Y el «descuaje» del caciquismo se limitó a perseguir a los no adictos al régimen

DICTADURA PRIMO DE RIVERA


Las razones que propician el golpe de estado son el agotamiento del sistema de la Restauración, incapaz de solucionar los problemas del país, el problema de Marruecos y el descontento del ejército tras el desastre de Annual (1921) y el afán de evitar las consecuencias del expediente Picasso para algunos generales, la gran conflictividad social, el auge de los nacionalismos y el ascenso de republicanos y del movimiento obrero y el triunfo del fascismo en Italia y el ascenso de Mussolini al poder.

El golpe de Estado tuvo lugar el 13 de septiembre de 1923 y no encontró apenas oposición, Primo de Rivera hizo “públicas” sus intenciones en un manifiesto presentando la dictadura como un régimen transitorio y afirmaba que una vez extirpados los males del país se retornaría a la normalidad constitucional. Anunció su propósito de resolver los graves problemas que padecía la sociedad española: liberar al país de la “vieja política”, destruir el caciquismo, poner fin al desgobierno y la subversión social y a la amenaza del separatismo, además de solucionar el problema marroquí.

Primo de Rivera contó con los apoyos de la opinión pública, que lo acogió favorablemente o se mostró pasiva, del ejército, el Rey y los partidos de derechas y de los sectores empresariales, de los principales bancos nacionales y de la Iglesia. Además los republicanos no se opusieron y las organizaciones socialistas se mantuvieron a la expectativa (PSOE y UGT). Solo anarquistas y comunistas manifestaron su repulsa.

El 15 de septiembre, el rey Alfonso XIII encarga a Primo de Rivera la formación de nuevo gobierno y le concedió el cargo de presidente y de ministro único. Esta dictadura cuenta con dos etapas: El directorio militar (sep. 1923- dic. 1925) y el directorio civil (1925-1930).


Durante el directorio militar proclamó el estado de guerra durante dos años, suspendió la Constitución de 1876 y disolvió las Cortes. Además implantó la censura de prensa y prohibió las actividades de partidos políticos y sindicatos; restableció el orden público con duras medidas represivas contra la CNT y PCE, declarados ilegales. También se reprimió cualquier manifestación del nacionalismo, se prohibió la bandera y el himno catalán.

Llevó a cabo una reforma en la administración con el objetivo de acabar con el caciquismo. Los gobernadores civiles fueron sustituidos por gobernadores militares y en 1924 se aprobaba el Estatuto Municipal, que inició en la práctica la formación de una nueva administración adicta y centralizada, pero el “descuaje” del caciquismo se limitó a perseguir a los no adictos al régimen.

Disolvió la Mancomunidad catalana, lo que supuso la ruptura definitiva con la Lliga Regionalista y con toda Cataluña, que potenció el nacionalismo radical y separatista. Su mayor éxito fue la solución al problema de Marruecos. En 1925 la cooperación franco-española en el desembarco de Alhucemas puso fin a la resistencia en el Rif y la derrota de Abd-el-Krim permitió someter todo el protectorado, este hecho le dio gran popularidad al dictador. 

Primo de Rivera sustituyó el directorio militar por un gobierno civil (1925-1930), con el claro propósito de permanecer en el poder. Se rodeó de políticos de derechas como Calvo Sotelo o Eduardo Aunós. En 1924 se había formado un partido único: la Unión Patriótica, carente de programa e ideología definida. En 1926 tuvo lugar la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva, bajo el control del gobierno y cuyas funciones eran meramente consultivas, con la finalidad de elaborar una nueva Constitución (Estatuto Fundamental de la Monarquía).

La política económica de la dictadura se benefició de la coyuntura expansiva de los años veinte.


Se caracterizó por el intervencionalismo estatal y el nacionalismo económico, cuyos objetivos eran regular e impulsar la industria nacional, con elevados aranceles, concesión de ayudas a las grandes empresas y aumento del gasto público. Además se creó grandes monopolios estatales: CAMPSA, Telefónica; se fomentaron las obras públicas y se crearon las confederaciones hidrográficas para el aprovechamiento de los ríos; se extendió la electricidad al mundo rural, se electrificó la red ferroviaria y se construyeron carreteras. Esta política de gasto público no se acompañó de una reforma fiscal, lo que hizo subir el déficit.

Tomó como modelo el corporativismo fascista italiano estableciéndose la Organización Corporativa Nacional, cuya base eran los “comités paritarios” de cada oficio. Su objetivo era resolver pacíficamente los conflictos mediante la negociación. La escasa conflictividad social del periodo se explica por la represión pero también por el desarrollo de una amplia política social (viviendas baratas, creación de escuelas, servicios sanitarios etc.) y por el modelo de relaciones laborales y la prohibición de huelgas.

A partir de 1926 la oposición a la dictadura había ido aumentando: los viejos partidos dinásticos, sectores del ejército, intelectuales y estudiantes, republicanos (Alianza Republicana, Derecha liberal Republicana, Esquerra Republicana Catalana), nacionalistas de izquierda, CNT, PSOE e incluso el rey. Primo de Rivera falto de apoyos, presentó su dimisión en enero de 1930, falleciendo dos meses después en el exilio en París.

Tras su dimisión, el rey encarga formar gobierno al general Berenguer (dictablanda), cuya intención era volver a la situación anterior al golpe. Por su parte republicanos, nacionalistas catalanes y gallegos y socialistas firman en agosto de 1930 el Pacto de San Sebastián, cuyo objetivo era proclamar la república.


Ante un golpe militar desde Jaca, en 1931 Berenguer es sustituido por el almirante Aznar que convoca elecciones municipales el 12 de abril, el triunfo en las grandes ciudades de republicanos y socialistas se interpretó como un rechazo a la monarquía y el 14 de abril se proclama la república.

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