Principales cambios que se produjeron en Francia a raíz de la revolución francesa de 1789

El periodo histórico que ahora desarrollaremos abarca los reinados de Carlos IV (1788-1808), Fernando VII (1808) y José I (1808-1813). En esta época de profunda crisis tendrá lugar el principio del fin del Antiguo Régimen y la Guerra de la Independencia (1808-1814), quiebra definitiva en la evolución histórica de España y punto de partida de un proceso que culminará, veinte años más tarde, con la revolución liberal. 

EL IMPACTO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA EN ESPAÑA

Carlos IV se caracterizó por permitir la apertura a las ideas ilustradas. La quiebra de este modelo político se produce en 1789, cuando estalle en Francia la Revolución, que pondrá las bases de la liquidación, en la mayor parte de Europa, del Antiguo Régimen. Nace la soberanía nacional, con Constituciones que limitan el poder de los reyes y con división de poderes. En España la actitud frente al proceso revolucionario va a pasar por tres momentos: • Un primer momento (1789-1792) donde el miedo al contagio revolucionario va a llegar a la obsesión. Plasmada por una parte en las drásticas medidas de Floridablanca, que encabezaba el gobierno en el momento. Plasmada por otra parte, en la propaganda de la reacción del poder eclesiástico. • Un segundo momento en 1793 cuando se redoblen las medidas anteriores, centrada en la declaración de guerra contra Francia. En 1795, España se ve obligada a firmar la paz por las negativas consecuencias de la guerra, otorgando concesiones a Francia (Santo Domingo y ventajas comerciales). • Un tercer momento donde esa enemistad inicial se torna en amistad, establecíéndose continuas alianzas con Francia (Tratado de San Ildefonso). Amistad que degenerará en un entreguismo a la iniciativa francesa en 1807 con el Tratado de Fontainebleau por el que se proyectaba la invasión y partición de Portugal y por el que Godoy, favorito de Carlos IV y María Luisa, se apuntala en el poder, frente al acoso que le hacían sus enemigos; y por el que los ejércitos imperiales obténían la autorización para introducirse en España (Convencíón secreta anexa). .

ESPAÑA A PRINCIPIOS DEL Siglo XIX

La situación de España a comienzos del Siglo XIX es muy complicada. Esta política de vaivenes llevada a cabo por España como resultado de la Revolución Francesa, supondrán un altísimo coste económico, centrada en una auténtica bancarrota de la Hacienda, a causa del descontrol en el gasto y, sobre todo, del endeudamiento originado por las sucesivas guerras desde 1776. A esto le sumamos la crisis demográfica, la crisis agraria y las dificultades en mantener el comercio con América nos conducirán a una situación interna de España caótica. Además de lo anterior, crecía el desprestigio de las instituciones. La figura de Godoy era objeto del mayor escarnio, pero también se criticaba a los propios reyes Carlos IV y M.ª Luisa por mantenerle en el poder. La nobleza que lo despreciaba por su origen plebeyo y por haberla apartado del poder, se uníó en torno al príncipe heredero Fernando, que no dudará en conspirar contra sus padres para acabar con el favorito. En este ambiente, en 1807 es descubierta una conspiración de Fernando con su camarilla, para destronar a sus padres, tras un proceso en el Escorial, Fernando obtuvo, por su “profundo arrepentimiento”, el perdón de sus padres, no sin antes delatar a sus partidarios, que fueron desterrados. El lamentable espectáculo del Escorial, tuvo como colofón en el llamado Motín de Aranjuez (Marzo de 1808), donde las clases populares alentadas por los partidarios de Fernando, por la nobleza en general, por un buen sector del ejército y por el clero, asaltan el Palacio de Aranjuez. Godoy es depuesto y Carlos IV se ve obligado a abdicar, cediendo la Corona a su hijo. Estos vergonzosos sucesos fueron contemplados por Napoleón que, aprovechando la presencia de sus tropas en España (Tratado de Fontainebleau) y comprobando la debilidad y las divisiones internas de la Corte española, concibió un proyecto nuevo para los destinos de España: sustituir la dinastía borbónica y convertir los territorios al norte del Ebro en provincias francesas.

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA


 

El estallido de la guerra


El primero de los objetivos quedó completado en los primeros días de Mayo de 1808 en las llamadas abdicaciones de Bayona, en las que ambos monarcas, Carlos IV y Fernando VII, cedieron sus derechos dinásticos a Napoleón, quién colocaría en el trono español a su hermano José I (1808-1813), facilitándole para el ejercicio de su gobierno la llamada Constitución de Bayona. Sin embargo, José I a lo largo de sus más de cuatro años de reinado se encontró con el único apoyo de los “afrancesados”. Efectivamente esa soledad de José I se explica en el contexto dramático en el que España se halla envuelto desde los primeros días de Mayo de 1808, en la llamada guerra de la Independencia. En efecto, el 2 de Mayo de 1808 culmina en Madrid una coyuntura potencialmente explosiva espoleada ahora por la presencia altiva del ejército francés. Esta presencia unida al marco general de crisis y de caos en el poder, explica la sublevación por parte del pueblo, primero madrileño y posteriormente de cualquier rincón de la geografía peninsular. La brutalidad de los enfrentamientos del pueblo contrasta con la pasividad de los órganos de gobierno y de las clases dirigentes. El carácter de la guerra fue doble. Por una parte, fue una guerra nacional, ya que participaba el pueblo entero en armas. Por otra parte, fue una guerra de liberación frente al dominio francés. La aparición de los guerrilleros, así llamados porque formaban partidas sueltas o guerrillas, revela el 3 carácter popular de la guerra. Guerrilleros como Espoz y Mina, Juan Martín Díaz “el empecinado” y el cura Merino, constituyeron una auténtica úlcera para Napoleón, según su propia expresión. Cádiz fue la única ciudad en la que las tropas napoleónicas no pudieron ganar. El pueblo español, apoya a Fernando VII mientras éste felicita a Napoleón por sus acciones en el pueblo español.
Fases de la guerra (1808-1814): La guerra fue larga (1808-1813) y en ella se pueden distinguir tres fases: – Primera fase (1808-1809). El avance francés sobre Andalucía en la primavera de 1808 acabó en una severa derrota sufrida en Bailén por las tropas napoleónicas de Dupont frente a las del general Castaños. –
Segunda fase (1809-1812). Napoleón se vio obligado a venir a la Península y logró que sus tropas entrasen de nuevo en Madrid. La vitoria de Ocaña (19 de Noviembre de 1809) permitíó a los franceses avanzar sobre Andalucía, que fue ocupada, salvo la ciudad de Cádiz. Desde 1809 en adelante la guerra entra en una fase desgaste caracterizada por la imposibilidad de dominar el territorio peninsular y por la hostilidad continua de la guerrilla, como forma típica de resistencia civil. La importancia de la guerrilla radica en su peculiar táctica. El guerrero rehúye la batalla frontal, en la que se sabe inferior, y opta por golpear repetidamente, mediante emboscadas, contra fuerzas reducidas del enemigo. Vive sobre el terreno y cuenta con el apoyo de la población que le suministra víveres, información y escondites, lo que hace muy difícil a los franceses detectarles y capturarles. Sus objetivos clave son las líneas de comunicación, la retaguardia, los abastecimientos y los convoyes de armas. Su efecto sobre el ejército francés es doble: por un lado, mina la moral de los soldados y por otro lado obliga a mantener un elevado número de hombres dedicados a misiones de escolta, vigilancia y control de retaguardia, lo que merma considerablemente las tropas que participan en campañas de guerra convencional. Como conclusión, puede afirmarse que la guerrilla fue decisiva para la derrota francesa. –
Tercera fase (1812-1813). A partir de 1812 la guerra entra en una nueva fase, como consecuencia del grave descalabro sufrido por Napoleón en Rusia. La situación de los franceses se hizo cada vez más difícil, viéndose obligados a replegarse hacia el norte y sufriendo a lo largo de 1813 una serie de derrotas. El 11 de Diciembre de 1813, Napoleón firmaba el tratado de Valençay, por el que restituía la Corona de España a Fernando VII. El 13 de Marzo de 1814 emprendía Fernando el camino de regreso a España. El 8 de Abril, se firmó el armisticio. La guerra había terminado.

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