Principales caracteristicas del gobierno de stalin


La experiencia republicana había abierto un camino aplazado desde hacía tiempo. La
oligarquía abandonó finalmente la vía legal y parlamentaria para decantarse
definitivamente, sobre todo desde febrero de 1936, por la opción del «golpe de Estado».
En la España de 1936 a esta solución se opusieron miles de campesinos y obreros
encuadrados en poderosos sindicatos y partidos y un importante sector de la clase media
(e incluso el ejército). Por otra parte, la revolución posterior testimonia que también
parte de la izquierda estaba dispuesta a abandonar la legalidad.
El golpe de Estado fue concebido como un clásico pronunciamiento que correspondía a
la tradición del s.XIX. Contando con el apoyo de civiles armados (tradicionalistas y
falangistas), algunas guarniciones se declararon en «estado de guerra«, se apoderaron de
los órganos del gobierno (ayuntamientos, gobiernos civiles…) y formaron una junta de
altos jefes militares para «restablecer el orden». Este pronunciamiento encontró en 1936
unas condiciones que lo hicieron derivar hacia un enfrentamiento civil armado.
El alzamiento del 18 de julio.
El día 17 por la tarde, tropas coloniales ocuparon Ceuta, Melilla y Tetuán después de
eliminar cierta resistencia de militares y obreros republicanos. Todo el protectorado de
Marruecos, donde estaban las mejores tropas, quedó en manos de los sublevados. A
pesar de que la gravedad de los hechos no era desconocida para el gobierno de Casares
Quiroga ni para el presidente Azaña, estos no tomaron ninguna medida: piden calma y
Casares se niega a entregar armas a las organizaciones de izquierdas.
El día 18, a pesar de la confusión, está claro que se ha producido una insurrección. El
general Franco había salido de Canarias hacia Marruecos para dirigir el ejército
insurrecto. En la península Mola declaró el estado de guerra y ocupó Pamplona, Queipo
de Llano se apoderó de Sevilla y extendía la insurrección por Andalucía y durante la
noche la sublevación triunfaba en gran parte de Castilla la Vieja y Aragón. Presionado
por los acontecimientos (miles de manifestantes en la Plaza Mayor de Madrid
reclamaban armas y se oían gritos de traición), Casares Quiroga dimitió la misma noche
del 18 de julio. Azaña nombró a José Giral (IR) presidente de un gobierno formado por
republicanos, pero apoyado por el FP. Cuando a la mañana siguiente (19) el gobierno
autorizó la entrega de armas a los sindicatos y partidos de la coalición, la división del
territorio español en dos partes antagónicas se había consumado
Las potencias fascistas europeas (Alemania, Italia y Portugal), al margen de todo
compromiso internacional y después de las primeras dudas, decidieron dar apoyo
sistemático a los rebeldes: a finales de julio, 32 aviones enviados por Alemania e Italia
establecieron un puente aéreo pasando 20.000 soldados del ejército colonial a la
Península.
Estos hechos eran conocidos en Europa, y León Blum (F.P. francés) inició
conversaciones para llegar a un acuerdo de «no intervención» en el caso español. A lo
largo del mes de agosto se adhieren Inglaterra, Alemania, Italia, Portugal, URSS y otros
países hasta un total de 27. Mientras, Francia cerraba su frontera e Inglaterra decretaba
el embargo total a la República y comisiones militares de Alemania e Italia se proponían
aumentar la ayuda logística, e incluso un envío de personal militar.

Perdida la posibilidad de comprar armas en Europa, en sus posibles aliados naturales, la
República se vio obligada a comprarlas en el único país dispuesto a venderlas: la URSS.
A partir de octubre de 1936 se generalizan los envíos de armas y asesores militares, que
se pagaron con 510 toneladas de oro del Banco de España. También será importante
desde el punto de vista de su efecto moral la presencia de los voluntarios extranjeros de
la Brigadas Internacionales.
La participación alemana fue particularmente importante en aviación (legión Cóndor),
artillería, carros y equipos de transmisión. La participación italiana será más numerosa,
pero de menor importancia estratégica.
Pronto se vio el fracaso del golpe militar. En Madrid los destacamentos sublevados
(Cuartel de la Montaña) fueron reducidos por obreros armados dirigidos por oficiales de
caballería y aviación. En Barcelona algunas unidades rebeldes ocuparon el 19 algunos
puntos de la ciudad, pero la CNT, la guarda civil y los guardias de asalto hicieron
fracasar el alzamiento.
Desde Cataluña hasta Málaga, la cuenca mediterránea quedó del lado de la República,
una vez sofocada la insurrección en Valencia y Cartagena. También permaneció leal
Castilla la Nueva, parte de Extremadura y de Andalucía. En el Norte, la actitud de José
Antonio Aguirre (Presidente del PNV) fue decisiva para que el País Vasco permanezca
en el bando gubernamental excepto Álava, al igual que el resto de la costa cantábrica,
excepto Galicia y Oviedo.
Desde el punto de vista económico el territorio republicano comprendía: los principales
centros industriales, la agricultura de exportación y los centros mineros del Norte y de
Andalucía. Además disponía del oro del Banco de España, aunque en los primeros
momentos fue difícil adquirir armas en el extranjero. La posición militar era
comprometida: aunque la mayor parte de la flota y de la aviación permanecieron leales,
desconfiaba el gobierno de la mayor parte de la oficialidad de tierra: el gobierno optó
por disolver el ejército. El peso de los primeros combates cayó de forma espontánea en
las milicias de los partidos (PSOE, PCE, IR, POUM) y de los sindicatos (CNT, UGT)
bajo el mando de sus líderes (Durruti) o militares leales (general Miaja).
Después de sofocar el alzamiento en Madrid y Barcelona columnas de milicianos
partieron para intentar recuperar Zaragoza, Córdoba, Albacete, Guadalajara, con
resultados desiguales.
Económicamente, la zona insurrecta contaba con la mayor parte de las tierras de cerales
y algunos centros de explotación minera y agrícola (wolframio, piritas). Militarmente
contaban con buenos oficiales, pero desconfiaban de los soldados de reemplazo. Las
mejores tropas (47.000 hombres de regulares y la legión, más los mercenarios moros)
estaban en Marruecos bajo el mando de Franco. Pasar esas tropas a la Península era lo
fundamental.
3.2. La batalla de Madrid y la caída del frente del Norte
Tras cruzar el estrecho de Gibraltar el ejército colonial, Madrid fue el principal objetivo:
agosto del 36 cae Badajoz, en septiembre se libera el Alcázar de Toledo: el gobierno
republicano abandona Madrid hacia Valencia. Sin embargo Madrid va a resistir (llegada
de las Brigadas Internacionales, material ruso, combatientes catalanes). Los intentos de
cortar las comunicaciones con el levante (batallas del Jarama y Guadalajara en febrero y
marzo de 1937) fracasaron. Franco optó por concentrar sus tropas en el frente Norte.
En esta campaña del Norte se inició la utilización de nuevas técnicas bélicas, empleadas
después en la II Guerra Mundial, como la destrucción de ciudades (Guernica) y la
concentración de unidades poderosas en máquinas y hombres.
El 19 de junio de 1937 los «nacionales» ocupaban Bilbao y se suprimían los conciertos
económicos de Vizcaya y Guipúzcoa, así como el Estatuto Vasco. Tras la caída del País
Vasco el ejército republicano realizó dos ofensivas (Brunete en Madrid y Belchite en
Zaragoza) para disminuir la presión sobre el Norte, sin poder evitar la caída de
Santander en agosto y de Asturias dos meses después.
3.3.De Teruel a la Batalla del Ebro:
El nuevo Ejército Popular creado por el gobierno de Negrín tras la caída de Largo
Caballero realizó diversas ofensivas que por falta de reservas eran rechazadas
fácilmente. Así, el Ejército Popular había recuperado Teruel el invierno de 1937, en
febrero de 1938 el contraataque de Franco iniciaba una larga ofensiva que después de
eliminar el frente aragonés, conquistar Lérida, permitió llegar al Mediterráneo por
Vinaroz y dividir la zona republicana en dos partes (abril 1938).
Cataluña estaba amenazada, pero Franco atacó Valencia, ataque interrumpido por la
última gran ofensiva de los republicanos: la batalla del Ebro. Tras el fracaso de esta
ofensiva, desaparecía el ejército del Norte y la suerte de Cataluña estaba decidida.
3.4. La caída de Cataluña y el final de la guerra.
Después de la batalla del Ebro, el ejército que defendía Cataluña estaba escaso de
efectivos y de moral, por lo que no podrá contener la ofensiva general que lanza el
ejército de Franco el 23 de diciembre de 1938: el 26 de enero es ocupada Barcelona sin
resistencia. La caída de Gerona significó la huida hacia Francia de miles de refugiados y
del gobierno de la República. Negrín y algunos ministros volverán a zona republicana,
Azaña no y dimitirá poco después.
Los republicanos todavía mantenían 50.000 combatientes en la zona centro-sur. Sin
embrargo, el 27 de febrero Francia y Gran bretaña reconocían el régimen del general
Franco y un nuevo enfrentamiento armado en el bando republicano, aceleraron el final
de la guerra.
El 5 de marzo, un grupo de militares dirigidos por el coronel Casado y con apoyo de
civiles (anarquistas y socialistas sobre todo) dieron un golpe de estado contra el gobierno de Negrín; formaron una Junta de Defensa con el objetivo de negociar una «paz honrosa» basada en la «generosidad del Caudillo». La oposición de unidades militares comunistas dio lugar a unos días de lucha en las calles. Vencida la resistencia comunista, el denominado Consejo Nacional de Defensa, que presidía el general Miaja, intentaba unilateralmente negociar con Franco en Burgos y ordenaba el abandono de los
frentes sin contrapartidas.
La guerra civil llegaba a su fin. El 28 de marzo de 1939 Franco entraba en Madrid y el 1 de abril del 39 («Día de la victoria») el Caudillo firmaba en Burgos el último parte de
guerra: «En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado».
a) La revolución de 1936: el poder popular.
Se produjo un movimiento revolucionario espontáneo y plural que con mayor o menor
recelo fue sancionado por el gobierno central o de la Generalitat.
Se crearon órganos de poder popular (comités de milicias antifascistas, comités del
Frente Popular) que dirigían el esfuerzo bélico y la vida civil de retaguardia: transportes,
orden público, abastecimientos…
Excepto en el País Vasco la mayoría de las industrias fueron colectivizadas, pasan a
control de las organizaciones obreras. Aunque algunas industrias básicas (centrales
eléctricas, CAMPSA, astilleros) fueron intervenidas por el gobierno central. La banca
no fue nacionalizada.
La colectivización del campo fue más drástica, y en algunas regiones de Aragón,
Castilla la Mancha se colectivizó todo el término municipal, dando paso a experiencias
de comunismo libertario, llegando a sustituir el dinero por vales, que se repartían tanto
en función del trabajo realizado como de las necesidades familiares.
b) El enfrentamiento republicano: los sucesos de mayo de 1937.
En septiembre de 1936, con el fin de aglutinar todas las fuerzas políticas que luchaban
contra los sublevados, Azaña aceptó con desgana formar un nuevo gobierno que
presidirá Largo Caballero con ministros comunistas y después anarquistas.
Este gobierno pretendía centralizar el esfuerzo bélico (militarización de las milicias) y
reconstruir el Estado republicano manteniendo las conquistas revolucionarias de los
primeros momentos. Pero habrá fuertes divergencias internas sobre cómo plantear la
guerra: los republicanos, parte del PSOE y un PCE fortalecido por la ayuda soviética y
por el prestigio de sus unidades de combate (V Regimiento) defendían la reconstrucción
del Estado republicano; frente a esta postura, el sector radical del PSOE-UGT (Largo
Caballero), la CNT-FAI y el POUM postulaban el orden revolucionario surgido de la
guerra.
Este conflicto cristalizó en un enfrentamiento armado en Cataluña el 2 de mayo de 1937
cuando las tropas de la Generalitat pretendieron ocupar la Telefónica de Barcelona
ocupada hasta entonces por la CNT. El enfrentamiento acabó con la llegada a Barcelona
de parte de la flota y un contingente de guardias de asalto de Madrid.
A corto plazo, las consecuencias de estos hechos fueron la asunción por parte del
gobierno central de las competencias de la Generalitat en defensa y orden público y la
caída de Largo Caballero. A largo plazo, el anarco-sindicalismo quedaba desplazado de
los centros de decisión en beneficio de la posición política del PCE. La guerra toma una
nueva orientación bajo un nuevo gobierno presidido por el doctor Negrín. En octubre de
1937 este gobierno traslada su sede a Barcelona.
c) Los esfuerzos de Negrín por parar el avance franquista.
La caída del Norte en otoño de 1937, la intervención italo-alemana produjo un cierto
pesimismo en el bando republicano. Negrín consiguió un cierto consenso en su política
de resistencia a ultranza. Esta política pasaba por el control por parte del Estado de
todos los recursos, la paralización de las experiencias colectivistas y un planteamiento
de guerra convencional a cargo de un ejército regular, el Ejército Popular.
Esta nueva orientación provocó numerosos conflictos: los dirigentes del POUM fueron
encarcelados y su líder Andreu Nin fue asesinado por agentes de Stalin tras los sucesos
de mayo. Fuerzas gubernamentales disolvían las colectivizaciones aragonesas. Muchos
de los que se habían opuesto a los rebeldes en julio del 36 se sentían traicionados y
sentían rencor.
d) Los trece puntos del gobierno de Negrín.
A lo largo de 1938 las derrotas reducían la capacidad de resistencia. Negrín reaccionó
asumiendo la cartera de Defensa y formando un nuevo gobierno, incluyendo a la CNT
para continuar la guerra bajo el lema «resistir es vencer».
Para obtener el apoyo internacional y como propuesta indirecta al bando sublevado,
Negrín elaboró un programa de «trece puntos» sin que tenga mucho eco ni dentro ni
fuera de España. Por un lado estaba claro que Franco sólo aceptaría una rendición sin
condiciones. Por otro lado, Francia e Inglaterra no escondían su política de concesiones
a Hitler a costa de terceros países (Austria, Checoslovaquia, España). Por su parte,
Stalin, que había apoyado la política de frentes populares para hacer frente al peligro de
un enfrentamiento con Alemania, ante el pacto de Munich de septiembre de 1938
abandonaba esta política y preparaba su propio tratado de no agresión contra Hitler. La
República española tenía así los días contados.
a) El ejército vertebrador del nuevo régimen.
Los jefes militares no tenían un proyecto político definido. Había africanistas apolíticos
(Mola, Franco) o simpatizantes de la Falange (Yagüe, Muñoz Grandes), monárquicos
(Orgaz, Fanjul), carlistas (Varela) e incluso masones republicanos (Queipo, Cabanellas).
Cabanellas, por criterio de escalafón, presidió una Junta de Defensa Nacional creada en
Burgos el 24 de julio del 36 que «asumía todos los poderes del Estado».
La Junta de Burgos prohibió la actividad de todos los partidos políticos. Los decretos
relativos a la agricultura paralizaron la obra de la reforma agraria del Frente Popular.
Para cubrir las necesidades de guerra, la Junta pasó a controlar toda la actividad
financiera y se incautó de algunas industrias fundamentales, como la construcción
naval.
b) Hacia el mando único: Franco.
En la zona sublevada Franco se fortalece en relación a la Junta de Defensa: su ejército
marchaba hacia Madrid, monopoliza la ayuda fascista.
La guerra tuvo consecuencias importantes para España en varios órdenes: muertes,
exilio, represión y grandes pérdidas económicas.
a) Pérdidas demográficas: las cifras son polémicas, pero se estiman en al menos un
millón de personas: unas 300.000 en los campos de batalla, unos 200.000 fusilados y
asesinados, más las pérdidas por enfermedades y desnutrición. A estas cifras hay que
añadir, como en todas las guerras, el descenso de la natalidad.
Las ejecuciones relacionadas con la guerra no acabaron con ésta, puesto que todavía en
1941 se produjeron en España 33.394 muertes violentas.
b) El exilio: Tuvo relevancia desde el punto de vista cualitativo: intelectuales,
científicos, etc. Se ha hablado de dos exilios: en Francia fue un exilio mayoritariamente
obrerista; en México fue un exilio de intelectuales.
Además de en estos dos países, en menor medida, también hubo exiliados en el norte de
África, la URSS y otros países iberoamericanos. Es difícil calcular su número, pues
muchos fueron regresando con el tiempo. Y algunos acabaron en los campos de
concentración nazis.
c) La represión: Además de los que perdieron la vida, era importante el número de los
condenados a penas diversas, los topos(personas que permanecían escondidad) , el
llamado exilo interior (personas que eran rechazadas por haberse identificado con el
bando perdedor), los depurados y, finalmente, sobre todo hasta 1945, el maquis.
d) Las pérdidas económicas: descenso de población, pérdida de las reservas de oro del
Banco de España, gastos de la guerra, destrucción de infraestructuras. El bienestar
anterior a la guerra no se superaría hasta dos décadas después de acabada ésta
ANTECEDENTES DE LA PRIMERA ETAPA:
Franco se convirtió en el más influyente de los generales sublevados. Pronto se planteó la necesidad de establecer un mando único, y tras varias discusiones, sus compañeros decidieron dar a Franco la jefatura. La elección de Franco significó el establecimiento de un nuevo modelo político: una dictadura personal y un régimen militar en el que Franco acumulaba todo el poder. Las primeras leyes se orientaron a asentar con firmeza el régimen totalitario. Uno de los aspectos más controvertidos entre los historiadores es el de las pérdidas humanas ocasionadas. Una de las consecuencias más brutales y duraderas de la guerra fue la represión que se desencadenó, desde su inicio, en los dos bandos, y que se prolongó muchos años después del fin de las hostilidades. Se trata de una cuestión muy polémica, porque es muy difícil aportar datos definitivos. Respecto a la violencia que se produjo en la zona republicana, las cifras son más claras, al terminar el conflicto, las autoridades franquistas emprendieron una investigación judicial exhaustiva, la Causa General, que permitió concretar la lista de asesinatos y ejecuciones sumarias que se produjeron en la retaguardia republicana. Mucho más difícil es analizar la violencia en la retaguardia del bando franquista. Durante más de sesenta años las investigaciones han tropezado con un muro de silencio y de ocultación de documentos.
DESARROLLO DE LA PRIMERA ETAPA Y ANTECEDENTES DE LA 2ª ETAPA:
El régimen franquista tuvo una serie de componentes ideológicos, en primer lugar, el anticomunismo. Los vencedores comunistas eran llamados “rojos”, que incluía desde la extrema izquierda revolucionaria hasta la burguesía democrática. En segundo lugar, el antiparlamentarismo. La democracia parlamentaria se identificaba con lo antiespañol y el marxismo. En tercer lugar, la Dictadura se identificó plenamente con el catolicismo, hasta el punto de que se ha generalizado el término nacionalcatolicismo. El dominio que la iglesia ejerció en la vida social de la España franquista fue absoluto. La cuarta característica fue el tradicionalismo. El régimen exaltó los símbolos y la historia de Castilla, identificándola con la de España. La propaganda franquista calificó a la autonomía de las regiones como antiespañola. Todo sentimiento nacionalista que no fuera español fue descalificado y perseguido. El régimen fue desde el principio militarista. La vida cotidiana se llenó de desfiles, uniformes y símbolos castrenses. Por último, hubo una serie de rasgos fascistas muy marcados. Entre ellos estaban los símbolos y los uniformes, inspirados en los del fascismo italiano o el nazismo alemán. La Dictadura devolvió a la oligarquía terrateniente y financiera su hegemonía. El régimen franquista contó también con el apoyo de las clases medias rurales, sobre todo en el norte. En el nuevo régimen los partidos políticos fueron prohibidos. Sólo se permitió la Falange que pasó a ser llamada Movimiento Nacional. Franco no sólo se sirvió de la Falange, sino que buscó a sus colaboradores entre grupos ideológicos que constituyeron lo que, a falta de otro nombre se conoce como familia del régimen. La primera de ellas estaba constituida por los propios falangistas. En los primeros años los falangistas ocuparon los cargos más significativos, pero la derrota de las potencias fascistas en la segunda guerra mundial hizo que poco a poco su presencia en los gobiernos fuera disminuyendo. Muchos de los jefes sublevados fueron colaboradores directos de Franco tras la guerra, entre ellos el hombre que permaneció más tiempo junto al dictador, Carrero Blanco. Un tercer grupo influyente eran los católicos, procedían de asociaciones de la iglesia o, más tarde, del Opus Dei. También los monárquicos colaboraban. Los carlistas tuvieron un papel secundario. El dictador evitó siempre que nadie acaparara demasiado poder, y recelaba de quienes mostraban criterios propios. Franco amplió aún más su poder. El régimen franquista se caracterizo por la permanente función constituyente del jefe del estado, cuyo poder le permitía, en cualquier momento, establecer o modificar aspectos que en un sistema democrático se incluirían en una constitución. Así, la dictadura fue constituyendo a través de sucesivas leyes orgánicas. Se aprobaron dos nuevas leyes orgánicas, el fuero de los españoles era una especie de declaración de derechos y deberes que reafirmaba el carácter tradicionalista y católico del sistema. Por último, a ley de sucesión a la jefatura del estado definía el régimen como un “reino” y autorizaba a Franco a proponer a su propio sucesor. La evolución del régimen estuvo muy condicionada por la política externa. El gobierno firmó el acuerdo de asociación al eje Berlín-Roma-Tokio. Al estallar la segunda guerra mundial, España se convirtió en aliada de las potencias fascistas, alemanes, una ves que los alemanes arrasaron Francia se produjo la entrevista de Hendaya entre Franco y Hitler. El encuentro fue un fracaso rotundo: ni Franco aceptó la propuesta alemana de cambiar su posición oficial de simple no beligerancia y entrar en guerra, Hitler aceptó las pretensiones de Franco de obtener territorios en África. El envío en 1941 de la División Azul, una unidad de voluntarios, para apoyar la ofensiva de las tropas nazis contra la URSS. Pero a partir del verano de 1942, las primeras derrotas alemanas hicieron necesario un cambio de orientación. Los alardes fascistas de la propaganda se fueron suavizando hasta desaparecer. La posición de la dictadura se hizo muy difícil, la postura de bloqueo frente a España fue creciendo, la ONU declaraba al régimen español una amenaza potencial a la paz internacional, el aislamiento había comenzado, el bloqueo económico y diplomático se fue cerrando, y la autarquía que hasta entonces había sido una opción voluntaria, se convirtió ahora en una necesaria, agravándose la situación económica aún más y prolongándose las secuelas del hambre y miseria. En el interior, la dictadura intentó lavar su imagen, aumentó la influencia de la iglesia y el número de ministros católicos. Tras la guerra, la mayoría de los exiliados huyó hacia Francia. Otros se sumaron a la resistencia contra los nazis, y miles de ellos acabaron en los campos de concentración. En 1945 llegó la decepción, al quedar patente la decisión de las potencias de no intervenir en España. El régimen empezó a remontar el aislamiento. Muchos combatientes republicanos permanecieron hostiles al nuevo régimen desde el final de la guerra. Las acciones guerrilleras se intensificaron y obligaron a utilizar numerosos efectivos de la guardia civil y del ejército para combatirlas. Poco a poco las partidas fueron capturadas o exterminadas. La resistencia interior era difícil de organizar. La represión desmanteló por completo los cuadr5os dirigentes sde partidos y sindicatos, exiliados, encarcelados o ejecutados. La escasa información, el miedo y el hambre bloquearon la capacidad de reacción de unas masas obreras y campesinas. Aun así, la CNT y el PCE , en menor medida el PSOE, consiguieron organizar algunas células de resistencia, pero acabaron en la cárcel o fusilados. Se producen las primeras huelgas en varias ciudades, a las que el régimen respondió con una durísima represión. Tras la guerra España era un país arruinado demográficamente y económicamente, y la mayoría de la población padecía hambre. Era urgente iniciar un proceso de recuperación económica. Para afrontar la situación, las autoridades optaron por un régimen de autarquía económica y de intervención del Estado. El modelo era el del franquismo italiano, tan admirado entonces por los falangistas. Una serie de decretos implantó un sistema intervencionista. Se fijaron precios y se obligó a entregar al Estado todo excedente de cosecha. Se fundó el Instituto Nacional de Industria(INI) para privilegiar a los sectores acordes con las prioridades del régimen. Pero los dirigentes franquistas carecían de objetivos económicos claros, sector productivo arrasado y con una enorme deuda. Las consecuencias fueron nefastas, las cosechas eran muy pobres porque los bajos precios fijados por el Gobierno llevaron a muchos agricultores a abandonar el cultivo del cereal. El mercado negro y la corrupción se extendieron a todos los sectores. En 1939 el país estaba literalmente arrasado. Con el sistema productivo deshecho y una agricultura empobrecida, el hambre se extendió a la gran mayoría de la población. El nuevo régimen tuvo que recurrir al racionamiento. Una parte importante de los bienes esenciales de consumo pasaron a depender del mercado negro, el estraperlo.
2ª ETAPA Y CONCLUSIÓN DE LA 1ª ETAPA:
Durante toda la década de 1940 se mantuvo con dureza la represión contra los prisioneros republicanos. Los campos de concentración se extendieron por todo el país, y los tribunales continuaron juzgando, sentenciando y ordenando ejecuciones. A partir de 1948 la situación internacional comenzó a girar a favor del régimen cuando se había iniciado negociaciones con EEUU y con el vaticano, la ONU levantó la recomendación de retirada de embajadores y autorizó la entrada de España en organismos internacionales. El acontecimiento decisivo en la ruptura del aislamiento fue la firma del acuerdo con los EEUU que permitió la instalación de bases norteamericanas en España. El acuerdo militar fijaba el establecimiento durante diez años, de cuatro bases de utilización conjunta. En 1956, una serie de graves incidentes en la Universidad agudizaron las tensiones existentes. Al iniciarse la década de 1950 el fracaso de la policía autárquica era ya claro incluso para los propios jerarcas del franquismo que defendían este modelo. El giro en la política económica se inicia con el cambio de gobierno. Se decretó una liberalización parcial de precios, comercio y circulación de mercancías. Sus efectos y los de una buena cosecha permitieron terminar con el racionamiento. S e inició entonces una expansión económica. Al crecimiento contribuyeron las ayudas estadounidenses. Hubo que esperar a la crisis de gobierno de 1957 para convencer al dictador, que aceptó entregar la dirección económica a los “tecnócratas” del Opus Dei. La reforma económica tenía como objetivo conseguir un fuerte ritmo de crecimiento, una rápida industrialización y la conexión de la economía española con la internacional, que aceptaron financiarlo con varios cientos de millones de dólares en créditos. Se trataba de liberalizar la economía, puesto y se subió el precio de los servicios públicos. Al mismo tiempo se devaluó la peseta. Los resultados fueron inmediatos, se produjo un fuerte parón económico: caída de salarios, de precios y del consumo. Pero se consiguieron los objetivos de reducción del déficit. La expansión industrial se basó en los bajos salarios, el crecimiento de la industria produjo una intensa emigración de mano de obra campesina hacia las grandes las grandes ciudades. Pero hay que señalar que el crecimiento fue posible gracias a la expansión de la economía mundial, gracias a ella hubo inversiones extranjeras y divisas a través del turismo. La sociedad española de los años cuarenta y cincuenta estuvo marcada por el atraso y la pobreza. Las bajas causadas por la guerra trajeron consigo la ruralización del país, un proceso técnico. Científico y cultural absoluto. Pero también se empobrecieron las clases medias. La España de los años cuarenta y cincuenta, por otro lado, vivió una atmósfera ideológica y social asfixiante. El régimen postergó el papel de la mujer española de forma contundente. Gracias al crecimiento económico, la sociedad española comenzó a experimentar cambios y el primero de ellos tuvo que ver con la emigración masiva de población rural. El crecimiento acentuó los desequilibrios en el reparto de la riqueza. El crecimiento económico provocó un espectacular incremento de población que obligaron a multiplicar el número de escuelas e institutos. Se modificó el sistema de prestaciones sociales y sanitarias. El gasto público en España era escaso y caótico. El elevado crecimiento urbano hizo que las grandes ciudades se convirtieran en áreas metropolitanas y había un déficit de un millón de viviendas, los grandes negocios especulativos. La concentración de la población en las grandes ciudades fue variando el modo de vida y la mentalidad de los españoles. Entre las novedades más importantes, quizá la más significativa fue el lento pero continuo incremento de la población activa femenina. Hacia 1970, la sociedad de consumo había llevado a un cambio de mentalidad profundo.
3ª ETAPA Y CONCLUSIÓN DE LA 2ª ETAPA:
El régimen no dio la menor señal de querer variar el férreo control político y la restricción total de las libertades. Las consecuencias fueron inmediatas. En primer lugar se inició un proceso de distanciamiento entre la iglesia y el régimen. Luego comenzaron a resurgir las tensiones nacionalista. Un tercer frente lo constituyeron los conflictos laborales. A pesar de todo, el régimen intentaba mejorar su imagen, un referéndum nacional, aprobó la Ley Orgánica del Estado, última de las leyes fundamentales. El príncipe Juan Carlos de Borbón fue nombrado sucesor de Franco “a título de Rey”. Franco decidió separar por vez primera la jefatura del Estado y la del gobierno. Nombró presidente del mismo a Carrero Blanco. El objetivo era atajar la creciente protesta en las calles. En 1973 Carrero Blanco moría víctima de un atentado de ETA. Fue un golpe durísimo para Franco, que perdía a su hombre de máxima confianza, en un momento en que acusaba ya síntomas de debilidad física y moral. En julio de 1974, Franco fue hospitalizado por motivos de salud, y durante algunos días cedió sus poderes al príncipe Juan Carlos. Se recuperó, pero el declive físico del dictador era ya evidente. El 20 de noviembre, Franco moría, tras mes y medio de larga y dura enfermedad. El PCE conservaba suficiente organización para influir en la lucha clandestina dentro del país. Pasó a hegemonizar la lucha contra la Dictadura. El PSOE se mantuvo dividido. Los militantes del interior no colaborar con los comunistas. La oposición de sectores liberales, democristianos o monárquicos adquirió alguna influencia, sobre todo en la prensa y en medios próximos al propio régimen. En cuanto al antiguo movimiento republicano, prácticamente no tenía peso como tal dentro de España. En el movimiento obrero adquirieron un protagonismo clave las Comisiones Obreras(CCOO) como alternativa al sindicalismo oficial del Movimiento. La oposición se fue articulando en movimientos de protesta de muy diverso tipo, a menudo al margen de los partidos. La primera movilización fue la de los trabajadores. Lentamente surgió también la oposición nacionalista en el País Vasco y en Cataluña. Entre otros frentes de oposición hay que citar el movimiento estudiantil, cada vez más amplio y organizado.

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