El Siglo XX: Conflictos Mundiales, Revoluciones y Crisis Económicas

La Primera Guerra Mundial

1. Antecedentes de la Guerra

1.1 La Etapa de la Paz Armada

El Imperio Alemán en el último tercio del siglo XIX era la primera potencia europea. Con la política del káiser Guillermo I y el canciller Bismarck, su política exterior mantenía aislada a Francia y evitaba su revancha por la anexión alemana de Alsacia y Lorena. Firmó varias alianzas ligándose con Austria-Hungría y con Rusia, respetando su posición en Polonia y el Báltico. También mantuvo una política moderada de expansión colonial con el Reino Unido, evitando confrontaciones. La política de Bismarck se encontró con el enfrentamiento entre los Imperios austrohúngaro y ruso en los Balcanes: Austria-Hungría quería introducirse en los territorios que se separaban del Imperio Otomano. Rusia trataba de crear estados independientes, como Serbia, Montenegro o Bulgaria. La zona de los Balcanes era una zona de tensión que acabaría rompiendo la poca estabilidad lograda por Alemania. Asimismo, el reparto colonial en el norte de África era otro foco de tensión donde Alemania rivalizaba con Francia y el Reino Unido. En 1890, Guillermo II expandió la influencia política y colonial del Imperio Alemán, y Bismarck dimitió. Esto conllevaba apostar por el aliado austrohúngaro en Europa, empezar una política de rearme naval para el dominio de los mares, y sostener al débil Imperio Otomano, evitando que cayera en manos rusas. Todo esto dio origen a nuevos sistemas de alianzas. El periodo de 1890 a 1914 se conoce como Paz Armada, con alianzas que luego se enfrentarían.

1.2 La Triple Entente y las Crisis Prebélicas

Francia y Rusia se unieron en una alianza en 1891, en respuesta a la política alemana. Francia renunció a Sudán en beneficio del Reino Unido con la Entente Cordiale (1904). Tras la derrota de Rusia en la Guerra Ruso-Japonesa (1905), se aproximó al Reino Unido. Con ello se formó la Triple Entente en 1907, integrada por Rusia, Francia y el Reino Unido. Su unión se debió al temor del expansionismo alemán. Alemania, por su parte, reforzó su alianza con Austria-Hungría e Italia (la Triple Alianza, aunque menos exitosa en su cohesión). Alemania trató de debilitar a los países de la Triple Entente mediante cuatro crisis clave:

  1. Primera Crisis Marroquí (1905): Enfrentamiento con Francia, España y el Reino Unido al apoyar la independencia marroquí frente a los planes franco-británicos.
  2. Crisis Bosnia (1908): Apoyó la incorporación de Bosnia-Herzegovina a Austria-Hungría.
  3. Segunda Crisis Marroquí (1911): Se opuso a la ocupación militar francesa de Marruecos. La alianza franco-británica resistió y como compensación se ampliaron los territorios alemanes en Togo y Camerún.
  4. Crisis Balcánicas (1912 y 1913): Se iniciaron con la declaración de guerra de Grecia, Serbia, Montenegro y Bulgaria contra los otomanos, con la derrota de estos. Una nueva guerra entre los vencedores obligó a Bulgaria a ceder territorios recién ocupados.

2. Causas de la Guerra

Cinco factores principales contribuyeron al estallido del conflicto:

  • La gran rivalidad franco-alemana en el corazón de Europa, derivada de la Guerra de 1870. La oposición entre ambos Estados y sus respectivas opiniones públicas se exacerbaba por una ideología nacionalista. En el caso de Francia contra Alemania, esta rivalidad estuvo en el origen del acercamiento a Rusia (Alianza Dual 1891) y al Reino Unido (Entente Cordiale 1904).
  • La creciente oposición entre el Imperio austrohúngaro y el Imperio de los Zares en la zona del Danubio y los Balcanes, a la vez que la desintegración del Imperio Otomano. El expansionismo austriaco chocaba con Rusia, y Francia y el Reino Unido desconfiaban de las intenciones rusas.
  • La progresiva confrontación entre el Reino Unido y Alemania, tanto por su rivalidad como principales potencias industriales y financieras, como por la oposición de sus políticas coloniales, sobre todo en África.
  • Las tensiones generadas por la carrera imperialista fueron creando una oposición mayor entre el bloque franco-británico y Alemania. Los desafíos alemanes al reparto en el norte de África durante las crisis marroquíes solo consiguieron afianzar las bases de la Triple Entente.
  • El peso de la “carrera armamentística”, en la medida en que los países rivales preparaban sus armas y ejércitos ante la probabilidad de una guerra inevitable.

Todas las potencias se sentían amenazadas y procuraban hacer frente con nuevas y mejores armas, municiones o avances logísticos.

3. El Conflicto Bélico: Los Contendientes

3.1 Dos Bandos Enfrentados

La Gran Guerra enfrentó a dos bloques de potencias principales:

  • El primer bloque estaba constituido por la llamada Triple Entente (países “aliados” o firmantes de la Alianza Entente). Eran Francia, el Reino Unido y el Imperio Ruso. Se fueron incorporando en los años 1914 y 1915: Serbia, Bélgica, Montenegro, Italia, Grecia, Rumanía y Portugal. También se unieron países extraeuropeos como Japón y Estados Unidos.
  • El segundo bloque estaba integrado por las potencias de la alianza de los Imperios Centrales: el Imperio Alemán y el Imperio Austrohúngaro. En 1915 se sumó el decadente Imperio Otomano, que acababa de perder gran parte de sus territorios europeos en las Guerras Balcánicas de 1912, aunque conservaba sus posesiones de Oriente Próximo. También se sumó Bulgaria, que había visto reducidas sus fronteras (Guerra Balcánica de 1913) en beneficio de Grecia, Serbia y Rumanía.

Otro grupo conformó el bloque de países europeos neutrales durante toda la contienda: Suecia, Noruega y Dinamarca; Países Bajos, Luxemburgo y Suiza; España y Albania.

3.2 La Chispa que Inició el Conflicto

El detonante del inicio de la guerra se produjo el 28 de junio de 1914, cuando el serbobosnio Gavrilo Princip asesinó al archiduque Francisco Fernando y a su esposa, herederos al trono austrohúngaro. Austria-Hungría, con el apoyo de Alemania, exigió a Serbia durísimas medidas contra el movimiento paneslavista, al que pertenecía el asesino, lo que suponía su anulación. Serbia, apoyada por Rusia, Francia y el Reino Unido, se negó. Entre el 28 de julio (declaración de guerra austrohúngara a Serbia) y el 3 de agosto de 1914 (declaración de guerra británica a Alemania), todos los países aliados y los Imperios Centrales abrieron la puerta a la lucha mundial. La guerra se inició con gran entusiasmo popular, con soldados voluntarios y exaltación nacionalista. Los partidos socialistas de los países combatientes apoyaron a sus gobiernos. Los países movilizaron a todos los hombres; la mayoría procedían de las filas del campesinado y la pequeña burguesía. Los obreros fueron eximidos para que pudieran mantener la producción industrial bélica, lo que generó no poco resentimiento entre otros sectores sociales.

4. El Desarrollo de la Guerra

4.1. La Guerra Rápida y de Movimientos: 1914

La primera fase fue una etapa de grandes movimientos de tropas. Alemania invadió Bélgica para atacar a Francia. Su idea era concentrar sus fuerzas antes de atacar a los rusos por el este. Rusia atacó a Alemania y a Austria-Hungría aprovechando que tres cuartas partes del ejército alemán estaba en Francia. Al mismo tiempo, Francia mandaba sus tropas contra los alemanes en Alsacia y Lorena, mientras el Reino Unido reforzaba la frontera franco-belga desplegando su flota y acorralando a la marina germana en el Báltico. Esta primera fase de “guerra de movimientos” se agotó muy pronto ante el asombro de los mandos militares y políticos de ambos bandos. Debido a la fortaleza franco-británica, la tentativa alemana fracasó, así como la ofensiva francesa para desalojar a los alemanes de Alsacia y Lorena. Desde finales de 1914, el frente oriental y el frente occidental estaban básicamente estabilizados. La contienda entró en una “guerra de posiciones” casi inmóviles, simbolizada por la omnipresente hegemonía de trincheras cada vez más perfeccionadas. La idea de una guerra corta se desvaneció al mismo tiempo que había una necesidad de inventar nuevas formas de combate e instrumentos bélicos para conseguir la ansiada victoria final. A ambos lados se impuso la necesidad de una guerra de desgaste y agotamiento, forma de combate en la que los recursos humanos y materiales desempeñarían un papel determinante.

4.2. La Guerra de Posiciones y su Extensión Mundial: 1915 y 1916

Entre 1915 y 1916 se produjo la guerra de posiciones, desgaste y agotamiento mutuo. Los aliados consiguieron el apoyo de Italia y los Imperios Centrales sumaban al Imperio Otomano y Bulgaria. La guerra se extendía por la mayor parte de Europa. Alemania atacó al aliado débil de los aliados, Rusia, con el apoyo del ejército austrohúngaro. Alemania ocupó toda la Polonia rusa y tierras bálticas, y Austria-Hungría ocupó Serbia. Los aliados atacaron el Imperio Otomano. En 1915, un cuerpo franco-británico desembarcó en Galípoli, pretendiendo asaltar Estambul. Fue un fracaso gracias a la tenaz resistencia otomana. En los otros frentes, como Palestina e Irak o en el Cáucaso, la suerte fue a favor de los aliados, al igual que en las colonias centroafricanas de Alemania o en sus archipiélagos del Pacífico. En 1916 se intensificaron los combates en el frente occidental con guerras sangrientas y largas como la de Verdún y la del Somme. Las tropas alemanas atacaron Verdún para acabar con el enemigo, buscando con ello forzar la paz, lo que resultó en muchas muertes. Pero la resistencia francesa logró superar el desafío, con muchas víctimas mortales; en ambos lados había una proporción similar de muertos. Una vez acabada esta batalla, las tropas británicas emprendieron la ofensiva del Somme en agosto de 1916 contra las posiciones norteñas alemanas. El saldo de bajas alemanas fue de 660.000 contra 630.000 de los aliados. Aun así, las posiciones no se movieron casi nada.

4.3. El Año Crítico: 1917

En 1917, la guerra se había enquistado en Europa, con miles de muertos, millones de prisioneros, hambre y graves desabastecimientos en las ciudades. Ambos bandos hicieron frente a dos grandes novedades consecutivas:

La Revolución Rusa

El Imperio Ruso, ante sus graves derrotas, se rindió y se sumió en el fragor de la revolución. Un nuevo Gobierno liberal-democrático intentó restaurar el orden, lo que provocó la decepción de los soldados y la población. El partido de los bolcheviques tomó el poder. Se inició una sangrienta guerra civil, y Alemania aprovechó para avanzar por el frente ruso, casi sin resistencia. En marzo de 1918 se firmó el Tratado de Brest-Litovsk entre el Imperio Alemán, Bulgaria, el Imperio Austrohúngaro, el Imperio Otomano y Rusia. Lenin entregaba a los alemanes la Polonia rusa, las provincias bálticas y grandes extensiones de Ucrania.

La Entrada de Estados Unidos en la Guerra

El abandono ruso supuso un golpe para la coalición aliada, pero fue compensado por la entrada en la guerra del coloso industrial norteamericano. En abril de 1917, con la idea de salvar el mundo para la democracia y preservar la paz mundial, Estados Unidos entró en la guerra. Una de las razones fueron las constantes agresiones alemanas a los convoyes de suministros que venían desde América para los aliados. Los submarinos alemanes causaban auténticos daños a los mercantes estadounidenses. Los aliados superaron el desafío con la invención del hidrófono, que era capaz de detectar cualquier sonido bajo el mar. La entrada de Estados Unidos en la contienda hizo que las tropas franco-británicas recuperaran la iniciativa en el frente occidental entre julio y noviembre de 1917. También permitió superar el daño del aliado italiano, donde una ofensiva germano-austriaca había provocado la muerte de 40.000 soldados italianos.

4.4. El Año Decisivo: 1918

El año 1918 fue el último y decisivo de la guerra. Alemania, tras el Tratado de Brest-Litovsk, intentó ayudar a sus aliados austrohúngaros y otomanos en sus frentes. Inició una ofensiva en la zona de Flandes, movilizando a más de 750.000 soldados germanos con 6.600 cañones contra 300.000 soldados aliados. El éxito inicial fue rotundo, pero los ejércitos aliados reaccionaron frenando el avance en la Batalla de Lys. Llegaba a Francia el cuerpo expedicionario norteamericano, y en el verano de 1918, los soldados alemanes estaban en minoría frente a los aliados, gracias a la incorporación de soldados estadounidenses. En los meses siguientes siguieron llegando soldados americanos; esta clara superioridad empezó a hacer mella en la moral de la tropa y en la retaguardia alemana. En septiembre de 1918, tras la descomposición del Imperio Austrohúngaro, el nuevo emperador, Carlos de Habsburgo, solicitó el armisticio al presidente Wilson. Bulgaria y los otomanos hicieron lo mismo. El alto mando alemán pensó que era mejor rendirse; el 28 de septiembre aconsejaron al káiser que iniciara las gestiones para la rendición, pero este se resistió. Una insurrección de la flota alemana contagió a otros soldados; en muchas ciudades siguieron el ejemplo de los rusos demandando la paz. El káiser abdicó huyendo a Holanda; en Berlín se proclamaba la República. Alemania solicitó el armisticio, entrando en vigor el 11 de noviembre de 1918. Así terminó la Gran Guerra.

5. Consecuencias de la Gran Guerra

5.1. Efectos Sociopolíticos y Económicos

Los cambios más importantes en política, sociedad y economía fueron:

  • El liberalismo político dio paso a un creciente dominio del Estado sobre la sociedad y la economía. Se impusieron medidas de control en la producción y la distribución.
  • El crecimiento de la burocracia administrativa civil y militar, para organizar la producción y el esfuerzo bélico.
  • Cambios en la estructura social: padres combatientes e hijos crecidos en su ausencia, acceso a puestos de trabajo de la mujer, concepción de los sindicatos obreros como respetables, etc.
  • En el plano económico, la guerra supuso una destrucción de recursos enorme. Aumentó la deuda pública y se duplicó la inflación en EE. UU., Reino Unido y Alemania; se triplicó en Francia y cuadruplicó en Italia. Una vez finalizada la guerra, EE. UU. pasó a ser la primera potencia mundial.
  • Cambios políticos en el interior de los países: En el Reino Unido y Francia, el poder civil salió reforzado. En Alemania, el káiser y sus gobernantes civiles fueron perdiendo peso ante el poder dictatorial.

5.2. Pérdidas Humanas y Consecuencias Socioculturales

La guerra se saldó con muchas muertes y devastación: 11 millones de soldados muertos y unos 21 millones de heridos. Multitud de mutilados poblaron como mendigos las calles de muchas ciudades europeas. Las víctimas aumentaron como consecuencia de la desnutrición y enfermedades. La gran epidemia de gripe del año 1918 hundió a una población cansada y desnutrida, acabando con la vida de más de 20 millones de europeos. A los supervivientes, la guerra les provocó cambios de mentalidad y conciencia radicales. En la posguerra, la política pareció ser la continuación de la guerra, pero de otra manera. El comunismo por la izquierda y el fascismo por la derecha empezaron a ganar terreno. Con millones de excombatientes portadores de un mensaje de violencia justificada frente a la razón legítima, la política se convirtió en un enfrentamiento sin límites, donde el adversario era un enemigo a destruir.

5.3. Los Tratados de Paz y el Reajuste Territorial

  • 1. Tratado de Versalles (1919)

    Firmado por Alemania en 1919, supuso la desaparición del Imperio Alemán. Todas sus colonias pasaron a las potencias vencedoras. Además, se establecieron las siguientes cesiones territoriales:

    • Alsacia y Lorena volvieron a Francia.
    • La zona de Eupen y Malmedy pasó a Bélgica.
    • El Ducado de Schleswig a Dinamarca.
    • La Posnania a Polonia.

    Alemania fue obligada a asumir su responsabilidad en el estallido de la guerra, a asumir el pago de las reparaciones a los países vencedores, a reducir su ejército y a prescindir de sus colonias ultramarinas.

  • 2. Tratado de Saint-Germain (1919) y Tratado de Trianon (1920)

    Firmados con Austria (1919) y Hungría (1920) respectivamente, el Imperio Austrohúngaro se desintegró. De ello surgió una reducida Austria (a la que se le prohibió la anexión a Alemania) y una empequeñecida Hungría. Compartirían fronteras con nuevos Estados surgidos:

    • Polonia, que incorporó Galitzia.
    • Checoslovaquia, que surgió de la unión de Bohemia, Moravia y Eslovaquia.
    • Italia incorporó Trentino y el sur del Tirol. Se formó el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (posteriormente Yugoslavia), que incluyó Montenegro, Eslovenia, Croacia y Bosnia-Herzegovina.
  • 3. Tratado de Sèvres (1920)

    El Imperio Otomano desapareció. Sobre Anatolia se estableció la República de Turquía (bajo Mustafa Kemal Atatürk). Lo que quedó del imperio se convirtió en reinos, repúblicas, protectorados y mandatos por todo Oriente Próximo:

    • Irak, Palestina y Transjordania fueron entregados al Reino Unido.
    • Arabia fue convertida en reino autónomo.
    • Siria y Líbano fueron mandatos de Francia.
    • Grecia e Italia se hicieron con varios archipiélagos cercanos a la costa turca.

    En 1918 se declararon independientes Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania. Besarabia se incorporó a Rumanía en 1918. Japón se apoderó de los archipiélagos alemanes (Marianas y Carolinas) y ocupó la provincia china de Shantung.

5.4. El Mundo de la Posguerra y la Sociedad de Naciones

Europa perdió su hegemonía mundial a favor de Estados Unidos, afrontando serios problemas de reconstrucción y estabilización.

1. La Posguerra

La Gran Guerra dio origen a una nueva Europa y un nuevo mundo. Los problemas sociopolíticos y económicos siguieron presentes hasta su parcial resolución en la “segunda vuelta” (1939-1945). El acuerdo de 1918 significó el fin de las hostilidades, pero no la paz definitiva.

2. La Sociedad de Naciones

En abril de 1919 se aprobó la constitución de la Sociedad de Naciones. Con sede en Suiza, era la primera organización internacional destinada a evitar una nueva guerra; su objetivo principal era velar por la paz mundial. Contaba con varios modelos de actuación: el contacto permanente entre sus representantes, el recurso de arbitraje y la mediación, y la adopción de medidas contra aquellos que amenazaran la paz y seguridad. Tuvo una historia muy poco eficaz, ya que Estados Unidos renunció a participar; la voluntad del electorado quiso desentenderse de la compleja situación europea. Tampoco contó con la participación de otros grandes países como Alemania y la Unión Soviética. De los 63 países que llegaron a formar parte de este tratado, 14 la abandonarían antes de 1939.

La Revolución Rusa y la Unión Soviética

1. La Rusia Zarista en Vísperas de la Gran Guerra

1.1. Demografía, Sociedad y Economía

Antes de la Gran Guerra, Rusia tenía una población de 175 millones de habitantes, mayormente rural. La población era diversa, tanto étnica y lingüísticamente como religiosamente. Casi la mitad era rusa, un 20% ucraniana, ambas etnias de religión ortodoxa. Luego les seguían en orden de importancia turcos (musulmanes), polacos (católicos), judíos, bielorrusos, lituanos, letones, estonios, alemanes, georgianos, armenios, etc. El zar tenía casi el poder absoluto gracias a una burocracia civil y militar todopoderosa, que contaba con el apoyo de la nobleza y el clero ortodoxo. La nobleza y el clero, junto a la corona, tenían la mayor parte de tierras fértiles. La mayoría de la población eran campesinos muy pobres (mujiks) que trabajaban la tierra junto con los pequeños o medianos propietarios autónomos (kuláks o campesinos ricos). La economía se mantenía de una agricultura poco productiva. Sin embargo, la economía rusa iniciaba un intenso proceso de industrialización gracias al capital británico y francés, aunque promovido por el Estado. Las zonas donde más se notó este proceso fueron algunas ciudades como Moscú, San Petersburgo y zonas de Ucrania y la cuenca del Donetz, dando empleo a más de tres millones de obreros. En torno a estas ciudades nació una pequeña y mediana burguesía comercial, profesional e industrial.

1.2. Las Tensiones Políticas

El proceso de modernización social y económica había conducido al surgimiento de focos de oposición y denuncia al atrasado sistema político. El movimiento cultural «Intelligentsia» difundía valores occidentales contra los sectores tradicionalistas. En el siglo XIX, las tensiones entre ambas ideas se habían incrementado debido a que los críticos del sistema habían influenciado en las filas obreras y burguesas. Estas eran las fuerzas políticas:

  • Partido Constitucional Demócrata (Kadetes, liderado por Miliukov): de ideología liberal, apoyado por la alta burguesía. Sus reivindicaciones eran reunir una asamblea constituyente para instaurar la monarquía constitucional.
  • Partido Social-Revolucionario (Eseristas, liderado por Kerenski): de ideología social moderada, apoyado por la pequeña burguesía, intelectuales y campesinos. Querían instaurar una república y repartir las tierras.
  • Movimiento Populista (Naródniki, con figuras como Makmo): de ideología anarquista, apoyado por los campesinos. Querían gobernarse a sí mismos.
  • Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR, liderado por Plejánov): de ideología social marxista, su apoyo eran los intelectuales y obreros. Se dividió en dos facciones:
    • Los mencheviques (liderados por Mártov) eran partidarios de una fase de capitalismo económico y un sistema liberal antes de la revolución socialista.
    • Los bolcheviques (liderados por Lenin) eran partidarios de instaurar inmediatamente el socialismo mediante una revolución.

1.3. Lenin y la Formación del Bolchevismo

Lenin fue el principal pensador revolucionario; sus libros fueron la inspiración del partido que dirigió la revolución. Su libro ¿Qué hacer? (1902) exponía su concepción del marxismo y su teoría del partido como instrumento para la lucha contra la autocracia zarista. Su concepción de partido era una organización formada por militantes-soldados que actuarían como vanguardia de las masas, en contra del capitalismo y la burguesía. Constaría de un núcleo reducido de líderes jerárquicamente organizados. Su objetivo era la conquista del poder político, con un programa de revolución social colectivista e igualitaria. Lenin sostenía que la clase obrera debía liberarse mediante una lucha política electoral y una lucha sindical-laboral. La clase obrera, según Lenin, no era capaz de conquistar el poder político por sí misma, de ahí la necesidad de ser guiada por un partido de revolucionarios profesionales inspirados en una doctrina política marxista (el «leninismo«).

Las ideas de Lenin fueron impuestas en 1903, en el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, de donde surgieron dos corrientes:

  • Los bolcheviques (mayoría), liderados por Lenin, que defendían un partido centralizado y disciplinado.
  • Los mencheviques (minoría), con una dirección menos definida y mayoritariamente rusos.

1.4. La Revolución de 1905

En 1905, el Imperio de los Zares sufrió su primera sacudida revolucionaria grave. La derrota militar ante Japón, donde se disputaba la delimitación fronteriza en el Extremo Oriente, fue una humillación para el zar y su régimen. Ello generó el descontento de los sectores burgueses y los núcleos obreros. También se aprovecharon los campesinos de la derrota para exigir mejores condiciones y mayores posibilidades de acceso a la propiedad de la tierra. Una manifestación obrera fue el detonante de la revolución. Un domingo de enero de 1905, una manifestación se dirigió al Palacio de Invierno de San Petersburgo para presentar sus reivindicaciones al zar: jornada laboral de 8 horas, subidas salariales y democratización del Estado. El ejército disparó contra los manifestantes, causando trescientas muertes y más de mil heridos, en lo que se conoció como el Domingo Sangriento.

2. La Revolución Rusa de 1917

Fue el resultado de la crisis política e institucional del Estado zarista, causada por la tensión extrema a la que fue sometida la sociedad rusa durante la Primera Guerra Mundial. Tras la caída del zar, se buscaron nuevas formas políticas que garantizaran la estabilidad y la salida de la guerra. Los bolcheviques, dirigidos por Lenin, conquistaron el poder.

2.1. Rusia en la Gran Guerra

La participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial fue decisiva para la caída del régimen zarista, pues no pudo hacer frente al ataque en todas sus fronteras con el Imperio Alemán, el Imperio Austrohúngaro y el Imperio Otomano. Entre 1914 y 1917, varios procesos fueron minando la capacidad de acción: campesinos analfabetos para formar ejércitos mal preparados, sucesión de derrotas humillantes que causaban millares de prisioneros, enormes pérdidas humanas (millones de soldados muertos y 4,9 millones de heridos hasta 1917). Todo esto propició la expansión del hambre y la miseria en los campos y ciudades, y provocó el descontento popular, movilizando a las clases burguesas, obreras y campesinas contra el zar y las autoridades.

2.2. La Revolución de Febrero

En 1917 se produjo el primer golpe revolucionario en Petrogrado. El Gobierno envió al ejército, pero muchos soldados se negaron a utilizar la fuerza contra los manifestantes, uniéndose a las protestas y forzando la dimisión del Gobierno y de los mandos militares fieles al zar. Se estableció entonces un Gobierno Provisional, mientras el Sóviet de Petrogrado asumía funciones administrativas por su cuenta. El zar Nicolás II abdicó en su hermano el Gran Duque Miguel, quien renunció al trono, llamando al sometimiento al Gobierno Provisional y a la elección de una Asamblea Constituyente. El colapso del Estado había forzado la caída del zar y su reemplazo por una república liberal-democrática. Este cambio no conllevó a la estabilidad de la situación; las tensiones internas crearon en Rusia una dualidad de poderes efectivos muy inestable:

  • Por un lado, estaba el Gobierno Provisional, dirigido por el abogado Aleksandr Kerenski, del Partido Social-Revolucionario, cuya idea era constituir un nuevo Estado liberal-democrático.
  • Por otro lado, estaban los organismos administrativos municipales (Sóviets). Los sóviets eran especialmente fuertes en Moscú y Petrogrado. Trotski presidía el sóviet de la ciudad.

En abril de 1917, Lenin regresó a Rusia de su exilio en Suiza. Alemania le permitió atravesar su territorio, pensando que su llegada acentuaría la crisis política rusa. Lenin, desde su llegada, anunció la voluntad de tomar el poder e instaurar la dictadura del proletariado. Los bolcheviques eran pocos comparados con la inmensa población rusa. Lenin consiguió articular un programa de tres exigencias, con la aprobación de amplios sectores de la población: paz, pan y tierra. Paz para poner fin a la guerra, firmando un tratado con Alemania. Pan para poner remedio a la carencia de abastecimientos alimenticios. Tierra, dando propiedad plena a los campesinos, quitándosela a la corona, a la nobleza y a la Iglesia ortodoxa. La consigna de Lenin ¡Todo el poder a los sóviets! suponía acabar con la burocracia imperial y el Gobierno de Kerenski.

3. La Creación del Régimen Soviético en Tiempos de Lenin

Lenin tomó el poder en la capital; aunque los bolcheviques eran minoritarios, lograron consolidar y ampliar su poder. Los Decretos de Octubre reportaron grandes apoyos por parte de los sectores populares, especialmente el decreto sobre la tierra, que expropiaba todos los latifundios para entregarlos a los sóviets campesinos. Otro decreto fue el comienzo de conversaciones de paz con todos los pueblos; otra medida fue el control obrero de las industrias y la concesión del derecho de autodeterminación a todas las nacionalidades.

3.1. Los Primeros Pasos del Régimen

El golpe de Estado en octubre de 1917 y la disolución de la Asamblea en febrero de 1918 inauguraron una nueva fase en la historia de Rusia. A partir de estas fechas se adoptó el nombre de Partido Comunista como denominación oficial de la organización revolucionaria. La consolidación del nuevo régimen soviético se hizo en un ambiente de guerra civil contra los llamados rusos blancos, apoyados por las potencias aliadas (Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Japón). Estas potencias les dieron facilidades logísticas y ayuda financiera, enviando incluso sus propias unidades militares contra el nuevo Gobierno. La resistencia contrarrevolucionaria fue especialmente fuerte en Ucrania, donde existía recelo del nacionalismo ucraniano frente al nuevo poder ruso. Estaban integradas por antiguos zaristas y liberales-demócratas. Sus divisiones políticas fueron limitando su capacidad de acción y apoyo popular. El Ejército Rojo, organizado por Trotski, movilizó a casi medio millón de soldados y se reveló como instrumento capaz de lograr la victoria militar sobre los rusos blancos y sus aliados. En julio de 1918, Lenin, como muestra de su determinación de llevar a cabo la revolución, ordenó el fusilamiento del zar Nicolás II y de su familia (en Ekaterimburgo). Promovió la negociación con Alemania para un acuerdo de paz, implicando grandes renuncias. La paz se firmó en Brest-Litovsk en marzo de 1918. Este tratado quitó a Rusia gran parte de sus territorios europeos, pero esto hacía creer a la población en la reconstrucción bajo un poder bolchevique, aunque no era tan diferente en sus formas dictatoriales al despotismo zarista. En marzo de 1919 se creó en Moscú la III Internacional (o Komintern), que quería ser la dirección del movimiento comunista promovido por los bolcheviques. Su objetivo era obtener apoyos de la izquierda mundial y exportar la revolución por todo el mundo capitalista y colonial. Al margen de éxitos parciales en Alemania y Hungría (1919), no se consiguió extender el modelo revolucionario ruso en un principio. La III Internacional era una organización bajo una misma dirección política, con partidos integrantes de “secciones nacionales” bajo las directrices del Komintern. Se provocó así una división del movimiento obrero. Las diferencias entre comunistas y socialistas se manifestaron rápidamente en todo el mundo.

3.2. Del “Comunismo de Guerra” a la NEP

Entre 1918 y 1921, todavía en guerra civil, Lenin estableció un régimen totalitario, siendo el primer Estado de Partido Único de la historia. Ese régimen se hizo cargo de toda la vida organizada del país en virtud de una política de “Comunismo de Guerra”: nacionalizó las industrias, el comercio, el transporte, los servicios, la educación y la propiedad de la tierra. Con todo esto, un mínimo de cinco millones de personas murió de hambre y frío; la cosecha de cereales cayó a la mitad del volumen de la preguerra. Este desastre hizo que Lenin promoviera el fin de la política de “Comunismo de Guerra” (1921), siendo sustituida por la Nueva Política Económica (NEP), que permitía al campesino tomar el control de sus tierras y granjas y comercializar su cosecha. Este retorno controlado a la economía de mercado (1921-1928) permitió que se recuperaran los niveles de producción agraria e industrial, abasteciendo así a las ciudades. El Estado seguía teniendo el control del crédito y de los sectores clave de la economía: ferrocarril, banca, grandes empresas, comercio exterior, etc. En 1923, la producción agraria era igual a la de 1913, y la industrial en 1927. El resultado fue la aparición de un campesinado próspero y una burguesía comercial poderosa. Este fenómeno social provocó mucho recelo en la vieja guardia del Partido Comunista. El régimen soviético procedió a construir una sociedad supuestamente gobernada por los obreros y campesinos, en contra de los sectores burgueses, aristócratas y clérigos ortodoxos. La represión de toda oposición política e ideológica fue una seña de identidad del régimen. Pero Lenin apreció pronto las crecientes tendencias burocráticas provocadas por la confusión entre partido único jerarquizado, instituciones del Estado y organizaciones sociales instrumentalizadas, cuya tendencia era la creación de una dictadura personal, como fue con su sucesor Iósif Stalin.

3.3. La Sucesión de Lenin

El ascenso de los apparatchik (quienes controlaban el partido) propició la elección de Stalin como secretario general del partido (abril de 1922), cuando la salud de Lenin empezaba a fallarle. Lenin entonces expresaba temores frente a Stalin: “ha concentrado un poder inmenso, pero no estoy seguro de que lo sepa usar siempre con la necesaria prudencia”. Tampoco le parecía atractiva la alternativa de Trotski, a quien consideraba “más capaz”, pero con “una excesiva confianza en sí mismo”. Cuando murió Lenin, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) ya estaba en vigor. La lucha política en la dirección del seno bolchevique estaba en torno a Trotski, con una brillante estrategia militar, y Stalin, en el seno administrativo, debido a sus dotes, ocupando la secretaría general. Sus desacuerdos principales eran tres: el papel internacional del régimen soviético, la NEP y la vida interna del Partido Comunista. Trotski defendía la internacionalización de la revolución. Alertaba sobre el riesgo de burocratización y la necesidad de depurar a las personas ambiciosas del partido. Criticaba la continuidad de la NEP. Stalin defendía la necesidad de la construcción del socialismo en un solo país. Defendía la consolidación del régimen bolchevique en la URSS y la continuidad de la NEP como forma práctica de aumentar la producción agrícola y superar la hambruna, pero sometida al control de la burocracia soviética.

Desarrollo Político-Ideológico del Socialismo

Marx-Engels

  • 1. Revolución simultánea en los países capitalistas desarrollados.
  • 2. Solidaridad del proletariado de todos los países.
  • 3. Partido como instrumento de coordinación.
  • 4. Dictadura provisional del proletariado.
  • 5. Abolición rápida del Estado.

Trotski

  • 1. Revolución permanente nacional y después mundial.
  • 2. “La revolución socialista no puede ser mantenida en el marco nacional”.
  • 3. Partido = centro de organización de la revolución mundial.
  • 4. Dictadura del partido (combinación de métodos dictatoriales y democráticos).
  • 5. Extinción progresiva del Estado.

Lenin

  • 1. Revolución en Rusia, socialismo en Rusia. Revolución en el mundo.
  • 2. Socialismo en un solo país para conseguir la revolución en Europa.
  • 3. Partido = vanguardia dirigente de la revolución y el Estado.
  • 4. Dictadura del partido (combinación de métodos dictatoriales y democráticos).
  • 5. Extinción progresiva del Estado.

Stalin

  • 1. Socialismo en un solo país.
  • 2. Los intereses de la revolución se reducen a la defensa de la Unión Soviética amenazada.
  • 3. Partido = Estado.
  • 4. Estado = Partido.
  • 5. Dictadura del partido.
  • 6. Reforzamiento del Estado.

4. El Triunfo del Estalinismo

La lucha por el poder entre Stalin y Trotski duró entre 1924 y 1927. Terminó con el triunfo de Stalin como líder todopoderoso y la derrota de Trotski, despojado de sus cargos (1927), exiliado dos años después y asesinado en México (1940). La URSS se convirtió en una dictadura totalitaria, acometiendo grandes reformas que hicieron de ella una potencia mundial.

4.1. El Poder Personal de Stalin

Cuando se consolidó Stalin como líder, era una manifestación de que la revolución había copiado las tradiciones de la vieja Rusia, que ahora tenía un nuevo “zar rojo”. Era un régimen totalitario que pretendía controlar toda la vida social del país a través del Partido Comunista, considerando “enemigos del pueblo” a todos los que no estuvieran de acuerdo, ya fueran “trotskistas”, “contrarrevolucionarios” o “espías”. Stalin ocupaba todos los cargos del poder: secretario general del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), presidente de su Comité Ejecutivo y de su Comité Central. En 1919, los 350.000 militantes ascendían a más de un millón en 1926 y a 2,3 millones en 1939. El papel crucial del Partido Comunista de la Unión Soviética fue purgar a los adversarios de Stalin. Además de expulsar a los trotskistas, a partir de 1930 se depuraron todos los militares críticos. En 1933 se expulsó a más de medio millón de afiliados por deslealtad. Las purgas más famosas fueron entre 1936 y 1938, cuando los “Procesos de Moscú” condenaron a muerte a miles de dirigentes políticos y altos mandos militares que habían sido miembros del Partido Comunista. El “terror” se convirtió en un arma para anular resistencias, doblegar voluntades y promover medidas radicales que nunca habrían sido aceptadas de manera voluntaria. La policía leninista se transformó en la NKVD (Comisariado Popular para Asuntos Internos), que tuvo a su cargo las tareas represivas y del Gulag (red nacional de campos de trabajo y reclusión). Durante el mandato de Stalin, la NKVD fue responsable de la ejecución de 780.000 personas, y los campos del Gulag acogieron a 1,3 millones de prisioneros hasta 1939.

4.2. Industrialización y Colectivización

Stalin decidió poner fin a la NEP, llevando a cabo una revolución de la economía rusa como requisito para la conversión de la URSS en una potencia capaz de sobrevivir en un mundo capitalista. Tuvo tres grandes focos de actuación:

  • La planificación central de toda la vida económica por parte del Estado, con el fin de modernizar el país a corto plazo. La URSS carecía de fuentes de financiación y capital exterior, por lo que ese proceso hubo que hacerlo con recursos propios de manera autosuficiente.
  • El Gosplan (Comité General de Planificación Estatal) remodeló la vida económica fijando las cuotas de producción a cada sector, estableció los precios de los artículos y determinó los niveles salariales. Se elaboró el Primer Plan Quinquenal, aprobado por el Politburó del PCUS (1928), como programa de ejecución obligatoria. A este plan le siguieron otros hasta 1990.
  • Se sometió a la agricultura a un proceso forzado de colectivización, con la formación de granjas colectivas (koljoses y sovjoses), donde los campesinos compartían aperos, abonos y tierras. En 1936, el 90% del campesinado trabajaba en unas 245.000 granjas colectivas.
  • Por último, se priorizó la industria pesada (siderurgia, eléctricas, minería), requisito necesario para fortalecer a la clase obrera, frente a las industrias de consumo civil. A costa de unas condiciones laborales muy duras, se consiguieron resultados en poco tiempo:
    • (1) Primer Plan Quinquenal (1928-1932): Se dedicó a la industria el 80% de las inversiones, pretendiendo triplicar la producción siderúrgica y duplicar la producción de carbón. Se realizaron gigantescas obras públicas y un enorme esfuerzo en educación.
    • (2) Segundo Plan Quinquenal (1933-1937): La prioridad fue la energía, la industria ligera y el transporte.
    • (3) Tercer Plan Quinquenal (1938-1941): Cortado por la guerra en 1941, se centró en la industria pesada, la química, los bienes de equipo y la formación de técnicos.

La URSS incrementó en diez años su PIB per cápita en un 65%. El sector industrial creció de manera espectacular en los años treinta, alcanzando en pocos años los niveles de industrialización de los países más avanzados.

La Economía de Entreguerras y la Gran Depresión

1. El Reajuste de la Posguerra

Los primeros años de posguerra (1919-1923) fueron de reajuste tanto para los países vencedores como para los vencidos. Hubo que superar la devastación material de los combates, reinsertar a la vida laboral a los soldados y atender a los heridos, viudas y huérfanos. Los países neutrales también tuvieron años de reajuste, pues tenían que afrontar el nuevo escenario económico internacional.

1.1. Europa y el Problema de la Deuda

En 1919 se hizo balance de las graves pérdidas humanas durante la guerra: 10 millones de soldados muertos, el doble de heridos y mutilados, y millones de huérfanos y viudas. También supuso una buena parte de pérdidas en las instalaciones industriales e infraestructuras. La guerra también dejó un enorme coste financiero; el coste militar se mantuvo con las reservas de oro. La emisión de deuda pública y el aumento del papel moneda en circulación implicó una inflación, como consecuencia la subida de precios. Estados Unidos dio grandes créditos a países europeos; hasta 1914, este pasó de ser un país deudor de los europeos a concederle créditos por más de 10.300 millones de dólares, siendo sus principales países deudores el Reino Unido y Francia. Esta deuda quedó vinculada a otro problema que lastraría la recuperación económica. Alemania debía pagar a los países vencedores; Francia y el Reino Unido exigían ese pago para poder pagar sus deudas. Los aliados habían impuesto a Alemania y Austria unas reparaciones de 33.000 millones de dólares. Francia y Bélgica exigían ese cobro para poder pagar sus propias deudas con EE. UU. y el Reino Unido. La solución se retrasó hasta 1923. Francia ocupó la cuenca minera del Ruhr para apropiarse de su producción, como sustituto del pago de reparaciones que Alemania no podía asumir. Gracias a los créditos concedidos de EE. UU. a Alemania, esta superó su crisis financiera, que afectaba a la recuperación económica europea. Las medidas se contenían en dos planes, el Plan Dawes (1924) y el Plan Young (1929), impulsados por los estadounidenses, que aliviaban las reparaciones de guerra con créditos de hasta setenta años.

2. La Expansión Económica de los Años Veinte

Fue decisiva la Conferencia de Génova (1922), que estableció el Gold Exchange Standard, posibilitando que las reservas de cada banco nacional pudiesen estar en oro, en el dólar estadounidense o en la libra británica. A partir de 1923, la economía mundial inició una gran mejora; hasta 1929, la economía europea y occidental tuvieron una fase de crecimiento muy importante. En esta década era patente la fortaleza económica del gigante norteamericano, que se había consolidado después de su contribución a la victoria aliada en la Gran Guerra.

2.1. El Dominio de Estados Unidos

La producción industrial de EE. UU. tuvo un crecimiento de un 80% respecto al inicio. Porcentaje muy por encima de países industrializados como Francia (crecimiento del 50% en ese mismo periodo). El crecimiento estadounidense se basaba en un fuerte impulso de industrias crecientes (automóvil, eléctricas, petroquímica), la aeronáutica y la fabricación de electrodomésticos. El abaratamiento de precios, la invención de nuevas fórmulas comerciales y la compra a plazos fomentaron el consumo en todo el país. El dólar se convirtió en la moneda de cambio y referencia internacional, sustituyendo a la libra esterlina y al franco francés.

2.2. Los Riesgos de la Expansión Económica

Aunque parecía que la economía era fuerte, sólida y próspera, sus bases eran frágiles, con riesgos en tres planos:

  • Financiero: Persistía el desorden financiero internacional, lastrando la recuperación del comercio. Tras el abandono del patrón oro, las divisas nacionales habían soportado incrementos y reducciones de manera alternada. El marco alemán en 1923 había sufrido una vertiginosa caída: mientras que en 1914 la conversión era de cuatro marcos por un dólar, en 1923 era de cuarenta y dos billones de marcos por un solo dólar. El dólar pasó a ser la moneda más segura para las inversiones y la más poderosa de la economía. Aun así, no dejaba de ser una moneda nacional y su crédito dependía de la confianza en la base económica y financiera del país emisor. Su caída en 1929 generó ondas expansivas que llegaron a todos los rincones del mundo.
  • Agricultura: La agricultura y el comercio internacional de productos tenían dificultades en medio de la prosperidad. Las mejoras productivas y el retorno a la normalidad del consumo en los países que habían estado en guerra habían generado un crecimiento en la producción agrícola. Esta sobreproducción repercutió en pérdidas del valor de la mercancía, cayendo los precios y afectando a las rentas agrarias y a las ganancias de los campesinos.
  • Producción Industrial: El aumento de la producción industrial de los países industrializados significó un incremento muy considerable en la oferta. La competencia provocó conflictos comerciales, dando lugar a políticas proteccionistas, que reservaban el mercado nacional a la producción propia con varias fórmulas: establecimiento de barreras arancelarias para la importación de productos extranjeros, imposición de límites de importación y control de los tipos de cambio de divisas. Estas medidas pusieron trabas al comercio internacional, provocando rivalidades que minaban la confianza entre naciones.

3. La Sociedad de los Años Veinte

La Gran Guerra y sus devastadores efectos dejaron una gran huella en las sociedades de posguerra. Surgieron nuevos partidos, asociaciones, movimientos reivindicativos, etc. Cobraron especial importancia las reivindicaciones a favor de los derechos de la mujer. Surgió la cultura popular y de masas, imponiéndose una nueva industria del espectáculo y los deportes.

3.1. Los «Felices Años 20»

Denominados así por el alivio de las penurias, motivando un clima de esperanza. La fase alcista de la economía internacional provocó confianza en el futuro y disposición a aceptar novedades. El primer efecto social fue un creciente igualitarismo social, derivado del sufrimiento en las trincheras de jóvenes de distinto origen social, cultural y geográfico. Se caracterizó por tres procesos sociodemográficos:

  • 1. Expansión de las ciudades, que pasaron a ser el hábitat predominante, en perjuicio de las zonas rurales.
  • 2. Desarrollo de una industria de medios de comunicación de masas, que aprovechaba la alfabetización general promoviendo la prensa escrita. Leer el periódico, escuchar la radio o ir a ver una película pasaron a ser actividades corrientes, que servían de punto de reunión.
  • 3. Aparición de nuevas formas de sociabilidad de masas, que reforzaron partidos políticos, sindicatos, grupos de excombatientes, grupos religiosos, etc., y también medios de relación interpersonal como clubes deportivos, espectáculos de ligas de fútbol, tabernas, cafés, bibliotecas, etc. Dos ejemplos son las construcciones en 1923 del Estadio de Wembley (fútbol) en Londres y el Yankee Stadium (béisbol) en Nueva York.

Varios tratados firmados a lo largo de estos años veinte crearon una atmósfera de distensión:

  • Tratado de Rapallo (Alemania y Rusia, 1922): con el fin de romper el aislacionismo de los dos países.
  • Pacto de Locarno (Alemania, Francia y Bélgica, 1925): con el respeto de fronteras y que venía a ser el reconocimiento alemán del Tratado de Versalles y su integración en la Sociedad de Naciones.
  • Pacto Briand-Kellogg (1928): proclamó la renuncia universal a la guerra, firmado por sesenta Estados.

3.2. El Avance de las Mujeres

Cabe destacar el éxito logrado por los movimientos de mujeres que luchaban por la emancipación civil en igualdad de los derechos en el matrimonio, la herencia y tutela de hijos, y por el derecho al voto. No obstante, el papel de la mujer durante la guerra (enfermeras u obreras en fábricas) fue muy importante y sirvió de plataforma para reivindicar sus derechos. En 1903, Finlandia, y en 1913, Noruega, habían implantado el voto femenino. Esto se extendió a otros países como el Reino Unido (solo para mujeres mayores de 30 años, que a partir de 1928 se rebajó a los 21 años, igual que los varones, con la Ley de Igualdad del Sufragio), Alemania en 1919, EE. UU. en 1920 y España en 1931.

3.3. El Consumo de Masas

En la sociedad de los «Felices Años 20» hubo un importante crecimiento del consumo. El aumento de venta de electrodomésticos (comprados a plazos) fue un indicador del bienestar cotidiano. Esto aliviaba el trabajo de la mujer y hacía creer que la guerra había acabado para siempre. Hubo también un incremento de automóviles, con densidad de tráfico. En 1925, había 17 millones de coches en EE. UU., 1 millón en el Reino Unido, medio millón en Francia y un cuarto de millón en Alemania. El despliegue de la aviación civil y comercial era un nuevo símbolo de modernidad.

3.4. Un Crecimiento Económico Desequilibrado

La Primera Guerra Mundial provocó el alza de los precios; gracias a la mecanización, la producción mundial se incrementó. La crisis de 1920-1921 marcó un descenso de precios y rentas agrarias. En EE. UU., este fenómeno fue más grave; los granjeros estaban endeudados por sus inversiones y no podían pagar sus deudas. Para frenar la caída de sus rentas, aumentaron la producción y los rendimientos. Esto provocó más oferta de productos en el mercado y con ello una disminución de precios. Este proceso de reducción de precios afectó a la mayor parte de materias primas; los países que importaban y exportaban estas sufrieron una disminución en sus ingresos. Otro desencadenante de la crisis fue la diferencia entre las nuevas industrias y las más clásicas; estas últimas se estancaron. Una de las más afectadas fue la industria textil europea, que era la que mayor número de trabajadores tenía. En la industria siderúrgica hubo problemas parecidos.

4. La Crisis del 29 y la Gran Depresión

La peor depresión económica internacional fue en 1929, cuyas consecuencias fueron económicas, sociales y políticas. Su origen fue en EE. UU.

4.1. El Crac de la Bolsa de Nueva York

La quiebra de las operaciones bursátiles, el 24 de octubre de 1929, fue la primera gran señal de la crisis, conocido como el «Jueves Negro«. En Wall Street se produjo una venta masiva de acciones provocada por el miedo a una posible depreciación. Los precios de las acciones cayeron en picado y el dólar se desplomó. La quiebra bursátil provocó el hundimiento de bancos, la evaporación de los ahorros y la ruina de millones de titulares de cuentas bancarias, tanto de los más ricos como de los más modestos. El Crac de la Bolsa de Nueva York fue el inicio de una etapa de recesión, que pasó a ser una Gran Depresión internacional, con efectos de unos diez años.

4.2. De la Crisis Bursátil a la Depresión Económica

La Gran Depresión significó un desplome profundo de la producción debido al cierre de empresas, a la saturación del mercado por un exceso de productos, a la caída de la demanda por la pobreza, a la ruina y el paro en muchas familias, y a los desajustes del sistema financiero. En tres años, la producción de EE. UU. bajó a la mitad. En Alemania, la situación fue parecida, en gran medida por la retirada de los créditos estadounidenses. Las demás potencias sufrieron caídas más suaves: Francia (28%), Reino Unido (16%), y Japón (un retroceso más leve del 2%). Entre 1929 y 1932, el volumen de intercambios comerciales mundiales disminuyó en un 25%. Los países afectados restringían su capacidad importadora, tratando de salvar la situación con políticas proteccionistas para defender sus industrias nacionales.

4.3. Los Efectos Sociales

La crisis económica, comercial y financiera fue un producto inmediato de la depresión. Las medidas tomadas por los diferentes Estados tuvieron escasos resultados. En el plano social, el gran incremento del paro fue el efecto más terrible de la situación económica. El aumento de parados era el resultado del cierre de empresas que habían quebrado, además de la falta de creación de puestos de trabajo para los jóvenes en edad de trabajar. En EE. UU., el volumen de paro en 1929 era del 3,2% de la tasa de población activa; en el año 1932, año crítico, era de un 23,6%. En el Reino Unido, la cifra era similar a la de EE. UU. En Alemania, ya en 1929 la tasa de paro registrada era del 13,1% de la población activa, multiplicándose hasta llegar en 1932 al 30,1% de la población activa; casi uno de cada tres alemanes en edad de trabajar no tenía trabajo. La situación provocó un grave problema para millones de familias, al borde de la pobreza.

4.4. La Fase Pesimista de los Años Treinta

La Gran Depresión de 1929 acabó con los «Felices Años Veinte», sumiendo a los años treinta en una atmósfera de incertidumbre, temor y pobreza. El desplome económico, el ascenso del paro y el descenso del nivel de vida a nivel mundial tuvieron un impacto determinante en las sociedades. Esto no fue determinante en la contienda bélica de 1939-1945, pero fue su telón de fondo. Muchas de las tendencias iniciadas en los años 30 siguieron su curso: ciudades creciendo y pueblos despoblados, las mujeres acrecentando su papel sociolaboral, etc. La novedad fue que las tensiones entre partidos de la innovación y los defensores de la tradición alcanzaron niveles de ruptura violenta. Frente a la democracia como régimen político y al capitalismo como sistema económico, fue creciendo una mística antiliberal y anticapitalista. Una mística que adoptaba el ropaje de la revolución que soñaba con un mundo nuevo, o de los que añoraban un pasado feliz.

5. La Búsqueda de Soluciones

Aunque la crisis económica fue mundial, las soluciones básicamente las buscó cada país. Tanto EE. UU. como Alemania, los dos países más afectados por la depresión, aplicaron dos modelos con elementos:

  • Comunes: como el intervencionismo estatal.
  • Distintos: como la participación en el mercado mundial.
  • Contrarios: en EE. UU. se reforzó la democracia frente al autoritarismo, militarismo y belicismo en Alemania.

5.1. Estados Unidos: El «New Deal»

Franklin D. Roosevelt, presidente de EE. UU. en 1932, aplicó un programa de intervención del Estado en la economía, el New Deal (Nuevo Trato). Consistía en un conjunto de medidas combinadas:

  • Política monetaria expansiva con la devaluación del dólar para abaratar las exportaciones.
  • Control eficiente de los bancos, a través del Sistema de Reserva Federal, un banco central estatal.
  • Intervención en el mercado de productos agrícolas, subvencionando la reducción de cosechas y ajustando los precios agrarios.
  • La política de reactivación de la economía mediante el gasto estatal en obras públicas y sistemas de protección social del desempleo (paro).

El New Deal sentó las bases de una recuperación. En 1939, la renta nacional doblaba la de los peores años de la crisis. La política de obras públicas dio empleo a más de 3,8 millones de parados (1938). La plena recuperación se produciría en los años de la Segunda Guerra Mundial.

5.2. Italia y Alemania

Italia

Gobernada por Benito Mussolini desde 1922, debido a la crisis de 1929 el sistema bancario estuvo a punto de desplomarse. El Estado fascista creó el IMI (Istituto Mobiliare Italiano, 1931) y el IRI (Istituto di Ricostruzione Industriale, 1933). El 80% de la banca era controlada por el Estado y altos porcentajes del capital de las principales empresas (energía, siderurgia, telefonía, fabricación de armamento, etc.). Evitó las quiebras en cadena, pero obligó a orientar la economía hacia una autarquía poco eficaz. El excedente de mano de obra y la falta de materias primas se resolvió con una política expansionista y belicista. En política exterior, Mussolini intensificó las relaciones con Alemania; en 1937, el 27% de sus importaciones provenían de allí.

Alemania

Los Gobiernos socialdemócratas y conservadores no pudieron detener el inmenso paro, la inflación de los precios y el deterioro del nivel de vida. Esto y la pérdida de las instituciones democráticas fue la oportunidad del triunfo nazi con su mensaje de salvación nacional. Con Adolf Hitler (1933), Alemania emprendió una recuperación con una política de intervención del Estado y una economía casi militarizada. Alemania fomentó la recuperación interna, separándose del comercio mundial, con grandes obras públicas y con un rearme militar masivo. El nazismo superó la depresión con sacrificio sobre la población judía y de la clase obrera sin derechos y sin defensa en los sindicatos, que fueron abolidos, igual que en Italia. En 1937 se había reducido el paro a poco más del 4% (frente al 30,1% en 1932). El nazismo pensaba que la superación de la crisis alemana pasaba por un rearme acelerado, cuyo objetivo era la dominación militar de Europa.

5.3. Reino Unido y Francia

Reino Unido

Cuando estalló la crisis (1929), estaba al frente un Gobierno laborista, que no supo superar el desafío. Un nuevo Gobierno de Unión Nacional, dirigido por los conservadores, tomó varias medidas: abandono del patrón oro, devaluaciones monetarias, reducciones salariales, incentivos a la producción nacional, apoyo a las industrias de servicios y establecimiento de políticas comerciales preferenciales con sus colonias en África y Asia. En 1937, consiguió reducir el paro a niveles de 1929.

Francia

La caída de más de la mitad de las exportaciones y la pérdida del valor del franco produjeron una reducción del consumo y de la actividad económica, lo cual provocó el aumento del paro y la desprotección de hogares sin recursos. En 1936, el Gobierno del Frente Popular adoptó medidas similares al New Deal: obras públicas, aumento de salarios para estimular el consumo interno, rebaja de horas en la semana laboral de 48 a 40, etc. Pero aun con estas medidas, en 1939 Francia seguía sin haber recuperado el nivel de producción de 1929.

6. Causas y Consecuencias de la Gran Depresión

Son variadas, con una serie de aspectos y factores que contribuyeron a su existencia y a su profundización.

6.1. Las Causas

  • La existencia de muchos y nuevos países industrializados, que competían en el mercado mundial con gran cantidad de productos y servicios que saturaban la demanda, lo que provocaba la caída de los precios y, con ello, la reducción de los beneficios empresariales.
  • Un sistema financiero internacional inestable, apoyado en el patrón oro, y con el dólar como divisa de referencia.

La sobreproducción industrial y agrícola, unida a la carencia de un mercado monetario internacional estable, precipitó una crisis, primero en EE. UU., generalizándose luego en todo el mundo.

6.2. Las Consecuencias

Las consecuencias más evidentes fueron:

  • El aumento del papel del Estado en el gobierno de la economía.
  • La necesidad de encontrar mecanismos de financiación del comercio internacional.
  • El impulso a la industrialización de países de América del Sur y el resto del mundo.

La depresión alimentó el surgimiento de movimientos políticos extremistas de derecha e izquierda, dispuestos a reemplazar tanto al sistema capitalista como a la denostada democracia. La Gran Depresión produjo la aparición de diferentes opciones para competir por la hegemonía político-intelectual:

  • Comunismo marxista (K. Marx).
  • El relanzamiento del capitalismo, experimentando nuevas fórmulas con el fin de superar los fracasos del liberalismo clásico.
  • La aparición del fascismo, una alternativa posible pero peligrosa para la humanidad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *