La Transición Española: Constitución de 1978 y Gobiernos Iniciales (1977-1982)

Tras las elecciones de junio de 1977, Adolfo Suárez impulsó la idea de borrar el pasado para permitir la reconciliación, materializada en la Ley de Amnistía, que hizo posible que izquierda y derecha pudieran llegar a acuerdos e incluso a buenas relaciones en el terreno personal. A continuación, Adolfo Suárez afrontó la crisis económica en la que se encontraba España desde 1973, a través de Fuentes Quintana y el Plan de Saneamiento y Reforma de la Economía, que necesitó el consenso político de oposición y sindicatos en los llamados Pactos de la Moncloa. También intentó solucionar el problema regional, agravado por ETA, y finalmente la elaboración de la Constitución.

1. La Constitución de 1978

a) Elaboración y aprobación

La idea del gobierno de UCD era presentar un proyecto breve y elaborado en muy poco tiempo por expertos en derecho constitucional. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario: salió un proyecto largo y dilatado en el tiempo debido a la actitud del PSOE y del PCE, que deseaban que apareciera el mayor número posible de derechos y libertades.

La elaboración de la Constitución fue, por primera vez en la historia de España, resultado de una negociación o pacto entre los partidos políticos, pues la redactaron una comisión de siete representantes de diferentes partidos (UCD, PSOE, PCE, AP y una minoría de partidos catalanes), a la que se sumaron la Iglesia, sindicatos y la patronal, quedando solo excluidos los vascos del PNV, que consideraban que esa no era su Constitución. Tras muchas polémicas, el proyecto se terminó en abril de 1978 y fue aprobada por las Cortes en octubre y por el pueblo mediante referéndum el 6 de diciembre de 1978 (87,8% de votos).

b) Características generales de la Constitución

La Constitución de 1978 es la novena de la historia de España y se diferencia de las anteriores en que es fruto del consenso. Se la ha calificado de:

  • Apartidista: no respondía a los intereses e ideología del partido en el gobierno.
  • Ecléctica: incorporó influencias de muchas constituciones, españolas y extranjeras.
  • Utópica: consensuaba ideologías opuestas y prometía más derechos de los que se podían cumplir (derecho a la vivienda o al trabajo).
  • Ambigua: ofrece muchas interpretaciones en aspectos básicos y deja abiertos algunos puntos para posible desarrollo futuro.

Ante todo, fue equilibrada entre tradición y desarrollo, y los españoles se vieron identificados en ella.

c) Derechos y deberes constitucionales

En su artículo primero, España se define como «Estado social y democrático de derecho», por lo que defiende la libertad, la igualdad y el pluralismo político, pues:

  • Estado social: el ciudadano tiene derecho a la justa distribución de la riqueza, trabajo digno, formación y pensión.
  • Democrático: los ciudadanos participan a través de partidos y asociaciones mediante elecciones libres de sufragio universal.
  • De derecho: el Estado hace que se respeten las libertades por igual a través de la justicia.

Además, el Estado debe garantizar la libertad y la igualdad, lo que implica: ausencia de privilegios y cumplimiento de deberes (pago de impuestos, respeto a los ciudadanos, tolerancia, etc.).

Recoge una amplia lista de derechos y libertades, la posible intervención del Estado en la economía para corregir las desigualdades, la existencia de sindicatos y asociaciones patronales, el derecho a la huelga, la posibilidad del divorcio y la aconfesionalidad del Estado (aunque mencionando a la Iglesia Católica, lo que le otorga un estatus especial entre las demás religiones).

d) Instituciones del Estado español

Son:

  • La Monarquía: Se define como parlamentaria, con menor papel que en otras constituciones. El Rey es el Jefe del Estado y su papel es arbitrar las instituciones y representar a España en el exterior.
  • Las Cortes (bicamerales): Están formadas por dos cámaras: Congreso de los Diputados y Senado. Ejercen el poder legislativo y controlan la acción del gobierno.
  • El Gobierno: Compuesto por el Presidente y sus Ministros. Dirige la política interior y exterior, la administración civil y militar. Tiene el poder ejecutivo.
  • El Poder Judicial: Formado por jueces y magistrados. Es independiente y cuenta con multitud de instancias (Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional, etc.).

e) La organización territorial: La cuestión autonómica

La Constitución define por primera vez un modelo de Estado «no centralista», siendo este apartado el más discutido. Para satisfacer los nacionalismos vasco, catalán y gallego, se les concede el término «nacionalidad» (considerado por la derecha una amenaza a la unidad nacional) y se establecen dos modelos de acceso a la autonomía: la vía rápida y la vía lenta (artículos 151 y 143).

Cataluña aprueba su Estatuto de Autonomía en 1979 y le siguen País Vasco, Galicia, Andalucía y luego el resto de comunidades, pasando de un Estado centralista a un «Estado de las Autonomías».

2. Primeros gobiernos democráticos (1978-1982)

A) El segundo gobierno de Adolfo Suárez (1979-1981)

En las elecciones de marzo de 1979 vuelve a ganar la UCD de Adolfo Suárez, pero en este gobierno va perdiendo apoyos y se debilita por las divisiones internas (derechistas y centroizquierda) y las dificultades del proceso autonómico, mientras la oposición se fortalece. También le perjudicó la violencia terrorista de ETA, GRAPO y FRAP.

Suárez se enfrenta aún a la crisis económica y con ese fin se crea el Estatuto de los Trabajadores (1980) para reformar las relaciones laborales, uno de los compromisos fijados en el Pacto de la Moncloa. También se aprueban los Estatutos de Autonomía de Cataluña y del País Vasco por la vía rápida (artículo 151), mientras que Suárez proponía que el resto de comunidades lo hicieran por la vía lenta del artículo 143. Los problemas de la UCD se agravaron cuando Andalucía pidió y consiguió la autonomía por la vía rápida. Los problemas de la UCD llevaron a la dimisión de Suárez como presidente del Gobierno y a la dirección de la UCD en enero de 1981.

B) El 23 de febrero y sus consecuencias

El 23 de febrero de 1981 se produjo un golpe de Estado por parte del sector del Ejército franquista y antidemocrático, encrespado por la legalización del PCE, el proceso autonómico, el terrorismo y la reforma del Ejército del Ministro de Defensa Gutiérrez Mellado (que rejuvenecía los altos mandos militares, alejando a los derechistas). Así, en la sesión de votación para la investidura de Calvo Sotelo, el teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, entró en el Congreso, anunció la nueva autoridad militar e hizo rehenes a los diputados, mientras que, a la vez, el capitán general Milans del Bosch sacó al ejército a la calle en Valencia. Pero Juan Carlos I apareció en televisión y desautorizó a los sublevados, lo que provocó el fracaso del golpe de Estado. El 25 de febrero, Leopoldo Calvo Sotelo (UCD) es nombrado presidente del Gobierno, y el 27 se celebran en toda España grandes manifestaciones en defensa de la democracia.

C) El gobierno de Calvo Sotelo (1981-1982)

Calvo Sotelo continuó con una política de consenso, y en 1981 se aprueba la Ley del Divorcio. Pero el ingreso de España en la OTAN (1982) produjo discordia con la izquierda, que estaba en contra. También aceleró el proceso para entrar en la Comunidad Económica Europea (CEE) y fortaleció las relaciones con América Latina.

Pero los conflictos internos de la UCD continuaron. Suárez abandonó el partido y en 1982 creó un nuevo partido, el Centro Democrático y Social (CDS). Calvo Sotelo convocó elecciones generales para octubre. En ellas se apreció un cambio en España: la UCD cayó definitivamente, el PSOE triunfó claramente, se produjo el ascenso de Alianza Popular, un importante descenso del Partido Comunista y el auge de los grandes partidos nacionalistas en Cataluña y País Vasco. Para afrontar la crisis, el PCE organizó una federación de izquierdas que se llamaría Izquierda Unida (IU).

Hacía más de 40 años que la izquierda no accedía al poder, y ahora lo conseguía con mayoría absoluta, debiendo en parte su éxito a que desde 1979 había abandonado su carácter revolucionario y se había vuelto más moderada. El dominio del PSOE volvió a repetirse en las elecciones de 1986, 1989 y 1993, bajo su líder, Felipe González.

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