La Constitución de 1869 y la Monarquía de Amadeo I: Un periodo de inestabilidad política en España

2.3. La Constitución de 1869

Tras las elecciones a Cortes, se aprobó una nueva Constitución. Principales características:

  • Consolidaba los principios del liberalismo democrático defendidos por los partidos que impulsaron las revoluciones.
  • Amplia declaración de derechos individuales, incluyendo el sufragio universal para los varones mayores de 25 años, la libertad religiosa, de reunión y asociación, y la inviolabilidad de la correspondencia.
  • La soberanía nacional, en la que descansa la legitimidad de la monarquía y la división de poderes.
  • Las Cortes bicamerales eran el poder principal, mientras que el rey solo tenía un papel simbólico.
  • Independencia del poder judicial, que residía en los tribunales de justicia.
  • Libertad de cultos.

Una vez aprobada la Constitución, fue designado Regente el general Serrano, y como presidente del gobierno general Prim, que encontró un candidato a la Corona española en Amadeo de Saboya. La labor de Prim se vio interrumpida por un atentado que le costó la vida.

3) La Monarquía de Amadeo I (1870-1873)

El nuevo monarca llega a Cartagena y su valedor ha muerto. El reinado de Amadeo I iba a durar dos años, hasta que abdicó. Los principales problemas fueron:

  • La manifiesta falta de apoyos. Los monárquicos, tanto isabelinos como carlistas, le consideran un intruso. Los republicanos, un inconveniente para instaurar la República como gobierno.
  • La Guerra Carlista como prueba de ese descontento.
  • La inestabilidad política deriva de la disgregación de la coalición gubernamental. A la muerte de Prim se había producido una escisión en el Partido Progresista, dividido en los Progresistas de Sagasta y los radicales de Ruiz Zorrilla. Se sucedieron 3 procesos electorales y 6 gobiernos.
  • Problemas sociales, como los derivados de la persecución gubernamental a los partidarios de la AIT, cuya ilegalización llegó a votarse en las Cortes.
  • Problemas con las colonias americanas. Hubo un intento de abolir la esclavitud en Cuba y Puerto Rico, pero la medida fue boicoteada por la presión de los hacendados y la nobleza. Solo se logró la abolición en Puerto Rico. Amadeo abdica el 11 de febrero de 1874. El parlamento proclama la Primera República.

4) La Primera República (1873-1874)

La I República no logró tampoco estabilizar el país, y en 11 meses se sucedieron 4 presidentes: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar. El contexto en el que nacía el nuevo régimen era muy difícil por los problemas de la Hacienda pública, la guerra carlista, el movimiento independentista cubano y la tendencia de parte del ejército hacia posiciones monárquicas. Tras la abdicación de Amadeo I, la República quedó en manos de 2 partidos republicanos, el radical y el federal, en el que Pi y Margall proponían convertir a España en una federación de estados.

4.1. La República Federal

El presidente Estanislao Figueras abogó por una república federal, pero se encontró con la oposición de los radicales, que empezaron conflictos entre estos y los federales. Al dimitir Figueras, su sucesor Pi y Margall convocó elecciones generales que dieron la mayoría al partido federal, en medio de 2 problemas:

  • El recrudecimiento de la guerra carlista en el norte.
  • El movimiento cantonalista en Levante y sur, basado en los particularismos regionales y locales alentados por los federales y el movimiento obrero. El cantonalismo buscó hacer realidad el ideal de la República Federal con la formación de unos poderes locales. Se abordó la redacción de una Constitución federal (1873), que no llegará a ser promulgada.

La Constitución federal define el concepto de soberanía popular, establece una división territorial en España como una federación de 17 estados, la separación entre la Iglesia y el Estado, y la separación de los 3 poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. El presidente de la República tenía la potestad de nombrar al Gobierno de la Nación y de mantener el equilibrio entre los estados de la Federación.

4.2. La República unitaria y el final de la experiencia republicana

La República vio desde el principio dificultada su labor de gobierno por los continuos problemas que se le agolpaban. Esta situación caótica provocó la caída de Pi y Margall, y su sustitución por Salmerón, que intentó frenar el cantonalismo, pero se vio obligado a dimitir desbordado por la situación. Fue sustituido en la presidencia por Castelar, que investido con poderes extraordinarios, actuó con firmeza frente a los cantonalistas y aplicó pena de muerte. La presidencia de Castelar significó un giro conservador de la República, lo que dio lugar a la agitación de los republicanos intransigentes que pretendieron provocar su caída. Ante su previsible derrota en el Parlamento, los militares optaron por un golpe de Estado, y el general Pavía ocupó el Congreso y disolvió las Cortes, poniendo fin a la experiencia republicana. Se mantuvo el régimen republicano, el poder ejecutivo lo ejerció el general Serrano, que se dedicó a restablecer el orden con medidas excepcionales. Mientras tanto, la difícil situación favoreció la causa del príncipe Alfonso, defendida por Cánovas del Castillo, ocupado en lograr adhesiones para la restauración borbónica, a favor de la cual se inclinaban las élites sociales, económicas y militares. En este sentido, por el Manifiesto de Sandhurst, el príncipe proponía una política de conciliación y prometía respetar el ordenamiento constitucional. A finales de diciembre de 1874, en contra de Cánovas, el general Martínez Campos aceleró su triunfo al pronunciarse en Sagunto y proclamar al príncipe Alfonso como rey de España, con el título de Alfonso XII. Y aquí comienza la época de la Restauración.

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