Impacto de la Revolución Industrial y la Desamortización en España

Desde Gran Bretaña, la **Revolución Industrial** se difundió a otros países. El ritmo fue diferente en función de diversos factores: existencia de recursos (carbón, hierro, algodón), disponibilidad de capital, crecimiento demográfico, demanda de productos, situación política, etc.

La Desamortización fue la venta de bienes de la Iglesia, la nobleza y los municipios, impulsada por los liberales para obtener recursos para el Estado y dar tierra a los campesinos. Comenzó en las Cortes de Cádiz y el Trienio Liberal, pero se consolidó con Isabel II, destacando la desamortización de Mendizábal (1836-1837) y la de Madoz (1855). Sin embargo, benefició sobre todo a la nobleza y la burguesía, que crearon grandes latifundios, mientras los pequeños campesinos, arrendatarios y jornaleros sufrieron pérdidas y peores condiciones de trabajo.

La formación de grupos geológicos – Entre 1808 y 1813, José I Bonaparte reinó en España e implantó el Estatuto de Bayona, un sistema conservador donde el rey tenía el poder ejecutivo y la iniciativa legislativa. Introdujo algunas reformas, como derechos para los presos, abolición de la tortura y supresión de privilegios de la nobleza. Estos cambios dividieron a los españoles en dos grupos:

  • Afrancesados: apoyaban la nueva monarquía y sus reformas; eran pocos, principalmente nobles, altos clérigos y funcionarios.
  • Patriotas: rechazaban al rey extranjero; incluían al pueblo, defendiendo a Fernando VII y los valores tradicionales, y a los liberales, mayoritariamente burgueses y profesionales, que querían acabar con el Antiguo Régimen y crear una constitución.

Las revoluciones políticas y la Revolución Industrial impusieron una nueva sociedad de clases, donde las diferencias sociales se basaban en el mérito personal medido por la riqueza. En ella, la clase dominante incluía a la burguesía y a la antigua nobleza, que mantuvo sus propiedades; y la clase dominada, al proletariado (obreras y obreros industriales) y al campesinado.

7.3 La Primera Internacional Obrera – En 1864, el deseo de luchar contra el capitalismo a nivel internacional llevó a fundar en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). En ella se integraron los sindicatos de varios países, los socialistas y los anarquistas. Sin embargo, las disputas internas entre marxistas y anarquistas llevaron a su disolución en 1876.


2.2 Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 – La revolución liberal contra el absolutismo ocurrió de forma paralela a la guerra. Ante el vacío de poder creado por la ausencia de los reyes, los patriotas crearon juntas provinciales de defensa para dirigir la guerra. El poder lo asumió una Junta Suprema Central, con las funciones de coordinar la guerra y realizar las reformas políticas y sociales que necesitaba el país. Para ello, la Junta Suprema convocó unas Cortes en Cádiz (1810), elegidas por sufragio universal masculino. Entre los diputados de las Cortes había absolutistas, defensores de la soberanía real y del mantenimiento del Antiguo Régimen; y liberales, partidarios de la soberanía nacional y de acabar con el Antiguo Régimen. Estos últimos lograron la mayoría y consiguieron que las Cortes realizasen reformas legales y aprobasen una constitución.

  • Las leyes aprobadas establecieron la libertad de imprenta (1810), y abolieron los señoríos (1811), los gremios (1813) y la Inquisición (1813). Con ellas se atacaban los fundamentos del Antiguo Régimen.
  • La Constitución de 1812, la primera en la historia de España, reconocía derechos individuales, como la igualdad ante la ley, y establecía la soberanía nacional y la división de poderes. Así, el absolutismo se sustituía por un sistema político liberal.

Carlos IV subió al trono en 1788, pero delegó gran parte del poder en su primer ministro, Manuel Godoy. Su reinado estuvo marcado por la crisis del Antiguo Régimen y la influencia de la Revolución Francesa, que provocó miedo a su propagación en España. Esto llevó al cierre de fronteras, el fin de las reformas ilustradas y la guerra contra Francia tras la ejecución de Luis XVI en 1793. Durante el conflicto, los franceses invadieron el País Vasco y Navarra, forzando a Godoy a firmar la Paz de Basilea (1795). En 1807, Godoy cambió de bando y se alió con Napoleón mediante el Tratado de Fontainebleau, acordando la invasión de Portugal. Las tropas francesas, sin embargo, también ocuparon puntos estratégicos de España, mostrando su intención de invadir el país. Esto provocó el Motín de Aranjuez (1808), impulsado por el futuro Fernando VII, que llevó a la deposición de Godoy y la abdicación de Carlos IV a favor de su hijo. Napoleón aprovechó la situación, convocó a padre e hijo a Bayona y, mediante las Abdicaciones de Bayona, les hizo ceder el trono a su hermano José Bonaparte.

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