Gobierno de aria navarro

Adolfo Suárez fue una pieza clave en la transición de España A la democracia, bajo cuyos mandatos presidenciales se convocaron las primeras Elecciones libres desde 1936 y se elaboró la actual Constitución. Sólo unos Meses después de la muerte de Franco (Noviembre de 1975) y ante el bloqueo del Gobierno de Carlos Arias Navarro, atrincherado para evitar las reformas, el rey
Juan Carlos le exigíó la dimisión. Arias Navarro había sido nombrado por Franco En Diciembre de 1973 para un mandato de cinco años y ratificado en su puesto Por el Rey a la muerte del dictador, pero la conexión entre ellos siempre fue Mala.

Si la dimisión de Arias el 1 de Julio de 1976 sorprendíó, la Elección de Adolfo Suárez dos días después como presidente del Gobierno fue un Terremoto político. Su inclusión en la terna de candidatos que el Consejo del Reino debía presentar al Rey se debíó a la inteligencia y habilidad de Torcuato Fernández-Miranda, presidente de las Cortes desde Diciembre de 1975 y del Consejo del Reino. Con la colaboración de varios miembros aperturistas de la Institución, especialmente de Miguel Primo de Rivera, Suárez fue superando las Diferentes cribas hasta formar la terna definitiva de tres candidatos con Federico Silva Muñoz (15 votos), Gregorio López Bravo (14), aunque fue el menos Votado (12).
El nuevo presidente, una vez superadas las dificultades para Formar gobierno, confirmó el definitivo inicio de la transición hacia la Democracia. Para ello era imprescindible derogar las Leyes Fundamentales que Había elaborado el franquismo y bajo el amparo de una ley puente que fuera Clara, breve y sencilla impulsar la convocatoria de elecciones libres. Se debía Realizar la transición de la dictadura a la democracia bajo el paraguas de lo Que se llamó “de la ley a la ley”. Durante aquel verano, diferentes juristas y Catedráticos de derecho político elaboraron borradores, que fueron finalmente Sintetizados por Fernández-Miranda en el proyecto de Ley para la Reforma Política, que fue llevado por Suárez al Consejo de Ministros el 24 de Agosto y Aprobado finalmente el 10 de Septiembre.
En los siguientes meses, la actividad de Suárez y sus Colaboradores fue frenética para llevar adelante su proyecto. Con los partidos De la oposición democrática, reacios y escépticos a que la ley fuese aprobada Por las Cortes franquistas. Con los procuradores, a fin de ganarles para la reforma apelando a los intereses nacionales, a la necesidad de apoyar al Rey Como sucesor de Franco y prometíéndoles apoyo para las futuras e inevitables Elecciones. Y especialmente con la cúpula militar, con la que mantuvo una Decisiva reuníón el 8 de Septiembre en la parece que les prometíó, con un Lenguaje ambiguo para algunos de los asistentes, que nunca se legalizaría al Partido Comunista.
Finalmente, el debate en las Cortes orgánicas del proyecto De la Ley para la Reforma Política se llevó a cabo desde el 16 al 18 de Noviembre. Sus promotores planearon de forma minuciosa la estrategia ya que se Exigía la mayoría cualificada de dos tercios de los procuradores asistentes y La mayoría absoluta de la cámara.
Miguel Primo de Rivera y Fernando Suárez llevaron el peso del Pleno, celebrado de acuerdo con el procedimiento de urgencia inventado meses Antes por Fernández-Miranda para poder saltar por encima de la Comisión de Leyes Fundamentales. Los procuradores más señalados del búnker no se mordieron La lengua. Blas Piñar, líder de Fuerza Nueva, habló de “estúpida reforma Democrática”, defendíó el carácter inmutable de las Leyes Fundamentales del Franquismo y arremetíó contra las mayorías democráticas que no acataban la “ley De Dios”.
Pero la clave de la votación estuvo en el trabajo previo Llevado a cabo con los procuradores (viajes, promesas y cargos) y con Alianza Popular, una amplia coalición creada un mes antes por los prohombres del Neofranquismo, bautizados como los siete magníficos : Fraga Iribarne, Silva Muñoz, Fernández de la Mora, Licinio de la Fuente, Martínez Esteruelas, López Rodó y Thomas de Carranza y que controlaban de una u otra forma casi 200 Escaños. La negociación con los siete llegó a buen puerto mediante un Compromiso sobre los criterios de la futura ley electoral.
La Ley para la Reforma Política quedó finalmente aprobada Por 425 votos a favor contra 59 (entre ellos ocho militares de alta Graduación), 13 abstenciones (una de ellas, la de Pilar Primo de Rivera Influida por su sobrino, ponente de la ley) y 34 ausencias. José Antonio Girón De Velasco, uno de los líderes ultras, sentenció: “Ese día se suicidó aquel Régimen. Le sirvió la pistola en bandeja de plata Adolfo Suárez”.
La oposición democrática que había mostrado su escepticismo Acerca de que las Cortes franquistas se inmolaran quedó aturdida, pero poco a Poco percibíó que la estrategia reformista del Gobierno de Suárez había Triunfado y comenzaron a dar pasos para encarar las futuras elecciones. La Mayoría de partidos de oposición, con poca convicción, se pronunciaron a favor De la abstención activa, una posición que no ocultaba el desconcierto de Quienes no podían votar contra la reforma pero tampoco bendecirla. Sólo los Sectores ultras hicieron campaña en contra bajo el lema: “Franco hubiera votado No”.

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