Porqué se fragmentó el poder politico en la edad media

Lo que amalgamó todos estos componentes dispares en un estilo coherente durante la segunda mitad del siglo XI no fue una fuerza única, sino una diversidad de factores que contribuyeron a provocar un nuevo brote de vitalidad de todo occidente. Al fin, el cristianismo había triunfado en todos los territorios de Europa occidental.
 Los vikingos se habían convertido al catolicismo, después de haber aterrorizado a los habitantes de las Islas Británicas y el continente durante los siglos IX y X. En 1031, el califato de Córdoba se había desintegrado, para dar paso a numerosos pequeños reinos musulmanes y despejar el camino para la expansión de los reinos cristianos peninsulares hacia el sur; y los magiares se habían establecido en Hungría. Europa se hallaba, después de muchos siglos, en paz.
Notábase un creciente entusiasmo religioso que se reflejaba en el movimiento de peregrinos, más creciente cada día, hacia los Santos Lugares, y que, desde 1095, culminó en las Cruzadas, para liberar Tierra Santa del dominio musulmán. No menos importante fue la reapertura de las rutas comerciales del Mediterráneo por las naves venecianas, genovesas y pisanas; el resurgimiento del comercio y la industria, y el incremento consiguiente de la vida urbana en algunas regiones de Europa.
 Durante el caos de los comienzos de la Edad Media, las ciudades del Imperio Romano de occidente habían menguado considerablemente (la población de Roma, que era de un millón en el año 300, llegó a descender hasta los 50.000 habitantes); algunas ciudades habían sido abandonadas completamente. Desde el siglo XI comenzaron a recuperar su antigua importancia, mientras por doquier se fundaban otras nuevas, y una burguesía de artesanos y comerciantes formaba una nueva clase entre el campesinado y la nobleza feudal, una clase media, la burguesía, que constituyó un factor decisivo en el desarrollo de la sociedad del Medievo.
Así pues, en múltiples aspectos, la Europa occidental, entre 1050 y 1200, pasó a ser mucho más semejante a la romana de lo que había sido desde el siglo VI al recuperar algunos e los modelos del comercio internacional, la vida urbana (aunque reducida) y la potencia militar de las antiguas épocas imperiales. Faltaba la autoridad política central, pero la soberanía espiritual del Papa vino a reemplazarla, hasta cierto punto, como fuerza unificadora.
En esta época se construyeron castillos, monasterios e iglesias
. Edificios todos ellos con una fuerte carga simbólica, acentuada por el mundo estático y trascendente que representaban sus pinturas y relieves, sobre todo en los religiosos. Las ideas de premio, castigo o sacrificio también estaban presentes en este mundo ruralizado, donde el poder se ejercía no sólo a través de la fuerza, sino también del adoctrinamiento de las gentes.
En este contexto hay que entender la estética y la ética del románico, que adquiere una función didáctico-cristiana de glorificación o temor a Dios
. Un arte que habla de las verdades eternas de la fe y de la esperanza en el más allá, puesto que en el más acá la vida era muy dura para la mayor parte de la población.

Los siglos del Románico


El arte románico se desarrolla en Europa aproximadamente entre los siglos X al XII, un periodo en el que manteniéndose la división en reinos, surgida primero de la desmembración del Imperio romano y después del Imperio carolingio, se alcanza también una cierta unidad de tipo cultural que desde la caída de Roma no se había producido.

Es una etapa de relativa paz, solucionados los grandes litigios expansionistas de los siglos anteriores y los problemas derivados de las grandes invasiones normandas y vikingas de los siglos VIII y IX.

Es también la Europa del feudalismo, un sistema con sus componentes políticos y socio-económicos que impone una impronta específica en todo el continente, prácticamente desde la caída del Imperio carolingio hasta la Revolución francesa.

Es asimismo la época de las Cruzadas, es decir de las expediciones (hasta cuatro se organizaron) a Tierra Santa, por parte de los reinos cristianos del occidente europeo, para liberar de los musulmanes y posteriormente de los turcos, por tanto de los herejes, aquellos lugares que se consideraban patrimonio cristiano. El fenómeno tenía mucho de aventura romántica, incluso logró algunos éxitos, aunque los lugares seguirían en manos musulmanas. Y es también, finalmente, la época del predominio total y absoluto, espiritual, económico y político, de la Institución de la Iglesia cristiana.

Para que se produzca este fenómeno de unidad artística, son necesarias ciertas circunstancias históricas coincidentes en el occidente europeo. Principalmente tres:

A) El sistema feudal


Un sistema de rígida jerarquización social, cuya estructura económica depende la explotación del campesinado en régimen de servidumbre.

El feudalismo supone en toda Europa la preeminencia de la nobleza y el clero, cuyo poder político y económico los convierte en mecenas artísticos, de una sensibilidad análoga en todo el continente.

B) La expansión monástica


. Las órdenes religiosas alcanzan entonces un poder económico y un prestigio político que permite su expansión más allá de sus núcleos de origen. Esto explica que Órdenes poderosas como la de Cluny o la del Císter se extiendan por todo el continente, imponiendo en sus numerosas casas monásticas una misma estética y unas mismas soluciones técnicas.

C) Las peregrinaciones


. También son un fenómeno unificador del arte de la época, vinculado asimismo al total protagonismo político y económico de la Iglesia. En el éxito de las peregrinaciones coinciden dos hechos importantes: por una parte la devoción por las reliquias y tumbas de santos y mártires, que proliferan por doquier y sirven de reclamo a los peregrinos.

Por otra parte, el fervor religioso de una mayoría de la población europea, que en una época de mayor estabilidad política y económica, se anima jubilosa a viajar para conocer estas reliquias y santuarios, lo que contribuye a la creación de «caminos de peregrinación», que actúan como magníficos cauces de difusión artística y cultural. A este fenómeno contribuyó también una mayor seguridad en la red viaria

En este sentido se puede afirmar que concretamente el Camino de Santiago contribuirá de forma excepcional a la difusión del arte románico, en un rumbo de doble dirección, desde Europa a la Península Ibérica y viceversa.

d) Otras causasigualmente influyentes por el sentimiento de unidad religiosa al que contribuyeron, serían también la Reforma Gregoriana, que impuso un mismo criterio litúrgico en toda la cristiandad, y el fenómeno de las Cruzadas, ya comentado


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