El Régimen de Franco y la Política Internacional
La política exterior durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
Después de la Guerra Civil (G.C.), con el inicio de la Segunda Guerra Mundial (2ª G.M.), el franquismo se encontró ligado a las potencias fascistas. En septiembre de 1939, España se declaró neutral. Franco sabía que el país no estaba en condiciones de participar, pero la afinidad con el bando fascista empezó a cobrar mayor importancia. Franco mantuvo entrevistas con los dos grandes dictadores, pensando en la posibilidad de crear un nuevo imperio en África y obtener ventajas en Europa, incluida la recuperación de Gibraltar. Planteó a Hitler y a Mussolini compensaciones de tipo económico que hicieron pensar al dictador alemán que el precio exigido era demasiado alto en comparación con las ventajas.
España cambió su estatuto a no beligerante en 1941. Tropas españolas ocuparon Tánger, y España envió tropas al frente de Rusia junto a las tropas alemanas una vez invadida la Unión Soviética (la División Azul). En octubre de 1943, España abandonó la no-beligerancia para retomar la neutralidad. El régimen tenía que cuidar las relaciones con el bando contrario, de quienes recibía petróleo y ayuda en alimentos.
El Aislamiento Internacional del Régimen (1945-1951)
Don Juan de Borbón arreció en su política de restauración monárquica y emitió un Manifiesto desde Lausana en marzo de 1945. El régimen franquista sufrió dos de los mayores golpes internacionales: la no admisión en la ONU y la declaración de la Conferencia de los Aliados de que el régimen español era producto del apoyo al Eje, lo que suponía su derribo por medios pacíficos.
Entre los años 1945 y 1946, el franquismo quedó aislado. Crecía la actividad de la oposición en el exterior y se recrudecía la lucha de guerrillas en el interior. En diciembre de 1946, Naciones Unidas denunciaron que el gobierno de Franco «no respetaba al pueblo español, por lo que carecía de legitimidad» para su presencia en órganos internacionales. La ONU recomendó a todos los países que retirasen sus embajadores de España. El gobierno contestó con una actitud de desprecio hacia los países democráticos. El boicot político y económico reforzó el aislamiento de España en el contexto internacional.
A partir de 1947, con la etapa de la Guerra Fría, el papel de Franco como adalid del anticomunismo fue haciéndose más interesante para EE.UU. y Gran Bretaña. España no fue admitida en la alianza militar de la OTAN, ni recibió los beneficios del Plan Marshall. Sin embargo, su presencia internacional se vio con mayor interés por parte de las potencias anticomunistas.
Autarquía, Miseria y Racionamiento en la España Franquista
La victoria de Franco en la Guerra Civil tuvo repercusiones económicas negativas. A corto plazo, se tradujo en hambre y miseria para muchos españoles. A largo plazo, la política de las autoridades franquistas consolidó una economía poco competitiva en la que el tráfico de influencias y la corrupción fueron los elementos más destacados.
Ejes de la Autarquía Económica
Uno de los objetivos primordiales del franquismo fue conseguir la autosuficiencia económica a partir del aislamiento exterior y la sustitución del libre mercado por la intervención generalizada de la administración. El resultado fue un bloqueo del crecimiento económico, la reducción de la competitividad y el desaprovechamiento de la coyuntura económica tras la Segunda Guerra Mundial. La incorporación de España a la fase de crecimiento rápido y de cambio tecnológico se retrasó considerablemente y no se hizo efectiva hasta 1960.
La autarquía tuvo dos grandes ejes de actuación:
La reglamentación de las importaciones y exportaciones
Pasaron a estar completamente intervenidas; era necesaria una autorización administrativa para realizarlas. Se produjo escasez de oro y divisas del régimen, pues se pretendía limitar los intercambios con el exterior, determinando qué productos eran fundamentales y cuáles superfluos. Se reguló el cambio de la peseta y se establecieron diferentes tipos de cambio según los productos, siempre por encima de su valor en el mercado. En consecuencia, se encarecieron los productos que la economía debía importar y se produjo una escasez de bienes imprescindibles.
El fomento de la industria de interés estratégico
Con el fin de asegurar la independencia militar y política del nuevo Estado, las autoridades franquistas impulsaron las industrias de bienes de equipo, que recibieron ayuda pública. Esto generó un gran gasto público, que tuvo efectos inflacionistas. En 1941 se fundó la institución que había de ser promotora de esta política industrial: el Instituto Nacional de Industria (INI). A través de este se crearon numerosas empresas públicas, con el objetivo de producir los bienes que el sector privado no producía por falta de rentabilidad o por excesivos gastos de inversión. Los empresarios arrojaban pérdidas. Se crearon las principales empresas del grupo.
Racionamiento y Mercado Negro (Estraperlo)
La lentitud de la recuperación económica estuvo directamente relacionada con la aplicación de las ideas de los vencedores, que otorgaba al Estado un papel intervencionista en las relaciones económicas. Se sustituyó el libre mercado por la fijación arbitraria de los precios, y se obligaba a los particulares a solicitar una autorización a la administración para iniciar una actividad económica. El Estado controlaba el mercado y los productores estaban obligados a venderle toda la producción a un precio de tasa fijado previamente. La Administración era la única que podía vender los productos al consumidor a un precio regulado.
La tasación de los precios de los alimentos por debajo de su valor provocó que muchos productores escondieran la producción para venderla en el mercado negro, obteniendo ganancias más elevadas. El resultado fue el desabastecimiento generalizado de alimentos y la proliferación de las colas. Esto obligó a mantener las cartillas de racionamiento hasta 1951.
La regulación de precios propició la aparición de un mercado paralelo e ilegal, el mercado negro, donde los estraperlistas hacían transacciones al margen de la ley. Entre los estraperlistas había productores agrícolas, funcionarios y altos cargos del régimen. Los precios del mercado negro doblaban y triplicaban los del mercado oficial. Hasta la mitad de los años 50, el carbón y el petróleo estuvieron racionados; las restricciones eléctricas eran habituales.
La política autárquica, forzada por el aislamiento internacional, dio origen a todo tipo de escasez. Los insuficientes alimentos garantizados por la cartilla de racionamiento y los elevados precios de los productos en el mercado negro, frente a los miserables salarios, provocaron hambre para una gran mayoría de la población. La inexistencia de sindicatos redujo la capacidad de compra de los trabajadores al no poder exigir un aumento salarial. Las industrias de bienes de consumo sufrieron una reducción de la demanda, lo que llevó a una disminución del número de puestos de trabajo.