Evolución Política e Historia de Al-Ándalus: Desde la Conquista Árabe hasta 1492

Introducción

La conquista árabe de la Península Ibérica y la formación de Al-Ándalus se inscriben en el proceso de expansión del islam, que supuso una nueva religión y el despertar de la civilización árabe, extendiéndose por Asia y el norte de África. El impulso de conquista obedecía a la yihad, obligación prescrita por el Profeta a la comunidad musulmana. Al-Ándalus, como denominaron a la nueva conquista, coexistió durante ocho siglos con los reinos cristianos que se formaron en el norte peninsular. Fue una convivencia marcada por periodos de guerra y de paz, de intercambio cultural y etapas de hostilidad, hasta su desaparición tras la caída del Reino Nazarí de Granada en 1492.

La Evolución Política de Al-Ándalus

La Invasión (711-714)

La verdadera causa de la invasión fue el impulso conquistador musulmán. En el 711, un ejército bereber, dirigido por Táriq, lugarteniente de Ifriquiya Musa, se enfrentó en la Batalla de Guadalete con Rodrigo, al que venció. Su muerte y la desintegración del ejército visigodo fueron seguidas del derrumbe del reino sin ofrecer apenas resistencia. Musa envió otro contingente (en su mayoría soldados árabes) y entre 712 y 714 ocuparon las principales ciudades visigodas. La mayoría se rindió sin oponer resistencia (pactos de rendición, como el de Tudmir), ante las promesas árabes de respetar personas y propiedades; aunque también hubo duros enfrentamientos, como en Toledo.

Al-Ándalus como Provincia del Imperio Árabe (714-756)

En el 714, Musa y Táriq regresaron a Damasco, dejando a Abd al-Aziz como gobernador de Al-Ándalus. Los árabes se instalaron en las ciudades del sur y los bereberes a lo largo de los valles del Duero y el Ebro. En las montañas cántabras surgió un núcleo de resistencia liderado por Pelayo, que se consolidó tras la Batalla de Covadonga (722). Fracasaron en su intento de expandirse al norte de los Pirineos (Poitiers, 732). Concluida la conquista, en el año 740 estalló una rebelión de bereberes, debido a su posición de subordinación con respecto a los árabes. Como consecuencia, se abandonaron ciudades del norte de Al-Ándalus y el valle del Duero, lo que fue aprovechado por los primeros reyes astures para consolidar su pequeño reino.

Emirato Independiente (756-929)

Su origen se encuentra en la sublevación de los Abasíes en Damasco, quienes destronaron a los Omeyas, la mayor parte de los cuales fueron exterminados. Abd al-Rahman I, superviviente, se refugió en el norte de África y consiguió desembarcar en Al-Ándalus. Con el apoyo de algunas tribus árabes, se autoproclamó Emir independiente, lo que supuso la independencia política de Al-Ándalus. Su reinado (756-788) se caracterizó por la lucha constante para afirmar su dominio frente a los diferentes grupos árabes y bereberes. Los reinados de Abd al-Rahman II y Muhammad I fueron más tranquilos. A partir del 880, y durante medio siglo, mozárabes y marcas fronterizas sumieron al emirato en una grave crisis político-militar, siendo la más grave la de Omar Ibn Hafsún (880-928) en Bobastro.

Califato de Córdoba (929-1031)

Cuando Abd al-Rahman III (912-961) llegó al poder, gran parte de Al-Ándalus permanecía en rebelión contra el gobierno de Córdoba. Tras años de lucha, consiguió tomar Bobastro y acabar con la resistencia de algunas ciudades. Para reafirmar el control del territorio, inició campañas contra los reinos cristianos. En 929 se autoproclamó califa, lo que significó la afirmación definitiva de la familia Omeya y la asunción de la corona de jefe religioso y político por el rey cordobés. Esta prosperidad se prolongó durante el reinado de Al-Hakam II (961-976), y el esplendor cultural de Córdoba alcanzó su punto culminante.

En tiempos del reinado de Hixam II (976-1013) emergió el hachib, Al-Mansur, quien dirigió la política del califato, reforzó el ejército y realizó 55 expediciones contra los cristianos para reafirmar su poder interno. La crisis del califato se desencadenó en 1008, cuando tras la muerte de Abd al-Malik, gran parte de las élites árabes de Córdoba, descontentas, asesinaron al hachib y Medina Azahara (o Medina al-Zahira) fue destruida. El Estado cordobés se descompuso en 1031.

Los Reinos de Taifas (1031-1090)

Durante sesenta años, el territorio de Al-Ándalus permaneció dividido en reinos independientes (Taifas), dominados por familias destacadas de etnia árabe, bereber y eslava que se repartieron el territorio. Gozaron de prosperidad económica, por lo que prefirieron pagar parias (tributos) a los reyes cristianos a cambio de treguas, lo que no frenó el avance cristiano. En 1085, el rey de Castilla conquistó Toledo. Los reyes de Sevilla y el Algarve, alarmados por el peligro, llamaron en su auxilio al poderoso reino almorávide del norte de África.

Almorávides y Almohades (1090-1248)

Los Almorávides (1090-1144)

Los Almorávides llegaron a la península en 1086, derrotaron a las tropas cristianas en Zalaca (Batalla de Sagrajas) y conquistaron el territorio andalusí debido a la debilidad de los reinos de Taifas y a su rigor islámico. Sin embargo, su dominio entró en crisis. Deslumbrados por el lujo y la vida en las ciudades andalusíes, su ortodoxia se relajó, apareció la corrupción y subieron los impuestos. Su incapacidad para enfrentar los avances cristianos provocó su hundimiento y favoreció la llegada de los Almohades.

Los Almohades (1144-1248)

Los Almohades eran tribus bereberes que sustituyeron a los Almorávides en el norte de África y la Península. Algunos territorios preferían su independencia, aunque tuvieran que pagar tributos a los reyes cristianos, y miraban con recelo a los nuevos invasores por su rigor religioso. Se ha hablado de Segundas Taifas, que tuvieron que ser vencidas por los Almohades, hasta que en 1172 cayó Murcia. Hasta 1195 consiguieron mantenerse unidos ante el avance cristiano (victoria de Alarcos), pero la respuesta cristiana en 1212, en la Batalla de las Navas de Tolosa, provocó su descomposición.

El Reino Nazarí de Granada (1248-1492)

Solo el Reino Nazarí de Granada sobrevivió, como reino vasallo de Castilla. Su territorio equivalía a las actuales provincias de Almería, Granada y Málaga. Las razones de su subsistencia fueron la habilidad de los sultanes granadinos, que supieron negociar treguas con las Coronas de Castilla y Aragón, y la compleja topografía del reino que facilitaba su defensa, entre otras. Pero a partir de 1482, tras el fin de la Guerra Civil en Castilla y la llegada al trono de los Reyes Católicos, estos tomaron Granada en 1492.

Conclusión

La influencia musulmana no se limita a esos ocho siglos de convivencia y enfrentamiento, pues la relación entre las dos culturas no finalizó en 1492. Aunque como entidad política desapareció, la población se mantuvo en sus propiedades. La permanencia de la cultura musulmana, la tolerancia inicial de los cristianos y los sistemas de integración forzada convirtieron los siglos posteriores en un enfrentamiento continuo entre los partidarios de un proceso lento de integración y aquellos que buscaban eliminar cualquier vestigio de Al-Ándalus, primero mediante la conversión forzosa y finalmente con la expulsión de los moriscos.

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