Sexenio democrático gobierno provisional

MANIFIESTO DE Cádiz

Análisis


Fuente primaria, documento histórico-circunstancial de carácter político que llama al pueblo español a un movimiento insurreccional contra el gobierno moderado de Madrid y la monarquía de Isabel II, iniciando así la etapa conocida como Sexenio
Revolucionario(1868-1874). El autor es colectivo: Prim, Serrano, Topete y otros militares que se ponen al frente de la insurrección. El Manifiesto fue proclamado el 19 de Septiembre de 1868 en Cádiz y publicado el 3 de Octubre en Madrid, iniciando una revolución que se conoce como la Gloriosa. Su finalidad es de carácter público, dirigido a todos los españoles y de ámbito nacional. En el documento se pueden diferenciar varias partes. En las tres primeras líneas plantean el hecho de la insurrección contra el gobierno de Madrid destacando que son leales “interpretes de todos los ciudadanos”. A continuación, desde “Hollada la ley fundamental” hasta “ tal es la España de hoy” se exponen las razones que condujeron al levantamiento armado y que describen la situación del país. Se aluden motivos políticos (incumplimiento de la Constitución de 1845, restricción y corrupción del sufragio, falta de autonomía local), sociales (falta de libertad de prensa y de la enseñanza) y económicos relacionados con la situación de corrupción (agio) de la Administración y la Hacienda protagonizado por los “favoritos” que rodean a la Reina. La siguiente parte (“desde queremos…”) los sublevados proponen los objetivos que, con el fin de conseguir la regeneración política y social, pretende llevar a cabo el nuevo gobierno provisional: la redacción de una nueva Constitución, que aúne todas las “fuerzas vivas” sobre la base del sufragio universal y el respeto a la legalidad y las libertades individuales. En las siguientes líneas (desde “contamos…” hasta “con el pueblo todo”) exponen el conjunto de grupos y fuerzas que apoyan la revolución: todos los sectores liberales, las clases acomodadas, militares, clero y del pueblo en general. Finalmente, se pide a todos los españoles que acudan a las armas para lograr estos propósitos.

Desarrollo y explicación del problema histórico así como su contexto hº



A mediados de la década de 1860, el gobierno moderado y el propio reinado de Isabel II daba síntomas de agotamiento. A la crisis económica, manifestada en sus dos vertientes, financiera- industrial y de subsistencia que se inicia en 1866 se sumó una crisis política debido a la incapacidad de los gobiernos moderados, cada vez más inestables y autoritarios, para dar solución a estos y otros problemas como la corrupción. El moderantismo, representado por la vuelta de Narváez al poder, gobernó por decreto, sin contar con las Cortes y marginando del sistema a la oposición. Además crece el desprestigio de Isabel II, motivado por la influencia de personajes pintorescos como su confesor o la monja milagrera sor Patrocinio y la actuación de camarillas formadas por amigos del los monarcas, que se benefician de prácticas corruptas. Como refleja el manifiesto, prácticamente todos los sectores sociales tenían razones para querer acabar con el régimen isabelino:la clase financiera reclamaba medidas urgentes para salvar sus inversiones en Bolsa, tras comprobar la baja rentabilidad de las inversiones en ferrocarriles;los industriales, afectados por la Guerra de Secesión americana que cortó los suministros de algodón y originó un alza de los precios de la materia prima para la industria textil, a lo que se añadía una etapa de recesión económica, reclamaban medidas proteccionistas; los obreros y campesinos afectados por la crisis industrial (paro) y de subsistencia (malas cosechas) reclamaban al gobierno medidas que mejorasen su situación; la oposición política en general, especialmente progresistas y demócratas, ante la imposibilidad de alcanzar el poder por la vía legal debido a la corrupción electoral optaron por o bien el retraimiento, es decir, la no participación en el juego electoral, o bien por la vía insurreccional. Así, apoyaron en 1866 la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil, la cual fue duramente reprimida por el gobierno. En 1867 firmaron el Pacto de Ostende, por el cual unifican voluntades para llegar al poder por la vía de la conspiración, poniendo fin a los gobiernos moderados y a la monarquía isabelina. El compromiso dejaba en manos de unas Cortes constituyentes la elección de la forma de Estado, monarquía o república. A ellos se unirán los unionistas ( tras la muerte de O´Donnell, su nuevo líder será Serrano) que, cansados de un sistema en el que la “camarilla” de la corte determinaba la vida política, serán fundamentales en definir el carácter conservador de la Revolución ( “no con la furia de la ira”) y en aportar el elemento militar necesario para llevarla a cabo. El tono y el lenguaje del Manifiesto deja entrever la voluntad de reunir en un mismo proyecto a todos los sectores sociales contrarios al sistema isabelino; aunque los intereses eran muy diversos, los dirigentes del proceso sabían que solo uníéndose podrían alcanzar la victoria. Su lema “Viva España con honra” representa el deseo de poner fin al envilecimiento y corrupción de la vida política española, personalizado en la propia reina. El 19 de Septiembre de 1868, siguiendo la tradición del pronunciamiento militar como vía de acceso al poder, la escuadra fondeada en Cádiz al mando del brigadier Topete se alzó contra la autoridad del gobierno de Isabel II a través del presente manifiesto; según el documento, se pretendía establecer un régimen basado en el sufragio universal, una amplia proclamación de derechos y libertades y, en definitiva, el respeto a la práctica constitucional. Las reivindicaciones de tipo político, como la soberanía popular basada en un sufragio universal, eran fundamentales, ya que la Ley Electoral y la Constitución de 1845, vigente hasta ese momento, establecía un sufragio muy restringido, de modo que la participación política quedaba reducida a la oligarquía y no daba ninguna posibilidad de participación a las clases populares. En cuanto a la constitución, se reclamaba la supresión de la moderada de 1845 para sustituirla por el proyecto progresista de 1856 hasta la nueva convocatoria de elecciones con sufragio universal y la formación de cortes constituyentes, que elaboren un nuevo texto constitucional de carácter democrático. El movimiento, liderado por Prim y Serrano, pronto contó con el apoyo de la población gaditana símbolo del liberalismo revolucionario español- y, en general de todo el país, gracias a la constitución de juntas revolucionarias en numerosas ciudades españolas que asumieron la autoridad e hicieron suyas las demandas de los sublevados. El gobierno y la reina, sin apenas apoyos, especialmente tras la muerte de Narváez en Abril de 1868, fueron finalmente derrotados en el Puente de Alcolea (Córdoba) el 29 de Septiembre, viéndose obligado Isabel II a exiliarse en Francia. Sin embargo, el radicalismo en los planteamientos sociales de algunas juntas influidas por las ideas demócratas no era compartido por los dirigentes unionistas y progresistas por lo que estos optaron por desactivar el movimiento proponiendo a la Junta revolucionaria de Madrid, bajo su control, convertirse en un Gobierno provisional de carácter centrista sin consultar al resto de Juntas. A la cabeza se situó Serrano como Regente y Prim como presidente de gobierno y ministro de Guerra. Disolvieron las juntas y la Milicia Nacional. La Revolución controlada “desde arriba” había triunfado. La Gloriosa, también conocida como Septembrina, abríó un periodo de tiempo marcado por el intento de crear un sistema democrático, el llamado Sexenio Democrático. El nuevo gobierno provisional decretó una ampliación de las libertades, y convocó elecciones a Cortes constituyentes, las primeras que se hicieron por sufragio universal masculino. Las promesas incluidas en el Manifiesto de Cádiz, que teóricamente alcanzaban a todos los opositores al régimen, solo se cumplieron en parte. Las reivindicaciones de los sectores populares (eliminación de los consumos, de las quintas, subida salarios, reparto de tierras, etc.) no se atendieron, lo que marcará el desencanto de campesinos y obreros con los partidos tradicionales, creándose la situación idónea para la propagación de los ideales anarquista y socialista. La expulsión de Isabel II obligó a buscar un sustituto, que acabaría siendo Amadeo de Saboyá, miembro de la entonces prestigiosa dinastía real italiana. Tras el fracaso de éste y de la primera experiencia republicana, se restauró finalmente en la persona del hijo de Isabel, Alfonso XII.

Definiciones


Constitución


Ley fundamental que regula la organización y el funcionamiento de los poderes y las instituciones del Estado, así como su relación con los ciudadanos. Establece también los derechos y libertades básicos. Sus principios son superiores a todas las demás normas legales. Son un fenómeno político moderno que surge a partir de las revoluciones burguesas. Las actuales emanan de la soberanía popular ejercida a través de sus representantes en las Cortes.

Sufragio universal


Reconocimiento del derecho al voto a todos los ciudadanos sin más limitaciones que los requisitos de edad y nacionalidad. En España no se concedíó el sufragio universal masculino hasta 1869 ( rescatado de nuevo en la ley electoral de 1891) y el femenino hasta 1931.

Liberales:


Partidarios del liberalismo, doctrina económica, social y política surgida a finales del Siglo XVIII. Se basa en la libertad individual como máxima aspiración social. En el terreno político afirma los derechos fundamentales del individuo, la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, la defensa de la propiedad privada, la separación de poderes y la soberanía nacional, todo ello reconocido en una constitución. Los liberales defienden en lo económico la propiedad privada individual y la libertad de empresa garantizada a través de las leyes del mercado (oferta y demanda), teoría que planteó Adam Smith.

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