Los gobiernos democraticos y la integracion en europa

12. Los gobiernos democráticos (1979-2000)


II. El final del gobierno de la UCD. Los gobiernos de Felipe González


La UCD perdía sus energías por sus divisiones. El PSOE se preparaba para la conquista del poder, comenzando por modernizar ideológicamente el partido.
Se abandona el dogmatismo “Hay que ser socialistas antes que marxistas” (Felipe González, 1979). El discurso obrerista y regionalista sirvieron para acabar con la UCD, pero cambió de estrategia para convertirse en un partido de masas, de políticos jóvenes no manchados por el franquismo. El anticipo de la victoria vino en las municipales y las elecciones andaluzas de 1982. La campaña electoral prometía sanear la administración, una política socialdemócrata, un referéndum sobre la permanencia en la OTAN, 800 000 puestos de trabajo y “El cambio”. Las elecciones se celebraron el 28 de octubre de 1982, en medio de un entusiasmo general (abstención de sólo el 20%). El PSOE ganó con mayoría absoluta (202 diputados de 350). Se benefició del deterioro de UCD y la crisis del PCE (renuncias, Santiago Carrillo dimitió y sustituyó Gerardo Iglesias). Manuel Fraga consiguió convertirse en líder de la oposición con Alianza Popular. CiU y PNV se reafirmaban como las principales fuerzas nacionalistas.

1. Cambios económicos


El 3 de diciembre de 1982, Felipe González en la presidencia, Alfonso Guerra de vicepresidente queda constituido el primer gobierno socialista. La mayoría absoluta les capacitaba para poder llevar a cabo una política sin concesiones ni negociación. Por eso rápidamente, “la economía primero”, afrontaron la impopular decisión de la “reconversión industrial”. La grave situación económica heredada (inflación, déficit público…) llevó al equipo económico (Boyer en Hacienda, Solchaga en Industria) a tomar medidas de corte literal, una dura política de ajuste. Evaluación de la peseta, cierre de numerosas fábricas, sobre todo en siderurgia, construcción naval y electrodomésticos… Aparte jubilaciones anticipadas y reducción de plantillas. Las regiones industriales del norte (País Vasco, Santander, Asturias) fueron las más afectadas por el programa de reconversión, que provocó una etapa de violentas huelgas y disturbios, en la que se acusó al PSOE de traicionar al electorado.
Sin embargo no se nacionalizó nada salvo la red eléctrica, y se privatizaron empresas del INI, por ejemplo SEAT. Lo que provocó una más fuerte reacción fue la expropiación del holding RUMASA, laberinto de veinte bancos y quinientas empresas industriales y agrícolas, propiedad de José Mª Ruiz Mateos, cuyas operaciones no se ajustaban a la ortodoxia empresarial y amenazaba con quiebra financiera. La derecha lo consideró un verdadero atraco, pero la banca lo apoyó. Las empresas fueron rápidamente privatizadas. Un caso similar fue el de Banca Catalana.
Como consecuencia del escaso crecimiento de la economía, el empleo continuó cayendo, del 16% de paro se pasa al 22% en 1985, la más alta de la Comunidad Europea. La acción del gobierno se centró en programas de promoción de empleo, planes de jubilación anticipada y flexibilización del mercado de trabajo. Hay que ser conscientes que la población activa es la más alta del siglo por llegar a la edad adulta las generaciones del baby boom.
La reforma fiscal continuó, se mejoró la gestión, los inspectores de Hacienda, elevación de impuestos y persecución del fraude. Las medidas de saneamiento tuvieron efectos positivos como la bajada de la inflación, que coincidió con el descenso en el precio del petróleo y la caída del dólar, lo que permitió una cierta recuperación de la bonaza comercial. Sin embargo, la pérdida de salario real amenazó gravemente las condiciones de vida de los trabajadores, y los sindicatos, que habían respaldado la moderación salarial mediante los pactos con la patronal y el Gobierno, se lanzaron a la calle. UGT, sindicato cercano al PSOE acabó por enfrentarse a él.
El mayor problema de subsistencia se encontraba en Extremadura y Andalucía y para mejorar la situación de los jornaleros, se estableció, el Plan de Empleo Rural (PER), que facilitaba unos fondos a los ayuntamientos para contratar trabajadores para realizar obras en sus municipios. La adjudicación de los subsidios suscitó sospechas de fraude y la oposición acusó a los socialistas de crear clientelismo –voto cautivo-.
La política de protección social o de búsqueda del Estado del bienestar se retrasó más y fue menos perfecta. Empezó en los años ochenta, pero no se aceleró hasta después de 1988. El gran problema fue el paro y la protección de los desempleados. Pensiones, sanidad y desempleo se convirtieron en los trs fundamentos del gasto social español.
Desde la entrada en la CEE, la inversión extranjera empujó la economía y el desempleo comenzó a disminuir. Aumentaron los ingresos por turismo, la actividad bancaria… Se introdujo el nuevo Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), se redujo el déficit público y aumentó el poder adquisitivo de los ciudadanos. Los grandes negocios inmobiliarios y el aumento de la especulación amenazaban la economía. El ingreso en el Sistema Monetario Europeo supuso unas altos tipos de interés que atrajeron a España divisas. Pero los flujos de dinero no se orientan hacia la industria, sino hacia la especulación (“cultura del pelotazo”).
Los movimientos de concentración empresarial se iniciaron para mejorar la “competitividad”, fusiones de bancos (ej. Argentaria), y terminaron con una “exhibición aparatosa del dinero”:

España era “uno de los países donde más y más rápido se podía ganar dinero” (C. Solchaga, ministro de Economía

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Esta relativa prosperidad permitió a los socialistas extender las prestaciones sociales y aumentaron los gastos de la Seguridad Social, se introdujeron las pensiones no-contributivas. Para solucionar el paro de los que buscaban el primer empleo en algunas comunidades autónomas se intentó un “salario social”. También aumentaron la infraestructura de comunicaciones (AVE).
Los fastos del 92 costaron demasiado a un país en crisis económica y con tres millones de parados. La peseta se devaluó tres veces y quebró la multinacional KIO. El tratado de Maastricht exigía tantos sacrificios económicos que se empezó a desconfiar del proyecto europeo.

2. Cambios sociales


– Reforma educativa: Jose Mª Maravall, ministro de educación emprendió una reforma para equiparar el sistema educativo español a los países de la CEE y adaptarlo a las autonomías. La LODE (1984) impondría el control público de los centros privados “concertados”. Para entorpecer la aplicación de la ley hubo numerosas manifestaciones apoyadas por la Iglesia, propietaria de una extensa red de centros concertados. Después vendría la LRU (Ley de Reforma Universitaria) y aprobaría en 1990 la LOGSE, que ampliaba a los 16 años la escolarización obligatoria y aplicaba el principio de enseñanza comprensiva.
– Relaciones con la iglesia. Se fueron deteriorando, pero era consciente que un enfrentamiento con el PSOE fuera utilizado como arma electoral por la derecha, y es que era patente el conservadurismo de las autoridades eclesiásticas. La despenalización del aborto, prohibición de uso de catecismos en las escuelas sin autorización oficial y la forma de tratar temas religiosos por los medios de comunicación del Estado y la legislación educativa fueron las batallas. Además del apoyo de los obispos vascos a las tesis de autodeterminación cercanas a ETA.
– Se modificó el código civil y la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Asimismo se reformaron instituciones fundamentales como el ejército y la administración del Estado. Uno de los grande éxitos del PSOE fue canalizar el patriotismo del ejército hacia la defensa de la democracia. Se fortaleció el ministerio de defensa con numerosos cargos políticos y se estableció un nuevo régimen disciplinario, se suprimió el Consejo de Justicia Militar. Es la supremacía del poder civil. Lo cierto es que se calmó el ruido de sables.

3. Las relaciones exteriores


Siguiendo las directrices electorales de “país occidental y europeo, con una fuerte dimensión mediterránea y una clara vocación iberoamericana”. Mejoraron las relaciones con Europa (apertura de la verja de Gibraltar), y culminó con el ingreso de España en la CEE –a pesar de la obstaculización de Francia y gracias a las presiones de EEUU y del apoyo de Alemania.-.
“OTAN, de entrada no” era la consigna electoral del PSOE que se había comprometido a celebrar un referéndum para retirarse de la OTAN, pero González se dio cuenta de que la retirada de la OTAN no favorecía a su gobierno y tuvo que rectificar y aplicar la disciplina de partido. Sustituyó a Morán por Fernández Ordóñez y después de gran expectación se celebró el referéndum con el gobierno volcado en el sí, y la oposición de la derecha defendiendo una abstención ilógica. Asociaciones pacifistas, grupos de intelectuales ciudadanos decepcionados se unieron en un gran movimiento anti-OTAN. El referéndum fue ganado por el gobierno (60% de votantes, 53% de sí) utilizando insinuaciones de no poder entrar en la CEE, ni Juegos Olímpicos… Y además se prometió que no se entraría en la estructura militar. Supuso una posición pragmática, de razón de Estado frente a ideología y despojó al PSOE de su imagen de izquierda, muy deteriorada por su política neoliberal.
La integración de España en la CEE fue el aspecto más importante. El 12 de junio de 1985 se firmaba la adhesión. el período de adaptación comprendió entre 1986 y 1993, en el que desaparecieron paulatinamente los aranceles, aunque se perdieran los beneficios del tratado preferencial. A cambio se tuvo la ventaja de los fondos de cohesión y otras ayudas para el desarrollo. Después vendrá el Tratado de Maastricht (1992), por el que se daba paso a la Unión Europea.

4. La evolución política


En las elecciones de 1986 el PSOE perdió más de un millón de votos, pero mantuvo su mayoría absoluta. El partido Popular (ahora Coalición Popular) no consiguió los votos de la UCD, Fraga fue sustituido por Hernández Mancha, que no aportó ninguna novedad. Los comunistas se reorientaron en Izquierda Unida y obtuvieron 7 diputados. Los problemas del PNV, acabaron dividiendo a Esko Alkartasuna (Solidaridad Vasca, EA), favorecieron el ascenso de Herri Batasuna. En las elecciones vascas el PNV tuvo que pactar con el PSOE.
En medio de la tranquilidad de la mayoría, comenzó una huelga de estudiantes primero contra los planes de estudios y luego contra la masificación. En febrero de 1987 Madrid, Barcelona, Valencia… El gobierno finalmente aceptó negociar.
Por el contrario, los sindicatos rechazaron la política económica del gobierno. La UGT se separó del gobierno, Nicolás redondo abandonó su escaño. UGT y CCOO, en unidad de acción, acusaban al gobierno de impulsar la recuperación con un elevado coste social, y convocaron una huelga general el 14 de diciembre de 1988. Sin embargo, no impidió que el PSOE volviera a ganar las elecciones generales y que gobierno y sindicatos alejaran posturas. Una nueva huelga general en mayo de 1992.
El problema del terrorismo de ETA no ha encontrado solución, a pesar de los intentos del gobierno de crear fisuras ofreciendo reinserción social a sus miembros (ej. Yoyes). Los partidos contrarios a la violencia de ETA firmaron el Pacto de Ajuria Enea para erradicar la violencia. En este contexto, el Gobierno inició en 1989 las conversaciones de Argel con la dirección de ETA. Aumentó la colaboración policial con Francia. A partir de 1989 el Ministerio acentuó la dispersión de los presos de ETA. También es la época de la guerra sucia contra ETA, con el caso GAL.
Proseguía el desgaste del voto socialista. La derecha se había reorganizado en el Partido Popular, con un nuevo líder, José María Aznar, y una orientación de centro-derecha. Izquierda Unida se benefició del desgaste de los socialistas quedaba muy lejos. Los graves problemas eran el tráfico de influencias, que socavaba el prestigio del partido en el gobierno y la Ley de Seguridad Ciudadana. La corrupción afectaba sobre todo al PSOE a causa del inmenso poder de la mayoría absoluta, pero también hay irregularidades en otros ámbitos. El vicepresidente del gobierno tuvo que presentar su dimisión, y se dividió el partido entre guerristas y felipismo.
Los escándalos de corrupción política fueron creando un clima de «crispación», tanto mediática (tertulias radiofónicas principalmente) como política en el parlamento. El caso de Juan Guerra, hermano del vicepresidente del gobierno; el de Mariano Rubio, gobernador del Banco de España y especialmente el del director de la Guardia Civil, Luis Roldán, pusieron en entredicho la honradez política de esos cargos y la de aquellos que los nombraron o debían controlar. El caso Filesa, por su parte dejaba al descubierto una trama de financiación ilegal del PSOE. La oposición del PP aprovechó todos estos escándalos para acosar sistemáticamente al gobierno.
Otros aspectos importantes fueron la Guerra del Golfo que hizo resurgir el movimiento pacifista que también se ocupó de protestar contra el servicio militar. Las elecciones del 93 fueron muy disputados y de gran agresividad. Ganaron los socialistas pero se quedaron sin mayoría absoluta. En vez de una coalición con Izquierda Unida prefirieron pedir ayuda parlamentaria al nacionalismo conservador del PNV y CiU. No llegaron a un gobierno de coalición, con lo que Jordi Pujol llegó a tener un peso importante en la política nacional. El PSOE también se enfrentaba a escándalos financieros y a la división del partido de los guerristas. Para acabar con el paro se llevó a cabo una política de contratación temporal, los “contratos basura” y los sindicatos UGT y CCOO convocaron una tercera huelga general con escaso éxito.

III. El triunfo del Partido Popular en 1996


En las elecciones generales de 1996 ganó el Partido Popular con una mayoría relativa, por lo que necesitó el apoyo de los partidos nacionalistas (CiU, PNV, Coalición Canaria). La acción del gobierno en esta primera legislatura tuvo un talante de moderación y negociación, por los temores a que el retorno de los conservadores podría suponer una involución democrática. Esto supuso la confirmación de la derecha como una alternativa democrática, con ministros procedentes de la antigua UCD o una generación más jóvenes.
Llevó a cabo una política social iniciando el diálogo con los sindicatos y una aproximación a los nacionalistas, de los que dependía la estabilidad del gobierno. Sin embargo, se produjo un agravamiento de la cuestión vasca. En política internacional el objetivo fue la consecución de la integración monetaria de España en la Europa del Euro. Se abolió el servicio militar obligatorio.
Hubo también unos avances significativos en la lucha antiterrorista, a través de la desarticulación de comandos y la movilización social en el País Vasco y en el resto de España. La más espectacular fue tras el asesinato del concejal del PP Miguel Angel Blanco. Sin embargo los atentados continuaron después de la tregua de ETA (1998/99). En el País Vasco el PP consiguió avances electores y a cambio el PNV radicalizó su postura firmando con HB el Pacto de Estella o Lizarra que tenía como finalidad la autodeterminación de Euskadi.
La buena coyuntura económica de Europa y el éxito de la incorporación a la Unión Europea permitieron que España iniciara una etapa de expansión, creciendo anualmente más del 3%, descendiendo el paro y creciendo el empleo, pero de una manera temporal y precaria. También se ha seguido una política de privatización de empresas públicas (Endesa, Tabacalera, Repsol, Telefónica…), con lo que ayudaba al equilibrio de los presupuestos.

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