen, y este aceleró su pérdida de legitimidad.

La llegada de la crisis económica de 1929 echó por tierra los éxitos económicos de la dictadura. La agitación social y universitaria fue en aumento, y el general, cansado y enfermo, presentó su dimisión en Enero de 1930, falleciendo pocos meses después en el exilio.

6. La caída de la dictadura

El 28 de Enero de 1930, Primo de Rivera dimitíó. El rey, que veía la Dictadura agotada, encargó formar gobierno al general Dámaso Berenguer.
Su objetivo fue la vuelta a la normalidad constitucional.

Hubo un periodo de apertura política, aunque el régimen seguía siendo formalmente dictatorial. Por eso se le llamó la “Dictablanda”.
 Pero el intento de volver a la normalidad constitucional ya no era posible. Eso es lo que Ortega y Gasset calificó como “el error Berenguer”.

Precisamente, republicanos, socialistas y regionalistas firmaron el Pacto de San Sebastián y formaron un Comité revolucionario para derribar la monarquía y proclamar la República. Contemplaban la sublevación mediante una huelga general con apoyo del ejército, y se llegó a nombrar un gobierno provisional previo a la revolución.  En Diciembre se produjo la sublevación militar de Jaca, que fracasó.


Berenguer fue sustituido al frente del Gobierno por el almirante Aznar en Febrero de 1931. Se le encargó la organización de un proceso electoral escalonado.
El proceso se detuvo en las elecciones municipales del 12 de Abril de 1931.
Dos días después se proclamaba la II República y Alfonso XIII tomaba el camino del exilio.

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